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LAS ÚLTIMAS SIETE PALABRAS
DE JESÚS EN LA CRUZ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del día del Señor, 20 de Marzo, 2016

“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda” (Lucas 23:33).


El sufrimiento físico de Jesús fue intenso. Empezó cuando lo azotaron con un látigo que literalmente le arrancó pedazos de la piel e hizo cortadas profundas en Su espalda. Muchas personas murieron de un azotamiento como ese. Después, le pusieron una corona de espinas sobre Su cabeza. Las espinas afiladas rasgaron la piel de Sus sienes, y la sangre corrió por Su rostro. También lo golpearon en la cara, lo escupieron, y con las manos arrancaron pedazos de Su barba. Entonces le hicieron cargar Su propia Cruz por las calles de Jerusalén, al lugar de la ejecución, un lugar llamado Calvario. Por último, grandes clavos fueron clavados a través de Sus pies y la parte inferior de Sus manos, donde la palma de la mano y la muñeca se unen. Así, fue clavado en la Cruz. La Biblia dice:

“De tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura [tan desfigurada] más que la de los hijos de los hombres” (Isaías 52:14).

En nuestro tiempo, nos hemos acostumbrado a ver actores de Hollywood representar a Jesús en el cine. Estas películas no muestran adecuadamente el horror profundo y la cruda brutalidad de la crucifixión. Lo que vemos en la película no es nada en comparación con lo que Jesús experimentó en la Cruz. No hasta “La Pasión de el Cristo” vemos lo que realmente le sucedió a Él. Fue realmente horrible.

Se abrieron grietas en Su cuero cabelludo. La sangre corría por Su rostro y cuello. Sus ojos estaban hinchados casi cerrados. Probablemente Su nariz estaba quebrada, probablemente su pómulo también. Sus labios sangraban desgarrados. Era difícil reconocerlo.

Sin embargo, eso fue exactamente lo que el profeta Isaías predijo del Siervo sufrido, “De tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres” (Isaías 52:14). La burla y los esputos también fue predicho por el profeta: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos” (Isaías 50:6).

Esto nos lleva a la Cruz. Jesús es crucificado aquí, chorreando Sangre. Mientras Él cuelga en la Cruz, Él da siete palabras breves. Quiero que pensemos en esas últimas siete palabras de Jesús en la Cruz.

I. La primera palabra – perdón.

“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:33-34).

Esa es la razón por la que Jesús fue a la Cruz – para perdonar nuestro pecado. Él sabía que iba a ser asesinado mucho antes de ir a Jerusalén. El Nuevo Testamento enseña que Él permitió deliberadamente que lo crucificaran para pagar por tu pecado.

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos” (I Pedro 3:18).

“Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (I Corintios 15:3).

Cuando Jesús oró, “Padre, perdónalos”, mientras colgaba en la Cruz, Dios respondió a Su oración. Cada persona que confía plenamente en Jesús es perdonada. Su muerte en la Cruz paga la pena por tu pecado. Su Sangre lava tus pecados.

II. La segunda palabra – salvación.

Dos ladrones fueron crucificados, uno a cada lado de Jesús.

“Y uno de los malhechores [criminales] que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:39-43).

La conversión del segundo ladrón es muy reveladora. Muestra que

1.   La salvación no es por el bautismo o membrecía de la iglesia – el ladrón no
      hizo ninguna de estas cosas.

2.   La salvación no es por una buena sensación – el ladrón sólo tenía malas
      sensaciones – él también fue crucificado mientras estaba bajo convicción de pecado.

3.   La salvación no viene por ir al frente o levantar la mano – Sus manos fueron clavadas
      a una cruz, así como Sus pies.

4.   La salvación no viene por “pedirle a Jesús que entre en tu corazón”. ¡El ladrón
      se hubiera sorprendido si alguien le hubiera dicho que hiciera eso!

5.   La salvación no viene al decir “la oración del pecador”. El ladrón no oró
      esta oración. Lo único que le pidió a Jesús fue que lo recordara.

6.   La salvación no viene al cambiar la forma en que vives. El ladrón no tuvo
      tiempo para hacer eso.

Este ladrón fue salvo de la misma manera que debes ser salvo:

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).

Cree de todo corazón en Jesús, y Él te salvará por medio de Su Sangre y la justicia, así como Él salvó al ladrón crucificado.

III. La tercera palabra – afecto.

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:25-27).

Jesús le dijo a Juan que cuidara de Su madre. Hay más en la vida Cristiana después de que eres salvo. Necesitas que te cuiden. Así como Jesús le entregó Su querida madre al Apóstol Juan, así Él te entrega al cuidado de la iglesia local. Nadie puede hacerla en la vida Cristiana sin el cuidado y el afecto de la iglesia local. Esa es una verdad que a menudo se olvida en nuestros días.

“Y el Señor añadía cada día a la iglesia [en Jerusalén] los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47).

IV. La cuarta palabra – angustia.

“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:45-46).

Este grito de angustia de Jesús muestra la realidad de la Trinidad, la deidad. Dios Padre se alejó, mientras Dios el Hijo llevó tus pecados en la Cruz. La Biblia dice:

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5).

V. La quinta palabra – sufrimiento.

“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca” (Juan 19:28-29).

Este verso nos muestra el gran sufrimiento que Jesús pasó para pagar por nuestros pecados;

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados” (Isaías 53:5).

VI. La sexta palabra – expiación.

“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es” (Juan 19:30).

Mucho de lo que he dicho hasta ahora podría haber sido dado por un sacerdote Católico. Pero en esta sexta palabra cuelga la Reformación Protestante, así como la fe de los Bautistas a través de las edades. Jesús dijo: “Consumado es”.

¿Estaba Jesús correcto cuando dijo: “Consumado es”? La iglesia Católica dice, “no”. Dicen que debe ser crucificado de nuevo, y ofrecido de nuevo en cada misa. Pero la Biblia dice que es un error.

“En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10:10).

“Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14).

“Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10:11-12).

Jesús pagó completa expiación por nuestros pecados, una vez para siempre, en la Cruz.

Lo pagó Jesús,
   Se lo debo yo;
Del pecar la mancha en mí,
   Su Sangre me lavó.
(Traducción libre de “Jesus Paid It All” por Elvina M. Hall, 1820-1889).

VII. La séptima palabra – cometido a Dios.

“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Lucas 23:46).

Jesús mostró Su completo cometido a Dios el Padre en Su última declaración antes de morir. Como el gran Spurgeon señaló, esto refleja las primeras palabras registradas de Jesús, “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). De principio a fin, Jesús hizo la voluntad de Dios.

Uno de los toscos centuriones que lo clavaron en la Cruz escuchó estas siete palabras de Jesús. El centurión había visto muchas crucifixiones, pero nunca había visto a alguien morir de la forma en que Jesús murió, predicando un sermón maravilloso de siete puntos mientras Su Sangre vital fluía.

“Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47).

El centurión pensó un poco más acerca de Jesús, y luego dijo:

“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

¡Él es el Hijo de Dios! Él ha resucitado – vivo, físicamente – de entre los muertos. Él ha ascendido al Cielo. Se sienta a la diestra de Dios. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).

Hay algunos que piensan que creer en Dios es suficiente. Pero se equivocan. Nadie es salvo por creer en Dios solamente. Jesús Mismo dijo: “Nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El Dr. A. W. Tozer dijo, “Jesús no es uno de los muchos caminos para acercarse a Dios, ni es el mejor de varios caminos; Él es el único camino” (traducción de That Incredible Christian, p. 135). Si no confías en Jesús, estás perdido. No importa qué tan “bueno” seas, no importa con qué frecuencia vayas a la iglesia, o leas la Biblia, estás perdido si no has confiado en Jesús. “Nadie viene al Padre, sino por mí”. Jesús es el único con Sangre para limpiarte de tu pecado. Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Marcos 15:24-34.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Blessed Redeemer” (por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).


EL BOSQUEJO DE

LAS ÚLTIMAS SIETE PALABRAS
DE JESÚS EN LA CRUZ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda” (Lucas 23:33).

(Isaías 52:14; 50:6)

I.    La primera palabra – perdón, Lucas 23:33-34; I Pedro 3:18;
I Corintios 15:3.

II.   La segunda palabra – salvación, Lucas 23:39-43; Hechos 16:31.

III.  La tercera palabra – afecto, Juan 19:25-27; Hechos 2:47.

IV.  La cuarta palabra – angustia, Mateo 27:45-46; I Timoteo 2:5.

V.   La quinta palabra – sufrimiento, Juan 19:28-29; Isaías 53:5.

VI.  La sexta palabra – expiación, Juan 19:30; Hebreos 10:10;
Hebreos 10:14, 11-12.

VII. La séptima palabra – cometido a Dios, Lucas 23:46;
Lucas 2:49; 23:47; Marcos 15:39; Hechos 16:31; Juan 14:6.