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Y VOSOTROS ESTÉIS EXCLUIDOS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 22 de Octubre del 2017

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).


Jesús viajaba por las ciudades y aldeas en Su viaje hacia Jerusalén. Grandes multitudes se reunieron para escucharle predicar y hacerle preguntas. En esta ocasión, un hombre dio un paso adelante y dijo: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” Jesús no respondió directamente al hombre. Se volvió hacia la multitud y respondió a la pregunta.

Jesús les dijo que un esfuerzo para entrar en la salvación es necesario. Dijo que muchos tendrían algún interés en la salvación pero no serían salvos. No serían salvos porque no estaban dispuestos a esforzarse y por eso permanecerían perdidos. Les dijo que pasaría el tiempo en que podrían ser salvos. Les dijo que vendría un tiempo donde habrían cometido el pecado imperdonable. Luego habló de personas en el Infierno llorando y gritando. Ellos verían a los patriarcas en el Cielo, pero ellos mismos estarían en el Infierno. Finalmente, Jesús les dice que las personas de todas las naciones y lenguas serán salvas. Personas desde el este, desde el oeste, desde el norte, y desde el sur serían salvas por Jesús. Las personas de todas las razas descenderán y “se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lucas 13:29).

Las palabras que Jesús pronunció deben haberlos “asombrado”. ¡Nunca habían oído tal cosa! Los rabinos siempre les habían dicho que solo ellos eran el pueblo de Dios. Pero Jesús les dijo que la mayoría de ellos se perderían. Jesús les dijo que ellos se perderían y que la gente de países lejanos tomaría su lugar en el reino de Dios.

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

Dijo que llorarían y gritarían cuando vieran a los patriarcas en el Cielo.

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

En este texto hay una advertencia – una terrible advertencia. Otros serán salvos

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

Si tus ojos estuvieran abiertos, te darías cuenta de que estas palabras describen la oración más terrible y la advertencia más impresionante que se da en la Escritura:

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

Ahora aplicaré esta advertencia de cuatro maneras.

I. Primero, el texto tiene una advertencia para los “niños de iglesia”.

¿Quiénes son los “Israelitas” entre nosotros ahora? ¿Quiénes son aquellos a quienes Jesús habló ese día? Cuando habló, dijo:

“Porque [ellos] vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lucas 13:29).

“Ellos” vendrán y serán salvos. Pero luego dijo:

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

¿Quiénes son los que se mencionan como “ellos” y quiénes son los que se mencionan como “vosotros”? “[Ellos] vendrán”. “Vosotros estéis excluidos”. La aplicación debe ser obvia. “[Ellos] vendrán” habla a las personas nuevas. “Vosotros estéis excluidos” habla a los niños de iglesia.

Esta es una triste y sorprendente verdad de la Escritura. “[Ellos] vendrán” y “Vosotros estéis excluidos”. Los Israelitas descuidaron a Jesús y fueron excluidos. Debido a tu negligencia con Jesús, también serás pasado por alto. Serás empujado hacia un lado y entrarán nuevos jóvenes y ocuparán tu lugar. ¿Esto es sorprendente para ti? No debería serlo. Has estado aquí el tiempo suficiente para verlo pasar muchas veces. “[Ellos] vienen” y “tú eres excluido”. ¿No has visto que eso sucede muchas veces? La gente de la iglesia se va y personas nuevas vienen y toman su lugar. ¿No has visto eso pasar? Un miembro de la iglesia se va. Una persona nueva viene y es salva. Lo has visto una y otra vez.

¿Y por qué debería ser diferente contigo? Has crecido en la iglesia. Ahora eres veterano. Cuando tengas la oportunidad, dentro de algunos meses o algunos años, también te irás – y las personas nuevas que vinieron y fueron salvas te reemplazarán en la iglesia. “[Ellos] vendrán” – “y vosotros [seréis] excluidos”.

Esta es una advertencia terrible para los niños de iglesia,

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

II. Pero, segundo, el texto tiene una advertencia contra la familiaridad para
la gente nueva.

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

Incluso si no naciste en la iglesia, puedes ser expulsado también.

¿Qué fue acerca de esta gente a la que Jesús le habló que la descalificaba de ser salva? Te diré lo que era. Se habían acostumbrado tanto a su religión que se convirtió en una segunda naturaleza para ellos. Escuchaban la lectura de la Biblia y los sermones ser predicados Sábado tras Sábado. Se acostumbraron a eso. Era lo mismo semana tras semana. Nada de lo que escucharon podría causarles una impresión. Era “lo mismo de siempre”. ¿No es eso lo que Jesús les decía a estas personas? La Biblia dice:

“Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero [Jesús] os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13:26-27).

Puedes acostumbrarte tanto a escuchar la predicación que no te afectará más de lo que le afectó a ellos. Ellos dirían: “Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste”. Pero Él decía: “Apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”.

¡Aun si fuiste una vez una persona nueva, esto te puede pasar rápidamente! Puedes acostumbrarte rápidamente a la predicación y las advertencias. Pronto la predicación no te impresionará más que a los “niños de iglesia”. ¡Pronto serás tan frío, sin vida y sin esperanzas como cualquier cínico niño de iglesia! ¡Cuando eso suceda, estarás tan desesperadamente perdido y endurecido como ellos!

Te lo advierto – ¡no lo dudes! No esperes a “aprender más”. Cuanto más aprendas, más duro será tu corazón. Puedes aprender rápidamente a ser como los “niños de iglesia” perdidos – ¡y cuando llegues a ser como ellos, estarás tan irremediablemente endurecido contra la verdadera conversión como ellos!

Si te vuelves como los “niños de iglesia” perdidos, Dios enviará a otros a la iglesia para tomar tu lugar y ser salvos:

“Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lucas 13:29).

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

III. Entonces, tercero, el texto le da una advertencia a cada pecador
no convertido contra el endurecimiento del corazón.

Cada uno de ustedes es advertido por el texto:

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

Seas quien seas, hay una advertencia para ti en el texto:

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

El Espíritu Santo no siempre estará presente como lo está ahora. No siempre estará aquí para calentar tu corazón, y provocar tu conciencia y mostrarte tu necesidad de Jesucristo.

“Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre” (Génesis 6:3).

Si sientes que eres un pecador, te lo advierto, no siempre será así. Si sientes que tu corazón y tu mente son malos, no siempre te sentirás de esta manera. Si sientes que mereces ser castigado por un Dios Santo, ese sentimiento pronto te dejará. ¡Te lo advierto! ¡El Espíritu Santo no siempre contendrá contigo como lo está haciendo ahora!

Y cuando el Espíritu Santo se haya ido, serás tan indefenso como Sansón cuando su pelo fue cortado por una mujer malvada. “Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él” (Jueces 16:20). Pensó que podía “salir como en otras ocasiones” (ibíd.). ¡Pero el Espíritu Santo se había ido de él! Estaba completamente indefenso cuando el enemigo entró y lo ató con cadenas, y sacó sus ojos “que moliese en la cárcel” (Jueces 16:21).

Cuando el Espíritu de Dios te deje, serás atado en cadenas por los demonios. Tus ojos espirituales serán arrancados por demonios para siempre. Y Satanás te arrastrará en sus cadenas para moler en la cárcel por el resto de tu vida.

¿Te preocupa? ¿Te importa lo que le está pasando a tu alma? ¿Tienes miedo? Dios te ayude – ¡espero que sí! La Biblia dice:

“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7).

“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal” (Proverbios 3:7).

El Salmista dijo de Dios:

“Tú, temible eres tú; ¿Y quién podrá estar en pie delante de ti cuando se encienda tu ira?” (Salmo 76:7).

¡No te entregues a las cadenas en la “cárcel” del diablo con Sansón! Ven, teme a Dios; ¡Y ven a Jesús para la salvación de la ira de Dios! Solo la Sangre y la justicia de Jesús, imputadas por la fe en Jesús, pueden salvarte del castigo de un Dios airado.

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

IV. Pero, cuarto, volvemos al texto una vez más, y encontramos
en él una advertencia sobre la reprobación.

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

No solo serás expulsado cuando mueras. Mientras estás vivo, serás expulsado de la gracia de Dios. Dios te abandonará. Serás entregado a la reprobación. Una vez seas entregado a la reprobación será imposible que seas salvo. La Biblia dice:

“Dios los entregó a una mente reprobada” (Romanos 1:28).

Cuando Dios te entrega a la reprobación, nunca puedes ser salvo, incluso si lo deseas. Serás como Esaú. Él rechazó la gracia de Dios. Entonces Dios lo abandonó. Fue entregado a la reprobación y nunca pudo ser salvo. La Biblia dice:

“Y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Hebreos 12:17).

Esaú quería encontrar a Dios. Pero no pudo. ¡Era demasiado tarde!

Serás como Faraón que rechazó la predicación de Moisés. La Biblia dice: “Se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón” (Éxodo 9:34). Luego llegó un momento en que “Jehová endureció el corazón de Faraón” (Éxodo 10:20, 27, 11:10). Dios abandonó a Faraón. Dios endureció el corazón de Faraón. Dios dio a Faraón a la reprobación. Dios se apartó de Faraón y nunca más volvió a hablar con él. Faraón nunca fue salvo. No pudo serlo. ¡Y eso es lo que te pasará!

Nuestro texto dice: “Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28). Serás expulsado de la gracia de Dios. Serás expulsado de toda posibilidad de ser convertido. Rechazaste a Jesús. Rechazaste el Evangelio. ¡Y ahora no puedes ser salvo!

Nota que el texto dice:

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

La palabra “excluidos” viene de la palabra Griega “ekballo”. La Concordancia de Strong nos dice que significa “expulsar”, “echar”, “sacar”. Serás expulsado de la gracia de Dios. Dios se alejará de ti. Nunca volverá a hablarte como lo hizo antes. Dios tratará contigo solo en el juicio. Dios dirá: “Me rechazaste. Ahora Yo te rechazo”.

Verás que las personas que vinieron a la iglesia solo unas pocas veces confiaron en Jesús y fueron salvas, “y vosotros estéis excluidos”. ¡No rechaces la salvación a través de la Sangre de Jesús! No esperes en venir a Jesús para que Él lave tus pecados en Su Sangre. Sin no será demasiado tarde para ti.

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

¡Si eres perdido, ven y se salvo antes de endurecerte como aquellos que no pueden ser salvos! Ven a Jesucristo, el Hijo de Dios. Él está vivo, a la diestra de Dios el Padre en el Cielo. ¡Ven a Jesús y se limpiado de tus pecados por Su Sangre eterna! ¡Ven a Jesús! ¡Ven a Él ahora! ¡Lánzate a Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! ¡No esperes! ¡Ven ahora y se limpio antes de que tu corazón se vuelva más duro, y tu voluntad esté fija contra el Cordero de Dios en la oscuridad de la naturaleza! Ven, antes de que se diga de ti,

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

Confía en Jesús antes de que sea demasiado tarde. Dr. Hymers, por favor venga y cierre este servicio.


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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“If You Linger Too Long” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980).


EL BOSQUEJO DE

Y VOSOTROS ESTÉIS EXCLUIDOS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan

“Y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28).

I.    Primero, el texto tiene una advertencia para los “niños de iglesia”,
Lucas 13:29.

II.   Segundo, el texto tiene una advertencia contra la familiaridad
para la gente nueva, Lucas 13:26-27, 29.

III.  Tercero, el texto le da una advertencia a cada pecador no
convertido contra el endurecimiento del corazón, Génesis 6:3;
Jueces 16:20-21; Proverbios 1:7; Proverbios 3:7; Salmo 76:7.

IV.  Cuarto, el texto tiene una advertencia sobre la reprobación,
Romanos 1:28; Hebreos 12:17; Éxodo 9:34; 10:20, 27; 11:10.