Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.



MELQUISEDEC – UN TIPO DE CRISTO

(SERMÓN #61 DEL LIBRO DE GÉNESIS)

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emerito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 21 de Mayo de 2023

“Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Génesis 14:17-20; p. 21 Scofield).


Ahora volteen a Hebreos 7:1-3.

“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”
     (Hebreos 7:1-3; p. 1251).

Por favor mantengan su Biblia abierta en este pasaje. Génesis 14 empieza con la primera Guerra mencionada en la Biblia. Cuando Abram se dio cuenta de que su sobrino Lot había sido capturado, él envió a 318 de sus siervos entrenados y liberó a Lot, “Y recobró todos los bienes, y también a Lot su [sobrino] pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente” (Génesis 14:16). Arthur W. Pink dijo:

Es en este punto que se pone delante de nosotros un personaje tan notable, o sea, Melquisedec…En las palabras “hecho semejante al Hijo de Dios” (Hebreos 7:3) tenemos la clave al misterio centrado en Melquisedec. Melquisedec era un tipo de Cristo (traducción de A. W. Pink, Gleanings in Genesis, Moody Press, edición de 1981, p. 159).

I. Primero, Melquisedec era un tipo de Cristo en su nombre.

Melquisedec significa “Rey de justicia.” Lee Hebreos 7:2.

“A quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz” (Hebreos 7:2; p. 1251).

Melquisedec primero era “Rey de justicia” y, segundo, “Rey de Salem”, que significa “Rey de paz”. Esto nos muestra lo que Cristo, el anti-tipo de Melquisedec, hace por los pecadores. Las exigencias justas de la ley deben cumplirse antes de que un pecador pueda tener paz con un Dios santo. Esto se muestra en Romanos 3:21-26,

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”
     (Romanos 3:21-26; p. 1150).

En la Cruz Jesús derramó Su Sangre para propiciar la ira justa de Dios contra nuestro pecado. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). De nuevo, leemos, “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

Melquisedec era “Rey de justicia” y “Rey de paz”. Esto demuestra que él era un tipo, o retrato, del Señor Jesucristo. Como lo puso el viejo himno:

Cordero de Dios escogido, Llevaste nuestra iniquidad,
     Por amor divino ungido, Compraste plena libertad.
Toda Tu gente está perdonada, Por la virtud de tu sangre;
     Abierta es la entrada al Cielo; Paz hecha entre el hombre y Dios.
(Traducción libre de “Hail, Thou Once-Despised Jesus!”
     por John Bakewell, 1721-1819).

II. Segundo, Melquisedec era un tipo de Cristo en su origen.

Lee Hebreos 7:3 en voz alta.

“Sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:3; p. 1251).

Melquisedec, igual que Cristo, era “sin padre, sin madre, sin genealogía, que ni tiene principio de días, ni fin de vida”.

Esto no quiere decir que Melquisedec era un ser sobrenatural. Solo quiere decir que se menciona en el Libro de Génesis sin genealogía, y sin mencionar su muerte. A. W. Pink dijo: “El silencio [del Libro de Génesis] tocante a su parentela tiene un significado designado. La omisión completa de cualquier referencia a los ancestros, nacimiento o muerte de Melquisedec, fue ordenada por el Espíritu Santo…para presentar un tipo perfecto del Señor Jesús” (ibid., p. 160). Benjamin Keach [1640-1704] dijo: “Él tenía madre y padre, y descendencia…Pero Dios a propósito [había] ocultado todo eso, para que fuera mejor tipo de Cristo, que en verdad era sin padre, tocante a Su humanidad, o naturaleza humana, y sin madre, con respecto a la Deidad” (traducción de Benjamin Keach, Preaching From the Types and Metaphors of the Bible, Kregel Publications, reimpresión de 1972, p. 973).

La semejanza de Melquisedec a Cristo está en lo que Génesis a propósito deja fuera, no en Melquisedec mismo. Hebreos 7:3 es uno de los versos que refuta “el ser Hijo por encarnación”. Cristo era Hijo de Dios sin “principio de días”. ¡Él siempre fue el Hijo de Dios!

III. Tercero, Melquisedec era un tipo de Cristo en su sacerdocio.

Melquisedec fue “semejante al Hijo de Dios [quien] permanece sacerdote para siempre” (Hebreo 7:3). El Salmista dijo:

“Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec” (Salmo 110:4; p. 624).

De nuevo, el Libro de Hebreos dice:

“Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:6; p. 1250).

Melquisedec era un tipo o retrato de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. El Dr. McGee dijo: “Desde la profecía dada en Salmo 110 vemos que Melquisedec es un retrato de Cristo...[Cristo] es un sacerdote porque Él es el Hijo de Dios, y Él es un sacerdote continuo. O sea, Él sigue siendo sacerdote – no habrá cambio en Su sacerdocio porque Él es eterno” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo V, p. 552; nota sobre Hebreos 7:3).

Melquisedec vivió mucho antes de que se estableciera el sacerdocio de Aarón bajo Moisés. El sacerdocio de Aarón terminó con la destrucción del Templo por los Romanos en 70 D.C. Pero Jesús, el eterno Hijo de Dios, es también nuestro sacerdote eterno. Benjamín Keach dio esta comparación entre Melquisedec y Cristo: “Melquisedec era un sacerdote, no según el orden de Aarón; no fue ungido con aceite natural, ni recibió su sacerdocio de algún otro, sino declarado solo por la boca de Dios. Su sacerdocio no le pasó a otro hombre; porque no lo recibió de ninguno, así que no le pasó a ningún otro; ni nadie...lo reemplazó: Así Cristo [como el cumplimiento del tipo de Melquisedec] no recibió su sacerdocio de nadie sino que de Dios mismo, y no fue ungido con aceite natural...y así como [Cristo] no recibió su sacerdocio de nadie, así no lo pasó a ningún otro; [Cristo] no tiene quien lo reemplace, sino que [permanece] sacerdote para siempre...en el cielo” (Benjamin Keach, ibíd., p. 973).

Como nuestro sacerdote, Jesús hizo un sacrificio perfecto por nuestros pecados. Él llevó nuestros pecados en la Cruz, donde derramó Su preciosa Sangre. El Libro de Hebreos dice:

“Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:11-14; p. 1254).

“Entró una vez” al Cielo con Su Sangre.

La iglesia Católica tiene “sacerdotes” como ministros. Pero no hay fondo Bíblico para eso. El Nuevo Testamento nunca llama a los pastores “sacerdotes”. Los Bautistas y Protestantes siempre han creído que solo hay un sacerdote, ¡el Señor Jesucristo! Y no sacrificamos a Cristo de nuevo en ninguna “Misa”. “Por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:12). No hay necesidad de un sacrificio nuevo en ninguna “Misa”. ¡Cristo murió y derramó Su Sangre preciosa, para expiar por nuestros pecados de una vez por todas!

“No para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Hebreos 9:25-26; p. 1255).

“Porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (Hebreos 7:27; p. 1252).

¡Él murió una vez para expiar por nuestros pecados! ¡Él derramó Su Sangre una vez para limpiarnos de todo pecado!

No solo hizo Jesús un sacrificio perfecto por el pecado. Como nuestro Sumo Sacerdote, Él también intercede por nosotros a la diestra de Dios en el Cielo.

“Por lo cual puede también salvar perpetuamente [completamente] a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25; p. 1252).

Charles Wesley (1707-1788) dijo:

Viviendo arriba está Jesús mi intercesor,
     Rogando ahora allá, Con sangre y gran amor;
Su Sangre para todos dio, Y sobre el trono la roció,
     Y sobre el trono la roció.
(Traducción de “Arise! My Soul, Arise!” por Charles Wesley, 1707-1788).

Finalmente, Jesús es un Sumo Sacerdote amoroso. Voltea a Hebreos 4:14-16. De pie lee estos versos en voz alta.

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:14-16; p. 1250).

Se pueden sentar. El Dr. McGee dijo:

“Vengamos [con gran libertad] al trono de gracia”. Podemos hablarle libremente al Señor Jesucristo. Yo le puedo decir cosas que no te puedo decir a ti. Él me entiende. Él conoce mi debilidad...Puedo venir a Él con gran libertad. Le puedo decir lo que hay en mi corazón. Le puedo abrir mi corazón a Él (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., ibid., p. 537; nota de Hebreos 4:16).

Jesús está allí para ayudar a cada Cristiano verdadero en “su tiempo de necesidad”. Él está allí para ti. Él te ayudará en tiempos duros. Cuando te sientas deprimido y triste, ven a Él, “halla gracia para el oportuno socorro”. Él no te fallará.

Después de casi 54 años de ministerio yo que eso es cierto. ¡Cristo no te fallará! No importa cuan deprimido y quebrantado de corazón te halles, Jesús te ayudará. ¡Él no te fallará! ¡Sobrepasarás el quebranto de corazón, porque Jesús te llevará a través de ello! “Aunque ande en valle de sombra de muerte...tú estarás conmigo” (Salmo 23:4).

Melquisedec vino a Abram y le dio de comer y lo bendijo cuando estuvo cansado de pelear en guerra. ¡Así, Jesús vendrá a ti, te bendecirá y te alimentará, cuando estés cansado y triste en las batallas de la vida Cristiana!

Y si todavía eres un pecador perdido, tú puedes venir a Jesús. Él no te rechazará. Jesús dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Ven a Jesús. Él perdonará tu pecado, y te limpiará con Su preciosa Sangre.