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AMANDO Y CUIDANDONOS UNOS A OTROS

por el Sr. John Samuel Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 27 de Agosto del 2017

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).


En este día, hace 9 años, yo era un pecador enojado en rebelión contra Dios, la iglesia y el pastor. La mayoría de las iglesias no me habrían considerado un candidato para la conversión. En medio de mi odio, dos personas se preocuparon por mi alma. El Sr. Matsusaka y Aarón Yancy salieron del programa normal de la iglesia, y se preocuparon por mí. Yo argumentaba cada verdad de la Biblia, pero había una cosa con la que no podía argumentar: Aaron Yancy y David Matsusaka me amaban. En las semanas anteriores a mi conversión, mientras luchaba con Dios, este era el argumento más fuerte de Dios.

Mi padre hizo una fuerte impresión en mi vida. Soportó muchas pérdidas dolorosas para poder ganar a Jesús. Él sacrificó, trabajó, y oró todo lo que pudo. Mi padre hizo todo esto porque quería que hubiera una iglesia centrada en Jesús aquí en Los Ángeles para sus hijos. Mi padre nos ama y nos cuidó tanto que él estaría dispuesto a sacrificar su propia vida por ti, y esto me atormentaba.

Fui a la escuela en la casa de nuestro pastor, el Dr. Hymers. Su esposa, la señora Hymers, era mi maestra. Vi de primera mano el amor que Dr. Hymers tiene por toda la gente. Lo escuchaba orando entre momentos de trabajo y preparación de sermones para la iglesia. Sabía que Dr. Hymers me amaba. Además, sentí la inversión de amor y cuidado que la señora Hymers colocó en mi vida. Sentí el amor que la gente como el Dr. Hymers y la Sra. Hymers tenían el uno para el otro, y para mí, y este amor – ganó mi alma.

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).

En el mundo que nos rodea, vemos personas que se utilizan entre sí. Entran en relaciones por sus propios intereses, usan a otros para ganar dinero para sí mismos, y gente incluso empiezan familias – ¡para sí mismos! Es raro que la gente haga algo por alguien más, sin tener un motivo oculto o agenda por dicha acción. Los jóvenes de hoy están cada vez más conscientes o inconscientemente de ello. Ellos están a la defensiva y entienden que “nadie los va a cuidar”. La Biblia describe como se deben sentir:

“Ni hay quien cuide de mi vida” (Salmo 142:4).

La Regla de Oro ha desaparecido de la sociedad moderna y ha sido sustituida por una máscara de bondad para disimular el asco y el egoísmo que se ha convertido en la característica de los últimos días. ¡En este tiempo, la oportunidad y la responsabilidad de amar y cuidar uno por el otro nunca ha sido tan grande! ¡Los Cristianos deben amarse uno al otro!

I. Primero, por qué los Cristianos deben tener amor uno por el otro.

¿Qué es cuidar por el alma de alguien? La Biblia asocia la iglesia con la esposa de Jesús. ¡Esa es otra forma de decir que somos los amados de Jesús! Debemos esforzarnos por ser como Jesús en todo lo que hacemos. Si Jesús nos amó, como Su esposa, entonces debemos amarnos unos a otros como Jesús nos ama.

“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).

Cuando un hombre ama a una mujer, él piensa en ella todo el tiempo. Piensa en cómo hacerla feliz. Nunca haría lo menos posible por ella. Siempre haría todo lo posible por ella. Un joven que realmente ama a una chica hace más que actuar con cortesía y dulzura hacia ella. ¡Un joven que ama a una chica está constantemente invertido y preocupado por ella! ¡Ustedes deben también tener ese mismo interés y preocupación el uno al otro! El amor es más que un sentimiento. El amor continúa incluso en las más difíciles circunstancias. La Biblia dice:

“[El amor] Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (I Corintios 13:7-8).

Alguien podría decir: “Pero eso hace sonar el amor duro y difícil”. Estoy de acuerdo. A veces amar a alguien y cuidar de ellos es duro y difícil. Por ejemplo, cuando una pareja tiene un bebé, el niño requiere una gran cantidad de atención y tiempo. El niño puede mantener a la pareja despierta muy tarde por la noche y añade una gran dificultad a la vida de la pareja. Sin embargo, esto no disminuye o reduce el amor de la pareja para su hijo. Por el contrario, ¡es probable que lo aumente! Cuando alguien se invierte a sí mismos, da de sí mismo a otra persona, es difícil, agotador, consume mucho tiempo, e incluso es arriesgado, pero eso es lo que es el amor. El amor se arriesga por el otro. Jesús dijo:

“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12-13).

Observa cómo Jesús primero nos manda a amarnos unos a otros, como Él nos ha amado. Entonces Él sigue diciendo que si amas a alguien, también estás dispuesto a dar la vida por ellos. ¡Jesús nos da el ejemplo, el ejemplo perfecto, sobre la manera de amar las almas! Jesús Mismo en Su omnisciencia estaba dispuesto a ser traicionado por Judas, pero esto no le impidió amar a Judas. Aunque somos indignos del amor y preocupación de uno por el otro, y puede muy bien que no sea apreciado; ¡esto no debe detenernos de amarnos unos a otros de todos modos! Eso es lo que hizo Jesús. Amémonos unos a otros por el bien de Jesús y Su mandamiento nuevo. Jesús dijo:

“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).

Considera tu propia conversión. Recuerda esos momentos cuando te sentías tan perdido y tan sin esperanza – muriendo poco a poco...y sin embargo, Jesús te rescató, el pecador más indigno y vil que ha habido; Jesús te amó. Ahora bien, mientras recuerdas tu propia conversión, ¿parece algo demasiado duro o difícil para Jesús?

“Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).

¿Qué si te preocupas uno por el otro, y realmente las amas, pero alguien te hiere y rompe tu corazón? No has fracasado. Esa persona va a seguir su propio camino, pero siempre tendrá el testimonio de alguien que realmente le amaba y se preocupaba por él. Él recordará que no era sólo alguien cuidando de él, sino que un Cristiano se preocupaba por él. Además, el amor que no es consistente no es amor en absoluto sino es un poco de entusiasmo pasajero que pronto se desvanece. Muchas veces alguien puede sentirse con energía o motivado para hacer una tarea en particular, pero luego más tarde, parece imposible e inalcanzable y se dan por vencidos. Sin embargo, si se aman unos a otros a pesar del costo a ti mismo, no sólo estás obedeciendo el mandamiento de Jesús, sino que también está distinguiendo tu Cristianismo. Las personas que entran en nuestra iglesia no están acostumbradas a ver a la gente amar y cuidarse el uno al otro. Tu amor de uno al otro te identifica como un discípulo de Jesús y te separa de cualquier otra religión y marca moderna del Cristianismo que la gente que entra en nuestra iglesia experimentará alguna vez. Tu amor de uno al otro es un testimonio para la gente. Mientras que otras iglesias querían su dinero, recordarán que en esta iglesia vieron el amor Cristiano. ¡Eso glorificara a Jesús! Eso es suficiente recompensa.

II. Segundo, no hay fórmula para amarse uno al otro.

¿Qué consideras que es ganar almas? ¿Es salir el Domingo por la tarde para obtener un nombre en el evangelismo? ¿O tal vez es tener una gran sonrisa y una conversación agradable para aquellos que visitan nuestra iglesia el Domingo por la mañana o por la noche? Estas son cosas buenas para practicar, para estar seguro, pero requieren poco pensamiento y aún menos inversión personal; por lo tanto, no es ganar almas. La mayoría de la gente entiende que alguien está siendo amable con ellos porque están siendo corteses, pero la cortesía no es tan fuera de lo común que es exclusivo de los Cristianos. Ser cortés o amable uno al otro no es suficiente para atraer a alguien de vuelta a la iglesia. Lo que realmente hace una diferencia en la vida de alguien, lo que realmente atrae a alguien para venir a la iglesia, no es el programa de la iglesia o la cortesía; es el cuidado y amor que los Cristianos tienen entre sí.

No existe una fórmula o método para el cuidado. Hay gente en esta iglesia que han estado aquí toda su vida, tal como yo, pero no han sido ganados a Jesús. ¿Te verán amando a tus hermanos y hermanas en Jesús y sabrán que tu testimonio y tu Cristianismo son reales? Es fácil suponer simplemente que la gente ya está “adentro” de la iglesia, ¿pero lo están? Yo ciertamente no estaba. Necesitaba a alguien que me amara y me ganara a Jesús. Jesús Mismo usó métodos que fueron considerados como poco ortodoxos. Él sanó en el Sabbath y comía con publicanos y pecadores. Lo que estoy diciendo es que un programa no gana en realidad a la gente a Jesús. Pero el amor Cristiano gana a la gente a Jesús. Amor como el de Jesús de uno por el otro es por definición fuera de lo común. Nota cómo la gente común reacciona al sufrimiento, y cómo reacciona alguien con el amor de Jesús. Jesús dijo,

“Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese” (Lucas 10:30-35).

Nota que el sacerdote y el Levita estaban demasiado ocupados en su camino con su programa y hábitos del día que no se molestaron en parar y tomar cuidado de un completo desconocido. Pero el Samaritano tuvo compasión. Esa compasión estaba fuera de lo común. Esa compasión era ajena al mundo. Esa compasión sólo podía venir de Jesús. El Samaritano se salió de su camino, y cuidó de él. Atendió las heridas del hombre, le dio su propia cabalgadura, y gastó su propio dinero para alojarlo en una posada. El sacerdote y el Levita seguramente se hicieron cargo de los pobres y los necesitados, pero sólo cuando era una parte de sus funciones normales. Eso no requiere amor: sólo hábito. Mira ahora la aplicación en Lucas 10:36:

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36-37).

Jesús nos dice que debemos ir y hacer lo que el Samaritano hizo por el hombre herido en la carretera. Pero el Samaritano no hubiera hecho nada a menos que, ¡tuviera compasión de ese hombre! Los Cristianos deben cuidarse uno al otro. Eso es lo que va a separar nuestra iglesia, nuestra gente, nuestro Cristianismo, de cualquier otra cosa que cualquier persona haya experimentado alguna vez: una inversión personal compasiva de amor. Jesús dijo:

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

Así es como podemos hacer una diferencia. Si queremos que Dios construya nuestra iglesia, debemos tener amor uno por el otro. Debemos cuidarnos uno al otro como si se tratara de un hombre o mujer heridos en la carretera. El mundo y el Diablo nos han dejado heridos. Salimos del mundo al refugio de la iglesia y el amor de Jesús. Cuando nos encontramos, en nuestro camino, debemos tener compasión y amor uno por el otro. Debemos cuidarnos uno al otro. Tenemos que hacer uno por el otro lo que Jesús hizo por nosotros.

III. Tercero, amarnos uno al otro es para todos los Cristianos no solo para algunos de ellos.

Así que ahora alguien puede pensar: “Pero yo soy tímido, soy tranquilo, soy introvertido, no puedo mostrar amor a otra persona”. Eso no es algo que Jesús diría. ¿El ser tímido, tranquilo, introvertido te impide amar y cuidar a alguien? Aunque sientas que no puedes contribuir o ayudar a alguien, aún tienes que darte a otras personas. ¿Te acuerdas del cuadrante de la viuda? Ella no tenía mucho que ofrecer, pero dio todo lo que tenía. Eso es lo que Dios quiere, y eso es lo que realmente cuenta. Si te sientes incómodo o frustrado, recuerda que el amor es paciente, el amor es amable y el amor no busca lo suyo. El mensaje que cruza todas las barreras es un verdadero amor y cuidar unos a otros.

Tal vez alguien se está haciendo mayor y siente que tiene menos y menos en común con los jóvenes y ya no puede ser una bendición para ellos. Esto no es verdad. De hecho, puedes ser más bendición para una persona joven que cualquiera de los otros jóvenes. He trabajado de cerca con Dr. Hymers durante años. Él es una bendición para mí por ser como un abuelo para mí. La Sra. Hymers ama a los demás independientemente de la diferencia de edad. Nunca se consideran fuera de la lucha. Siempre están comprometidos, preocupados y enfocados en amar a los demás. Una diferencia de edad no es una descalificación, sino una oportunidad. Es una oportunidad para ser una bendición para ellos como un miembro experimentado y amoroso de la familia de Dios

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Así es como el Cristianismo explotó en el mundo romano. Las personas de ese tiempo se priorizaban, como hacen las personas de nuestro tiempo. La gente de esa época desconfiaba de los demás, como en el mundo de hoy. La gente entonces usaba a otros para ganancia y placer y realmente no le importaba a nadie, igual que hoy. Pero entonces, la gente del mundo Romano vio a los seguidores de Jesús. Vieron gente que se amaba y cuidaba el uno al otro. Vieron gente que amaba estar juntos. Este amor estaba fuera de lo común. Este amor era diferente. Este amor era especial. Y el Cristianismo explotó sobre el mundo Romano, y el mundo Romano era como nuestro mundo de hoy. Ama y cuida uno del otro, como Jesús amó y cuidó de ti. Amémonos unos a otros, y veamos lo que Dios puede hacer en nuestra iglesia.

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:36-37).

Que Dios nos dé la gracia y el poder de amar y cuidarnos unos a otros como Jesús nos amó y cuidó. Dr. Hymers, por favor, venga y cierre este servicio.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermon por Dr. Kreighton L. Chan : I Corintios 13:1-3.
El Solo Cantado Anntes del Sermon por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Blest Be the Tie” (por John Fawcett, 1740-1817).


EL BOSQUEJO DE

AMANDO Y CUIDANDONOS UNOS A OTROS

por el Sr. John Samuel Cagan

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35).

(Salmo 142:4)

I.    Primero, por qué los Cristianos deben tener amor uno por el
otro, Juan 15:12; I Corintios 13:7-8; Juan 15:12-13, 15.

II.   Segundo, no hay fórmula para amarse uno al otro,
Lucas 10:30-35, 36-37.

III.  Tercero, amarnos uno al otro es para todos los Cristianos no
solo para algunos de ellos, Lucas 10:36-37.