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CÓMO JUDAS ISCARIOTE FUE
DESTRUIDO POR SATANÁS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 25 de Febrero del 2018

“Y después del bocado, Satanás entró en él” (Juan 13:27).


El “bocado” era un pedazo del pan sin levadura que Jesús y los Discípulos comieron en la Última Cena. “Y después del bocado, Satanás entró en él”. Este es uno de los versos más terribles en la Biblia. Nos dice que el mismo Satanás entró en Judas – y él fue poseído por el Diablo. Esto es muy notable porque Judas era uno de los Discípulos más cercanos de Jesús. Hay una advertencia en la historia de Judas para todos nosotros – seamos salvos o perdidos.

Judas Iscariote era el hijo de Simón Iscariote. “Iscariote” se refiere a su ciudad natal de Keriot, en el sur de Judea. Por lo tanto Judas era el único de los doce Discípulos que no era de Galilea en el norte. Su nombre se da siempre por último en las listas de los doce Discípulos. Debe de haber sido un Discípulo importante. Él sirvió como su tesorero.

La historia de Judas Iscariote es oscura y temible. Pero es importante ya que está registrada en los cuatro Evangelios, y es necesario que un predicador hable de ella de vez en cuando. Yo voy decir la historia de cómo Judas se volvió poseído por el demonio. He aquí la historia.

En el tercer capitulo de Marcos dice que Jesús subió a un monte y llamó a los Discípulos a Él. Estos eran los hombres que establecerían las iglesias después que Jesús ascendiera de nuevo al Cielo. De aquí en adelante la obra principal de Jesús sería enseñar y entrenar a estos doce Discípulos. Jesús los llamó Apóstoles – lo que significa que eran “enviados”. Él los llamó a estar con Él, a que aprendieran de Su ejemplo y a compartir en Su ministerio. Él les daría autoridad para predicar, para sanar enfermedades y para expulsar demonios en Su nombre. Una de las responsabilidades era vencer el poder de los demonios. Sus nombres están registrados en Marcos 3:16-19. El nombre del primero era Pedro. El nombre del doceavo era Judas Iscariote.

En Mateo 10:1-4, se nos dice que Jesús envió a estos doce Discípulos a echar fuera demonios, a sanar a los enfermos y a predicar. Una vez más todos los nombres de los doce están escritos. De nuevo, el primero de ellos es llamado Pedro, y el último es llamado Judas Iscariote. Mateo 10:1 dice que Jesús dio a todos estos Discípulos “autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera” así como para realizar otros milagros y predicar. A Judas se le dio esta “autoridad” – y él mismo expulsó demonios, sanó a enfermos, y predicó. Judas fue el que después traicionó a Jesús. Pero Jesús le dio a este hombre la autoridad y poder para predicar (Mateo 10:7). También se le dio autoridad para “Sana[r] enfermos, limpia[r] leprosos, resucita[r] muertos, echa[r] fuera demonios” (Mateo 10:8). Este es un punto importante que recordemos hoy. Nos muestra que no todos los que dicen que son Cristianos pueden ser confiados. ¡Aunque puedan sanar a enfermos, expulsar demonios – y sí, resucitar muertos! Algunos hombres malos han podido hacer esas cosas en la historia de la Cristiandad. Toma por ejemplo a Rasputín, un monje Ruso que fue llevado al castillo del Zar para curar a su hijo. Y hoy en día hay que tener mucho cuidado de hombres como Benny Hinn, y otros evangelistas “curadores”. Pueden ser tan malos como Judas Iscariote – que más tarde traicionó a Jesús en el huerto de Getsemaní. Pero Judas no fue poseído por Satanás de inmediato. ¡Hubo pasos que tomó en su camino a la destrucción!

Como dije, Judas era el tesorero de los Discípulos. Él cargaba en una “bolsa” o cartera el dinero que tenían. Él les daba dinero de la bolsa a los demás Discípulos cuando lo necesitaban. La Biblia dice que Judas Iscariote “era ladrón, y teniendo la bolsa [de dinero], sustraía de lo que se echaba en ella” (Juan 12:6).

Judas “era ladrón”. Eso significa que tenía el corazón de un ladrón. Él robaba del dinero que había en la bolsa (o cartera) que cargaba. El Comentario de Matthew Henry dice: “Amaba en su corazón manosear el dinero”. No hay nada malo con ganar dinero con trabajo honesto. Pero el Apóstol dijo:

“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (I Timoteo 6:10).

J. C. Ryle habló del “peligro inmenso del amor al dinero…es un lazo para el pobre como también lo es para el rico. Confiar en ello arruina el alma. Estemos contentos con lo que tenemos” (traducción de J. C. Ryle, Expository Thoughts on Mark, Banner of Truth, 1994 paperback, pp. 210, 211; nota sobre Marcos 10:23).

He visto a muchos jóvenes descarriarse porque quieren “seguridad”. Los he visto ir dejando gradualmente un fuerte cometido Cristiano para buscar “seguridad” en una carrera bien pagada. Puedo pensar en un hombre quien hace mucho tiempo fue tentado por este mundo y se apartó de Jesús. Otra palabra para seguridad es dinero. Es peligroso confiar en el dinero. Jesús dijo: ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en [el dinero]! (Marcos 10:24).

Uno de los versículos de mi padre, el Dr. Cagan, es Proverbios 11:4 “No aprovecharán las riquezas en el día de la ira”. Él me dijo que los jóvenes piensan que la palabra “lujuria” solamente se refiere al pecado sexual o las drogas. Dijo: “no se dan cuenta que la lujuria por el dinero y el prestigio es tan peligrosa como el pecado sexual y la heroína – quizás todavía más para los Cristianos jóvenes”. El Dr. Cagan mismo fue tentado por Satanás a vivir por la seguridad y el prestigio. Su gran deseo era ganar un millón de dólares antes de cumplir treinta años. Él dejó esa lujuria cuando fue convertido. Ahora él es el pastor asociado de nuestra iglesia. ¡Sigue el ejemplo de él!

¡Judas Iscariote fue destruido y fue al Infierno porque tuvo lujuria por el dinero en la bolsa que cargaba! ¡Recuerda la Parábola del Sembrador!

“La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas [o dinero] y los placeres de la vida, y no llevan fruto” (Lucas 8:14).

Te puedes enredar tanto en conseguir “las riquezas y los placeres de la vida” que gradualmente eres “ahogado” y te vuelves un Cristiano solo de nombre. Eso fue lo que arruinó a un líder anterior que dividió nuestra iglesia hace años. ¡Huye de eso! ¡Huye de eso! ¡Huye de la lujuria de Judas!

“Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

La mayoría de ustedes me han oído a nuestro pastor, Dr. Hymers, decir acerca de algo que le pasó cuando estaba en la universidad. A él le iba muy duro. Tenía que trabajar desde las 8:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde. Luego tomó clases en la Universidad Estatal de Los Ángeles en la noche. Le tomó ocho años obtener su licenciatura en la noche. A la mitad de la universidad estuvo tan cansado y desanimado que fue amargamente tentado por Satanás. En ese momento uno de sus profesores le sugirió que se hiciera maestro. Él era un hombre que Dr. Hymers admiraba, que enseñaba literatura moderna. Le dijo que podía tener una buena carrera como profesor de Inglés. Consideró muy seriamente renunciar a la idea de entrar en el ministerio, y hacerse maestro en vez. Casi lo hizo, pero fue a ver a su pastor Dr. Lin primero. Dr. Lin le dijo que él nunca iba a estar satisfecho con nada menos que el ministerio. Recuerda darse cuenta de que la idea de convertirse en un profesor de Inglés era una tentación del Diablo. El Dr. John R. Rice fue tentado exactamente de la misma manera antes de entrar al ministerio. No era pecado para cualquier otra persona hacerse maestro, pero hubiera sido un pecado para Dr. Hymers. No era lo que Dios quería que hiciera con su vida.

¡Si Dr. Hymers hubiera cedido a la tentación ninguno de ustedes estaría aquí esta mañana! El Sr. Griffith no hubiera sido salvo. El Dr. Chan no hubiera sido salvo. Tampoco lo sería el Sr. Lee, o cualquiera de los líderes de nuestra iglesia. Tú tampoco hubieras sido salvo. ¡De hecho, muchos de ustedes no hubieran nacido! Muchos de sus padres se conocieron aquí. Ellos no se hubieran casado y tú nunca hubieras nacido. No existiría esta iglesia. Dr. Hymers nunca hubiera conocido a su esposa maravillosa. Su hijo Robert Leslie no hubiera nacido, y sus hijas Hannah y Sarah nunca hubieran vivido.

La iglesia que Dr. Hymers empezó en el Norte de California no existiría. No existirían las cuarenta iglesias que salieron de ella. Cientos de personas no serían salvas – y los manuscritos de sermones y videos en nuestro sitio de internet nunca se hubieran predicado o publicado en todo el mundo. Literalmente miles de vidas hubieran sido cambiadas para mal si Dr. Hymers hubiera cedido a la tentación de hacerse profesor de Inglés en algún colegio o universidad.

Después, cuando Dr. Hymers se graduó de la universidad y fue al seminario, fue tentado fuertemente otra vez a dejar el ministerio. En realidad dejó el ministerio por unos cuantos días. Pero Dios le volvió a llamar una noche. A través de mucha soledad y dolor de corazón siguió adelante – y se alegra de haberlo hecho. Esta iglesia vale más para él que todo el oro en la tierra. ¡Este ministerio mundial en el Internet vale más para él que millones de dólares! ¡Te puede parecer cosa pequeña a ti, pero esta iglesia es la cosa más importante en el mundo para Dr. Hymers!

Mi alma, amor a Él yo doy,
   A Jesús quien murió por mí;
O que le sea siempre fiel,
   Mi Salvador y Dios.
Yo viviré por mi Jesús,
   Feliz será mi vida así,
Yo viviré por mi Jesús,
   Mi Salvador y Dios.
(“I’ll Live For Him” por Ralph E. Hudson, 1843-1901;
     alterada por Dr. Hymers).

No sólo nuestro pastor ve que tesoro esta iglesia es ahora – también ve lo que esta iglesia debe ser, lo que puede ser, y lo que por la gracia de Dios será. ¡En su mente puede ver todos los rincones de este auditorio llenos de gente joven feliz! Puede ver al Espíritu de Dios que desciende. ¡Ve las caras brillantes de los jóvenes llorando y orando, y gritando de alegría! Puede ver a los jóvenes dando sus vidas al ministerio – y algunos yendo a los campos extranjeros como misioneros. ¡Puede ver una iglesia poderosa, a punto de explotar – con el amor de Dios saliendo desde este lugar a los rincones oscuros de nuestro país y nuestro mundo! ¡Puede ver a Cristo Jesús alzado y vertiendo Su amor a cientos y cientos de almas en toda la tierra! Los puede oír cantando,

Yo viviré por mi Jesús,
   Feliz será mi vida así,
Yo viviré por mi Jesús,
   Mi Salvador y Dios.

Judas una vez se sintió así. Pero él era un amante de Jesús dividido. Partido en dos maneras. Una parte de él quería a Jesús. Pero otra parte de él quería las cosas de este mundo. La Biblia dice: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8). Y así, Judas mete la mano en la pequeña bolsa de dinero que los Discípulos tenían. No era mucho - sólo un puñado de monedas que la gente había dado amablemente a Jesús cuando fueron bendecidos por Él. Pero Judas tocó el dinero una y otra vez. De vez en cuando robó unas cuantas monedas para sí mismo.

Igual que todos los Discípulos él había pensado que Jesús iba a establecer Su reino terrenal de inmediato. Incluso después de resucitar de entre los muertos, dijeron, “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Ellos estaban planeando cuál de ellos sería el mayor en el reino. Discutían entre ellos: “sobre quién de ellos sería el mayor” (Lucas 9:46).

“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus Discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los sacerdotes y de los escribas, y ser muerto...” (Mateo 16:21). Creo que Judas comenzó a pensar que Jesús iba a morir y no establecer Su reino – que no tenía nada más que ganar con seguir a Jesús. El Diablo se acercó más y más a Judas mientras pensaba en estas cosas.

Ahora, la fiesta de la Pascua se acercaba. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban alguna manera de matar a Jesús. “Y entró Satanás en Judas…y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron, y convinieron en darle dinero” (Lucas 22:3-5). “Y entró Satanás en Judas”. Quien había querido el dinero todo el tiempo. Ahora, el Diablo juega con su punto débil, y Judas cedió – “Y entró Satanás en Judas” – y él fue a los principales sacerdotes para entregarles al Salvador. ¡Judas Iscariote traicionó a Jesús por dinero! ¡La codicia arruinó su alma!

Una mañana mi padre Dr. Cagan dio un poderoso sermón sobre “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (I Juan 2:16). El Dr. Cagan dijo: “¿Qué quiero decir con ‘los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida’? Estoy hablando del dinero y de lo que puede comprar – una casa, un carro, buena ropa, viajes lujosos, todo lo demás…Cuando el dinero y lo que puede comprar atrapa tus ojos y se vuelve tu meta principal, y vas por más y más, has sido capturado y esclavizado por los deseos de los ojos. También estoy hablando de las alabanzas de la gente perdida. Estoy hablando acerca de honores y promociones y títulos y certificados, y todas las cosas buenas que la gente diga de ti. Sí, debes salir bien en la escuela. Sí, debes conseguir un trabajo y hacerlo bien. Pero cuando los honores y las promociones y los títulos y las alabanzas apartan tu cabeza de las cosas de Dios, has sido capturado por la vanagloria de la vida”.

Luego Dr. Cagan habló de personas que el Diablo usará para tentarte. Él dijo: “Él va a usar a la gente que te agrada y respetas. Utilizará la gente...de la cual aprendiste – los que se llaman ‘mentores’ en el mundo de los negocios. Él va a utilizar a las personas en tu universidad que admiras y respetas – a tus profesores y otros mentores” en tu vida. Vas a escucharlos y a seguir sus consejos. No pensarás en ellos de esta manera, pero ellos se convertirán en tu verdadero pastor – tu pastor, tu guía ...No vas a pensar que es una tentación. Para ti se verá bien. Pero alejará tu amor de Jesús...Cuando eras joven, Jesús y la iglesia parecían muy importantes, pero ahora empezarás a ponerlas en un estante en una parte más pequeña de tu vida... ¡Y así sucesivamente – y se va – hasta que estés cautivo – como Sansón, con los ojos cegados, moliendo en un molino de ruedas del mundo!” (traducción de Christopher L. Cagan, Ph.D., “El Mundo de la Iglesia o el Mundo Vasto?”, La Mañana del Día del Señor, 13 de Marzo de 2016).

Cuando nuestro pastor leyó el gran sermón del Dr. Cagan pensó, “¡Oh, Dios! ¡Yo debería haber predicado eso hace mucho tiempo!” ¿Esto sólo se aplica a uno o dos de nuestros jóvenes? Pensó en eso por un tiempo. Luego Dr. Hymers escribió en un pedazo de papel los nombres de los doce jóvenes en nuestra iglesia que fueron conducidos a la ceguera Satánica por tentaciones parecidas a las que menciona el Dr. Cagan. ¡Su corazón estaba enfermo cuando se dio cuenta de que su predicación había fallado en este punto, ya que esos doce jóvenes fueron absorbidos por la mundanalidad por el mismo espíritu maligno que condujo a Judas Iscariote, paso a paso, para traicionar al Salvador!

Judas nunca imaginó que terminaría de esta manera, ya que cedió a la tentación poco a poco. Por fin, Satanás entró en él y él traicionó a Jesús. ¿Sabes la cantidad de dinero que recibió por traicionar a Jesús? Obtuvo solo 30 monedas de plata. El Diccionario Davis de la Biblia (The Davis Dictionary of the Bible) dice que era “como $19.50, el precio normal de un esclavo”. ¡El Diablo consigue la mayoría de la gente barato! Rara vez paga caro. ¡Consigue a la mayoría de la gente barato! Extrañamente, Dr. Hymers contó 12 jóvenes en nuestra iglesia que el Diablo consiguió de esta manera. Luego volvió treinta años atrás en su mente, y anotó los nombres de exactamente 12 personas que una vez fueron trabajadores asalariados en nuestra iglesia – ¡que Satanás arruinó de la misma manera!

Así que, Judas llevó a los enemigos de Jesús al Huerto de Getsemaní aquella terrible noche. Entonces arrastraron a Jesús a ser azotado y crucificado. Así Judas consiguió sus 30 piezas de plata – que valían como $19.50.

Más tarde aquella noche “Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió [sintiendo remordimiento] las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo:

‘Yo he pecado entregando sangre inocente’.

Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó” (Mateo 27:3-5). ¡Él se puso una soga al cuello y se colgó! Ese fue el versículo Bíblico que nuestro pastor memorizó, “Yo he pecado entregando sangre inocente” (Mateo 27:4). Dr. Hymers memorizó ese versículo y lo dijo cuando hizo la parte de Judas Iscariote en una gran obra de teatro en la Primera Iglesia Bautista de Huntington Park, California. Él tenía dieciocho años. Ese versículo le persiguió hasta que fue convertido dos años más tarde. “Yo he pecado entregando sangre inocente”.

Esta mañana te pregunto, ¿traicionarás a Jesús en tu vida? ¿O le darás a Jesús y a la iglesia el primer lugar en tu corazón y en tu vida? ¿Confiarás en Jesús y vivirás por Él, y para Él solamente? ¿Dentro de treinta años podrás todavía cantar aquella canción de corazón?

Mi alma, amor a Él yo doy,
   A Jesús quien murió por mí;
O que le sea siempre fiel,
   Mi Salvador y Dios.
Yo viviré por mi Jesús,
   Feliz será mi vida así,
Yo viviré por mi Jesús,
   Mi Salvador y Dios.

Oh, dale tu corazón y tu vida a Jesucristo – ¡y nunca te alejes de Él a las tentaciones de este mundo! Canta el himno conmigo. Es el número 6 en el cancionero.

Mi alma, amor a Él yo doy,
   A Jesús quien murió por mí;
O que le sea siempre fiel,
   Mi Salvador y Dios.
Yo viviré por mi Jesús,
   Feliz será mi vida así,
Yo viviré por mi Jesús,
   Mi Salvador y Dios.

Si deseas venir y hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, por favor ven y siéntate en las primeras dos filas. Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Yield Not to Temptation” (por Horatio R. Palmer, 1834-1907).