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LA FE PRIMITIVA EN JESÚS

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por Rev. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 10 de Febrero, 2019

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).


“Y como que escondimos de él el rostro”. Un comentarista moderno dijo que estas palabras hablaron de la “aversión a un Mesías crucificado y la falta de respeto por el Hijo de Dios encarnado” de Israel, “repugnancia al Mesías crucificado”. Él limitó el verso incluyendo sólo al pueblo Judío en la época de Jesús. Pero me gusta lo que dijo Moody: “La Biblia arroja mucha luz sobre los comentarios”. No, el verso no se refiere solo a la “aversión” de Israel a Jesús. Esto se ve claramente en el comienzo del versículo. Dice: “Despreciado y desechado entre los hombres”. ¡No sólo de Judíos, sino “los hombres” en general! “Desechado entre los hombres” – no sólo por los Judíos. “La Biblia arroja mucha luz sobre los comentarios”.

Los Reformadores hablaron de la “analogía de la Escritura”. Ellos querían decir que hemos de comparar la Escritura con la Escritura. Ver lo que Dios ha dicho acerca de un tema en otras partes de la Biblia. En Isaías 49:7 leemos:

“Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma...” (Isaías 49:7).

Así, también aquí, encontramos que el “hombre” en general desprecia a Jesús, el “Santo”. En el Nuevo Testamento, Jesús Mismo dijo:

“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Juan 15:18).

En estos versículos, vemos que la gente perdida en el mundo odia a Jesús con amargura. Otros ocultan sus rostros de Él y no piensan en Él.

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

La gente oculta su rostro de Jesús de muchas maneras. Aquí están tres de ellas.

I. Primero, hay personas que esconden su rostro de Jesús con desprecio
total.

Yo he leído el libro del Pastor Wurmbrand, Torturado por Cristo [Tortured for Christ]. Dr. Hymers lo lee cada año. Wurmbrand habló de los horrores que él atravesó en manos de los Comunistas en Rumania después de la Segunda Guerra Mundial. Él dijo:

       La tortura y la brutalidad continuaron sin interrupción. Cuando perdí la conciencia o estaba demasiado aturdido para dar a los torturadores alguna otra esperanza de confesión, era regresado a mi celda. Ahí me acostaba, sin atención y medio muerto, recuperando un poco de fuerza para que pudieran trabajar en mí otra vez. Muchos murieron en esa fase…En los años siguientes, en varias prisiones diferentes, rompieron cuatro vértebras en mi espalda, y muchos otros huesos. Me hirieron en docena de lugares. Quemaron e hicieron dieciocho hoyos en mi cuerpo...
       Tuvimos que sentarnos durante diecisiete horas al día – por semanas, meses, años – escuchando

      ¡El Comunismo es bueno!
      ¡El Comunismo es bueno!
      ¡El Comunismo es bueno!
      ¡El Cristianismo es estúpido!
      ¡El Cristianismo es estúpido!
      ¡El Cristianismo es estúpido!
      ¡Déjalo!
      ¡Déjalo!
      ¡Déjalo!

(Traducción de Richard Wurmbrand, Tortured for Christ, Living Sacrifice Books, 1998 edition, pp. 38, 39).

Él no exageró. Yo lo conocí muy bien.

El odio a Jesús por los Comunistas y otros Socialistas es enorme. Vemos grandes ataques de los Socialistas contra Jesús y Sus seguidores aún en Los Estados Unidos hoy en día – desde el Congreso hasta las escuelas. El Dr. James Kennedy era un pastor Presbiteriano. Él dijo: “El único prejuicio aceptable en nuestro día es el prejuicio contra los Cristianos”. Mucha gente en altos cargos ahora ocultan su rostro de Jesús en rebeldía total. Aquellos que menosprecian Jesús y Sus seguidores sin duda cumplen nuestro texto:

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

II. Segundo, hay personas que esconden su rostro de Jesús con
indiferencia.

¡Seguramente eso describe algunos de ustedes aquí esta mañana! Tú nunca pensarías en herir a un Cristiano, o gritar “el Cristianismo es estúpido”. Retrocedes con horror cuando te digo lo que los Comunistas hicieron con el Pastor Wurmbrand. Dices: “¡Yo nunca haría una cosa así!” Te creo. No creo que atacarías a Jesús como uno de esos torturadores Comunistas. ¡Y sin embargo...! ¡Y sin embargo...! Cumples nuestro texto por tu fría indiferencia a Jesús,

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

Vienes a la iglesia y simplemente te sientas aquí. Tu mirada se aleja cuando hablo de Jesús. Algunos de ustedes cierran los ojos. Otros de ustedes cierran sus corazones. Con fría indiferencia, escondes tu rostro de Jesús.

Aun un hombre que es predicador puede hacer eso. Cuando Dr. Hymers estaba en el Seminario Sureño Bautista al norte de San Francisco, había allí un estudiante llamado Tom. Se hizo amigo de Dr. Hymers. Tom era un predicador. ¡Pero un Domingo su propio sermón le abrió el corazón! Comenzó a llorar tan fuerte que no podía predicar más. Él bajó del púlpito y se arrodilló ante el altar. Allí se arrepintió de su falta de amor hacia el Salvador. Allí, frente a su asombrada congregación, dejó de esconder su rostro de Jesús. Él confió en el Salvador, y se convirtió en un verdadero Cristiano. Se convirtió en un hombre de muy buen corazón. Él venía a la habitación de Dr. Hymers con los hombres que le acompañaban en oración allí cada Jueves por la noche. La última vez que ellos se reunieron allí éran más de 125 hombres apretados en el cuarto de Dr. Hymers, con muchos de pie en el pasillo y afuera de la ventana. Tom apoyó a Dr. Hymers en su posición en contra de los profesores que atacaban la Biblia. Él le acompañó cuando enfrentaron al presidente del Seminario enfrente de su puerta. Él le apoyó a pesar de que le llamaban uno de los “fanáticos de Hymers”. Él había pasado de ser un predicador Sureño Bautista perdido, a ser un verdadero Cristiano. Su conversión sucedió cuando dejó de tratar a Jesús con fría indiferencia. Tom murió hace un par de años. Dr. Hymers le envió un poco de dinero a su esposa. Era lo menos que podía hacer para expresar su gratitud por apoyarlo en la batalla por la Biblia en aquel Seminario Sureño Bautista. ¡Y le agradezco a Dios por abrir el corazón de Tom, y mostrarle cuan pecaminoso es esconder de Jesús el rostro. Me alegro que fue salvo después de predicar su propio sermón.

Alguien dice: “Tú no querrías que yo fuera como Tom, ¿verdad?” ¡Dios me ayude! ¡Me alegraría en la presencia de los ángeles en el Cielo si llegaras a ser la mitad de hombre que él era! Algunos de ustedes jóvenes que se sientan aquí semana tras semana sin preocupación, sin despertarse e indiferentes – ¡Desearía que fueran al menos un poco como Tom!

Ahora, ponlo de esta manera – ¿qué si estuvieras en aquel seminario en 1971 o 1972? ¿Qué si estuvieras allí de otra iglesia, y Dr. Hymers no era tu pastor? ¡Piensa! ¿Hubieras apoyado a Dr. Hymers cuando se enfrentó a aquellos profesores que atacaron la Biblia? ¡Piensa! ¿Le hubieras apoyado? ¿O hubieras actuado “frío” y te hubieras quedado fuera de la controversia? ¡Piensa!

Ahora, si eres honesto contigo mismo, algunos de ustedes tienen que admitir que hubieran sido fríos y distantes. Después de todo, tú hubieras querido obtener tu diploma y salir de allí sin ser catalogado como uno de los “fanáticos de Hymers”, ¿no es cierto? Tú no cambiarías de repente de la forma de ser que eres ahora para hacerte celoso por Jesús, ¿verdad? ¡Piensa! Creo que aquellos de ustedes que entran y salen de la iglesia no hubieran estado del lado de Dr. Hymers en ese seminario liberal. ¡No, habrías sido igual de frío e indiferente como ahora! Tú hubieras tenido que decir:

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

III. Tercero, hay personas que esconden su rostro de Jesús por
descuido.

Tú has escondido tu rostro de Jesús por largo tiempo. No te importa si predicamos sobre Jesús o no. Si hablara de psicología te sentarías recto en la silla y escucharías con atención. Si hablara sobre la política te inclinarías hacia delante en la silla para poder oír cada palabra. Cuando hablamos de profecía Bíblica, le das toda tu atención al sermón. Cuando Dr. Hymers habló sobre la profecía Bíblica hace unas semanas, tú escuchabas con concentración porque era un tema nuevo para ti. Pero cuando regresamos al Evangelio, tu mirada se aleja. ¡Pierdes interés cuando hablamos de Jesús!

Ustedes jóvenes pasan una gran cantidad de tiempo y energía estudiando en la universidad. Estudias por horas para salir bien en tus clases. Te levantas temprano para estudiar. Te quedas tarde para estudiar. Me alegro que lo hagas porque no te va a ir bien en tu profesión si no sacas buenas notas en la escuela ahora. Te felicito por estudiar mucho en la escuela. Pero nunca te has quedado una hora más tarde de lo habitual para estudiar la Biblia, o estudiar los sermones, que se te entregan impresos todos los Domingo. Nunca pensaste en levantarte una hora antes para estudiar acerca de Jesús, que murió para salvar tu alma. Todo en el mundo parece ser más importante para ti que el Jesús que te ama, y quien está orando por ti en el Cielo.

Incluso aquí en la iglesia, mientras predico acerca de Jesús, dejas que tu mente se desvíe hacia cosas que parecen más importantes para ti. Y cuando vienes para ser aconsejado, no te oigo hablar de Jesús. Hablas de ti mismo, pero no hablas de Jesús. Él no está en tus pensamientos. Algunos de ustedes solo hablan de lo que sienten – o no sienten! Tú estás buscando un sentimiento de seguridad, pero no buscas a Jesús Mismo. Cuando menciono Su nombre tus ojos se ponen vidriosos y piensas, “Necesito un sentimiento. ¡Necesito sentirme salvo!” Yo digo, “No, todo lo que necesitas es Jesús.”

Algunos de ustedes solo hablan acerca de lo que ustedes piensan. Tú dices, “Yo creo que Jesús murió por mí.” “Yo confío que Él puede salvarme.” Yo digo: “Mira ahora a Jesús, sangrando en la Cruz por ti”. Pero tú miras tus pensamientos. Cuando hablo de Jesús tus ojos se hacen vidriosos. ¡No puedo conseguir que dejes de verte a ti mismo y mires a Jesús! Cito al profeta que dijo: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6). ¡Pero tú buscas algo en ti mismo en lugar de buscar a Jesús Mismo, quien te ama tanto!

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

Te estoy pidiendo que dejes de alejar tu cara de Jesús. El momento en que te volteas a Jesús Mismo, Él te salvará. Probablemente no te “sentirás” salvo. El día que Dr. Hymers fue salvo por Jesús, él no se “sentió" salvo. Él ni siquiera sabía que fue salvo ese día, hasta que pasaron varios meses. ¡Todo lo que él conocía ese día era Jesús! Dr. Hymers creía cosas acerca de Jesús antes, pero ese día – él sólo pudo decir – ¡Jesús estaba allí! Fue una fe muy primitiva, pero era fe en Jesús, muy simple, muy primitiva – ¡pero era Jesús!

El Pastor Wurmbrand vio muchas personas ser torturadas por Jesús por los Comunistas cuando él estuvo en prisión por predicar. También vio a muchos presos, y hasta guardias Comunistas, confiar en Jesús. El Pastor Wurmbrand dijo:

Una vez que el individuo ha llegado a la fe – aún una fe muy primitiva – esta fe se desarrolla y crece. Estamos seguros de que va a vencer, porque los de la Iglesia Subterránea la hemos visto conquistar una y otra vez. Jesús ama a los Comunistas y a otros “enemigos de la fe”. Ellos pueden y deben ser ganados para Jesús (Wurmbrand, ibid., p. 115).

El Reverendo Allen M. Baker es un evangelista con el compañerismo evangelistico Presbyterian Evangelistic Fellowship. En un artículo titulado “Perseverancia,” Baker habla de la decapitación de 21 hombres por los terroristas Musulmanes de ISIS. Él dijo:

Cuando los Cristianos Coptos fueron decapitados por los terroristas ISIS hace unos meses, al principio nos dijeron que había 21 de ellos. Sin embargo, sólo habían 20. Uno de ellos era un Africano de Chad, que no era Cristiano. Cuando todos los hombres se arrodillaron en la playa y se les dio la oportunidad de renunciar a su fe en Jesús y confesar a Mahoma como el último gran profeta de Alá, cada uno de los creyentes coptos rehusaron. Cuando llegó la hora de que el Africano de Chad respondiera, después de oír de la fe de estos hombres Cristianos, que rehusaron negar a su Señor y Salvador Jesucristo, él dijo: “El Dios de ellos es mi Dios.” Y así murió con ellos , un Cristiano por sólo segundos, pero uno que, sin embargo, fue fiel hasta la muerte (“Perseverancia” por Allen M. Baker, The Banner of Truth Trust, 1 de junio de 2015. Haga clic aquí para leerlo.) .

El ladrón que murió al lado de Jesús en la Cruz fue salvo en los pocos minutos que le quedaban en la tierra. Sabía muy poco. Su fe era muy “primitiva” por usar la palabra del Pastor Wurmbrand. Pero fue salvo el momento en que su corazón confió en Jesús. Y el Salvador le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Me parece que probablemente haya alguien aquí esta mañana que podría confiar en Jesús al menos así como ese hombre lo hizo. Puede ser confianza simple, “primitiva”, pero si confías en Jesús aún muy ligeramente, sin mirarte a ti mismo como prueba, sólo confiar en Jesús y dejarlo allí, sin ningún tipo de auto-examen, Jesús te salvará. Simple, débil, “primitiva”, como fe de niño en Jesús – eso es todo lo que necesitas. No te mires a ti mismo ni una sola vez. No trates de conseguir tener correctos tus pensamientos. Mira simplemente a Jesús y déjalo allí. No lo malogres. No lo examines. No lo analices. Sólo confía en Jesús y déjalo así. Jesús Mismo hará el resto.

Incluso mientras estás durmiendo, esta semilla de fe en Jesús crecerá. Pero debes confiar en Jesús Mismo – muy ligeramente, simple, vacilante, primitivamente. Puedes confiar en Jesús tanto así. Puedes ir a Él, y dejarlo así, sin revisarte a ti mismo. Déjelo con Jesús. Entonces, incluso mientras duermes en la noche, esta semilla de fe, como dijo el Pastor Wurmbrand, “se desarrolla y crece”. ¡Fe en Jesús débil, primitiva, vacilante es todo lo que necesitas! Escucha de nuevo la canción que el Sr. Ngann acaba de cantar. ¡Habla de fe en Jesús simple, primitiva, sin ningún sentimiento!

Traté mil modos de perder
   El miedo dentro de mi ser;
La Biblia dice que,
   A Jesús es a quien necesito

En noche está mi alma hoy –
   No puedo ver, muy duro soy;
Por vida y luz, con fe simple
   Voy a Jesús quien salva.
(Traducción libre de “In Jesus” por James Procter, 1913).

Un tiempo atrás, Dr. Hymers recibió un correo electrónico de un hombre en Rusia. Él hombre había leído este sermón antes en nuestro sitio de la red. Él dijo: “Mi nombre es Vladimir. Estos dos últimos días leí su sermón en la traducción Rusa. Dios me tocó con sus palabras y todavía estoy pensando en el sermón. Ore por mí”. ¡Esa es la semilla de la fe! ¡Cuando es plantada, crecerá mientras duermes!

Jesús murió en la Cruz para pagar la pena de tu pecado. Su Sangre está disponible para limpiarte de todo pecado. Él resucitó de los muertos. Él está vivo a la diestra del Padre. Solamente confía en Él. Solamente confía en Él. Hasta una fe débil y primitiva en Jesús será acceptada. ¡Él salvará a todos los que confían en Él! Si deseas hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, ven y siéntate en las primeras dos filas. Los demás irán a almorzar, pero por favor quédate por unos minutos para hablar con nosotros.

Padre celestial, yo oro que alguien que oye o lee este sermón venga a Jesús en fe simple – y sea salvo. En Su nombre, Amén.


CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.sermonsfortheworld.com.
Oprime en “Sermones en Español”.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Jack Ngann:
“In Jesus” (por James Procter, 1913).


EL BOSQUEJO DE

LA FE PRIMITIVA EN JESÚS

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr.
Y predicado por Rev. John Samuel Cagan

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

(Isaías 49:7; Juan 15:18)

I.    Primero, hay personas que esconden su rostro de Jesús con
desprecio total, Isaías 53:3.

II.   Segundo, hay personas que esconden su rostro de Jesús por
indiferencia, Isaías 53:3.

III.  Tercero, hay personas que esconden su rostro de Jesús por
descuido, Isaías 55:6; 53:3; Lucas 23:43.