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EL PRIMER DÍA DE LA CREACIÓN

(SERMON #2 SOBRE EL LIBRO DE GÉNESIS)

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Rev. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Mañana del Día del Señor, 22 de Abril del 2018

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:1-3).


El Dr. Henry M. Morris era el fundador del Instituto para el Estudio de la Creación [Institute for Creation Research]. Él obtuvo su titulo en ciencias de la Universidad de Minnesota y ejerció en facultades de grandes universidades, incluyendo trece años como jefe de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Estatal de Virginia.

El libro El Récord de Génesis [The Genesis Record] es el único comentario sobre todo el libro de Génesis escrito por un científico creacionista. El Dr. Morris escribió este comentario con la convicción de que los primeros once capítulos de Génesis son tan históricamente veraces como los capítulos que restan. Esta convicción no estuvo basada en la fe solamente, sino que en muchos años de estudio de los aspectos científicos del récord de Génesis.

En su libro Récord de Génesis [The Genesis Record], el Dr. Morris guía al lector a través de la cuenta histórica de la historia temprana de la tierra, dando el fondo tan necesacio a entender, no solamente el Libro de Génesis, sino que la Biblia entera (adaptado de las declaraciones de la cubierta de The Genesis Record, Baker Book House, reimpreso en 1986). El Dr. Charles C. Ryrie, catedrático de Teología Sistemática de Dallas Theological Seminary, llamó al libro Récord de Génesis [The Genesis Record] del Dr. Morris, “Uno de los mejores comentarios” (declaración de cubierta).

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”
         (Génesis 1:3-5).

El Dr. Morris dijo,

El verso 3 es el primer récord de Dios hablando en la Biblia. “Y dijo Dios: sea la luz, y fue la luz.” ¡La Palabra de Dios trae luz!...Cuando apareció la luz, “y separó Dios la luz de las tinieblas.” Las tinieblas no fueron removidas por completo en la tierra, sino que fueron separadas de la luz. Por lo tanto “Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche.” Como en anticipación de futuros malentendidos, ¡Dios difinió Sus términos cuidadosamente! La primera vez que usó la palabra “día” (Hebreo yom), Él lo definió como la “luz,” para distinguirlo de las “tinieblas” llamadas “noche” (traducción de Henry M. Morris, Ph.D., The Genesis Record, Baker Book House, edición de 1986, p. 55).

Nosotros estamos de acuerdo con el Dr. Morris en que la historia de la creación de Génesis es literalmente cierta. Nosotros creemos que Dios creó el mundo porque el Señor Jesucristo lo dijo así. Él habló de “el principio de la creación que Dios creó” (Marcos 13:19). Jesús dijo, “pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (Marcos 10:6). Como confiamos en el Señor Jesús, aceptamos lo que Él dijo – el mundo fue creado por Dios exactamente como leemos en el primer capítulo de Génesis. Jesús Mismo nos responde la pregunta.

Pero la creación de la luz el primer día también tiene un significado típico. La Biblia Anotada Scofield en Inglés dice correctamente que “La luz más grande es un tipo (una ilustración) de Jesús...Jesús es aquella luz.” El Nuevo Testamento dice,

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”
        (Juan 1:4).

Jesús Mismo dijo,

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”
         (John 8:12).

En este sermón no hablaré directamente sobre Dios creando la luz en el primer día, sino que en vez voy a explicar cómo la creación de la luz en el principio es un tipo (una ilustración), o tipo del modo en que la luz de Jesús viene a un hombre en la segunda creación, cuando es convertido. Mucho de lo que diré será una versión simplificada del sermón de Spurgeon, “La Luz Natural y Espiritual” (traducción de The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1979, tomo XI, pp. 636-648). Notaremos varias paralelas entre el primer día de la creación y la conversión de un hombre.

I. Primero, la condición caótica.

Mira por favor a Génesis 1:2.

“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo…” (Génesis 1:2a).

El comentario Keil and Delitzsch nos dice que las palabras “desordenada y vacía” (tohu vabohu) significan desperdicio y vacío...la tierra que vendría, era al principio desperdicio y vacío, una masa sin forma, sin vida...la masa caótica en que la tierra y el firmamento fueron sin distinción, sin forma, y, como era, no nacida, tenía un abismo de aguas, y este abismo estaba envuelto en tinieblas” (traducción de C. F. Keil, Ph.D., Commentary on the Old Testament, Eerdmans, reimpreso 1973, tomo I, p. 48).

Arthur W. Pink dijo, “La historia de la tierra corresponde con la historia del creyente en Jesús. Lo que ocurrió en conexión con el mundo antiguo, corresponde con el hombre regenerado” (traducción de Arthur W. Pink, Gleanings in Genesis, Moody Press, reimpreso en 1981, p. 14).

¡Qué retrato es este de un hombre inconverso! “Sin forma y vacío” – “desperdicio y vacío, una masa sin forma, desolada, sin vida...un abismo de aguas...envuelto en tinieblas” (C. F. Keil, ibid.).

“Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo” (Isaías 57:20).

El hombre en su estado caído es como la tierra al principio – vacía y desolada, una masa sin forma, envuelta en tinieblas,

“Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:18).

El hombre en su estado natural es como el mundo antiguo al principio,

“desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (Génesis 1:2a).

II. Segundo, el Espíritu de Dios se movía.

“…y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”
        (Génesis 1:2b).

Esto retrata el punto de inicio de la conversión. Tal como en la creación, aquello que estaba “desordenado y vacío,” que era como lo dijo el Dr. Keil, “Una masa sin forma, sin vida” no podía entrar en vida por sí misma. El mundo estaba “envuelto en tinieblas” no podía, por sí mismo, hallar la luz. La tierra en su estado primitivo no se podía transformar a sí misma. Porque el orden se tenía que sacar del caos, ¡Dios Mismo tenía que hacerlo! ¡Si la luz habría de venir al mundo oscurecido, Dios tenía que crearla!

La analogía es cierta en la conversión. Un hombre perdido jamás busca a Dios. La Biblia dice,

“No hay quien busque a Dios” (Romanos 3:11).

El hombre inconverso es como la oveja perdida. La oveja que se pierde no busca al pastor. Es el Pastor quien va, es Jesús quien busca a los perdidos. Jesús va

“y va tras la que se perdió, hasta encontrarla” (Lucas 15:4).

La conversión comienza con Dios Mismo buscando al alma perdida y atrayéndola a Jesús, que dijo,

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).

La actividad del Espíritu Santo es la primera cosa que sucede cuando un pecador caótico, envuelto en tinieblas, es traído a la salvación. Un hombre caído es tan incapaz como la tierra al principio. ¡El pecador perdido no puede regenerarse a sí mismo más que el mundo caótico se podía reformar a sí mismo! ¡Dios tiene que hacerlo!

“…y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”
       (Génesis 1:2b).

Me pregunto esta mañana si Dios se está moviendo en tu vida. Me pregunto si Su Espíritu te está atrayendo fuera del pecado al Salvador. Tú jamás hallarás a Jesús por ti mismo. Depende enteramente de la gracia de Dios, trayendote al Salvador para limpieza y salvación.

III. Tercero, la Palabra de Dios habló.

Ahora escucha mientras leo Génesis 1:3.

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).

Primero estaba la actividad del Espíritu Santo, y luego vino la Palabra de Dios. La primera cosa que Dios dijo: “Sea la luz, y fue la luz.”

Es lo mismo en la conversión. El Espíritu Santo jamás opera fuera del ministerio de la Palabra de Dios. Arthur W. Pink dijo, “La luz viene al percador por medio de la Palabra aplicada por el Espíritu” (traducción de Pink, ibid., p. 17).

“La exposición de tus palabras alumbra” (Salmo 119:130).

Tal como la Palabra de Dios creó la luz en el mundo temprano, también la Palabra de Dios trae luz al alma entenebrecida.

“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (I Pedro 1:23).

Si el Espíritu Santo te está atrayendo, tu corazón será abierto a oir la predicación de la Palabra de Dios, y recibir a Cristo Jesús, que dijo,

“Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12; 9:5).

El gran Spurgeon dijo que ambas, la luz de la creación y la luz de la conversión operan

Sin ayuda de las tinieblas…Mira a tu propia naturaleza caída: ¿hay algo allí que pudiera asistir en la gran obra de salvación? Si crees que sí, tú mismo no sabes. El poder que salva al pecador no es el poder del hombre. El poder del hombre debe morir, porque su único uso es estar lo más lejos posible contra el poder de Dios...No creas que los Cristianos se hacen por educación, ellos se hacen por creación. Podrás lavar un cadaver lo más que quieras...pero no puedes darle vida lavandolo...no lo puedes hacer vivir: la chispa vital tiene que venir de arriba. La regeneración no es de la voluntad del hombre...sino por el poder y la energía del Espíritu de Dios, y el Espíritu de Dios solamente (traducción de Spurgeon, ibid., p. 640).

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).

De nuevo, Spurgeon dijo,

Ninguna voz salió de las oscuras tinieblas: “Oh, Dios, ilumínanos,” el deseo y la idea comenzaron con [Dios] no con las tinieblas. Él dijo: “Sea la luz,” y fue la luz. La primera obra de gracia en el corazón no comienza con el deseo del hombre, sino con Dios implantando el deseo...Entonces ve la ruina de la naturaleza y lo gratuito de la gracia. Vacío y oscuro, un caos entregado a estar cubierto con negrura y oscuridad para siempre, y, mientras que todavía no busca a Dios, la luz se alza, y se cumple la promesa. [La Biblia dice] “Soy hallado por los que no me buscaron” (traducción de Spurgeon, ibid., p. 641).

Tú no tienes más capacidad de hacerte Cristiano de la que el mundo anciano tuvo de salir por sí mismo del caos y las tinieblas. No tienes más capacidad de traer la luz a ti mismo de la que el mundo antiguo tuvo de hallar la luz. La luz que vino a la tierra temprana vino solamente por el poder de la gracia de Dios.

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).

Es lo mismo con la salvación de tu alma.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

La salvación es “no de vosotros, pues es don de Dios.” Tal como la luz era un don para la tierra oscura caótica, así la luz de Jesús es un don de gracia para pecadores, cuyas vidas son “desordenadas y vacías,” cuyas almas están perdidas en tinieblas. La salvación de la tierra temprana fue por la gracia de Dios en Jesús. Y si llegas a ser atraído fuera de las tinieblas al Jesús viviente, sucederá por pura obra de la gracia de Dios solamente.

Sublime gracia, que salvó,
   ¡A un vil ser como yo!
Fui ciego, mas hoy miro yo,
   Perdido y él me halló.
(Traducción libre de “Amazing Grace” por John Newton, 1725-1807).

“Oh,” he oído a muchos decir, “Yo estaba perdido y lo sabía. Estaba resistiendo a Dios, y sabía que lo estaba resistiendo. Pero luego, de alguna manera, no puedo explicarlo, mi corazón fue quebrantado por mi pecado. Y de alguna manera, no puedo enterder completamente la razón, mi resistencia fue quebrantada. ¡Vine a Jesús, y Él lavó mis pecados y me hizo limpio ante la vista de Dios!” ¡Esa es salvación por la gracia de Dios en Jesús!

Si tal maravillosa gracia viene a ti, vendrá de repente, como siempre lo hace, tal como fue en el primer día de la creación, cuando

“Dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).

Que la maravillosa, gracia de Dios que no mereces, venga a ti pronto, para salvarte de una vida de caos y de una ruina eterna. Que la gracia de Dios te atraiga a la luz del Señor Jesucristo, y que vengas a conocer a Jesús, que conocerlo es “vida de entre los muertos” (Romanos 11:15).

Ven a la Luz, no quieres perder,
Gozo perfecto al amanecer;
Yo ciego fui, mas ya puedo ver,
Jesús es la luz del mundo.
   (Traducción libre de “The Light of the World is Jesus”
      por Philip P. Bliss, 1838-1876).

¡O ven a la luz! ¡Ven a Jesús! ¡Ven a Jesús y se salvo instantáneamente! ¡Ven a Él ahora!


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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“The Light of the World is Jesus” (por Philip B. Bliss, 1838-1876).


EL BOSQUEJO DE

EL PRIMER DÍA DE LA CREACIÓN

(SERMÓN #2 SOBRE EL LIBRO DE GÉNESIS)

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Rev. John Samuel Cagan

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:1-3).

(Génesis 1:3-5; Marcos 13:19; 10:6; Juan 1:4; 8:12)

I.    Primero, la condición caótica, Génesis 1:2a; Isaías 57:20;
Efesios 4:18.

II.   Segundo, el Espíritu de Dios se movía, Génesis 1:2b; Romanos 3:11;
Lucas 15:4; Juan 6:44.

III.  Tercero, la Palabra de Dios habló, Génesis 1:3; Salmo 119:130;
I Pedro 1:23; Juan 8:12; 9:5; Efesios 2:8-9; Romanos 11:15.