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COMIENDO LA CARNE Y TOMANDO LA SANGRE DE JESÚS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
con material de Dr. C. L. Cagan
predicado el Tabernáculo Bautista de los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 7 de Abril de 2019

“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:53-54).


Jesús tomó cinco panes de cebada y dos peces. Él dio gracias y esta pequeña cantidad de alimentos se multiplicó. Por un milagro cinco mil hombres fueron alimentados con cinco panes y dos peces ese día. Cruzó el mar de galilea y luego regresó. La gente se reunió otra vez y Jesús dio su sermón sobre el pan de vida. Al final de esta, dijo:

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (Juan 6:51-52).

Lo qué Jesús dijo les asombró. Jesús dijo que Él era el pan verdadero y viviente. Luego dijo que su carne era el pan que Él daría, y si la gente comía eso vivirían para siempre. ¿Estaba Jesús diciendo ellos tenían que comer partes de su cuerpo?

La gente comenzó a argumentar entre sí. La mayoría estaban contra Él. Clamaron: ¿Cómo puede este hombre darnos su carne para comer? Ese pensamiento parecía imposible. “¿Quién piensa Jesús que es? ¿Quiere que comamos su carne?”

Jesús no se retrocedió. Él no explicó lo que quiso decir. Dejó sus palabras como estaban. ¡ Entonces Jesús fue aún más lejos! Él dijo:

“De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:53-54).

Jesús dijo que tenían que comer su carne y beber su sangre, o no tenían vida en ellos. Si hubieran comido su carne y tomado su sangre, tendrían vida eterna y él los levantaría en el último día.

Una vez más, Jesús no se retrocedió. Él no explicó lo que quiso decir. La gente no entendía. “Jesús quiere que comamos su carne y bebas su sangre? ¿Quién cree que él es? ¿De qué está hablando?” Jesús no dio interpretación. Él dejó sus palabras como estaban. ¡Tómelo o déjelo!

Esta es una de las “palabras duras” de Jesús. Un “dicho duro” era algo difícil de entender, difícil de manejar, difícil de hacer. Algunos de sus discípulos dijeron tal eso: “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” (Juan 6:60). Jesús no explicó lo que él dijo. Él les dijo: “¿Esto os ofende?” (Juan 6:61). Tuvieron que creer en Él, o no creer en Él. Esto fue una “dura palabra”. Esta noche le diré lo que significa.

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I. Primero, comer su carne y beber su sangre no significa esculpir su cuerpo y drenar su sangre.

Es interesante cómo esta enseñanza de Jesús ha sido a menudo retorcida y pervertida. Los emperadores paganos romanos acusaron a los primeros cristianos de ser caníbales. “Se reúnen secretamente por la noche y comen la carne de un hombre y beben su sangre”, algunos dijeron. “Se comen el cuerpo de un judío muerto y beben su sangre”, dijeron otros. Nunca vieron a los cristianos hacer eso. Ninguno de los cristianos dijo que lo hacían. Pero los paganos lo dijeron de todos modos para hacer que los cristianos se vieran mal. De entonces y como ahora, las personas con mentes críticas y hostiles dirán cualquier cosa para atacar a los cristianos. Ellos dirán absoluta mentiras, y retorcerán las palabras de una verdad parcial. Van a decir cualquier cosa para calumniar a Jesús y sus seguidores. No quieren una respuesta. No se les puede razonar. Sólo están en contra de los creyentes bíblicos.

¡Claro que eso no es lo que Jesús quiso decir! Los discípulos no cortaron pedazos de su cuerpo. ¡Aún todavía vivía! Si hubieran hecho eso, Jesús habría muerto. No drenaron su sangre. Incluso en la última cena, cuando los discípulos estaban en una habitación privada con Jesús, eso no sucedió. Cuando Jesús habló de su cuerpo y de su sangre, él sostuvo el pan y la copa. Nadie cortó pedazos de la carne de Jesús. Nadie drenó su sangre. Se comieron el pan y bebieron la copa. Eso fue todo.

II. Segundo, comer su carne y beber su sangre no significa tomar la cena del Señor – la Sagrada comunión.

A medida que pasaron los años, los paganos no convertidos entraron en las iglesias. Incluso algunos cristianos estaban confundidos. Muchos perdieron el verdadero significado espiritual de lo que Jesús dijo. Algunos comenzaron a enseñar que el pan y el vino en la cena del Señor son convertidos en el cuerpo y la sangre de Jesús. Eso es lo que la iglesia católica cree hoy. Nuestro texto dice:

“De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:53-54).

La Iglesia Católica enseña que el pan en la Misa realmente se convierte en el cuerpo de Jesús, y el vino se convierte en su sangre. Los católicos creen que tomar el pan en la Misa significa comer el cuerpo de Jesús mismo. Eso se llama “transubstanciación”. Muchos piensan que pueden salvarse yendo a Misa y tomando la comunión. Como dijo el Dr. Thiessen:

Esta iglesia [la Iglesia Católica] sostiene que por la consagración del sacerdote el pan y el vino se cambian en el cuerpo literal y la sangre de Cristo; que esta consagración es una nueva ofrenda del sacrificio de Cristo (Henry C. Thiessen, Ph.D., Introductory Lectures in Systematic Theology, Eerdmans Publishing Company, 1949, págs. 427-428.

¿Pero es eso lo que Él quiso decir? No. ¡Cuando Jesús habló nuestro texto, Él no dijo a sus discípulos que tomaran la comunión! Ellos no lo hicieron hasta que Jesús comió con ellos en la última cena, la noche antes de ser crucificado – ¡dos años más tarde!

Cuando Jesús instituyo la cena del Señor esa noche de la Pascua, Él no significo que el pan se convirtió en su cuerpo y la copa en su sangre. ¿Cómo puede ser? Sí, “tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo” (Mateo 26:26). Una vez más, dijo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido” (I Corintios 11:24). ¡Pero Jesús estaba sentado allí todo el tiempo! Su cuerpo estaba allí. No tenía heridas. Su cuerpo no se había roto. Los discípulos vieron su cuerpo. El pan estaba en sus manos. Eran dos cosas diferentes. El pan no era su cuerpo. Había otro significado a lo que Jesús había dicho.

Sí, Jesús “tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:27, 28). Pero su sangre aún estaba dentro de su cuerpo. ¿Dónde más podría estar? Nada de eso había sido derramado todavía. ¡Ni siquiera había ido al huerto de Getsemaní, mucho menos la cruz! La sangre de Jesús estaba dentro de su cuerpo. Los discípulos mantuvieron la copa en sus manos. Eran dos cosas diferentes. La copa no era su sangre. Había otro significado a lo que Jesús había dicho.

Los luteranos y los anglicanos lo ven un poco diferente que los católicos. Dicen que la “consubstanciación” ocurre en la cena del Señor. Lutero creía que:

Los comunicantes consumen el verdadero cuerpo y la sangre de Cristo en, con y bajo el pan y el vino. Los propios elementos permanecen sin cambios, pero el mero hecho de consumir ellos después de la oración de consagración comunica Cristo al participante junto con los emblemas. Esto se conoce como consubstanciación...el cuerpo y la sangre, de alguna manera misteriosa, son realmente recibidos por el comunicante, si es un creyente o no...[Pero] Jesús establece este principio: “ El espíritu es el que da vida [revivifica]; la carne para nada aprovecha”, Juan 6:63 (Thiessen, ibid., págs. 428-429).

Los discípulos no recibieron el cuerpo y la sangre de Jesús cuando comieron el pan y bebieron la copa. El cuerpo de Jesús estaba allí con ellos. Su sangre estaba dentro de su cuerpo. Así que esa idea tampoco estaba bien.

así que es la cena del Señor? La opinión correcta es la de los bautistas, la mayoría de los reformadores y de Zwingli, que el

... pan y el vino son meros memoriales del cuerpo de Jesús ausente en el cielo. Su [de Zwingli] vista al principio prevaleció en las iglesias reformadas...El punto bíblico [representa] la cena del Señor como un memorial de la muerte de Jesús (Thiessen, ibid., págs. 429, 431).

¿Cómo lo sabemos? ¡La Biblia nos lo dice! Jesús dijo, concerniente al pan:

“haced esto en memoria de mí” (I Corintios 11:24).

Y concerniente a la copa, Jesús dijo:

“haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí” (1 Corintios 11:25).

La palabra de Dios dice que la cena del Señor es un memorial. Dr. John MacArthur, aunque equivocado en algunas cosas, estaba en lo cierto cuando dijo:

La referencia de Jesús aquí a comer y beber no se refería a la ordenanza de la comunión [la cena del Señor] por dos razones significativas: (1) la comunión no había sido instituida todavía, y (2) si Jesús se refería a la comunión, entonces el pasaje enseñaría que todos los que toman la comunión recibirían la vida eterna (John MacArthur, D.D., The MacArthur Study Bible, Word Publishing, 1997, p. 1593; note on John 6:53-58).

Comer la carne de Jesús y beber su sangre no era la cena del Señor. ¿Qué era?

III. Tercero, comer su carne y beber su sangre era una “palabra dura” que causó que muchas personas renunciaran.

“De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:53-54).

Jesús les dijo que tenían que comer su carne y beber su sangre para tener la vida eterna. No explicó eso. Fue una prueba de lo que la gente pensó acerca de Jesús. ¿Tenían confianza en Él? Muchos de sus discípulos no lo hicieron. Dijeron, “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” (Juan 6:60). Jesús no se explicó a sí mismo. Él simplemente dijo, ¿Esto os ofende?” (Juan 6:61). Muchos discípulos dejaron a Jesús. La Biblia dice: “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:66).

Lo que Jesús dijo probó a los discípulos. Fue lo que los políticos llaman un “voto de confianza.” ¿Tenían suficiente confianza en Él para quedarse, aunque no pudieron entender lo que dijo? ¡Muchos no! Ellos “volvieron atrás, y ya no andaban con él”.

Entonces Jesús preguntó a los doce: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” (Juan 6:67). “¿Te vas También?” Pedro aún no era convertido (haga clic en el título y leer “La conversión de Pedro“ y explicación de este). Aunque aún no se había convertido, Pedro dijo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. “(Juan 6:68, 69). Pedro dijo: “¿a qué otra parte iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, nadie más. Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. No entiendo lo que dijiste. Pero ¿dónde más podría ir? Me quedare.” El Pedro que no era salvo aprobó el voto de confianza. ¡En ese punto Pedro fue absolutamente correcto, y lo felicito por ello!

En la vida cristiana hay pruebas. No entenderás todo lo que pasa. No entenderás todo lo que oyes. Algunos de ellos vienen a ti como una “palabra dura”. Las pruebas de la vida cristiana son un “voto de confianza” para ti. ¿Tienes confianza suficiente para seguir adelante? Algunos no. Se fueron. ¡Pero mi voto se queda aquí!

IV. Cuarto, comer su carne y beber su sangre se refiere a confiar en Jesús.

“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:53-54).

Jesús dijo: “si comes mi carne y bebes mi sangre, tienes vida eterna.” Eso es claro y simple. Sólo un poco antes, en el versículo 47, Jesús dijo:

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47).

Comer su carne y beber su sangre significa creer en Él. Significa confiar en Él. Si confías en Jesús tendrá la vida eterna.

Comer su carne y beber su sangre no significa pensar en Jesús o creer algo en tu cabeza. Eso está seco y vacío. ¡Allí no comes carne y bebes sangre! No significa tener un sentimiento. ¡Allí no comes carne y bebes sangre! Puedes venir a la iglesia y sentarse en tu silla. ¡Allí no comes carne y bebes sangre! ¡Necesitas algo real!

Si confías en Jesús, no físicamente comerás su carne y beberás su sangre. Jesús está en el cielo, a la diestra del Padre. así que ¿qué quiere decir eso? Si confías en Jesús – que es una persona real – tu recibirás el beneficio de su carne y su sangre. Tu obtendrás lo que el cuerpo y la sangre de Jesús fueron dados para hacer. Tus pecados serán pagados por su muerte en la cruz. Tus pecados serán lavados por su sangre y la ira de Dios estará satisfecha. ¡Eso es lo que significa!

Su carne y sangre son reales. Jesús mismo es real. Y puedes tener una verdadera confianza en él. el Spirit of the Reformation Study Bible [Biblia de estudio del espíritu de la reforma] dice:

Él usó el símbolo de comer y beber su sangre para ilustrar la intimidad sobrepasada de Cristo y el creyente. Esta unión espiritual, por la cual Cristo imparte nueva vida y sustento al creyente, es retratada más tarde como la unión de la vid y los pámpanos (Juan 15:1-8). A veces se llama una “unión mística”, porque su naturaleza trasciende la comprensión (Spirit of the Reformation Study Bible, Zondervan Publishing House, 2003, p. 1713; note on John 6:51-58).

Esto es lo que el apóstol Juan quiso decir cuando dijo:

“Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

Recibirle significa que usted experimenta una “unión” con Cristo Jesús. Tu eres unido con Jesús en la confianza. Puedo recordar el momento en que confié en Jesús:

Puedo recordar, hasta el par de segundos exactos, cuando confié en él...Parecía que yo estaba inmediatamente frente a él... Era definitivamente en la presencia de Jesucristo y él estaba definitivamente disponible para mí...En ese momento, en pocos segundos, llegué a Jesús. “Crucé” a Jesucristo... Me di la vuelta y vine directa e inmediatamente a Jesucristo. Mi viaje fue completo. La fe era real. Fue la mayor comprobación de todos (C. L. Cagan, Ph.D., From Darwin to Design, Whitaker House Publishers, 2006, p. 19).

Fue entonces cuando recibí a Jesús. Eso fue cuando confié en Él. Fue entonces cuando obtuve el beneficio de la muerte de su cuerpo y el derramamiento de su sangre. ¡Fue cuando comí su carne y bebí su sangre!

Yo deseo que confíes Jesús, y comer de su carne y beber de su sangre. No esperes. Confía en Jesús hoy. Si deseas hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, por favor ven y siéntate en las dos primeras filas. Los otros van a almorzar, pero quédate por unos minutos. Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Jack Ngann:
“He Bought My Soul” (por Stuart Hamblen, 1908-1989).


EL BOSQUEJO DE

COMIENDO LA CARNE Y BEBIENDO LA SANGRE DE JESÚS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
con material de Dr. C. L. Cagan

“Entonces Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo, Excepto comáis la carne del hijo del hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Quien come mi carne, y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y lo levantaré en el último día” (Juan 6:53-54).

(Juan 6:51-52, 60, 61)

I.    Primero, comer su carne y beber su sangre no significa
esculpir su cuerpo y drenar su sangre.

II.   Segundo, comer su carne y beber su sangre no significa
tomar la cena del Señor – la Sagrada comunión.
Mateo 26:26; I Corintios 11:24; Mateo 26:27, 28;
I Corintios 11:24, 25.

III.  Tercero, comer su carne y beber su sangre era “palabra dura”
que causó que muchas personas renunciaran.
Juan 6:60, 61, 66, 67, 68, 69.

IV.  Cuarto, comer su carne y beber su sangre se refiere a
confiar en Jesús. Juan 6:47; 1:12.