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¡SEA UN SEGUIDOR DE TU MAESTRO!

por el Dr. Christopher L. Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 6 de octubre de 2019

“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado [maduro, completo], será como su maestro” (Lucas 6:40; pág. 1039 Scofield).


Jesús tenía doce Discípulos. Los Discípulos eran hombres jóvenes que seguían a Jesús. Uno de ellos, Judas, traicionó a Jesús por dinero y luego se ahorcó. Los otros once se convirtieron en poderosos siervos de su Señor.

¿Qué es un discípulo? La palabra griega traducida “discípulo” es mathētēs. El Diccionario de Webster dice que un discípulo es “Aquel que recibe instrucción de otro; un erudito; un aprendiz. Cuando escuchas eso, piensas en un estudiante en una escuela sentado mientras su maestro habla. Todos hemos ido a la escuela y lo hemos hecho.

Pero un discípulo es mucho más que un estudiante. La Enciclopedia Bíblica Estándar Internacional dice: “La persona no sólo acepta las opiniones del maestro, sino que también es en la práctica un adherente”. “Adherirse” significa “apegarse”. Un discípulo no sólo cree lo que su maestro enseña. Se adhiere a ella en su vida. Se queda con su maestro como persona. Sigue a su maestro y se adhiere a él para que pueda llegar a ser como él. Eso es lo que dice nuestro texto:

“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado [maduro, completo], será como su maestro” (Lucas 6:40; pág. 1081 Scofield).

Una traducción moderna de este verso dice:

“El estudiante no está por encima del maestro, pero todos los que están completamente capacitados serán como su maestro” (NIV).

Cuando hayas sido discípulo, serás como tu maestro.

Jesús no era la única persona que tenía discípulos. El apóstol Pablo llamó a la gente a ser sus discípulos. Dijo:

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (I Corintios 11:1; pág. 1178)

La palabra griega traducida “imitadores” significa “seguidores”. Pablo dijo: “Imítame, así como yo imito a Cristo. Haz lo que yo hago, como hago lo que Cristo hizo. Sé como yo, así como busco ser como Cristo”.

En la iglesia local, eres llamados a seguir a Jesús. También eres llamados a seguir e imitar a tu pastor, así como él sigue e imita a Jesús. En la iglesia, eres discípulo de tu pastor. Hoy quiero hablar de cómo pueden seguir a tu pastor como discípulo.

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I. Primero, síguelo en su lectura.

¿Es importante leer? ¡Lo es si quieres ser un buen Cristiano! El apóstol Pablo escribió a Timoteo:

“Trae, cuando vengas…los libros, mayormente los pergaminos” (II Timoteo 4:13; pág. 1238).

Pablo le pidió a Timoteo que viniera a él y le trajera libros y pergaminos. ¿Dónde estaba Pablo cuando escribió esto? ¡En una prisión romana! Estaba a punto de morir bajo la persecución del emperador Nerón. Como dijo unos versos antes:

“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida esta cercano”
       (II Timoteo 4:6; pág. 1238).

Podrías pensar que un hombre que está cerca de la muerte no pediría libros. ¡Pero Pablo lo hizo! Siempre estuvo interesado en leer y aprender.

Dr. Hymers lee la Biblia todos los días. A menudo ve algo nuevo, como Dios le muestra. Muchas veces me ha hablado de un versículo que Dios le iluminó.

Dr. Hymers siempre está leyendo libros Cristianos. Lee libros sobre cómo iniciar una iglesia y cómo hacer crecer una iglesia. Lee las composiciones de A. W. Tozer. Por eso puede contarte lo que Tozer escribió. Lee biografías cristianas y biografías seculares. Por eso puede hablarte de Winston Churchill y otros grandes hombres.

Yo también soy lector. Crecí leyendo cuando era niño y nunca dejé de leer. Si quieres ser un Cristiano fuerte, ¡lee libros!

II. Segundo, síguelo en su audiencia.

Jesús dijo:

“El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 11:15; pág. 970).

Todo el mundo tiene orejas físicas. Por supuesto que puedes oír cosas como la gente hablando, y lo que hay en la radio o la televisión. Pero Jesús significaba más que eso. Habló de “oídos para oír”. ¿Qué significa eso?

Significa que oyes algo y te entra en la cabeza. No lo olvidas. Cambia lo que sabes. Cambia lo que piensas. Te hace algo.

Dr. Hymers tenía “oídos para oír” los sermones de su pastor, el Dr. Timothy Lin. Muchos años después, puede decirme lo que dijo el Dr. Lin. El Dr. Lin dijo: “Menos es mejor que más” y “No enseñes la Biblia. Enseña la gente” y muchas otras cosas espirituales. Lo que dijo el Dr. Lin ayudó al Dr. Hymers con su ministerio. Sin embargo, había otros hombres en esa iglesia que se sentaron bajo la predicación del Dr. Lin y no les afectó mucho en absoluto. No escuchaban con oídos para oír.

Todavía me acuerdo de cosas que Dr. Hymers dijo hace muchos años. El predico: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (II Timoteo 2:3; pág. 1237). Ese fue el primer versículo Bíblico que le oí predicar, y todavía lo recuerdo. Dr. Hymers dijo en un sermón: “Vas a quemarte por algo. ¿Por qué no quemarse por Jesús?” Yo sabía acerca de quemarse, y todavía recuerdo lo que dijo.

Has oído muchos sermones. ¿Pero tenías “oídos para oír”? La gente se sienta en la iglesia año tras año. Escuchan cientos de sermones, pero los olvidan tan pronto como salen de la sala. Por lo tanto, no reciben ayuda de ellos.

Algunos de ustedes han escuchado sermones evangelísticas muchas veces, pero aún no confías en Jesús. No tienes “oídos para oír”. No quieres ese tipo de oído, así que no la tienes.

En nuestra iglesia hemos escuchado sermones y versículos Bíblicos sobre el discipulado y la iglesia local, pero algunas personas se alejaron de todos modos. El apóstata Chan y sus seguidores escucharon cosas, y repitieron los versículos Bíblicos, pero no tenían “oídos para oír”. No tenían “oídos para oír” porque no querían oír.

Espero que tengas “oídos para oír”. Presta atención a los sermones. Escuche que dicen los pastores. No recordarás todo, pero recibirás lo suficiente para hacerte un buen Cristiano y cambiar tu vida.

III. Tercero, síguelo en su abnegación.

Jesús dijo:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”
        (Lucas 9:23; pág. 1044).

Si niegas algo, dices “no”. La abnegación significa que dices “no” a ti mismo. No haces lo que sientes. Puede significar no hacer lo que hacen tus amigos y parientes no Cristianos. Puede significar venir a la iglesia cuando tienes ganas de quedarte en casa, o cuando tienes algo más que hacer. Puede significar el sacrificio de dinero. Puede significar muchas cosas, pero siempre está diciendo “no” a ti mismo.

Esto es lo opuesto a lo que hacen los nuevos evangélicos. Creen en la realización personal, no en la abnegación. Creen que Jesús y la iglesia están allí para darte una vida más feliz. Nunca quieren hacer nada que no tengan ganas de hacer. Sentir que hacer algo es, para ellos, el Espíritu Santo que los lleva a hacerlo. No sentirse bien al respecto es – para ellos – una señal de Dios para no hacerlo. ¡Casi siempre es al revés!

Yo conozco a Dr. Hymers mejor que nadie fuera de su propia familia. Practica una vida de abnegación. Cuando era joven, trabajó a tiempo completo durante el día, fue a la universidad por la noche y trabajó en la iglesia todo el fin de semana. Sólo se tomó una vacación todos esos años. No fue una vida de placer. Era una vida de abnegación. Ahora que es mayor, lo he visto negarse a sí mismo para salvar nuestra iglesia y hacerla vivir de nuevo, incluso bajo enfermedades físicas y presión emocional. Dr. Hymers no lo habría hecho. A los 78 años sigue sirviendo a Jesús.

Si eres discípulo, practica la abnegación. Jesús lo hizo. No era rico. No tenía un buen lugar para vivir y una gran cantidad de dinero y buena comida. Dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.” (Lucas 9:58; pág. 1046). Una vez más, Jesús dijo: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Marcos 10:45; pág. 1019). No vino a ser servido, sino a servir. Si Jesús vivió así, ¿por qué no tú?

La abnegación puede doler. Puede ser inconveniente. Puede que te cueste algo. Pero es el camino correcto. Un viejo himno dice:

Ve, trabajad, gastado a ser,
   La voluntad del Padre haced:
La senda en que anduvo el Señor;
   ¿No debe el siervo pasar allí?
(“Go, Labor On, Spend and Be Spent” por Horacio Bonar, 1808-1889).

El himno dice: “La senda en que anduvo el Señor”. ¿No es así? Entonces, ¿por qué no hacerlo a esa manera también? La Biblia dice:

“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro” (Lucas 6:40).

¿Eres discípulo? ¿Por qué no vas por cómo fue el Maestro?

IV. Cuarto, síguelo en su hambre por almas.

Jesús dijo:

“El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10; pág. 1060).

Jesús vino a buscar gente. Fue tras ellos y los encontró. Aun cuando estaba muriendo en la Cruz, Jesús tendió la mano al ladrón que moría a su lado y dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43; pág. 1070).

Jesús siempre estuvo en busca de almas para salvar. Los fariseos se quejaron, diciendo: “Éste a los pecadores recibe, y con ellos come” (Lucas 15:2; pág. 1054). Jesús respondió:

“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” (Lucas 15:4; pág. 1054).

Jesús siempre perseguía almas.

El Dr. Hymers sigue a su Maestro Jesús de esa manera. Siempre pregunta por esta persona y esa. Siempre está pensando en a quién ganar y cómo ganarlos. Para él, la obra de la iglesia es ante todo ganar las almas. Muchas veces le he oído decir: “Pero ¿cómo trae eso a alguien?” ¡Traer a alguien es el número uno para él!

¿Por qué no haces eso prioridad número uno para ti? ¿Por qué no traes a una persona a la iglesia, adentro a la iglesia? Durará tiempo. Se necesitará trabajo. Tendrás que ir al Valle de San Gabriel y hablar con alguien. Tendrás que traerlo a la iglesia. Eso es abnegación. No es fácil. Pero es el camino de Jesús. Sigue a Jesús. Sé discípulo de tu pastor. ¡Traigan a una persona a la iglesia!

Algunos de ustedes no han confiado en Jesús. No tienes oídos para oír porque no los quieres. Si quieres quedarte como estás sin escuchar, puedes. Escuchas que Jesús murió por ti en la Cruz y derramo su Sangre por ti. Escuchas eso, pero “oyendo no oyen” (Mateo 13:13; pág. 974). Ruego que, por la gracia de Dios, escuchen con oídos de oír. Si desea hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, por favor, venga al frente de la sala ahora. Amén.


EL BOSQUEJO DE

¡SEA UN SEGUIDOR DE TU MAESTRO!

por el Dr. Christopher L. Cagan

“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado [maduro, completo], será como su maestro” (Lucas 6:40; pág. 1039 Scofield).

(I Corintios 11:1)

I.    Primero, síguelo en su lectura, II Timoteo 4:13, 6.

II.   Segundo, síguelo en su audiencia, Mateo 11:15; II Timoteo 2:3.

III.  Tercero, síguelo en su abnegación, Lucas 9:23, 58; Marcos 10:45.

IV.  Cuarto, síguelo en su hambre por almas, Lucas 19:30; 23:43;
Lucas 15:2, 4; Mateo 13:13.