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EL NUEVO NACIMIENTO – POR EL CRISTO RESUCITADO!
Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emérito “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva [viviente], por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (I Pedro 1:3; p. 1267 Scofield). |
La palabra Griega traducida “renacer” significa “regenerar, causar que vuelva a nacer” (traducción de Fritz Rienecker, Ph.D., The Linguistic Key to the New Testament, Zondervan Publishing House, 1980, p.744; nota de I Pedro 1:3). La palabra significa que Dios causa que volvamos a nacer “por medio de la resurrección de Cristo de los muertos” (traducción de R. C. H. Lenski, D.D., The Interpretation of the Epistles of St. Peter, St. John and St. Jude, Augsburg Publishing House, edición de 1966, p. 29). La palabra Griega es “anagennésas”. El Dr. Lenski dijo: “Este verbo que se usa aquí y en el v.23 [significa] “engendrar espiritualmente, a una nueva vida spiritual”. Este es el Nuevo nacimiento al que se refiere Juan 3:3” (Lenski, ibid.).
“El Dios [el] Padre…nos hizo renacer [causó que fueramos renacidos]… por la resurrección de Jesucristo de los muertos”.
“Nos hizo renacer”. La palabra “nos” no se refiere solamente a los Apóstoles que vieron al Señor resucitado, sino que a Pedro y a sus lectores: (Lenski, p. 32). Todo aquel que ha experimentado el Nuevo nacimiento, lo ha hecho “por medio de” la resurrección de Jesucristo de los muertos.
Hablando sobre I Pedro 1:3, el Dr. Tozer dijo que “El nuevo nacimiento es un milagro – ¡un milagro gigantezco!” (Traducción de A. W. Tozer, D.D., I Call It Heresy, Christian Publications, Inc., 1974, p. 34). El milagro del nuevo nacimiento no es causado por una decision que tú hagas. No es causado por pedir o por tu propia voluntad de alguna manera. El nuevo nacimiento es causado “por la resurrección de Jesucristo de los muertos”. La palabra Griega traducida “por” es “dia”. Significa “porque” o “por medio de” (Strong). Es por eso que el Dr. Lenski la tradujo: “por medio de la resurrección de Jesucristo de los muertos”. ¡La causa del nuevo nacimiento es el Cristo resucitado!
No es ninguna sorpresa que Pedro dijo esto. El gran tema de la predicación de Pedro era la resurrección de Cristo. Vemos esto en sus sermones registrados en el libro de Los Hechos. En su sermón el día de Pentecostés, él dijo:
“A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32; p. 1108).
La resurrección de Jesús era central en su pensamiento y en su predicación, pero no siempre fue así.
I. Primero, Pedro había rechazado la resurrección de Cristo.
La resurrección de Jesucristo se volvió la parte central de la predicación de Pedro. El sabía que él mismo había sido renacido “por medio de la resurrección de Jesucristo”. Ves, la crucifixión y la resurrección de Cristo eran la mera cosa que él había rechazado.
“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (Mateo 16:21-22; p. 982).
El Dr. McGee dijo:
En esencia, Pedro dijo: “Tú eres el Mesías; tú eres el Hijo de Dios. ¡Tú no debes, tú no puedes ir a la cruz!” Como ves, la cruz no estaba para nada en lo que [Pedro] pensaba (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo IV; nota de Mateo 16:22).
II. Segundo, Pedro no había entendido la resurrección de Cristo.
De nuevo, Pedro ni los otros Apóstoles entendieron la crucifixion y la resurrección de Cristo la siguiente vez que Jesús les habló.
“Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos”
(Marcos 9:9-10; p. 1016).
El Dr. MacArthur dijo correctamente:
Lo que los confundió fue la implicación de Jesús de que su propia resurrección era inminente, y de ese modo también lo era Su muerte. La confusión de los discípulos provee más evidencia de que ellos todavía no entendían la misión mesiánica de Jesús (traducción de John MacArthur, D.D., The MacArthur Study Bible, Word Bibles, 1997; nota de Marcos 9:10).
“Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese. Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle”
(Marcos 9:30-32; p. 1017).
El Dr. McGee dijo:
Notarás que El siempre pone juntas su muerte y resurrección…Esta no es la primera vez que El les anuncia Su muerte y resurrección, y todavía no entienden (traducción de McGee, ibid; nota de Marcos 9:30-32).
III. Tercero, Pedro sintió solamente tristeza cuando oyó de la
resurrección de Cristo.
“Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera”
(Mateo 17:22-23; p. 983).
El Marzo pasado entramos en el tiempo del año que los Católicos, los Luteranos y los Anglicanos Protestantes llaman “Cuaresma”. Antes de la Cuaresma ellos se engordan. Ellos lo llaman: “El Martes Gordo” o “Mardi Gras”. La cuaresma comienza el “Miércoles de ceniza” y sigue hasta el Domingo de Resurrección. Es un período de ayuno y de “preparación” para la Pascua de Resurrección. Sin embargo, la mayoría de aquellos que ayunan durante la Cuaresma solamente experimentan el dolor de Pedro y de los otros Discípulos.
Me temo que muchos Bautistas y evangélicos son todavía peor. ¡Ellos a menudo no sienten nada en la Semana Santa! Ellos parecen olvidar del sufrimiento y de la muerte de Cristo, y Su resurrección en la Pascua de Resurrección es un poquito más que un tiempo para hablar de tener una “elevación” psicológica, como el Dr. Michael Horton señala en su nuevo libro, Christless Christianity: The Alternative Gospel of the American Church (Baker Books, 2008, pp. 29-30).
Pedro y los demás se “entristecieron en gran manera” (Mateo 17:23) cuando ellos oyeron a Jesús decir
“Le matarán; mas al tercer día resucitará” (Mateo 17:22-23).
El Dr. McGee dijo:
Esta es la tercera vez que El les habla a Sus discípulos de Su muerte y Su resurrección…ahora El está en Galilea, camino a Jerusalén, y lo menciona otra vez. Todo lo que [Pedro y] los discípulos pueden hacer es sentirse tristes (traducción de McGee, ibid; nota de Mateo 17:22-23).
Pedro dejó sus redes de pesca para seguir a Cristo. El había estado con Cristo más de dos años. El había tenido iluminaciones de Dios, suficiente luz espiritual para entender
“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”
(Mateo 16:16; p. 981).
Y Jesús le dijo a Pedro:
“No te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17; p. 981).
Pero Pedro no entendía el Evangelio. Aunque había tenido iluminación de Dios, él no creía que Jesús moriría en la Cruz y resucitaría físicamente de los muertos. El estaba tratando de seguir a Jesús lo mejor que podía, pero todavía no era renacido. El estaba como Martín Lutero, ayunando y orando y atormentandose, tratando de vivir como un Cristiano; igual que George Whitefield tratando de ser Cristiano; igual que John Wesley y que John Bunyan, tratando de vivir la vida Cristiana. Pero no entendía más el Evangelio de lo que lo entendieron antes de ser renacidos. El no tenía experiencia del Cristo resucitado. Así que fracasó – tal como Lutero y Whitefield y Wesley Y Bunyan fracasaron. Pedro fracasó de igual manera. Cuando arrestaron a Jesús y se lo llevaron a ser crucificado, Pedro comenzó
“a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo...Y saliendo fuera, lloró amargamente” (Mateo 26:74-75; p. 1000).
Pedro había tratado de seguir a Cristo, pero no había creído el Evangelio. El fue un fracaso total: “y saliendo fuera, lloró amargamente”.
Clavaron a Jesús a la cruz. El murió para pagar por nuestros pecados. El derramó Su sangre para limpiar al hombre del pecado. Ellos pusieron su cuerpo muerto en una sepultura. Luego rodaron una roca grande sobre la boca de la sepultura. La sellaron, “poniendo la guardia” (Mateo 27:66). Tres días después, temprano en la mañana, Jesús resucitó físicamente de los muertos.
“Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido” (Lucas 24:12; p. 1069).
Pedro todavía no estaba seguro de que Jesús había resucitado. El Dr. McGee dijo: “Simón Pedro tuvo que pensar en ello por un tiempo” (traducción de McGee, ibid., p. 375; nota de Lucas 24:12). Eso fue temprano el Domingo en la mañana.
“Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:19-22)
El Dr. McGee dijo:
En Juan 14:16 Jesús dice: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador”. Es cierto que Simón Pedro mostró discernimiento cuando dijo que Jesús es el Cristo, pero solamente unos cuantos minutos después le dijo a Jesús que no fuera a la cruz a morir. Yo personalmente creo que en el momento en que nuestro Señor sopló en ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”, estos hombres fueron regenerados [nacidos de Nuevo]; (McGee, ibid., p. 498; nota de Juan 20:21
Pedro recordó hasta el fin de su vida que él fue renacido la noche del Domingo de Resurrección, cuando él encontró al Cristo resucitado. Es por eso que el día de Pentecostés él predicó sobre el Cristo resucitado. Es por eso que el Cristo resucitado era el tema constante de sus sermones, registrados en el Libro de Los Hechos. Es por eso que Pedro dijo que Dios
“Nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (I Pedro 1:3).
Cuando seas renacido por la resurrección de Jesucristo, tu experiencia será bastante como la de Pedro. El batalló por ser discípulo. El se esforzó en vivir la vida Cristiana. El fracasó. El fue convencido de su naturaleza pecaminosa arruinada. El lloró en agonía por su pecado. El estuvo en oscuridad, con dolor de corazón. Cristo resucitó de los muertos. Cristo vino a él. Pedro fue renacido “por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (I Pedro 1:3). Pero antes de el Nuevo nacimiento suceda, como dijo Iain Murray: “Los hombres tienen que ser primero humillados” (traducción de Iain Murray, Jonathan Edwards: A New Biography, Banner of Truth Trust, edición de 1992, p. 131). Tú tienes que ser humillado y quebrantado. Tú tienes que sentir tu propia depravación total – tu propio pecado – tu propia inhabilidad – tu propia maldad, que merece la ira de Dios – mereciéndo castigo eterno.