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HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 3 de Septiembre del 2017

“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).


El único propósito de Juan Bautista era hablar de Jesús. Que podamos ser como Juan con un mensaje: “Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2). Nacimos para ese propósito: para hablar de Jesús, y hablar de Su poder para salvar a hombres y mujeres pecadores.

Ese fue el propósito de Juan el Bautista – decirles a las personas que Jesús había venido para quitarles su pecado. Él no dijo: “He aquí el gran Ejemplo”. Él no dijo: “He aquí el gran Maestro”, a pesar de que pudo haber dicho esas cosas acerca de Jesús. Pero esas no fueron las cosas principales que dijo acerca de Jesús. Lo primero de lo que Juan habló fue, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Su tema principal fue Jesús como el Salvador del pecado del hombre. Juan el Bautista no trató de “enseñar” a los perdidos a ser Cristianos. Él proclamó valientemente el Evangelio a su público perdido.

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Por lo tanto, enfócate en el Cordero de Dios, quien es el Salvador Jesucristo. No hay expiación sino por sustitución – y ningún sustituto excepto Jesucristo. La Biblia dice, “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores” (Isaías 53:4). Ciertamente “llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (I Pedro 2:24). Seguramente fuimos limpiados de nuestros pecados “con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (I Pedro 1:19). Ciertamente, Él es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Jesús es el Cordero de Dios que puede quitar tu pecado. Jesús es el Salvador. Jesús no es sólo una figura histórica que hizo abstractamente algo hace miles de años. Jesús está vivo y debes llegar personalmente fuera de ti mismo por fe a Jesús. Pero antes de que Jesús te salve, primero necesitas un Salvador. No necesitas un psicólogo, un terapeuta o una solución a algún otro problema de la vida, tu alma dentro de ti mismo debe clamar por un Salvador. Debes realmente necesitar tus pecados quitados. Observe varias cosas de nuestro texto.

I. Primero, Juan vio a Jesús personalmente, su sacrificio por el pecado.

Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios...” La palabra Griega traducida como “He aquí” significa “mirar” o “ver”. El texto podría ser traducido – “¡Mira! El Cordero de Dios” o “¡Ve! el Cordero de Dios...” ¡Es una expresión de sorpresa! Ten en cuenta que Juan dijo dos veces en este capítulo: “Yo no le conocía” (v. 31). “Yo no le conocía” (v. 33). Algunos expositores dicen que Juan y Jesús nunca se habían visto antes. Pero me parece muy difícil de creer. Hay un significado diferente aquí. Cuando bebé, Juan el Bautista saltó en el vientre de su madre cuando ella se acercó a Jesús estando en el vientre de María. Juan conocía a Jesús, pero él no le conocía como el portador del pecado. Juan conocía a Jesús como persona, como ser humano. Pero él no conocía a Jesús como el que “quita el pecado del mundo”. Cuando Juan sumergió a Jesús bajo las aguas del Jordán, oyó a Dios decir: “Este es mi Hijo amado”. ¡Es ahí cuando Juan supo, Jesús es el Cordero de Dios! Él nunca dijo después: “Creo que este es el Cordero de Dios” o “Este podría ser el Hijo de Dios”. ¡No! Después de ese encuentro en el río Jordán Juan estaba seguro. Él dijo:

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Al igual que Juan, debes conocer a Jesús Mismo – ¡y debes verlo a Él como el que quita tus pecados! No sirve de nada leer libros acerca de Jesús. Ni siquiera te ayudará ver esa película impactante, “La Pasión de Cristo”. ¡No! Eso es más información. Estás buscando más información para preparar el lugar de aterrizaje para tu bien analizada experiencia de seguridad. Estás buscando seguridad, no la salvación. Juan no dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que te hace sentir como si fueras salvo”. Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Cuando confías en Jesús, tu pecado es quitado, y si lo sientes o no es irrelevante. Todo lo que es relevante es Jesús. Debes mirar a Jesús Mismo por fe. ¡El pecado es limpiado por la Sangre de Jesús en el momento en que lo ves por fe! ¡Mira a Jesús y se salvo! “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

II. Segundo, Juan vio a Jesús, el único sacrificio por el pecado.

“He aquí el Cordero de Dios...” La pequeña palabra Griega es “ho”. Significa “el”. El texto no dice: “He aquí uno de los Corderos de Dios que quita el pecado del mundo”. ¡No! ¡No! ¡Eso es lo que los filósofos ciegos de este mundo dicen! Pero están equivocados. ¡Buda no puede hacerlo! ¡Mahoma no puede hacerlo! ¡Los Mormones no pueden hacerlo! ¡Los Testigos de Jehová no pueden hacerlo! ¡Los sacerdotes no pueden hacerlo! ¡Y tú no puedes hacerlo! ¡No puedes hacer que suceda! ¡No puedes ganar tu salvación intentándolo lo suficiente! ¡No! ¡Sólo Jesús puede hacerlo! “He aquí el Cordero de Dios” – ¡el único Cordero de Dios por el cual nuestros pecados pueden ser quitados! Horatius Bonar dijo:

En Jesús pongo mis pecados,
   El Cordero de Dios;
Él lo lleva y nos libera,
   De la maldición.
A Jesús traigo mi culpa,
   Para que limpie mis manchas
En Su preciosa sangre,
   Hasta que no quede nada.
(Traducción libre de “The Burden-Bearer” por Horatius Bonar, 1808-1889;
      al son de “The Church’s One Foundation”).

III. Tercero, Juan vio a Jesús, el sacrificio de Dios.

Él dijo: “He aquí el Cordero de Dios...” Dios tiene un solo Hijo, Su Hijo unigénito. Y la Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Juan 3:16). Dios dio a Su Hijo unigénito como sacrificio en la Cruz. Si piensas en eso, ¿quién sino Dios podría haber proporcionado un sacrificio por el pecado del mundo? Dios Mismo debe proveer el sacrificio. Y que el sacrificio debe ser el Hijo unigénito de Dios. Tu pecado es tu problema fundamental. Has hecho cosas que sabes que están mal, pero sólo entenderás lo horrible que son cuando entiendas completamente a quién has ofendido.

No sólo has pecado contra tus padres, tus amigos y contra ti, pero también has pecado contra el Dios Santo y Todopoderoso. Pecas en tus pensamientos, palabras y acciones contra Dios Mismo y el castigo por esto podría ser infinitamente severo. Es por eso que nadie más en todo el universo excepto Jesús, el Hijo de Dios Mismo, podría pagar el castigo por nuestro tu pecado. ¡El Hijo de Dios se convirtió en el sustituto de los pecadores, pagando su deuda de pecado en la Cruz! Es por eso que debes tener a Jesús, el Cordero de Dios, y nadie más.

IV. Cuarto, Juan vio a Jesús, el único que quita nuestro pecado.

Él dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. La Biblia dice, “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). Nuestro pecado fue puesto sobre Jesús, “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” – en la Cruz (I Pedro 2:24). Y cuando nuestros pecados fueron puestos sobre Jesús, “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). El Dr. John R. Rice lo dijo muy bien,

Todos mis pecados fueron puestos en Jesús;
   En la cruz mi culpa Él pagó.
Él clamó, “¡Consumado es!”
   En la tumba puesto fue.
(Traducción libre de “Resting in His Promise”
      por Dr. John R. Rice, 1895-1980).

Un antiguo himno de niños lo dijo así:

Él sabía lo impío que somos,
   Y sabía que Dios debe castigar el pecado;
Así que por lástima Jesús dijo,
   Que en vez el soportaría el castigo.

¡La mejor parte es que Jesús no sólo llevó nuestros pecados, sino que los quitó! Él es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Si confías en Jesús, no necesitas preguntar: “¿Dónde está mi pecado?” ¡Jesús lo quitó! Tu pecado puede ser quitado porque Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Sin embargo, hay un punto más

.

V. Quinto, Juan vio a Jesús quitando el pecado continuamente.

¡Alabado sea Dios! Él dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan no habla en el tiempo pasado, ni en el tiempo futuro. Él habla en tiempo presente – “Él quita el pecado del mundo”. Dijo Spurgeon,

Tengo un Salvador hoy tan fresco y lleno de poder como si hubiera sido crucificado por mi pecado esta misma mañana. Ahora es tan capaz de salvarme como si estuviera en la cruz [en este momento]. [Su sangre] está siempre fluyendo para la eliminación de mi culpa, eternamente eficaz, sin cesar limpiando el pecado...Esta es la verdad que hay que ver más allá de todas las demás – “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del el mundo” (traducción de C. H. Spurgeon, “Behold the Lamb of God,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, volume 33, Pilgrim Publications, 1974, p. 573).

Si te has alejado de Dios en un estado de reincidencia, Jesús todavía puede limpiar tu pecado. La Biblia dice:

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (I Juan 1:9).

El poder expiatorio de Jesús todavía está trabajando, está disponible y es necesario para ti hoy. Debes regresar al Cordero de Dios que murió por ti. Debes regresar al Salvador que has conocido y amado tan bien. Tú eres la oveja que se ha extraviado, y cuando vuelvas al redil, todo el Cielo se alegrará. Eres un pecador salvo por gracia, y debes tener una gracia continua y perdón sobre tu vida. Debes tener el Cordero de Dios que continúa quitando tu pecado. Debes confesar, arrepentirte, y volver a Jesús. Jesús está vivo. Jesús todavía perdona, y todavía quita el pecado del mundo.

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Algunos de ustedes son extraños a Jesús. Nunca has confiado en Jesús, sino que has confiado en algo más. Has confiado en la esperanza de un sentimiento de seguridad. Has confiado en alguna doctrina o hecho de la Biblia. Has confiado en ti mismo, en tus pensamientos y en tus sentimientos. Pero eso no te ha salvado. Eso nunca te salvará. Todavía estás perdido. Todavía estás sin esperanza. Todavía no eres perdonado. ¿Por qué deberías volver a los mismos errores que no te han salvado? ¿Por qué debes intentar algo más cuando el Cordero de Dios está disponible para ti? Debes confiar en el Cordero de Dios. Debes conocer a Jesús por ti mismo. Tú mismo debes creer en Él. Él quitará tu pecado en el momento que tú mismo confíes en Él. ¡Él te liberará de la penalidad del pecado para siempre! Jesús quita el pecado para que nunca jamás aparezca contra ti en el registro de Dios. Pero Jesús no te va a quitar el pecado hasta que confíes en Él.

¿Qué estás esperando? ¿Qué impide tu salvación eterna en Jesús? Si eres miserable, sal de tu miseria, y entra en Jesús. Si estás cansado, sal de tu inquietud y Él te dará descanso. Si no tienes esperanza, confía en Jesús, y Él te llevará a través de la vida y toda la eternidad. Jesús es digno de tu fe. Jesús es digno de tu confianza. Jesús es el Cordero de Dios, que te ama y quita tu pecado. ¡Lánzate sobre el Cordero de Dios! ¡Él te salva! ¡Él te salva! ¡Él te salvará!

Tengo un amigo cercano que es Chino. Su nombre es Jack. Voy a contarles cómo Jack Ngann fue salvo por Jesús. Jack dijo: “Dr. Hymers continuó predicando sobre el amor de Jesús. Imaginé los clavos pasando por Sus manos. Sentí profunda tristeza por lo que Jesús tuvo que pasar por mí.

Recordé claramente el peor pecado que había cometido, y me demostró que yo era un terrible pecador. Cuando me arrodillé a orar, recordé lo que el señor Matsusaka me había dicho. ‘Todos aquí están detrás de tu conversión’. Salté a Jesús. Su Sangre limpiadora de pecado lavó mi pecado. Fui salvo. Nada parecía diferente. Ese milagro había ocurrido en el Cielo, donde Jesús limpió mis pecados en Su preciosa Sangre”. Eso es lo que Jesús hizo por Jack Ngann – y Él puede hacer lo mismo por ti esta mañana.

Amén.


CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
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Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Juan 1:22-29.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamín Kincaid Griffith:
“Nor Silver Nor Gold” (por James M. Gray, 1851-1935).


EL BOSQUEJO DE

HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr.
y predicado por el Sr. John Samuel Cagan

“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

(I Corintios 2:2; Gálatas 5:11; Isaías 53:4; I Pedro 2:24; 1:19)

I.    Primero, Juan vio a Jesús personalmente, su sacrificio por el
pecado, Juan 1:31, 33.

II.   Segundo, Juan vio a Jesús, el único sacrificio por el pecado,
Juan 1:29.

III.  Tercero, Juan vio a Jesús, el sacrificio de Dios, Juan 3:16.

IV.  Cuarto, Juan vio a Jesús, el único que quita nuestro pecado,
Isaías 53:6; I Pedro 2:24; Lucas 22:44.

V.   Quinto, Juan vio a Jesús quitando el pecado continuamente,
I John 1:9; Juan 1:29.