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ÁNIMO EN TRIBULACIÓN
Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emérito “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33; p. 1095 Scofield). |
La Gran Tribulación es el período de siete años que comienza justo antes de que Cristo descienda al Monte de los Olivos para gobernar el mundo con justicia. En los siete años previos al regreso de Cristo a la tierra, el Anticristo gobernará el mundo. La Biblia indica que todo aquel que se convierta al Cristianismo durante estos siete años será martirizado.
El Apóstol Juan tuvo una visión de las almas de estos Cristianos de la Tribulación en el Cielo. Él dijo,
“Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”
(Apocalipsis 6:9; p. 1292).
Luego él escribió,
“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14; p. 1293).
Estos siete años serán peores para los Cristianos que cualquier otro período de la historia. Jesús dijo,
“porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”
(Mateo 24:21; p. 993).
Antes de que descienda la ira de Dios, los verdaderos Cristianos que viven ahora desaparecerán en el rapto. La Biblia dice,
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (I Tesalonicenses 4:16-17; p. 1226).
Sin embargo, no debemos pensar que esta promesa nos librará de las pruebas hoy, incluso antes de la Gran Tribulación. En nuestro texto, Jesús dijo que los Cristianos tendrían tribulaciones durante toda esta era.
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Consideremos con mucha atención lo que Jesús dijo aquí. Yo comentaré la segunda parte del versículo, luego la primera y luego la última.
I. Primero, “En el mundo tendréis aflicción.”
Jesús dijo esto a los Discípulos, y se aplica a todos los Cristianos de esta era. Los Cristianos tendrán problemas físicos. El Apóstol Pablo escribió,
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne…”
(II Corintios 12:7; p. 1196).
Esto parece indicar el problema de vista que tenía Pablo. Es una indicación de que los Cristianos pasarán por la tribulación de la enfermedad física, el dolor y la muerte física. No escapamos a la enfermedad física ni al dolor al convertirnos en Cristianos.
Los Cristianos también pasarán por otras pruebas y tribulaciones en nuestro mundo caído y pecaminoso. El Apóstol Pablo habló de Cristianos que experimentan
“…¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero” (Romanos 8:35-36; p. 1159).
Pero indicó que ninguna de estas tribulaciones podría “separará del amor de Cristo” (Romanos 8:35a).
“En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33)
Todos los Apóstoles fueron matados por su fe en Cristo, excepto Juan, quien fue sumergido en aceite hirviendo y quedó marcado para el resto de su vida. Los Cristianos de todos los tiempos han sufrido por su fe. Foxe’s Book of Martyrs [El Libro de los Mártires de Foxe] es un libro clásico que documenta el sufrimiento de los mártires Cristianos a lo largo de la historia.
El Exsenador Estadounidense William Armstrong de Colorado hizo la siguiente declaración sobre la persecución de los Cristianos en tierras Musulmanas hoy,
Estas persecuciones son intensas y aterradoras. En muchas zonas afectadas por la hambruna, el gobierno solo permite la entrada a las agencias de ayuda de los grupos Islámicos radicales, e insiste en que quien quiera comer debe convertirse al Islam. Si no te conviertes, no comes. Mueres. (citado en Paul Marshall, Ph.D., Their Blood Cries Out, [Su Sangre Clama] Word, 1997, guarda página 2).
Dr. Paul Marshall dices,
En las selvas de América Central…en los campos de trabajo Chinos, en las cárceles Paquistaníes, en los disturbios de la India y en las aldeas Sudanesas, innumerables creyentes ya han pagado el precio máximo de su fe (ibid., pág. 160).
En Sudán, los Cristianos son esclavizados. En Irán, asesinados. En Cuba, encarcelados. En China, golpeados hasta la muerte. En más de 60 países del mundo, los Cristianos sufren acoso, abusos, tortura o ejecución debido a su fe. 200 millones de Cristianos en todo el mundo viven con el temor diario de la policía secreta, los vigilantes, la represión y la discriminación del Estado… Cientos de millones de Cristianos sufren simplemente por sus creencias (ibíd., contraportada).
Incluso aquí en el Occidente, los verdaderos Cristianos suelen ser señalados, menospreciados o acosados por una sociedad cada vez más secular. Intentan obligarlos a trabajar el Domingo, durante la hora tradicional de culto. Aunque esto es técnicamente ilegal en Los Estados Unidos, ¿quién los obliga a obedecer la ley? Muchos Cristianos son ignorados en sus ascensos, y otros son despedidos por su deseo de adorar a Dios en sus iglesias el Domingo del Señor. Personas no Cristianas, incluyendo compañeros de clase e incluso familiares, menosprecian y desprecian a muchos verdaderos creyentes en nuestra nación.
“En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33)
II. Segundo, “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.”
Esta es una promesa para quienes están “en Cristo.” “En mí.” Él es la fuente de paz interior. Jesús dijo,
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da…” (Juan 14:27; p. 1092).
Cuando una persona conoce a Cristo, hay una paz interior estable que otras personas en el mundo no tienen.
La persona que es “en” Cristo, y quien encomienda sus problemas a Dios en oración, tiene una paz peculiar, que la Biblia llama “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7). El mundo simplemente no puede entender por qué los Cristianos tienen que soportar ser arrestados, torturados, encarcelados y ejecutados, como sucede hoy – en más de 60 países alrededor del mundo.
Esta paz no significa que el Cristiano no tenga conflictos internos, problemas emocionales ni dolencias físicas. Muchos evangélicos en Los Estados Unidos están obsesionados con el éxito, la prosperidad, la tranquilidad y la superación personal. Estos temas parecerían irrelevantes para un Cristiano chino ahorcado por su fe, o para un Cristiano Cubano que ha pasado cinco años en condena solitaria.
Estos Cristianos perseguidos en los países del Tercer Mundo probablemente se acercan mucho más a comprender lo que Jesús quiso decir cuando dijo, “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz” (Juan 16:33). Yo creo que entenderían que esta paz se refiere a una calma interior, resultante del conocimiento de que sus pecados han sido perdonados y que Dios se preocupa por ellos.
Para una ilustración Bíblica de esto, mira a II Corintios 11:24-28. Leámoslo en voz alta juntos.
“De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias” (II Corintios 11:24-28; p. 1195).
¿Cómo podía Pablo hablar de paz en tales circunstancias? Sin embargo, la tuvo. Pasemos a Filipenses 4:6-7. Pongámonos de pie y leamos estos dos versículos en voz alta.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7; p. 1217).
Pueden sentarse. El Apóstol Pablo pasó por mucha tribulación y sufrimiento, sin embargo, habló aquí de “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.”
III. Tercero, “Pero confiad, yo he vencido al mundo.”
Quizás tú te preguntes si podrás superar las pruebas y tribulaciones de la vida. Los jóvenes en la universidad secular deben asistir a clase tras clase, donde la Biblia y el Cristianismo son atacados, menospreciados y ridiculizados con fiereza. “¿Podré yo superarlo y ser Cristiano?”, piensa el estudiante universitario. “¿Podré superar esta prueba? ¿Podré sobrevivir cuando la gente se vuelva contra mí? ¿Podré resistir cuando tenga miedo y no tenga mucha fe?”
Sí, dice Cristo, “pero confiad, yo he vencido al mundo.” Pasemos a un último pasaje de la Escritura, Romanos 8:35-39. Ponte de pie y léelo en voz alta.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:35-39; p. 1159).
Usted puede sentarse.
Cuando vienes a Cristo, Él toma el control. Te sostiene y no te soltará. Cuando has venido a Cristo, no tienes que agarrar a Él. ¡Él te sostiene a ti! Desde el momento de tu conversión, estás eternamente seguro en Cristo. El hecho mismo de que haya 200 millones de personas en el Tercer Mundo dispuestas a sufrir por su fe Cristiana demuestra que Cristo se aferra a sus seguidores y no los dejará perecer sin la esperanza del Cielo. ¡Ven a Cristo, y Él te salvará y te guardará!
El alma que en Jesús se ha apoyado para descansar,
Yo no la abandonaré, Yo no la abandonaré ante sus enemigos;
Aunque todo el infierno intente sacudirla,
Yo nunca, nunca, nunca la abandonaré.
(“How Firm a Foundation,” [Cuan Firme Cimiento]
‘K’ en Rippon’s ‘Selección de Himnos,’ 1787).
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).