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¡CASI SALVO – PERO COMPLETAMENTE PERDIDO!

por Dr. C. L. Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Sábado, 16 de Enero, 2016

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (I Juan 5:12).


La Biblia divide la raza humana en dos grupos. Tú perteneces a uno o al otro. El primer grupo son los que confían en Jesucristo, el Hijo de Dios, y tienen vida eterna. Nuestro texto dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida”. Todos los demás pertenecen al segundo grupo, los que no tienen la vida. “El que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. No hay nadie en el medio. Tú confías en Jesús o no lo haces. Tienes vida o no la tienes.

La Escritura deja esto claro. Dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Las palabras Griegas traducidas “cree en” significan eso “creer en”. No es una creencia doctrinal o mental. Es una confianza personal en Jesucristo Mismo. Algunos creen en Jesucristo, el Hijo de Dios, y tienen vida eterna. El resto “no verá la vida”. La ira de Dios está – permanece – sobre ellos. Tienes vida o no la tienes.

Hemos visto declaraciones directas de la Biblia que separan los dos grupos. Y esa separación se muestra en las palabras que la Biblia usa para describir la humanidad. Jesús dijo que en su Segunda Venida Él “pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda” (Mateo 25:33). A las ovejas Él dirá: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino” (Mateo 25:34). A los cabritos Él dirá: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno” (Mateo 25:41). Nadie es parte oveja y parte cabrito. Vas a entrar en el reino de Jesús, o te vas a ir al fuego eterno.

La Biblia habla de los grupos que usan las palabras vida y muerte. Un grupo de personas permanecen “muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1). A los otros se les ha dado “vida” (Efesios 2:1, 5). Tú estás vivo o muerto. ¡Y no te puedes dar vida si estás muerto! Sólo Dios puede darte vida por medio de Jesús. Jesús dijo que los que confían en Él han “pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). Una vez más, el Libro de Juan dice que aquellos que son convertidos han “pasado de muerte a vida” (Juan 3:14). A algunos de ustedes se les ha dado vida. El resto de ustedes sólo tienen muerte. No hay otra posibilidad. Vida – o muerte.

La separación de los dos grupos se muestra en las palabras que Dios usa para describir la salvación. Jesús dijo: “Si no os volvéis...no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Eres convertido o no lo eres. La Biblia dice que la salvación es un nuevo nacimiento. Jesús le dijo a un hombre religioso, “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). ¿Puedes hacerte renacer espiritualmente? ¿Lo tienes en ti para hacer eso? No. Y la Biblia dice: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es [una nueva creación]” (II Corintios 5:17). ¿Puedes cambiarte tú mismo a una nueva creación? ¡No, necesitas que Dios haga eso por ti! La Escritura dice que Dios ha liberado a los Cristianos de “la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). Tú estás bajo la potestad de las tinieblas, o estás en el reino del Hijo de Dios. No puedes trasladarte tú mismo de uno al otro. Sólo Dios puede hacer eso. Tú estás en las tinieblas o perteneces a Jesús. Eres uno o el otro.

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (I Juan 5:12).

Los dos grupos se separarán para siempre después de la muerte. A los salvos, “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4). Pero los perdidos “tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8). Abraham habló del paraíso al hombre rico en el Infierno, “Una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá” (Lucas 16:26). Los dos grupos serán separados eternamente. Después de la muerte la separación entre los salvos y los perdidos será infinita, eterna e inalterable.

¿Qué grupo es más grande? ¿Cuál tiene más gente? La mayoría morirán sin Jesús y perderán sus almas para siempre. Sólo unos pocos confiarán en Jesús y serán salvos. Jesús dijo: “ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13). Luego dijo: “Estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:14). Nuevamente Jesús dijo: “Os digo que muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). Alguien le preguntó a Jesús: “¿Son pocos los que se salvan?” (Lucas 13:23). Y Jesús le respondió: “Os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:24). Los Discípulos le preguntaron a Jesús, “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” (Marcos 10:26). Y él respondió: “Para los hombres es imposible” (Marcos 10:27). Casi todos se perderán. Sólo unos pocos serán salvos – y por un milagro de Dios.

Muchos de ustedes aquí esta noche están perdidos. No has confiado en Jesucristo. No has tenido tus pecados perdonados por Su Sangre. No has sido convertido. Si mueres ahora irás al Infierno. Si pensaras en esto, podrías llegar a ser despertado de tu pecado y tu necesidad de Jesús. Puede que clames a Dios para que te atraiga a Jesús. Puede que empieces esforzarte y luchar para entrar en la salvación (cf. Lucas 13:24). Con tu boca admites que estás perdido. Pero en tu corazón no piensas en ti mismo como un pecador perdido, desvalido, culpable ante Dios, “sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12). Esa es la verdad. Pero no quieres pensar ni sentirte de esa manera. Sería desagradable y negativo. Te haría sentir mal. Así que piensas de ti mismo de otra manera, para evitar la verdad. Inventas un grupo para ponerte allí.

Algunos de ustedes han estado viniendo a la iglesia durante unas semanas, o meses, o más. Inventas una manera de pensar en ti mismo. Crees que estás en el camino a la salvación. Piensas que eres parte Cristiano. Piensas que estás “tratando de confiar en Jesús”, o “casi un Cristiano”, o “aprendiendo acerca de Jesús”, o “vas a ser un Cristiano algún día”. Tú vienes a la iglesia – y después de todo, no acostumbrabas venir. Después de todo, hay una gran cantidad de personas que no van a la iglesia. No cometes todos los pecados que otros hacen. Lees la Biblia. Has aprendido acerca de la doctrina Cristiana. Tienes amigos en la iglesia. Tú encajas. Te dices a ti mismo que te gustaría convertirte en un Cristiano. Crees que seguramente confiarás en Jesús uno de estos días, aunque Jesús dijo que sólo unos “pocos” harían eso. Pero así es como tú piensas de ti mismo – y puedes vivir contigo mismo de esta manera.

Sólo hay un problema. Dios no cree que haya tal cosa como un “casi Cristiano”. Si no eres convertido, Dios piensa en ti como perdido. Pienses lo que pienses, Dios sabe que tus pecados no son perdonados. Dios está enojado con tu pecado, porque Él está “airado contra el impío todos los días” (Salmo 7:11). “La ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Dios sabe que eres uno de los “hijos de desobediencia”, uno de los “hijos de ira” (Efesios 2:2, 3). Dios sabe que eres Su enemigo (cf. Romanos 5:10; 8:7). Dios está correcto y tú estás equivocado.

¡No hay tal cosa como lo que tú crees que eres! La Biblia dice: “El corazón es engañoso sobre todas las cosas” (Jeremías 17:9). ¡Te has engañado a ti mismo! Dios sabe que no hay tal cosa como “en el camino a ser Cristiano” o “aprendiendo a ser Cristiano”. Dios sabe que hay personas salvas y personas perdidas – ¡nada más! ¡Nada en el medio! ¡No hay “parte Cristianos”! ¡No eres un Cristiano para nada!

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (I Juan 5:12).

La Biblia habla de los tales llamados “parte Cristianos” que nunca fueron salvos, y que ahora están en el Infierno. El joven rico vino a Jesús y le dijo: “Todos [los mandamientos] he guardado desde mi juventud” (Mateo 19:20). Pensó que era bueno. Pero él nunca confió en Jesús. Él “se fue” (Mateo 19:22). Un Romano llamado Félix escuchó al Apóstol Pablo y se “espantó” de su predicación (Hechos 24:25). Él oyó hablar a Pablo de nuevo muchas veces, pero siempre endureció su corazón y nunca fue convertido. Otro hombre llamado Agripa oyó a Pablo hablar y le dijo a él: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28). Pero, como Félix, Agripa nunca confió en Jesús. Él murió y fue al Infierno. Esto demuestra que puedes escuchar predicar vez tras vez y todavía estar perdido. Ser un “casi Cristiano” es muy peligroso.

Philip Bliss era el hijo de un padre Cristiano que le enseñó a orar todos los días. Cuando tenía doce años de edad fue finalmente convertido. Él fue bautizado y se convirtió en un miembro de una iglesia Bautista. Philip era un músico, y unos años más tarde comenzó a dirigir la música de un evangelista llamado Daniel Whittle. También escribía himnos y canciones evangélicas para el famoso evangelista D. L. Moody. En una reunión evangelística oyó a un predicador llamado Brundage predicar un sermón que terminó con las palabras: “Ser casi salvo es estar completamente perdido”. Philip fue muy impresionado por esas palabras. Recordó que para él eso había sido verdad. Él había estado asistiendo a la iglesia, leyendo la Biblia y orando todos los días, pero había sido un “niño de iglesia”, casi salvo pero completamente perdido. La idea de su propia conversión conmovió a Philip cuando escuchó esas palabras, “Ser casi salvo es estar completamente perdido”. Él fue a su habitación y escribió las palabras de un himno que cantamos a menudo. Se convirtió en su himno más popular. Él mismo había sido casi salvo pero completamente perdido, y él escribió acerca de eso en ese famoso himno que cantamos a menudo,

“Casi resuelto” para creer;
   “Casi resuelto” a Jesús confiar…
“Casi” no bastará; “Casi” ¡fracasará!
   Triste lamento harás, “Perdido estás”.
(Traducción libre de “Almost Persuaded”
      por Philip P. Bliss, 1838-1876).

Aunque vengas a la iglesia y encajes con la multitud, estás “completamente perdido”. Algunos de los jóvenes nuevos en la iglesia piensan que tú eres Cristiano, pero tú sabes en tu corazón que estás completamente perdido. Y cuando mueras y te hundas en el Infierno vas a llorar y a gritar, “Casi – pero perdido”. ¡Tú estabas en la iglesia pero no eras parte de ella! ¡Estabas en la iglesia en la tierra, pero separado del Cielo para siempre! Triste lamento harás – perdido estás. “Ser casi salvo es estar completamente perdido”. No vas en camino a ningún lugar, excepto el Infierno. Estás completamente perdido.

Hay otro grupo del que tengo que hablar. Hay niños y adultos jóvenes que han crecido en la iglesia, pero permanecen no convertidos. Tú encajas. Después de todo, has estado aquí toda tu vida. Vienes a la iglesia porque es tu hábito. Tus padres te trajeron, y estás aquí ahora. Has evitado algunos de los pecados del mundo. Sabes cómo vestirte en la iglesia. Tienes una Biblia. Sabes algo de lo que hay en la Biblia, y algo sobre la enseñanza Cristiana. Tienes amigos aquí. Las personas te conocen. Encajas. Claro, no has confiado en Jesús. Su muerte en la Cruz no se ha aplicado para pagar por tu pecado ante Dios. Su Sangre no ha lavado tus pecados. No tienes la vida de Su resurrección. Oh, te gustaría ser salvo algún día, pero te llevas bien contigo mismo ahora.

Es posible que hayas engañado a tus padres. Ellos te aman. Ellos pueden pensar que eres un Cristiano. Incluso si saben que estás perdido, padres amorosos usualmente piensan que sus hijos llegarán a ser Cristianos. Después de todo, sus niños escuchan sermones. Después de todo, ellos escuchan testimonios personales de otros que son salvos. Así padres son engañados al pensar que sus hijos se convertirán en Cristianos. Tales padres a menudo piensan, “Por supuesto serán Cristianos. ¿Cómo no podrían?” Ellos asumen que sus hijos se convertirán aunque Jesús dijo: “pocos son los que la hallan”. Puede que tus padres piensen, “Hacemos todo lo que podemos”. Pero, ¿lloran por ti? ¿Oran por ti por horas en privado? ¿Te instan constantemente que seas salvo?

Al igual que muchos de los que vienen del mundo, piensas en ti mismo como “parte Cristiano”. Después de todo estás aprendiendo como convertirte en un Cristiano, ¿verdad? Después de todo, eres casi un Cristiano, ¿verdad? Tus padres piensan de ti de la misma manera, porque te aman. Quieren creer que vas a ser Cristiano. Les dolería perderte. Tus padres, sin decirlo, piensan de ti como pequeños Cristianos. Encajas por fuera, por lo que eres casi un Cristiano, un pequeño Cristiano, que seguramente se convertirá en un verdadero Cristiano – algún día. Los padres Cristianos a menudo piensan de sus hijos de esa manera – como pequeños Cristianos, casi allí, seguros de que van a confiar en Jesús – algún día. No pueden imaginarte perdiendo tu alma – pero lo harás.

No hay tal cosa como un “pequeño Cristiano”. No hay tal cosa como un Cristiano en formación, o en aprendizaje, o en el camino. ¡No hay nada entre salvo y perdido! No hay nada entre el Cielo y el Infierno. El pastor tenía razón cuando dijo: “Ser casi salvo es estar completamente perdido”. Te sientas aquí, pero estás completamente perdido.

La Biblia no trata a las personas religiosas como pequeños Cristianos. A Nicodemo, el gran maestro de Israel, Jesús dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). El Apóstol Pablo tenía un trasfondo religioso, “circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo” (Filipenses 3:5). Tenía el exterior de uno del pueblo de Dios – ¡pero no lo era! Estaba perdido yendo al Infierno hasta que confió en Jesús. Los Fariseos le dijeron a Jesús, “Nuestro padre es Abraham” (Juan 8:39). Ellos dijeron: “Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios” (Juan 8:41). “Nuestro exterior no es como el de esa gente”. Pero Jesús les dijo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo” (Juan 8:44). Él sabía que eran pecadores depravados – y nada más.

Dios sabe que eres un pecador depravado – y nada más. Pueda que te hayas engañado a ti mismo. Puede que hayas engañado a tus padres. ¡Pero no puedes engañar a Dios! La Biblia dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado” (Gálatas 6:7). Dios sabe que están “muertos en pecados” (Efesios 2:5). Dios sabe que eres un hijo “de ira, lo miso que los demás” (Efesios 2:3). Dios sabe que tu “mente carnal es enemistad contra Dios” (Romanos 8:7). Dios sabe que en su corazón ustedes: “no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7). Él sabe que tienen “el entendimiento entenebrecido” (Efesios 4:18). Él sabe que “sois de vuestro padre el diablo” (Juan 8:44). Sí, Dios lo sabe – y tú lo sabes en tu corazón – que no eres un pequeño Cristiano, si no un pequeño diablo. Dios sabe, y tú sabes en tu corazón que en realidad eres un pequeño diablo. Es por eso que te resistes a Dios en tu corazón, como vuestro padre el Diablo.

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (I Juan 5:12).

No puedes cambiar de ser un pequeño diablo a ser un verdadero Cristiano simplemente por venir a la iglesia. No puedes tener una conversión aprendiendo cosas. Tu corazón está mal. Estás mal por dentro. Tu corazón es “perverso” (Jeremías 17:9). No puedes cambiarte tú mismo de cabrito a oveja, de un pequeño diablo a un verdadero Cristiano. “Para los hombres es imposible” (Marcos 10:27). Y contigo es imposible. ¡Necesitas la gracia de Dios! Necesitas un milagro de conversión de Dios. Eres casi salvo, pero estás completamente perdido. Sin un milagro de Dios, siempre estarás completamente perdido – perdido en esta vida y perdido para siempre en mundo venidero.

Oh Dios, te pido que uses estas palabras para que le hablen al corazón de alguien. En el nombre de Jesús, Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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