Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.




VISIONES EN LA NOCHE –

UN SERMÓN DE PASCUA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 27 de Marzo, 2016

“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:1-3).


Jesús había resucitado de entre los muertos. No podía haber ninguna duda al respecto. Su tumba había sido sellada por los Romanos, y los soldados Romanos hicieron guardia a costa de sus vidas. Pero en la mañana de Pascua Dios hizo rodar la enorme piedra y rompió el sello Romano. Y Jesús salió de la tumba a la luz de la mañana. ¡La propia tumba vacía proclama Su resurrección de entre los muertos!

Jesús había resucitado de la tumba. No podía haber ninguna duda al respecto. Cientos de personas lo vieron vivo después de Su resurrección. El Apóstol Pablo dijo: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez…Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos…me apareció a mí” (I Corintios 15: 6-8). “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3).

El Dr. John R. Rice dijo:

Ten en cuenta qué definitivo fue el testimonio de literalmente cientos de personas que habían visto a Jesús después de Su resurrección, algunos de ellos una y otra vez [por] cuarenta días...Literalmente cientos de testigos coincidieron en que Jesús se levantó de entre los muertos. Ni una sola persona jamás apareció para decir que habían visto Su cadáver después de la [Pascua], ni a contradecir ninguna de las pruebas. Los testigos [dijeron] que habían palpado al Salvador, lo tocaron, tocaron las marcas de los clavos en Sus manos y pies, lo vieron comer, hablaron con Él cuarenta días...La evidencia es tan contundente que sólo aquellos que no quieren creer y no verifican la evidencia lo rechazan. No es de extrañar que la Biblia dice que Jesús “después de haber padecido [después de Su muerte] se presentó con muchas pruebas indubitables”, Hechos 1:3 (traducción de John R. Rice, D.D., Litt.D., The Resurrection of Jesus Christ, Sword of the Lord Publishers, 1953, pp. 49-50).

La tumba vacía, y los cientos de testigos oculares, son fuertes pruebas de la resurrección de Jesús de entre los muertos.

Sin embargo, la prueba más fuerte es el cambio en las vidas de los Discípulos de Jesús. Estos hombres cambiaron por completo por el testimonio de Jesús resucitado. Habían sido cobardes, escondiéndose con miedo en una habitación cerrada. Pero después de que vieron a Jesús resucitado, ellos predicaron con valentía que Él estaba vivo – ¡resucitado de entre los muertos! ¡Y pagaron con sus vidas por predicarlo!

Pedro – fue azotado severamente luego crucificado de cabeza.
Andrés – fue crucificado en una cruz en forma de X.
Jacobo, hijo de Zebedeo – fue decapitado.
Juan – fue puesto en un caldero de aceite hirviendo, y
desterrado a la isla de Patmos, cicatrizado de por vida.
Felipe – fue azotado y después crucificado.
Bartolomé – fue despellejado vivo y luego crucificado.
Mateo – fue decapitado.
Jacobo, el hermano del Señor – fue arrojado desde el techo del Templo,
y asesinado a golpes.
Tadeo – asesinado a flechazos.
Marcos – arrastrado por caballos hasta que murió.
Pablo – fue decapitado.
Lucas – colgado en un árbol de olivo.
Tomás – atravesado por lanzas, y tirado a las llamas de un horno.

(Traducción de The New Foxe’s Book of Martyrs, Bridge-Logos Publishers, 1997, pp. 5-10; Greg Laurie, Why the Resurrection? Tyndale House Publishers, 2004, pp. 19-20).

Estos hombres pasaron por un sufrimiento horrible, y todos excepto Juan tuvieron muertes terribles. ¿Por qué les pasó esto a ellos? Les pasó a ellos porque dijeron que habían visto a Jesús vivo, ¡después de que Él resucitó de entre los muertos! ¡Los hombres no van a sufrir y morir por algo que no han visto! Estos hombres vieron a Jesús, “vivo [después de Su muerte] con muchas pruebas indubitables, apareciéndoles durante cuarenta días” (Hechos 1:3). En su vejez, su cuerpo horriblemente cicatrizado por el aceite hirviendo, el Apóstol Juan dijo: “Lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos” el Jesús resucitado (I Juan 1:1). ¡Yo digo que podemos creerle a estos hombres! Ellos sufrieron y murieron por predicar que Jesús se levantó de entre los muertos. ¡Los hombres no van a sufrir y morir por algo que no han visto! ¡Estos hombres vieron a Jesús, y lo tocaron, después de resucitar de la tumba! Esa es la razón por lo que la tortura y la muerte no pudieron detenerlos de predicar, “¡Jesús ha resucitado de entre los muertos!”

Ahí en el cuarto lo vio Tomás,
Maestro y Señor le llamó,
A Sus heridas Tomás palpó,
Hechas por lanza y clavos.
¡El que murió vive otra vez!
¡El que murió vive otra vez!
Los fríos lazos de muerte rompió –
¡El que murió vive otra vez!
   (Traducción libre de “Alive Again” por Paul Rader, 1878-1938).

Ahora los Discípulos vieron al Jesús resucitado por última vez. Él les dijo que esperaran en Jerusalén hasta que fueran “bautizados por el Espíritu Santo”. Jesús dijo:

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Y eso nos lleva a nuestra propia iglesia, aquí en el corazón del centro cívico, en el centro de Los Ángeles. ¡Puedo decir, por la gracia de Dios, que tenemos en nuestra iglesia uno de los mejores grupos de Cristianos en los Estados Unidos de América! ¡Y uno de los mejores grupos de jóvenes Cristianos en el mundo! Puedo decir eso sin vergüenza porque no fui yo quien lo hizo. El crédito pertenece a “los Treinta y nueve”, un pequeño grupo de adultos que trabajaron y sacrificaron su tiempo y su dinero para salvar este edificio de la iglesia de la quiebra, después de una devastadora división de iglesia que se llevó a 400 de nuestros miembros adultos. ¡Alabado sea el nombre de Jesús! ¡Él nos llevó a la victoria!

El crédito pertenece también a los jóvenes de nuestra iglesia. Son excepcionales guerreros de oración. Pasan más de una hora en oración – sin predicación o estudio Bíblico, solo orando – por más de una hora cada semana. Estos hombres y mujeres jóvenes también tienen dos grupos de oración que se reúnen por otra hora cada semana para orar para que Dios envíe avivamiento entre nosotros. Sus oraciones han sido contestadas con muchas conversiones del mundo. En sólo siete semanas esta primavera trece personas han sido convertidas en esta iglesia en respuesta a sus oraciones. Una fue una anciana de 89 años de edad, atea. Otra fue una anciana de 86 años de edad, Católica. Una de ellas fue una mujer que había resistido a Jesús durante casi 40 años. Una había sido cautivo por Satanás durante toda su vida. Los otros nueve eran todos jóvenes que vinieron del mundo, y fueron traídos a nuestra iglesia de las universidades donde evangelizamos. ¡Alabado sea el nombre de Jesús! ¡Él es nuestro ejemplo en ganar almas!

El Dr. David Ralston predicó en nuestra iglesia el fin de semana pasado. Él es un misionero, y el fundador de “Jesús para las Naciones”. El Dr. Ralston puso una foto de nuestra iglesia en su página de Facebook – junto con estas palabras. El Dr. Ralston dijo:

     Anoche [Sábado por la noche] y este [Domingo] por la mañana prediqué aquí en el centro de Los Ángeles, en el Tabernáculo Bautista, donde el Dr. R. L. Hymers, Jr. es el pastor. Servicios increíbles, todos los asientos llenos, ¡la mitad de las personas parecían menores de 30 años!
     Además, cada palabra se traduce del Inglés al Español y al Chino para la audiencia. Gran Espíritu, con muchos amenes y aplausos cuando el mensaje es predicado. Los sermones del Pastor Hymers se leen en el Internet por un promedio de 120,000 computadoras en unos 210 países diferentes cada treinta días – también vistos en YouTube.
     No sé de otro predicador del evangelio que está llegando a tanta gente, tan constantemente con el evangelio, en todo el mundo.
     Creo que este ministerio es como una versión moderna de Spurgeon.

¡Alabado sea el nombre de Jesús! ¡En Su nombre Dios responde a la oración!

Esta iglesia es más valiosa para mí que todo el oro en la tierra. Este ministerio mundial a través del Internet es más valioso para mí que “ríos de plata, joyas sin par”. Puede parecer una cosa pequeña para ti, pero esta iglesia es lo más importante en el mundo para mí!

Mi alma, amor a Él yo doy,
   A Cristo quien murió por mí;
O que le sea siempre fiel,
   ¡Mi Salvador y Dios!
Yo viviré por mi Jesús,
   ¡Feliz será mi vida así!
Yo viviré por mi Jesús,
   ¡Mi Salvador y Dios!
(Traducción libre de “I’ll Live For Him”
      por Ralph E. Hudson, 1843-1901; alterada por Dr. Hymers).

No sólo veo ahora qué tesoro es esta iglesia – También veo lo que esta iglesia debe ser, lo que puede ser, ¡y por la gracia de Dios, lo que va a ser! ¡En las visiones de la noche veo cada rincón de este auditorio lleno de gente joven! ¡Y en esas visiones veo el Espíritu de Dios que baja en olas de avivamiento! ¡Veo las caras felices de los jóvenes que han encontrado a Jesucristo como su Salvador y Señor! ¡En las visiones de la noche veo a los jóvenes llorando y orando, y gritando de alegría como los antiguos Metodistas, y los antiguos Bautistas, y como los antiguos Presbiterianos hicieron! Veo a los hombres jóvenes entregando sus vidas para ser predicadores del Evangelio – ¡y algunos incluso yendo a los campos extranjeros como misioneros de Jesucristo! ¡Veo una iglesia poderosa, a punto de explotar – con el amor de Dios saliendo de este lugar a los rincones oscuros de nuestra nación y nuestro mundo! ¡Veo a Cristo Jesús enaltecido y vertiendo Su amor a través del ministerio de esta iglesia a cientos y cientos de almas perdidas y solitarias en todo el mundo! Y en las visiones de la noche puedo oírlos cantar,

Yo viviré por mi Jesús,
   ¡Feliz será mi vida así!
Yo viviré por mi Jesús,
   ¡Mi Salvador y Dios!

¡Cántala conmigo!

Yo viviré por mi Jesús,
   ¡Feliz será mi vida así!
Yo viviré por mi Jesús,
   ¡Mi Salvador y Dios!

Pronto cumpliré 75 años de edad. Puede que no vea todas estas cosas antes de morir. Pero ya las he visto – ¡en las visiones de la noche! Sr. Griffith, por favor ayúdenos a cantar la hermosa canción de la Sra. Christiansen, “Mi Visión Llena”. Por favor pónganse de pie. Es la número seis en su cancionero.

Mi visión llena, oh, Salvador,
   Que solo vea a Jesús hoy;
Aunque el valle me guíes pasar,
   Tu Gloria sin fin me rodeará.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, todo desear
   Sea por Tu gloria; inspírame
Con Tu perfección, Tu santo amor
   Mi senda inunda con celestial luz.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, que nada vil
   Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz,
   Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.
(Traducción libre de “Fill All My Vision”
   por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).

Termino este sermón con las palabras del gran misionero a China y África, Charles T. Studd (1860-1931).

Solo una vida,
   Pronto pasará.
Solo lo que se hace por Jesús
   Durará.

Nunca olvides esas palabras mientras vivas. Dilo conmigo.

Solo una vida,
   Pronto pasará.
Solo lo que se hace por Jesús
   Durará.

Dr. Cagan, por favor guíenos en oración.


A Dr. Hymers le gustaría saber de ti si este sermón te bendijo. CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.sermonsfortheworld.com.
Oprime en “Sermones en Español”.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
sin la autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de
Dr. Hymers, y todos los otros sermones en video de nuestra iglesia, sí tienen
derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.

La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Hechos 1:1-9.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“The Strife Is O’er” (traducida por Francis Pott, 1832-1909).