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DOS LECCIONES DEL BUEN SAMARITANO

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por Dr. C. L. Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 10 de noviembre de 2019

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36-37; pág. 1047 Scofield)


Estas palabras de Jesús vienen al final de la parábola del buen samaritano. ¿Por qué dio esta parábola? Un fariseo tentó a Jesús preguntándole: “¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?” (Lucas 10:25; pág. 1047). Jesús le dijo: “¿Qué está escrito en la ley?” (Lucas 10:26). El fariseo le contestó diciéndole:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27; pág. 1047)

Jesús dijo: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás” (Lucas 10:28). El Dr. MacArthur estaba en lo correcto cuando dijo: “‘Haz esto y vivirás’ es la promesa de la ley. Mas ya que ningún pecador puede obedecer perfectamente, las exigencias imposibles de la ley nos llevan a buscar la misericordia divina…Este hombre tendría que haber contestado con una confesión de su propia culpa, en vez de justificarse a sí mismo” (traducción de John MacArthur, D.D., The MacArthur Study Bible, Word Bibles, 1997, p. 1535; nota de Lucas 10:28). Pero el fariseo, “queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29). Jesús le respondió dándole la parábola del Buen Samaritano. La parábola es muy simple, pero tiene dos lecciones profundas.

Pero el fariseo, queriendo justificarse, “dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29). Jesús le respondió dando la parábola del Buen Samaritano. La parábola es bastante simple, pero tiene al menos dos lecciones profundas.

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I. La primera lección es que Jesús Mismo es el Buen Samaritano.

En la parábola un hombre Judío viaja de Jerusalén a Jericó. Una distancia de diecisiete millas aproximadamente. El camino tenía fama de ser peligroso lleno de ladrones. Una banda de ladrones salió y lo agarraron. Le robaron la ropa. Lo hirieron. Lo dejaron medio muerto. Un sacerdote lo vio tirado al lado del camino. El sacerdote pasó de largo. Después un Levita llegó y lo vio. Éste también pasó de largo. Finalmente llegó un Samaritano:

“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese” (Lucas 10:33-35; pág. 1047).

En esta parábola Jesús Mismo es el Buen Samaritano. Los Judíos consideraban a los Samaritanos como gente mala. Es por eso por lo que la mujer Samaritana le dijo a Jesús:

“¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Juan 4:9; pág. 1075).

Jesús no era Samaritano. Pero los fariseos lo llamaban así. Le decían: “Tú eres Samaritano, y que tienes demonio” (Juan 8:48; pág. 1083). Ellos decían que Él estaba poseído de demonios. Que predicaba una religión falsa, igual que los Samaritanos. El Dr. Gill dijo que Jesús fue llamado Samaritano “por los Judíos (Juan 8:48) y era tratado de tal modo por [muchos de] ellos [pero Él era] el mejor prójimo y amigo del hombre, pese a ser interpretado [calumniado por ellos] como un Samaritano” (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpreso en 1989, tomo I; nota de Lucas 10:33).

“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia” (Lucas 10:33; pág. 1047).

“Iba de camino, vino cerca de él”. El Dr. Gill dijo que esto retrata a Cristo bajando del Cielo y tomando la “naturaleza humana”, bajando al mundo en Su encarnación para salvar a los pecadores.

El Dr. Gill dijo que el hombre que fue golpeado y asaltado representa a la humanidad en su estado caída, arruinada y depravada por el pecado. Así, que Cristo vino a morir en la Cruz. El derramó Su Sangre, para salvar a los pecadores arruinados, “y también en su regeneración y su conversión, porque las grandes cosas…hechas por él para ellos, se deben a su compasión” (Gill, ibid.). Todo lo que el Buen Samaritano hizo por este hombre moribundo se puede resumir en las palabras del Apóstol:

“Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (I Timoteo 1:15; pág. 1231).

Así que esa es la primera lección: Jesús Mismo es el Buen Samaritano. Él vino a salvarte por su sangre y su justicia – de la muerte, y del juicio por tu pecado.

Nota que el sacerdote y el Levita “pasaron de largo” del camino. Esto muestra que la religión no te puede salvar. Los maestros religiosos del mundo no pueden ayudarte. Jesús, el Hijo de Dios, es el único que te puede hacer bien alguno. El sólo es el Buen Samaritano. Esa es la primera lección.

II. La segunda lección es que debemos seguir el ejemplo de Jesús.

Jesús le dijo al fariseo:

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” ((Lucas 10:36-37)

Jesús le dijo al fariseo: “Ve, y haz lo mismo.” Como el Dr. MacArthur dijo correctamente: “Ningún pecador puede obedecer [esto] perfectamente”. Pero cuando un hombre ha sido salvado por Jesús, y nace de nuevo, Dios le permite seguir el ejemplo de Jesús quien:

“[nos dejó] ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21; pág. 1269).

Una de las pruebas si la persona ha sido convertida o no es esta – ¿puede seguir el ejemplo de Jesús? ¿Puedes ir, “y [hacer] tú lo mismo”? (Lucas 10:37). ¿Puedes cuidar a la gente? ¿Puedes invitar a la gente a la iglesia? ¿Puedes tomarte el tiempo para traerlos? ¿Puedes ser amable con ellos cuando vengan? O eres, como el fariseo y Dr. Chan, ¿sólo está interesado en ti y en tu pequeño círculo de amigos? De eso se trata el grupo de Chan: su propio círculo de amigos. No tienen amor ni cuidado por los perdidos.

Todo lo que el grupo de Chan puede hacer es maquinaria mecánica. Invitan a la gente a una fiesta, pero no les hablan de Jesús. No le dicen a la gente cómo Jesús murió en la Cruz para pagar por sus pecados. No le dicen a la gente cómo pueden ser salvos para siempre, seguros de ir al Cielo cuando confían en Jesús. Sólo esperan que algunos de ellos vengan a su fiesta.

¡Pero no tratan a la gente como la gente! Tratan a la gente como números y máquinas. Cada persona es un nombre y un número en una hoja de papel – para ser procesada como números en una computadora. Pero realmente no les importan los perdidos. Realmente sólo se preocupan por su propio círculo de amigos. Por eso no ganan a nadie del mundo. ¿Por qué alguien entraría en eso?

¡No seas como ellos! Trata a la gente como si fueran personas, ¡porque lo son! ¡Diles que Jesús los ama y murió por ellos! Hable con cada persona. Sé amigable. Sé amable. Diles que pueden ir al Cielo si confían en Jesús. ¡Invítalos a la iglesia – diles que es la iglesia – y tráelos tú mismo! Habla con ellos. Tómate tiempo con ellos. ¡Ámalos! ¡No necesitas traer una lista de números impersonales! ¡Traiga una persona! ¡Traiga una persona!

Por favor, párate y canta el himno número 8, “Trae uno”.

Tráiganla, Tráiganla,
   Tráiganla del campo del pecar;
Tráiganla, Tráiganla,
   A Jesús trae la oveja.
(“Bring Them In” por Alexcenah Thomas, siglo XIX;
     alterado por el Dr. Hymers).

¡Y que Dios te bendiga cuando lo hagas! Amén.


EL BOSQUEJO DE

DOS LECCIONES DEL BUEN SAMARITANO

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Dr. Christopher L. Cagan

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36-37)

(Lucas 10:25, 26, 27, 28, 29)

I.    La primera lección es que Jesús mismo es el Buen Samaritano,
Lucas 10:33-35; Juan 4:9, 8:48; I Timoteo 1:15.

II.   La segunda lección es que debemos seguir el ejemplo de Jesús,
Lucas 10:36-37; I Pedro 2:21.