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CÓMO ORAR POR PECADORES PERDIDOS

(SERMÓN NÚMERO 20 SOBRE AVIVAMIENTO)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Sábado por la Noche, 5 de Septiembre, 2015


Por favor voltea a Hechos 1:8. Está en la página 1104 de la Biblia Anotada de Scofield. Por favor pónganse de pie mientras lo leo. Estas son las palabras que Jesús le dio a los primeros Cristianos:

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Pueden sentarse.

Algunos predicadores dicen que esto se refiere sólo al derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Dicen que no podemos esperar que el Espíritu Santo descienda como lo hizo en Pentecostés. Tienen miedo de que gente se conviertan en pentecostales. Así que apagan la verdadera obra de convicción y conversión porque temen al pentecostalismo. Pero se equivocan. Las últimas siete palabras demuestran que están equivocados “y hasta lo último de la tierra”. Una traducción moderna dice, “y hasta los confines de la tierra”. Ya que aquellos primeros Cristianos no fueron hasta la “último” o los “confines” de la tierra, Jesús estaba hablando a todos los Cristianos, por todos los tiempos. Él les dijo a ellos, y a nosotros, “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. Esto es probado por lo que Pedro dijo un poco más tarde, en Hechos 2:39. Voltea allí.

“Porque para vosotros es la promesa [del Espíritu Santo], y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).

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Así que esos Cristianos volvieron a Jerusalén, y fueron al aposento alto para orar. ¿Por qué oraron? Es obvio que oraron por el poder del Espíritu Santo que Jesús les había prometido: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). Estoy totalmente de acuerdo con Iain H. Murray. Él dijo:

Mientras Pentecostés instituyó una nueva era, la obra de Jesús en otorgar el Espíritu no terminó allí. Y la comunicación más plena del Espíritu que marca toda la edad [Cristiana], que empezó en Pentecostés, no iba a ser constante e invariable; porque si fuera así, ¿qué propósito podría servir orando por más del Espíritu de Dios como los discípulos fueron dirigidos claramente a hacer? Fue en respuesta a la petición “enséñanos a orar” que Jesús dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). Esta promesa no tiene eficacia para los Cristianos a no ser que siempre hay algo más que recibir (traducción de Iain H. Murray, - Pentecost Today? The Biblical Understanding of Revival, - The Banner of Truth Trust, 1998, p. 21).

Alexander Moody Stuart dijo: “Mientras que el Espíritu Santo está siempre presente en su iglesia, hay momentos en que se acerca y pone adelante una mayor energía de poder” (ibid., P. 22).

Pero hemos visto muy poco de eso desde el avivamiento de 1859. Estoy convencido de que la razón principal es el hecho de que la mayoría de los evangélicos ya no creen que las conversiones son milagros. La mayoría de los evangélicos hoy en día piensan que las conversiones no son más que decisiones humanas. Creen que todo lo que tienes que hacer es persuadir a una persona perdida a decir las palabras de la tal llamada “oración del pecador”. ¡Solo dices esas palabras y eres salvo! Joel Osteen dice eso al final de cada sermón. Él les hace decir las palabras de una oración. Entonces dice: “Creemos que si dijiste esas palabras eres nacido de nuevo”. Ves, ¡no hay necesidad que el Espíritu Santo realice un milagro! Si dijiste esas palabras, “eres nacido de nuevo”. Esta es la herejía del Pelagianismo – una doctrina que enseña que el hombre es capaz de llevar a cabo su propia salvación – en este caso, ¡por decir unas palabras! ¡O por venir “al frente” en un servicio Cristiano – o por alzar la mano! “Todos los que quieren ser salvos, simplemente alcen la mano”. ¡Este es crudo pelagianismo! Un regreso a la antigua herejía, que enseña que una persona perdida puede salvarse a sí misma por alguna acción, o diciendo las palabras de una oración. Yo la llamo “oración mágica”. En realidad es “magia” en lugar de Cristiano. En la magia tú dices ciertas palabras, o haces ciertas acciones, y esas palabras o acciones producen un resultado sobrenatural. Dices: “Bibbidi-Bobbidi-Boo” ¡y la calabaza se convierte en una carroza para la Cenicienta! ¡Pero la conversión no es como la “magia” que ves en una caricatura de Disney! Walt Disney estaba interesado en la magia. Está a través de todos sus dibujos animados. ¡Y digo que está a través de todas nuestras ideas modernas de conversiones evangélicas, también! Para un examen detallado de este problema lee el libro de David Malcolm Bennett, La Oración del Pecador: Sus Orígenes y Peligros, [The Sinner’s Prayer: Its Origins and Dangers], Publishing, n.d., disponible en Amazon.com.

Cada verdadera conversión es un milagro. Voltea conmigo a Marcos 10:26. Está en la página 1018, en la Biblia Anotada de Scofield.

“Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible...” (Marcos 10:26, 27).

Ellos preguntaron: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Jesús respondió: “Para los hombres es imposible”. ¡El hombre en un estado de pecado no puede hacer nada para ser salvo! Pero entonces Jesús dijo, “mas para Dios no; porque todas las cosas son posibles para Dios”. ¡La salvación de una persona es un milagro de Dios! Hemos visto varias conversiones este año. Cada verdadera conversión es un milagro. Paul Cook dijo correctamente: “Las características del avivamiento no son diferentes a las características de cualquier trabajo normal del Espíritu Santo, excepto en términos de intensidad y cantidad” (traducción de Fire From Heaven, EP Books, 2009, p. 117).

Cuando una persona es convertida es un milagro de Dios. Cuando muchas personas son convertidas en un corto período de tiempo, es un milagro de Dios. La única diferencia es “en términos de intensidad y cantidad”. Cuando oramos por avivamiento, estamos orando para que el Espíritu Santo obre en los corazones de muchas personas a la vez.

¿Qué hace el Espíritu Santo en la conversión? Primero, “cuando él venga, convencerá (convicción)...de pecado” (Juan 16:8). Paul Cook dijo: “La gente no es naturalmente convencida de su pecado; por naturaleza se auto-justifica. Se requiere un trabajo específico del Espíritu. Y cuando el Espíritu obra, el pecado se vuelve detestable [horrible, repugnante], lo que lleva a una persona a odiarlo y abandonarlo”. Como una joven dijo: “Yo estaba hastiada de mí misma”. Eso es una de las mejores definiciones de convicción que he visto. “Yo estaba hastiada de mi misma”. Si tú no tienes convicción de pecado así, no tendrás una conversión verdadera.

La segunda cosa que el Espíritu Santo hace en una conversión es que le da a conocer Jesús a la persona que está bajo convicción de pecado. Jesús dijo: “Tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14). Una traducción moderna podría decirlo, “Él... tomará lo que es mío y os lo hará saber”. Una persona perdida nunca conocerá a Jesús apersonalmente a menos que el Espíritu Santo lo dé a conocer. Pero si no tienes convicción de pecado, el Espíritu Santo no hará a Jesús real para ti en salvación.

Así, éstas son las cosas por que debes orar más si quieres que nuestra iglesia tenga un toque de avivamiento. Ora para que Dios envíe su Espíritu para convencer a la gente de pecado en nuestra iglesia. ¡Segundo, ora que el Espíritu de Dios les revele Jesús a ellos y los atraiga a Él, para el perdón a través de Su muerte en la Cruz, y limpieza del pecado a través de Su Sangre preciosa! El Pastor Brian H. Edwards dijo que las oraciones de avivamiento se centran en “los convertidos, los ansiosos (despertados) y los no despiertos” (traducción de Revival, Evangelical Press, 2004 edition, p. 127).

¿Por qué las oraciones de avivamiento se centran en los “convertidos”, así como los “ansiosos” y “los no despiertos”? Porque los que son salvos pueden estar reincididos. En la Primera Iglesia Bautista China el avivamiento comenzó entre las personas que eran salvas y tenían pecado en sus corazones. Comenzaron a confesar su pecado abiertamente, con lágrimas, delante de todos. Algunos tenían amargura hacia otros en la iglesia. Algunos habían permitido pecados secretos entrar en sus vidas. Habían excusado sus pecados, diciendo que no importaban. Pero a medida que el Espíritu Santo descendió, fueron quebrantados de corazón. Se dieron cuenta de que estaban fríos y muertos en sus oraciones. Se dieron cuenta de que estaban amargados y enojados hacia otros en la iglesia. Otros no estaban dispuestos a hacer algo que sabían que Dios quería que lo hicieran.

En otro “avivamiento” un gran evangelista [fuerte] fue encontrado retorciendo las manos, con lágrimas que caían al suelo. El hombre [había] guiado a muchos a Jesús, pero tenía...pecado que confesar y no pudo encontrar la paz hasta que se paró frente a la iglesia y [confesó] todo. Sus palabras fueron como una descarga eléctrica y la gente cayó al suelo en arrepentimiento” (traducción de Brian Edwards, Revival: A People Saturated With God, Evangelical Press, 1991 edition, p. 261).

Cuando el avivamiento llegó a Asbury College en Wilmore, Kentucky en 1970 cientos de estudiantes verdaderamente convertidos sintieron que tenían que confesar públicamente que estaban reincididos. Se pusieron en línea, a veces durante horas, esperando llegar al micrófono en la capilla para confesar que estaban reincididos y pedir oración.

El hombre que dirigía la reunión no predicó. En cambio, dio brevemente su testimonio, y luego hizo una invitación a los estudiantes para hablar de sus propias experiencias Cristianas. No había nada particularmente inusual en eso. Un estudiante respondió a su oferta. Luego otro. Luego otro. “Entonces ellos comenzaron a llegar al altar”, dijo. “Se desató”. Poco a poco, inexplicablemente, los estudiantes y profesores por igual estaban en silencio orando, llorando, cantando. Buscaron a otros a los que les habían hecho malas acciones y pidieron perdón. El servicio de la capilla se prolongó durante ocho días [24 horas al día].

Esto también ocurrió en la Primera Iglesia Bautista China, casi al mismo tiempo que el avivamiento de Asbury. Confesión abierta fue común en el avivamiento de Corea en 1910. Hoy confesión abierta por los Cristianos, con lágrimas, es común en China, en el gran avivamiento allí. Evan Roberts gritó: “Señor, dóblame”, cuando cedió a Dios y se convirtió en un líder en el avivamiento de Gales de 1905. ¿Y tú? ¿Orarás para que Dios te doblegue? Canta la número 6, “Examíname, oh Dios”.

“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón:
Pruébame, y conoce mis pensamientos:
Y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mi camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”.
      (Salmo 139:23, 24).

Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Derrítenos, quebrántanos.
Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.

Ahora mira a Hechos 4:31 para cerrar. Está en la página 1111, en la Biblia anotada de Scofield,

“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).

Eso puede ocurrir en nuestra iglesia si Dios hace descender Su Espíritu.

“Examíname, Oh Dios, y conoce mi corazón:
Pruébame, y conoce mis pensamientos:
Y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mi camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno”.
      (Salmo 139:23, 24).

Dulce es Tu nombre para mí, Pues quita mi temor;
Es música, salud y paz, ¡Al pobre pecador!

Rompe cadenas del pecar, Al preso librará;
Su sangre limpia al ser más vil, Gloria a Dios, soy limpio ya.
(Traducción libre de “O For a Thousand Tongues to Sing”
   por Charles Wesley, 1707-1788).

Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Derrítenos, quebrántanos.
Espíritu del vivo Dios, baja, oramos.
Manda avivamiento; Manda avivamiento,
Manda avivamiento,
¡Que venga Señor de Ti!

Avivamiento mándanos, Señor,
Avivamiento mándanos, Señor,
Al Santo Espíritu quien prometiste,
Avivamiento mándanos, Señor,

Dr. Chan, por favor guíenos en oración.


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(FIN DEL SERMÓN)
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