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¡EXAMÍNATE TÚ MISMO AHORA!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, Febrero 5, 2017

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? ” (II Corintios 13:5).


Hubo un grupo de personas en la iglesia de Corinto que no era verdaderamente salvo. Ellos atacaron a Pablo. Dijeron que era débil y no era un verdadero Apóstol. Eran como algunas personas que teníamos en nuestra iglesia – gente que me atacó en el quebrantamiento de la iglesia. Tuvimos que luchar para tener esta gran iglesia en el centro cívico de Los Ángeles. Algunos de estos perversos dijeron que Pablo no era un verdadero Apóstol. Así que Pablo les dijo “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe”. Este versículo podría ser traducido, “Pruébate a ver si estás en la fe”. Él les dijo que miraran sus propios corazones y sus propias vidas a ver si realmente eran salvos. “Estar en la fe” significa ser un verdadero Cristiano. Esas personas atacaron a Pablo, como el grupo de Olivas que abandonó nuestra iglesia me atacó. Ahora la mayoría de ellos no van a la iglesia para nada. El resto se fueron a iglesias evangélicas débiles. Yo personalmente pienso que muy pocos de ellos, si acaso, eran verdaderos Cristianos.

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos”.

El Apóstol Pablo te dice que te examines a ti mismo. Él dijo que te probaras a ti mismo para ver si tienes fe salvadora en Jesús. Si no te examinas a ti mismo ahora Dios te examinará en el Juicio Final. Dios ve cada pecado que has cometido. Él ha escrito todo pecado en tu corazón y cada pecado que has cometido. Él leerá tus pecados de Sus libros. Cuando mueras tu alma estará delante del gran Dios y será juzgada. Debes examinar tus pecados ahora, o Dios los examinará y te juzgará por ellos, y serás “arrojado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15). Debes examinar tus pensamientos, palabras y pecados externos ahora, antes de morir, o será demasiado tarde para ser salvo del fuego del Infierno cuando mueras. “Examinaos a vosotros mismos, si estáis en la fe” ahora – porque será demasiado tarde ser salvo después de que mueras. El que no se arrepiente y confíe en Jesús ahora “será atormentado con fuego y azufre...y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche” (Apocalipsis 14:10, 11). Es por eso que debes examinarte a ti mismo ahora – porque será demasiado tarde después de que mueras.

No puedes entrar en nuestra iglesia sin sentir inmediatamente que estamos siguiendo la manera antigua. Lo primero que ves cuando entras es una serie de pinturas. Todos ellos son predicadores de mucho tiempo atrás – Jonathan Edwards, John Bunyan, George Whitefield, John Wesley, Martin Lutero, Spurgeon, James Hudson Taylor, Dr. John Sung, y otros del pasado. Lo siguiente que verás es que cada hombre tiene un traje y una corbata. Es requerido. Si no tienen una camisa blanca y una corbata se las prestamos. Si lo rechazan, no entran. ¿Duro? Tal vez, pero es la antigua manera y no vamos a cambiarlo. Las damas deben tener un vestido modesto. Esa es la antigua manera, y es la manera correcta. Como dijo el Dr. Tozer: “La antigua manera es la verdadera manera”. Cuando entran en el auditorio, un piano y un órgano están tocando himnos antiguos. No hay guitarras ni tambores para ser vistos u oídos durante todo el servicio. Todos los himnos que cantamos son antiguos. No hay coros modernos. La única “música especial” es un solo, que es cantado por nuestro diácono mayor, un hombre de más de sesenta años – que canta un himno antiguo antes de la predicación. Y siempre predicamos de la antigua Reina Valera.

Alguien puede decir: “¡Debes tener una iglesia llena de ancianos!” ¡No, no es así! ¡La mayoría de nuestra gente tiene menos de treinta años! Y alrededor del veinticinco por ciento de ellos son de edad universitaria o de la escuela secundaria. Muy pocos de ellos fueron criados en una iglesia. La mayoría de ellos han sido traídos a la iglesia por el evangelismo vigoroso de universidades y escuelas secundarias cercanas.

Todo lo que hacemos, creemos en desafiar a las iglesias
      modernas. Creemos en pensar de manera diferente.
La manera en que desafiamos a las otras iglesias es haciendo
      mejores Cristianos que los que ellos hacen.
¡Y realmente hacemos mejores Cristianos que ellos!
      ¿Quieres ser uno?
(Traducido y parafraseado de Start With Why,
   por Simon Sinek, pág. 41).

¡Ven aquí por unos meses, y experimenta una conversión verdadera, y serás un Cristiano mejor que cualquiera que las iglesias “modernizadas” producen! ¡Serás el mejor Cristiano que nadie conoce!

Hay muy pocas iglesias hoy que caminan en la manera antigua. No siguen la manera antigua enseñada por Jesús y los Apóstoles. No predican la manera antigua de los Reformadores, o los Puritanos, o los evangelistas de los siglos XVIII y principios del XIX. Caminan en maneras nuevas, las maneras falsas que comenzaron con el hereje pelágico Charles Finney – y han producido en nuestro tiempo una extraña generación de decisionistas, incluyendo los nuevos evangélicos, los carismáticos, los estudiantes de la Biblia antinomios y los neo-Calvinistas (que hablan sobre las doctrinas Calvinistas, pero no buscan los corazones de sus oyentes como lo hicieron Jonathan Edwards, George Whitefield, Spurgeon y el Dr. Lloyd-Jones). No voy a perder el tiempo explicando todos estos frutos de Finney. Simplemente diré que podemos agruparlos a todos como nuevos evangélicos. ¡Se llaman a sí mismos “nuevos evangélicos”! Y tienen razón, porque todo lo que enseñan es nuevo. Si quieres leer acerca de los “antiguos evangélicos”, compra una copia del libro en Inglés “The Old Evangelicalism” de Iain H. Murray. Puedes obtenerlo en nuestra librería o comprarlo en Amazon.com. En la pasta de atrás hay una cita del Dr. A. W. Tozer que acabo de dar: “La antigua manera es la verdadera manera y no hay una nueva” que pueda ayudarte a convertirte en un verdadero Cristiano. Como dijo el profeta Jeremías:

“Preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma” (Jeremías 6:16).

Ahora voy a contrastar la manera antigua que te lleva a la salvación – y la manera nueva que te llevará al castigo eterno.

1. Primero la manera antigua empieza con Dios y Su gloria; la manera nueva empieza con el hombre y sus necesidades y sentimientos.

Oh, en la “manera nueva mencionan” a Dios. Pero Él no es el Dios de la Escritura. Él no es el Dios soberano de la Biblia. Él no es el Dios que elige a quien Él salvará y a quién dejará en su pecado. Él Dios de la “manera nueva” no es el Dios de la Biblia, de quien el Apóstol Pablo dijo:

“De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (Romanos 9:18).

La nueva manera nunca habla del hecho de que Dios elige a quien Él salvará, y deja a todos los demás ir al Infierno. ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste a un predicador decir lo que acabo de decir acerca de Dios? Probablemente nunca has oído hablar del verdadero Dios de la Biblia. La Biblia lo llama “Dios grande y temible” (Deuteronomio 7:21). La Biblia lo llama “Dios…grande y temible” (Nehemías 1:5) y de nuevo Dios es llamado “Dios grande, fuerte, temible” (Nehemías 9:32). Y se nos advierte: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! “ (Hebreos 10:31). “Porque nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29).

¿Alguna vez has oído a un pastor o sacerdote hablar de ese Dios – que la Biblia llama “Dios vivo”? (Hebreos 10:31). ¿Has escuchado a un predicador decir que Dios escoge a unas cuantas personas para ser salvas y deja a todos los demás en la tierra para ir al Infierno? “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). ¿O los has oído hablar de un pequeño Dios sin importancia que salvará a todos – un Dios que te sirve a ti y tus necesidades – en lugar del Dios terrible, que es el “Dios vivo”? Tú dices: “¡No quiero oír hablar de tu Dios temible! ¡No volveré a esta iglesia!” ¡Bien, no vuelvas! Sigue creyendo en “tu propio Dios”. Pero recuerda, tu propio Dios no es el Dios verdadero. Y nunca serás salvo y no te convertirás en un verdadero Cristiano a menos que primero creas en el “Dios vivo” de la Biblia.

2. Segundo, la manera antigua te hace pensar en tu pecado, que el verdadero Dios castigará en el Infierno; mientras que la manera nueva te hace pensar en tus necesidades y sentimientos.

¿Alguna vez escuchaste a un pastor o sacerdote decir que tú eras profundamente pecaminoso? ¿Que tu corazón era perverso y sucio? ¿Que “engañoso es el corazón… y perverso?” (Jeremías 17:9). ¿Que a menos que seas convertido verdaderamente “irán éstos al castigo eterno?” (Mateo 25:46). ¿O es el pastor que escuchaste como el predicador del Seminario Fuller Rob Bell, quien dice que todos irán al Cielo al final (Love Wins)? Si el Seminario Teológico Fuller fuera bueno, anularían su título y le devolverían su dinero.

Tú dices: “Quiero que mis necesidades sean atendidas por un predicador dulce y suave, como Joel Osteen. ¡No volveré a esta iglesia anticuada que predica contra mi pecado y me dice que voy al Infierno!” Bien, vete y déjanos. Ve y cree en la dulce “oración del pecador” de Joel Osteen – que después de ella dice en su programa de televisión: “Creemos que si dijiste esa oración, acabas de nacer de nuevo”. Créele si quieres. ¡Pero yo llamo a esos predicadores falsos profetas, predicadores mentirosos que van al Infierno ellos mismos! ¡Diles que lo dije, y déjalo en el manuscrito y el video!

3. Tercero, la manera antigua te hace pensar en tus pecados, especialmente tus pecados secretos y el pecado de tu corazón; la manera nueva te hace sentir bien.

Jonathan Edwards (1703-1758) dijo: “El hombre naturalmente sólo [tiene] amor propio...es amor para sí mismo lo que le complace” (traducción de “Man is a Very Evil and Hurtful Creature”). Amor propio, pero no amor a Dios. No amor para nadie más que para ti mismo – porque eres, como dijo Jonathan Edwards, “una criatura muy malvada y dañina”. ¿Por qué eres así? ¡Porque tú heredaste una naturaleza pecaminosa (pecado original) de Adán, el padre de toda la raza humana! Por eso te amas solo a ti mismo. “¡No, no!” Alguien dice: “Amo a mi esposo”. ¿Lo haces? Entonces, ¿por qué te rebelas contra él y te quejas de él noche y día? ¡La verdad es que solo te amas a ti mismo! No te equivoques, no amas a Dios. Sólo vienes a la iglesia para ver a tus amigos. Si uno de tus amigos deja esta iglesia, también te marcharás. ¡Esto probará qué hipócrita eres! Esto demostrará que no importa que dijeras que amabas a Jesús y confiaste en Él, solo te estabas engañando a ti mismo. Eras un falso Cristiano todo el tiempo. Te has disfrazado de Cristiano. Te pones una falsa sonrisa y una mirada amistosa, pero no eres Cristiano. Sólo te pones el disfraz de un Cristiano, ¡como muchas personas se ponen un disfraz falso en Halloween! No, la verdad es que no amas a Jesús. Sólo te amas a ti mismo. ¡Solo a ti mismo! ¡Solo a ti mismo! ¡Solo a ti mismo! La Biblia dice: “En los postreros días...habrá hombres amadores de sí mismos” (II Timoteo 3:1, 2). Por eso no tienes tiempo para leer la Biblia. No tienes tiempo para orar. No tienes tiempo para ir al evangelismo – pero tienes mucho tiempo, horas de tiempo, para jugar los juegos de video y mirar la televisión. No tienes tiempo para venir a la iglesia el Sábado por la noche y el Domingo por la noche – ¡pero tienes mucho tiempo para ir al cine! ¿Por qué eres así? ¡Porque solo te amas a ti mismo! No tienes amor por Dios. No tienes amor por Jesús. Sólo amor por ti mismo. ¡Admítelo! Admítelo ahora – o nunca te arrepentirás y te convertirás en un verdadero Cristiano.

La “nueva” manera es exactamente lo contrario a la antigua manera – la cual creemos. La “nueva” manera te permite caminar al frente de la iglesia y decir una oración del pecador rápida. ¡Entonces te bautizan enseguida! Los Bautistas me odiarán por decirlo, pero tengo que decirte la verdad. Te bautizan tan rápido como pueden, justo después de hacer una tal llamada “decisión”. ¿Por qué te bautizan de inmediato, a menudo en la misma reunión? ¡No lo hacen porque aman a Jesús! ¡No lo hacen porque creen en la Biblia! ¡Lo hacen porque sólo se aman a mismos! Ellos no se preocupan por ti en absoluto. Sólo les importa cuántos bautismos pueden reportar. ¡Creo que los pastores que a sabiendas hacen eso no son salvos! Diles que dije eso y déjalo en el manuscrito y en el video.

Tú dices: “No me gusta eso. No me gusta que me digas que no tengo amor por Dios. No me gusta que me digas que sólo me amo a mí mismo. ¡No voy a volver a esta iglesia de nuevo!” Bien, no vuelvas. Pero recuerda, ¡este viejo predicador te dijo la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad – sobre ti mismo! Y no voy a dejar de hacerlo, no importa lo que digas o hagas. Unos jóvenes dicen: “No puedo traer a mis amigos aquí porque usted predica demasiado duro”. No, queridos, esa no es la razón – ¡y ustedes lo saben! ¡No traes a tus amigos aquí porque no te importan sus almas! No te preocupas por sus almas en absoluto – ¡porque sólo te amas a ti mismo! ¡Limpia esa expresión fea de tu cara y piensa en lo que estoy diciendo! ¡Aquí es exactamente donde necesitas traer a los jóvenes perdidos que conoces! ¿Por qué? ¡Porque este es el único lugar que conozco por aquí donde podrían ser salvos! ¡Es por eso! Si los amaras tanto como te amas a ti mismo, les dirías: “¡Ven a la iglesia conmigo! ¡Es duro! ¡Es la manera antigua! Pero es la mejor iglesia en Los Ángeles, y está llena de gente joven como tú y yo”. Eso es lo que les dirías si fueras un verdadero Cristiano. Pero no lo eres. ¡Eres falso! Sólo una persona que se ama a sí mismo. Sólo otro adolescente perdido. El Miércoles por la noche una joven no salva me dijo que no me escucharía porque grité demasiado. Le dije: “Has estado aquí por más de 16 años, y todavía estás perdida y rebelde. ¡Creo que necesito gritar aún más fuerte!” Sí, más fuerte – y más fuerte – y más fuerte. Si ves a alguien ciego caminando por la autopista, ¿no gritarías? “¡Sal de la autopista o vas a morir!” Es por eso que grito a veces – porque amo tu alma. Los predicadores que nunca gritan no te aman en absoluto. ¡Sólo quieren el dinero de tus padres! Y nunca experimentarás una verdadera conversión hasta que admitas a Dios y a ti mismo lo pecaminoso y egoísta que eres. Tienes que ser convencido de tus pecados secretos y los pecados de tu corazón. Tienes que decir con David: “Mi pecado está siempre delante de mí” (Salmo 51:3). Esa es la antigua manera de conversión. Tienes que venir bajo convicción del pecado, o nunca verás tu necesidad de Jesús muriendo para pagar por tu pecado, y derramando Su Sangre en la Cruz para limpiarte de todo pecado.

4. Cuarto, la manera antigua era examinarte a ti mismo; la manera nueva es simplemente jugar en la iglesia hasta que te vayas y regreses a una vida de pecado.

Nuestro texto dice: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (II Corintios 13:5). Aquí está la antigua manera. Examínate a ti mismo para ver si estás realmente salvo. Jonathan Edwards dijo: “Asegúrate que no sólo pretendes convicción de pecado; sino un verdadero quebranto por el pecado. Y también, que el pecado es pesado para [ti] y que [tu] corazón es tierno y sensible con respecto a el…el objeto de [tu] cuidado y temor”.

Esto es lo que debes hacer o tendrás una conversión falsa. Algunos de ustedes han oído o leído las conversiones de otras personas. Los testimonios de conversión que oíste o leíste más o menos los memorizaste. Puedo ver al leer algunos testimonios de conversión que sólo fueron memorizados leyendo el de Sheila Ngann, o al escuchar el poderoso testimonio de John. Tuviste una pequeña convicción y luego copiaste los principales puntos que dieron. Así que no has tenido una conversión real, sólo una memorizada de alguien que tuvo una verdadera conversión. Voy a leer la mayor parte del testimonio de John. Mientras lo leo, examínate a ti mismo. Mientras leo el testimonio de John, pregúntate: “¿Eso me sucedió realmente? ¿O simplemente copié lo que dijo?” Escucha atentamente cada palabra y pregúntate si eso realmente te sucedió. Si no fue así tuviste una falsa conversión. Y tarde o temprano dejarás nuestra iglesia, como lo han hecho muchos otros. Tienes que tener una verdadera conversión o dejarás nuestra iglesia cuando el Diablo venga por ti de una forma u otra.

MI TESTIMONIO
21 de Junio del 2009
por John Samuel Cagan

Puedo recordar el momento de mi conversión tan vívida e íntimamente que las palabras parecen tan pequeñas comparadas con cuán grande es la diferencia que Jesús hizo. Antes de mi conversión estaba lleno de ira y odio. Me enorgullecía de mis pecados y disfrutaba causando dolor a la gente, y me asociaba con aquellos que odiaban a Dios; para mí el pecado no era un “error” que lamentar. Me había puesto intencionadamente en este camino. Dios comenzó a trabajar en mí de manera que nunca podría haber previsto mientras mi mundo comenzó a desmoronarse rápidamente a mi alrededor. Esas semanas antes de mi conversión me sentía como morir: no dormía, no podía sonreír, no podía encontrar ninguna forma de paz. Nuestra iglesia estaba teniendo reuniones de evangelismo y puedo recordar claramente burlándome de ellas, yo completamente no tenía respeto por mi pastor y mi padre. (Ves, John en un estado no salvo estaba tan enojado conmigo por predicar fuerte como la joven de la que te hablé).

El Espíritu Santo comenzó a convencerme definitivamente de mi pecado en ese tiempo, pero con toda mi voluntad rechazaba todos los pensamientos que tenía acerca de Dios y la conversión. Me negué a pensar en ello, pero no pude dejar de sentirme atormentado.

Mientras Dr. Hymers estaba predicando, mi orgullo intentaba desesperadamente rechazarlo, no escuchar, pero mientras predicaba podía literalmente sentir todo mi pecado en mi alma. Estaba contando los segundos hasta que el sermón terminara, pero el pastor seguía predicando, y mis pecados se volvieron cada vez peor. ¡Ya no podía dar coces contra el aguijón, tenía que ser salvo! Incluso cuando la invitación fue dada me resistí, pero yo simplemente no podía soportarlo más. Yo sabía que era el peor pecador posible y que Dios era justo para condenarme al Infierno. Estaba tan cansado de luchar, estaba tan cansado de todo lo que era. El pastor me aconsejó y me dijo que viniera a Jesús, pero no lo hacía. Aun cuando todo mi pecado me condenó, todavía no tendría a Jesús. Yo estaba “tratando” de ser salvo, yo estaba “tratando” de confiar en Jesús y no podía, yo no podía (figurar como venir) a Jesús, no podía decidirme ser un Cristiano, y me hizo sentir desesperado. Podía sentir mi pecado empujándome hacia el Infierno, sin embargo, podía sentir mi terquedad deteniendo mis lágrimas. Estaba atascado en este conflicto. (Los antiguos predicadores llamaban eso el “torno de banco del Evangelio”).

De repente, las palabras de un sermón predicado años antes entraron en mi mente: “¡Ríndete a Jesús! ¡Ríndete a Jesús! En ese momento me rendí a Él y vine a Jesús por fe. ¡En ese momento parecía como si me hubiera dejado morir, y entonces Jesús me dio vida! No hubo acción ni voluntad de mi mente pero con mi corazón, con un simple reposo en Jesús, ¡Él me salvó! ¡Él lavó mi pecado en Su Sangre! En ese momento dejé de resistir a Jesús. Estaba tan claro que todo lo que tenía que hacer era confiar en Él; puedo reconocer el instante exacto en que dejó de ser yo y fue sólo Jesús. ¡Tuve que rendirme! En ese momento no hubo sentimiento físico ni luz cegadora, no necesité un sentimiento, ¡tuve a Jesús! Sin embargo, al confiar en Jesús, sentí como si mi pecado fuera levantado de mi alma. ¡Me volví de mi pecado, y miré a Jesús solo! Jesús me salvó.

Después de escuchar el testimonio de John, ¿te pasó eso realmente? Si no fue así, necesitas ser verdaderamente salvo. Necesitas una conversión real, no una copiada. ¿Qué debes hacer para tener una verdadera conversión? Primero, piensa en lo pecaminoso que es tu corazón, tan pecaminoso que realmente no te arrepientes y confías en Jesús. Tan pecaminoso que trataste de engañarnos aprendiendo las palabras. ¿Estoy correcto? Entonces debes alejarte del pecado de tu corazón y de tu vida. Y realmente debes venir a Jesús y ser lavado en la Sangre que derramó por ti en la Cruz. Ven ahora, aquí al altar, y oraremos por ti y te aconsejaremos mientras los demás suben a almorzar. Amén.


CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Salmo 51:1-3
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“The Old-Fashioned Way” (por Civilla D. Martin, 1866-1948).


EL BOSQUEJO DE

¡EXAMÍNATE TÚ MISMO AHORA!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? ” (II Corintios 13:5).

(Apocalipsis 20:15; 14:10, 11; Jeremías 6:16)

1.  Primero la manera antigua empieza con Dios y Su gloria; la manera
nueva empieza con el hombre y sus necesidades y sentimientos,
Romanos 9:18; Deuteronomio 7:21; Nehemías 1:5; 9:32; Hebreos
10:31; 12:29; Mateo 22:14.

2.  Segundo, la manera antigua te hace pensar en tu pecado, que el
verdadero Dios castigará en el Infierno; mientras que la manera
nueva te hace pensar en tus necesidades y sentimientos, Jeremías
17:9; Mateo 25:46.

3.  Tercero, la manera antigua te hace pensar en tus pecados, especialmente
tus pecados secretos y el pecado de tu corazón; la manera nueva te
hace sentir bien, II Timoteo 3:1, 2; Salmo 51:3.

4.  Cuarto, la manera antigua era examinarte a ti mismo; la manera nueva
es simplemente jugar en la iglesia hasta que te vayas y regreses a
una vida de pecado, II Corintios 13:5.