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EL DÍA QUE JESÚS MURIÓ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un Sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 13 de Septiembre, 2015

“Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (Juan 19:16-18).


El día que Jesús murió en la Cruz fue el cuarto día grandioso en la historia de la raza humana. El primero fue cuando Dios creó al hombre. El segundo fue el día de la Caída, cuando el hombre pecó y trajo muerte y ruina al mundo. El tercero fue el día en que el Diluvio comenzó en el tiempo de Noé. Pero el cuarto día más importante, realmente fue el día más importante. Fue el día en que Jesús murió en la Cruz, en un monte afuera de los muros de la ciudad de Jerusalén.

El día que Jesús murió en la Cruz la maldición entera de la historia humana fue cambiada – ¡para siempre! Miles de vidas humanas fueron cambiadas. Almas fueron convertidas, y el mundo entero jamás volvería a ser el mismo. Esta mañana veremos al día en que Jesús murió y notaremos cuatro grandes eventos que acontecieron.

I. Primero, cayeron tinieblas en ese día.

La Biblia dice:

“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena” (Mateo 27:45).

El Dr. J. Vernon McGee dice:

Nuestro Señor fue puesto en la Cruz la hora tercera, que es las nueve de la mañana. A la hora del mediodía, el hombre le había hecho todo lo que podía al Hijo de Dios. Entonces a la hora del mediodía, las tinieblas posaron, y aquella Cruz se volvió un altar sobre el cual el Cordero que quita el pecado del mundo fue ofrecido (traducción de Thru the Bible, Thomas Nelson, 1983, tomo IV, p. 148).

Mateo, Marcos, y Lucas nos dicen que “hubo tinieblas” desde el mediodía hasta las tres, cuando Jesús murió. El Dr. John MacArthur, a pesar de estar erróneo sobre la Sangre de Jesús, estuvo correcto al hablar de estas tinieblas:

Esto no podía haber sido causado por un eclipse, porque los Judíos usaban un calendario lunar, y la Pascua siempre caía en la luna llena, poniendo a un eclipse fuera de posibilidades. Estas eran tinieblas sobrenaturales (traducción de MacArthur Study Bible, nota sobre Lucas 23:44).

La oscuridad sobrenatural, que cayó sobre la tierra cuando Jesús murió, nos recuerda del doceavo milagro que ocurrió el día de Moisés antes de que los hijos de Israel salieran de Egipto:

“Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto…” (Éxodo 10:21-22).

Dios envió aquellas tinieblas en el tiempo de Moisés. Y Dios envió las mismas tinieblas sobre la tierra cuando Jesús moría sobre la Cruz. Como lo puso el Dr. Watts:

El sol se escondió en tinieblas, y ya no brilló más,
Cuando Jesús, el Creador, murió por el pecado del hombre.
   (traducción literal de “Alas! And Did My Saviour Bleed?”
      por Isaac Watts, D.D., 1674-1748).

II. Segundo, el velo se rasgó en el Templo en ese día.

La Biblia dice:

“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” (Mateo 27:51).

Adentro del Templo había una cortina grande, gruesa. El Dr. John R. Rice nos dice acerca del Templo:

Se nos dice que el santuario o templo propiamente dicho, era de unos treinta metros de largo, diez metros de ancho y treinta metros de altura... El santuario se dividía en dos partes. Los primeros 23 metros era el Lugar Santo... Un velo grande separaba el Lugar Santo del otro tercio del edificio, el Lugar más Santo, o el Lugar Santísimo (Dr. John R. Rice, El Rey de los Judíos: Un Comentario sobre Mateo, Espada del Señor, 1955, p. 479).

El Dr. Rice señaló que nadie podía entrar al Lugar Santísimo sino solo el sumo sacerdote. Y el sumo sacerdote solo podía entrar allí una vez al año, en Día de la Expiación. Luego Dr. Rice dijo:

Cuando Cristo murió en la Cruz, “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” (Mateo 27:51). Rasgado, comenzando en la parte superior, era una indicación de que Dios mismo [rasgó] el velo... Cuando el velo fue rasgado abajo, entonces eliminó todas las barreras entre Dios y el hombre para quienes están dispuestos a venir a través de [Jesús] (ibid., página 480).

III. Tercero, hubo un terremoto en ese día.

La Biblia dice:

“La tierra tembló, y las rocas se partieron” (Mateo 27:51).

Este terremoto podía haber estado involucrado en rasgar el velo. Yo creo que sí. Pero como señaló Edersheim: “Aunque el temblor hubiera dado la base física, el rasgamiento del velo del Templo fue…realmente hecho por la mano de Dios” (Alfred Edersheim, The Life and Times of Jesus the Messiah, Eerdmans, 1945, tomo II, p. 611). Edersheim señaló que el velo era grueso como la palma de la mano de un hombre (como 64 milimetros de grueso). “Si el velo era como se describe en el Talmud, no podría haber sido rasgado en dos por un simple terremoto”(ibid.).

El rasgar del velo llegó justo en el momento “cuando, en el sacrificio de la tarde, el sacerdote que oficiaba entraba en el Lugar Santo, ya sea para quemar incienso o para realizar cualquier otro servicio allí” (ibid.). El rasgar del velo hizo una impresión terrible en estos sacerdotes judíos. El Dr. Charles C. Ryrie dice que un “resultado de este desgarramiento sobrenatural del velo se registra en Hechos 6:7, donde se nos dice, “Muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (cf. Ryrie Study Bible Biblia, la nota sobre Mateo 27:51).

Cuando Cristo murió, el velo se rasgó en dos. Ahora puedes venir a Dios, porque Cristo es el mediador. No hay velo que se interponga entre tú y Dios ahora. Jesús está entre tú y Dios. Ven a Jesús y Él te llevará directamente a la presencia de Dios.

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5).

IV. Cuarto, Jesús murió en la Cruz en ese día.

Guardias del templo arrestaron a Jesús bajo acusación falsa. Lo arrastraron al sumo sacerdote , le escupieron en el rostro y golpearon su rostro con sus puños. Debido a que los Judíos no tenían poder oficial, llevaron a Jesús al gobernador Romano, Poncio Pilato. Pilato interrogó a Jesús, y lo pronunció inocente y trató de salvar Su vida. Azotó a Jesús, pensando que satisfacería a los principales sacerdotes. Los soldados azotaron Su espalda, tejieron una corona de espinas y se la pusieron en Su cabeza, y le pusieron un manto de púrpura. Pilato mostró a la gente cómo Él había sido golpeado, pensando que tendrían lastima de Jesús. Pilato les dijo : “ningún delito hallo en él” (Juan 19:4 ). Cuando los principales sacerdotes lo vieron, gritaron: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”, dijo Pilato a ellos: “Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él”. Los líderes judíos gritaron: “Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone”. Dijo Pilato: “¿A vuestro Rey he de crucificar?” Respondieron los principales sacerdotes: “No tenemos más rey que César”. Entonces Pilato entregó a Jesús a los soldados, y le llevaron para ser crucificado.

Jesús sufrió gran dolor y agonía terrible clavado en la Cruz. Pero al sufrir Él dijo estas palabras:

La Primera Palabra - Perdón

“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes” (Lucas 23:33-34).

Esa es la razón por la cual Jesús fue a la Cruz – para perdonar nuestros pecados. Jesús fue deliberadamente a la Cruz para pagar la pena por nuestro pecado.

La Segunda Palabra – Salvación

“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:39-43).

Jesús murió en la Cruz para salvar a pecadores. El primer pecador que Él salvó fue el ladrón que creyó en la Cruz junto a Él. Mucha gente cree que puede aprender a ser salva. Pero este ladrón no aprendió mucho. Él simplemente confió en Jesús. Otros piensan que tienen que tener cierto sentimiento o un cambio interior. Pero el ladrón no tuvo nada de eso. Él simplemente confió en Jesús.

La Tercera Palabra – Afecto

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:25-27).

Jesús le dijo a Juan que cuidara a Su madre. Jesús quiere que cuidemos unos de otros en el compañerismo de la iglesia local.

La Cuarta Palabra – Propiciación

“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:45-46).

El clamor de angustia de Jesús muestra que Él fue separado de Dios el Padre cuando Él [Jesús] se volvió en el sacrificio propiciatorio por nuestro pecado.

La Quinta Palabra – Sufrimiento

“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca” (Juan 19:28-29).

Esto muestra cuán gran sufrimiento Jesús atravesó para pagar la pena de nuestros pecados.

La Sexta Palabra – Expiación

“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30).

Todo lo necesario para nuestra salvación ahora se había consumado. Ya no queda nada qué hacer para una persona perdida sino solo confiar en Jesús.

La Séptima Palabra – Cometido al Padre

“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Lucas 23:46).

Un centurión tosco había visto muchas crucifixiones. Su corazón estaba endurecido. Pero él nunca había visto a nadie morir del modo que Jesús murió. El filosofo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) dijo: “Si socrates vivió como filosofo, Jesús vivió y murió como un dios”. El centurión miró hacia arriba al cuerpo muerto de Jesús colgado en la Cruz. Con lágrimas en sus mejillas, el centurión dijo:

“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

Que confíes en el Hijo de Dios y seas salvo de tu pecado por Su sacrificio y por Su Sangre. Amén.


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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Marcos 15:25-39.
El Solo Cantado por el Sr. Mr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“A Crown of Thorns” (por Ira F. Stanphill, 1914-1993;
alterada por el Pastor).


EL BOSQUEJO DE

EL DÍA QUE JESÚS MURIÓ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (Juan 19:16-18).

I.   Primero, cayó tinieblas en ese día, Mateo 27:45; Éxodo 10:21-22.

II.  Segundo, el velo se rasgó en el Templo en ese día, Mateo 27:51a.

III. Tercero, hubo un terremoto en ese día, Mateo 27:51b;
I Timoteo 2:5.

IV. Cuarto, Jesús murió en la Cruz en ese día, Juan 19:4;
Lucas 23:33-34, 39-43; Juan 19:25-27; Mateo 27:45-46;
Juan 19:28-29, 30; Lucas 23:46; Marcos 15:39.