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¡CONFIAR Y OBEDECER!

por el Dr. Christopher L. Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 14 de julio 2019

“también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Lucas 7:8).


¿Quién dijo esto? Un centurión romano dijo eso. Era un oficial del ejército romano con 100 soldados bajo su orden. Su sirviente estaba a punto de morir (v. 2). Este centurión no era malo contra los judíos como lo eran tantos romanos. Era amigo del pueblo judío. Pagó para construir una sinagoga para ellos (v. 5). Estaba interesado en el verdadero Dios. Envió a los ancianos judíos a pedirle a Jesús que sanara a su siervo (vv. 3, 4). Jesús se acercó a la casa de este hombre. El centurión le dijo a Jesús: “No tiene que venir aquí”. Dijo:

“Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Lucas 7:6-8).

Jesús dijo: “ni aun en Israel he hallado tanta fe” (v. 9). ¿Qué significa que el centurión tenía “tanta fe”? El hombre confió en Jesús para sanar a su siervo sin ir a la casa. ¿Por qué confió en Jesús para hacer eso? Porque el confiaba en sus soldados para hacer lo que mando. Porque su general confiaba en él para hacer lo que él decía. El centurión había aprendido a “confiar y obedecer”. Como dice un viejo himno:

Confiad en Él, y también sedle fiel,
   Si queréis ser felices, confiad y sedle fiel.
(Traducción libre de “Trust and Obey”
     por John H. Sammis, 1846-1919).

Ese centurión no era convertido, pero el vino de una cultura romana. Eso significa que el creció con otros romanos y aprendió comportarse como ellos. En esa cultura la gente hacia lo que decía. Ellos habían aprendido a confiar y obedecer. Era la forma que ellos vivían. Esa era su cultura. Así que confió en Jesús para sanar a su siervo. Esta mañana quiero hablar de lo que una buena cultura que confía y obedece hizo por él, y lo que puede hacer por nosotros.

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I. Primero, el centurión y su cultura.

El centurión le dijo a Jesús: “No tienes que venir aquí. Sé que puedes curar a mi sirviente sin ir allí”. ¿Por qué pensaba así? Esa era su cultura. Creció con otros romanos. Aprendió a ser como ellos. Esperaba que las cosas se hicieran. Era “un hombre puesto bajo autoridad”. La gente le dijo qué hacer, y lo hizo. Les dijo a sus soldados qué hacer, y lo hicieron. El había aprendido a confiar y obedecer. Este hombre esperaba que las cosas se hicieran correcto, no que se volviere un desastre.

¿Cómo era ese centurión? No abandonó la escuela, ni abandonó el ejército. No sería un centurión si hiciera eso. De repente no se movió y huyó. Si empezó algo, lo terminó. Ese era el ejército romano.

Déjame hacerte una pregunta. ¿Por qué Roma si conquisto la mayoría del mundo? Hoy las películas sobre Roma muestran carreras de carros, luchando contra gladiadores, y el emperador acostado con alguien dejando caer uvas en su boca. Ese tipo de hombre no conquistó el mundo. No sucedió a través de hombres como Nerón. Roma ganó sus guerras por hombres como el centurión. Eran serios lo que dijeron. Hicieron lo que dijeron. Ellos confiaron y obedecieron.

Uno de sus dichos fue: “La palabra de un romano es su obligación”. Cumplieron su palabra. Pero muchas personas hoy rompen su palabra. Siguen sus sentimientos, no sus promesas. ¡No puedes tener una buena iglesia con gente así!

El centurión estaba dispuesto a morir por Roma. Luchaba a través de montañas y desiertos por Roma. Preferiría morir antes que desobedecer sus órdenes. Ese era el camino romano. Los niños obedecieron a su padre. Los soldados obedecieron a sus oficiales. Muchas personas hoy en día no son así. Siguen sus sentimientos, no lo que Dios dice en la Biblia. No puedes tener una buena iglesia con gente así. ¡Aprende del centurión! Aprenda a “confiar y obedecer”.

Así fue como Roma fue edificada. Cuando los romanos dejaron las viejos camios y se convirtieron en una multitud viendo leones comer cristianos mientras su emperador comía uvas, su imperio dejó de crecer. Entonces empezó a caer. Hoy sus edificios están en ruinas y su imperio se ha ido.

Pero ese centurión vivía por los caminos viejos. No puedo imaginar que llegaría tarde a una reunión. Nunca huiría. Nunca se rebeló contra el emperador. Nunca desobedeció a su general. Hizo lo que le dijeron. Él era un hombre que confiaba y obedecía. Por eso le dijo a Jesús:

“También yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Lucas 7:8).

La mayoría de la gente hoy en día no es como él. Siguen sus sentimientos. Rompen sus promesas. Siguen su mala cultura, las cosas malas que ellos vieron otras personas hacer. No puedes tener una buena iglesia de esa forma. La Biblia habla mucho sobre la cultura de una iglesia. Esto me lleva al segundo punto.

II. Segundo, la iglesia y su cultura.

La Biblia no sólo habla de salvación, evangelismo y oración. Dice cuál debe ser la cultura de una iglesia, que forma de vivir en la iglesia debe ser. Dios ordena a las iglesias que sean ordenadas, como lo fue el centurión. La Biblia dice,

“Pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).

¿Qué se debe hacer “decentemente y con orden”? ¡Todas las cosas!

La Biblia les dice a los cristianos cómo vivir sus vidas “decentemente y con orden”. Pasa al libro de Tito, capítulo 2, versículos 1 a 6. Está en la página 1241 de la Biblia del Estudio de Scofield. Escucha mientras lo leo:

“Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes” (Tito 2:1-6).

¿Qué tipo de persona Dios quiere? ¿Qué cultura enseña estos versos? Ellos enseñan los cristianos hacer cosas “decentemente y con orden”. Le dicen a la gente que sea sobria y seria. Le dicen a la gente que se comporte. ¿Alguna vez fueron felices? ¡Claro que sí! ¿Alguna vez se divirtieron? ¡Claro que sí! Pero se comportaron. ¡Eso suena anticuado, pero es lo que dice la Biblia!

Muchas iglesias hoy tienen una mala cultura. Siguen los caminos del mundo. Un domingo visité una iglesia nueva-evangélica. La mayoría de la gente estaba vestida con camisetas y jeans, algunos incluso en pantalones cortos. Le dije: “No se visten para el trabajo de esa manera. La gente debe vestirse mejor para la iglesia que para el trabajo, no peor. “La música estaba destinada a entretener la gente, no para adorar a Dios”. Escuché a una mujer: “He oído mil veces lo que dicen que eres, pero viniste por la noche con un soplo de amor”. En otras palabras: “He oído a la gente decir que estás enojado por el pecado, pero viniste a mí en la noche con amor sin importar lo que haga”. ¡Eso fue falso! ¡Eso no era Dios, era un demonio! En el sermón escuché a un hombre decir: “La vida no es justa, pero Dios es bueno”. Luego le dijo a la gente cómo podían conducir sus problemas y hacerlo mejor en la vida. No dijo que la cita era el título de un libro del hereje perdido Robert Schuller. Schuller fue el predicador que le dijo a John Wayne antes de morir que estaba bien como estaba y no necesitaba ser salvo. Hace cuatro años Robert Schuller murió y fue juzgado por Dios. Pero su mensaje sigue vivo y envía a miles al infierno. Esa es una iglesia nueva-evangélica. ¡Lo que hacen y lo que creen siguen el mundo, no la palabra de Dios!

Ahora déjame decirte cómo es una buena iglesia. La Biblia dice: “Que todas las cosas se hagan decentemente y con orden. En una buena iglesia la gente “confía y obedece”. La Primera Iglesia Bautista China fue así cuando el Dr. Timothy Lin era el pastor. Hicieron las cosas “decentemente y con orden”. Hace unas semanas antes Dr. Hymers y yo visitamos una iglesia china en el norte de California. Esa iglesia hizo las cosas “decentemente y con orden”. La reunión comenzó a tiempo. Todos estaban allí. No había descuido. La gente estaba bien vestida. No hubo desobediencia. No hubo quejas. El pastor estaba a cargo y la gente lo siguió. Ellos confiaban y obedecían. Prestaron atención durante el sermón. Nadie cerró los ojos. Nadie se durmió. Los maestros, los ujieres y los trabajadores de esa iglesia hicieron su trabajo. Hicieron lo que dijo el pastor. Podía contar con ellos. Todas las cosas se hicieron decentemente y con orden. Esa es la cultura de una buena iglesia.

Una buena iglesia no tiene divisiones ni quebrantamientos. La Biblia dice:

“Obedeced a vuestros pastores [tus lideres], y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” (Hebreos 13:17).

Esa es la cultura de una buena iglesia. No tiene divisiones. Si tiene divisiones, no es una buena iglesia. La gente que quebranta una iglesia no “confían y obedecen” la palabra de Dios. Y la Biblia dice:

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10).

¡Esa es la Palabra de Dios! Es una buena iglesia. No tiene divisiones. La gente está de acuerdo. Están “unidos en una misma mente y en un mismo parecer”. ¡Esa es una iglesia que sigue la Biblia!

En una buena iglesia, allí no hay divisiones. No hay quebrantamientos. La gente se controla a sí misma. Ellos no se quejan. Ellos confían y obedecen. ¿De veras? Leen la Biblia y lo piensan. ¿De veras? Oran todos los días. ¿De veras? Escuchan los sermones. ¿De veras? Si el pastor enseña algo, la gente lo cree y lo hace. Todas las cosas se “hacen decentemente y con orden”.

Vamos a empezar una nueva iglesia en el Valle de San Gabriel. Si queremos tener una buena iglesia, debemos tener una buena cultura, un buen camino de pensar y vivir. Debemos hacer las cosas “decentemente y con orden”. ¿Qué podemos hacer?

Primero, traer gente de una buena cultura. Traiga gente que han aprendido a confiar y obedecer. La mayoría en el centro de la ciudad tiene una mala cultura. Siguen sus sentimientos. Debemos buscar personas con una cultura mejor. Es por eso por lo que tendremos un programa de divulgación especial a la gente china. Su cultura enfatiza el respeto por los padres. Hace hincapié en el estudio y el trabajo. La mayoría de ellos no son inestables ni rebeldes. Han tenido miles de años de la enseñanza de Confucio. Culturalmente, no son rebeldes. Estudian, trabajan y se comportan. Es una buena cultura. Han aprendido confiar y obedecer al vivir con otros que confían y obedecen.

En segundo lugar, mejorar la cultura que tenemos. No debemos nunca volver a tener divisiones. Si no hubiéramos tenido divisiones, ya tendríamos miles de personas. Las divisiones casi destruyo nuestra iglesia. ¡Las divisiones deben ser desenseñadas y sacadas de nuestra iglesia para siempre! ¡Nunca más!

¿Qué más podemos hacer? Déjame decirte lo que hacen en los deportes profesionales. El entrenador siempre hace que los jugadores practiquen “los fundamentos”. En el béisbol, lanzan la pelota una y otra vez. Le pegan a la pelota. Ellos agarran la pelota. Sí, son buenos jugadores y han hecho estas cosas antes, pero las practican una y otra vez. En el baloncesto, los jugadores regatean (rebotan) la pelota. Pasan el balón uno a otro. Han hecho esas cosas antes, pero las practican una y otra vez. Ellos hacen lo que el entrenador les pide. Confían y obedecen a su entrenador.

Déjame hacerte una pregunta. ¿Estarás tan bueno como el jugador de baloncesto? ¿Confiaras y obedecerás tanto como ellos? ¿Vivirás y practicarás los fundamentos de la vida cristiana? ¿Cuáles son los fundamentos? Te daré algunos de ellos. Ven a los servicios temprano, a tiempo para orar. ¿Tú haces eso? ¿Hiciste eso esta mañana? Lee la Biblia todos los días y piensa en lo que lees. ¿Tú haces eso? Si no lo haces, no obtendrás nada de la Palabra de Dios. Tenga una lista de oraciones y ore al menos diez minutos al día. ¿Tú haces eso? Si no lo haces, no obtendrás respuestas de Dios. ¿Prestas atención durante los sermones? ¿O te sientas a través de ellos con los ojos cerrados, o mirando al suelo? Si cierras los ojos, puedes venir a la iglesia durante mil años y no recibir nada. Te damos un manuscrito de cada sermón. Llévelo a casa, léelo y piénselo. ¿Lees los manuscritos? Si no lo haces, puedes sentarte aquí durante años y no recibir mucho. No conozco ninguna otra iglesia que te dé manuscritos palabra por palabra de los sermones. ¡Léelos! Cuando el pastor diga algo, recuerde lo que dice. Escríbelo. Entonces recuérdalo y hazlo. ¿Tú haces eso? Estos son algunos de los fundamentos. ¡Si tú haces esas cosas y sigues haciéndolos, serás un mejor cristiano y tendremos una mejor iglesia!

Por favor, párese y cante el himno número 6, “Confiad y sed fiel”. Piensa en las palabras a medida que las cantas.

Al andar con Jesús, con Sus dichos de luz,
   Nuestra senda será Emanuel.
Al cumplir Su desear, Él nos va a acompañar,
   Por lo tanto, confiad y sed fiel.
Confiad en Él, y también sedle fiel,
   Si queréis ser felices, confiad y sedle fiel.
(Traducción libre de “Trust and Obey”
     por John H. Sammis, 1846-1919).

Algunos de ustedes no han confiado en Jesús. Has oído el Evangelio, pero no has prestado atención. ¡Te ruego que me escuches ahora! Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Jesús derramó su sangre sobre la cruz para lavar tu pecado. ¡Debes confiar en Jesús o no puedes ser salvo! Si desea hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, venga y párese al frente de la iglesia. Amén.


EL BOSQUEJO DE

¡CONFIAR Y OBEDECER!

por el Dr. Christopher L. Cagan

“también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Lucas 7:8).

(Lucas 7:2, 5, 3, 4, 6-8, 9)

I.    Primero, el centurión y su cultura, Lucas 7:8.

II.   Segundo, la iglesia y su cultura, I Corintios 14:40; Tito 2:1-6;
Hebreos 13:17; I Corintios 1:10; Juan 14:6.