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PENTECOSTALISMO EN EL TERCER MUNDO

por Dr. Christopher L. Cagan

Una lección enseñada en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 21 de Noviembre de 2021

Himno Cantado Antes de la Lección: “¡Aleluya, Qué Salvador!”
      (por Philip P. Bliss, 1838-1876).

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; p. 1091 Scofield).


Cristo dijo que Él era el único camino a Dios. Jesús es absolutamente esencial para la salvación. Nadie puede acercarse a Dios si no es a través de Él. No puedes llegar a Dios a través de Buda o los dioses Hindúes. No puedes ser salvo por tus propias buenas obras. Ni siquiera puedes ser salvo por el Espíritu Santo – ¡solo por Jesús! El apóstol Pedro dijo lo mismo,

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Los Hechos 4:12; p. 1110).

Nadie puede llegar al cielo menos que por confiando en Jesús. Él y solo Él es el perfecto Hijo de Dios que murió en la Cruz para pagar por nuestro pecado, derramó Su Sangre para lavar nuestro pecado y resurrección de entre los muertos para darnos vida. Este no es un pequeño detalle. Esta es la doctrina Cristiana básica, creída por todos los verdaderos Cristianos a través de los siglos. Lamentablemente, los Pentecostales que dominan la religión “Cristiana” del Tercer Mundo no la toman en serio. Sí, hay algunas iglesias allí que no son Pentecostales, pero son pequeñas y difíciles de encontrar. Allí, la principal rama del Cristianismo es, con mucho, el Pentecostalismo. ¿Qué predican estas iglesias? ¿Qué hacen?

Yo fui en viajes misioneros a la India y a tres países de África. Como dije, casi todas las iglesias son Pentecostales. Los pocos que no eran son pequeños y tranquilos. Nadie habla de ellos. Casi todo lo que dicen que son Cristiano son Pentecostal. Pero pocas de estas personas se convierten. Déjame decirte lo que yo vi.

En estas iglesias yo escuché poca mención de Jesús y poca mención del Evangelio. En cambio, el predicador se cambia en un “hombre mágico” que da bendiciones a la gente, tal como lo hace un médico brujo en África y como lo hace un gurú en la India. El pastor de una iglesia pequeña se llama a sí mismo pastor o predicador. Si dirige una iglesia o ministerio más grande, a menudo se llama a sí mismo “obispo.” Si realmente tiene éxito, se convierte en un “apóstol.” Algunos de estos predicadores supuestamente tienen poderes mágicos. Algunos de ellos son bastante ricos, incluso en un país pobre.

Los predicadores de la prosperidad captan la atención. Yo vi publicidad sobre ellos en grandes rótulos letreros. Ellos tienen programas de televisión. En la televisión de la India, uno de estos hombres dio un largo sermón sobre la prosperidad. Al final, dijo que tú no podías tener estas riquezas a menos que tú seas salvo. Entonces le pidió a la gente que hiciera una oración de pecador para que pudieran ser salvos. Pero la gente oro esa oración para que sus pecados fuesen perdonados. Lo hicieron como boleto de entrada a la fiesta de la prosperidad. Ellos “confiaron” en Jesús como una puerta para hacerse ricos.

A veces yo digo, “El dinero es el idioma universal que todos entienden.” ¡Esto es ciertamente cierto con los predicadores Pentecostales! Puede que no prediquen el Evangelio, ¡pero entienden el dinero! En una reunión, un predicador le dijo a la gente que levantara la mano y que dijeran en voz alta, “Yo soy rico. Yo soy rico.” Pero el único que se hizo rico fue el predicador. La teología de la Prosperidad no funciona. ¡Es un truco!

Déjame hacerte una pregunta. ¿Por qué no se predica la prosperidad a la gente pobre en el campo, en las aldeas y en las granjas? ¿No necesita dinero la gente de allí? Pero yo nunca vi a un predicador de la prosperidad en el campo. ¿Por qué no? ¡Los pobres no tienen dinero para mantener a uno de esos predicadores en el estilo de vida que él quiere! No tienen dinero para pagar su lujoso automóvil, viajes en avión, su gran casa, ropa nueva para su esposa y tiempo en la televisión. Entonces el predicador no se molesta con la gente pobre. Sabe que no serán ricos incluso si lo escuchan. Sabe que no pueden darle mucho. Solo vi predicadores de prosperidad en las ciudades donde había dinero para tomar. ¡El zorro no va a donde no hay gallinas!

Pero eso no es todo lo que yo vi. Yo vi a gente hacer fila para ser tocada por un predicador. Luego se cayeron y quedaron inconscientes durante unos minutos, a veces retorciéndose o sacudiéndose. A esto se llama ser “muertos en el espíritu.” Pero el Espíritu Santo no les hizo nada. Antes de que el predicador los tocara, la gente dobló las rodillas, se inclinó hacia atrás e inclinó la cabeza hacia atrás. El predicador les puso la mano en la frente y los empujó suavemente hacia atrás. Si fuera real, ¡el Espíritu Santo se ocuparía de ellos, se doblarán las piernas o no! Era falso – en el mejor de los casos. En el peor de los casos, era demoníaco.

En la India, un hombre corrió hacia mí y agarró mis pies. Yo le pregunté por qué hacía eso. Me respondió, a través de un traductor, que quería conseguir salvación de me por tocándome. Le dije que yo no podía darle la salvación. Yo era solo un hombre, un hombre pecador tal como él era. Le dije que había Otro Hombre mucho más grande que yo que le daría la salvación a mi nuevo amigo si se acercaba a Él y confiaba en Él. El nombre de ese hombre es Jesús. Yo le hablé de Jesús, quién es Él y lo que Él había hecho. Luego yo llevé a este pobre Indio a Cristo. Él confió en Jesús. Un mes después, este hombre murió y se fue al cielo.

Muchos predicadores Pentecostales en la India han asumido el papel de gurú, un “maestro” espiritual que da energía y elevación a sus discípulos. Vi esto una y otra vez. Después del sermón, que la gente se acercó para decirle al predicador (¡o yo!) lo que pedían era – sanidad, dinero o algo más. Juntaron sus manos y se inclinaron como lo harían con un gurú Hindú. Me pidieron que yo les pusiera la mano en la frente y orara por ellos. Cuando ellos hablan, usan las mismas palabras para un predicador Cristiano igual como hacen por un gurú. Ellos dicen – “hombre de Dios,” pronunciado exactamente de la misma manera para los dos tipos de hombres. Para estas personas, el sermón no es importante. Lo que es importante es lo que viene después – la bendición que la gente recibe del toque del predicador.

En India y África nunca escuché cantar un himno tradicional. No sé los idiomas, ¡pero yo hubiera reconocido las melodías! Yo escuché música rock en las iglesias más grandes, al igual que las iglesias en los Estados Unidos. A menudo yo escuché a la gente cantar coros. En una iglesia pobre de la India no tenían dinero para una banda de rock con guitarras eléctricas y grandes altavoces. Pero tenían un tambor. Yo escuché a la gente cantar “Yesaya” una y otra vez durante veinte minutos mientras el tambor sonaba. Pensé en un elefante que caminaba lentamente al ritmo de la carretera – así era como sonaba el tambor. “Yesaya” es el nombre de Jesús. Pero el nombre se cantó como un canto, no como un himno de alabanza.

Aunque se puede mencionar a Jesús, Cristo y El Evangelio no están en el centro de estas iglesias. Otras cosas están en el centro – el Espíritu Santo, el toque de un predicador, la prosperidad – cualquier cosa menos el Cristo sangriento que muere en la Cruz para pagar por el pecado.

En una reunión en África yo escuché una hora de música antes del sermón, con gente bailando en el escenario y frente a él. Al final de la música, el pastor se me acercó y me dijo que había personas que querían nacer de nuevo. ¡Pero no habían escuchado el Evangelio! ¿Qué “nuevo nacimiento” recibirían? Yo le dije al pastor que yo no aconsejaría a nadie que no hubiera escuchado primero el Evangelio. ¡Él estaba sorprendido! Después del sermón, aconsejé a las personas y traté de llevarlas a Cristo.

Eran las “peores” personas de allí las que tenían más probabilidades de convertirse. Escuché que algunos hombres y mujeres habían estado involucrados en brujería. Después del sermón le dije al pastor que él diera una invitación especial solo para ellos, la cual el pastor evito. A la cuarta vez que yo insistí, finalmente él dio la invitación en Inglés y la repitió en el idioma local. Vinieron seis o siete personas. Sabían que habían hecho mal. No pensaron que ya eran Cristianos. Sabían que estaban en problemas. Les aconsejé y me ocupé de su participación demoníaca. Luego les presenté el Evangelio y los llevé a Cristo.

En el Pentecostalismo hay mucha emoción, pero muy poca salvación. Tú puedes seguir durante años, décadas, toda tu vida, sin convertirte. Tú puedes ir al infierno como Pentecostal del mismo modo que puedes ir al infierno como Hindú o pagano.

¿Qué hace las iglesias Pentecostales diferente del Cristianismo clásico? En una iglesia Protestante clásica, lo más importante que sucede es el sermón. El pastor predica la Palabra de Dios. Se presenta el Evangelio.

En una iglesia Pentecostal, las cosas más importantes son las emociones y las experiencias. La gente se emociona con la música. Al final, pueden recibir una oración del pastor. Pueden esperar un camino hacia la riqueza. A veces son atacados por el “espíritu” y caen. Pero esto es todo sentimientos. ¡Eso no es salvación! Eso es una pérdida de tiempo en el mejor de los casos y demoníaco en el peor.

Alguien puede pensar, “Eso es lo que viste en el Tercer Mundo. Estamos mejor aquí en los Estados Unidos.” ¡No, no! ¿Qué es tan diferente aquí? Después de todo, los Pentecostales del Tercer Mundo aprendieron a estar locos de los locos Pentecostales de nuestro país.

Hace unos años, Jack Ngann y yo visitamos una reunión Pentecostal. Se suponía que iba a ser una reunión de avivamiento. Comenzó con música rock a todo volumen. Finalmente llegaron un hombre y una mujer que se balanceaban de un lado a otro con cuerdas que colgaban del techo como acróbatas de trapecio en el circo. Cuando realmente se balanceaban alto, las palabras ¡AVIVAMIENTO! se mostraban en la pantalla con letras muy grandes. ¡Por supuesto que eso no fue un avivamiento en absoluto! Pero la gente aplaudió. Entonces hablaron algunos pastores. En una hora de mensajes, Jesús fue mencionado solo una vez. El Evangelio no fue mencionado. Yo recuerdo a un pastor visitante de Arizona que dijo que su gente estaba atravesando “túneles de fuego.” Yo recuerdo que pensé, “No hay túneles de fuego en la Biblia.” ¡Pero estaban muy emocionados por todas las grandes cosas que estaban sucediendo! Finalmente, el pastor principal le dijo a la gente que, si deseaban que se orara por ellos, podían subir la plataforma. La gente subió la plataforma y los pastores les pusieron las manos encima y rezaron por ellos. La gente cayó al suelo gritando, retorciéndose y sacudiéndose. Uno de los pastores gritó, “¡Cazadores!” Estos eran hombres que ya estaban preparados para agarra a las personas cuando cayeran. ¡Todo estaba planeado! Finalmente, la reunión terminó a las 9:30 PM en punto. Fíjate, la sala fue alquilada y la reunión tuvo que terminar a las 9:30. Por lo tanto, el “Espíritu Santo” alquilado salió del cuarto a las 9:30. La gente salió, al igual que entraron, excepto que estaban más influenciados por el demonio. Se suponía que eso era un “avivamiento,” pero no lo fue.

No todas las iglesias Pentecostales o carismáticas son tan salvajes. Pero el énfasis es el mismo – no el Evangelio, sino el entretenimiento y la emoción. En muchas iglesias de los Estados Unidos, el Evangelio rara vez se menciona y casi nunca se predica. Para ellos, Jesús es un ayudante que da pasajes fáciles al cielo mientras guía a las personas en sus relaciones. El trabajo principal de Él no es perdonar el pecado sino hacer feliz a la gente. Las iglesias Pentecostales ofrecen sentimientos y experiencias. ¡Ofrecen música rock salvaje para entusiasmar a la gente! Los Pentecostales ofrecen lenguas, esperanza de riqueza y curaciones. Pero no ofrecen el Cristo de la Cruz.

¿Cuál es la respuesta? Jesucristo dio la respuesta,

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Pastor, asegúrese que tu hayas confiado en Jesús tú mismo. ¡Entonces predique y enseñe a Jesucristo! Hazlo claro quién es Jesús y lo que Él hizo por nosotros. Predique el Evangelio con cuidado – y nada más que el Evangelio. Continúe con las enseñanzas del Evangelio en la Escuela Dominical y en los estudios Bíblicos. Haz a Jesús y Su salvación el tema principal de su iglesia. No importa los dones espirituales y las bendiciones de la prosperidad. La gente no estará rica. Pero de todos modos no se harán ricos. No te preocupes por las lenguas. Las lenguas nunca le hicieron bien a nadie. ¡Predica y enseña a Jesucristo!

Habla con cada persona de tu iglesia individualmente. Has todo lo posible para asegurarse de que la gente entienda el Evangelio y confíe en Jesús. Entonces serán verdaderos Cristianos. Ese es su verdadero ministerio. Que Dios te bendiga mientras lo hagas. En el nombre de Jesús, Amén.