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LA PAZ MEDIANTE LA SANGRE DE JESUS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 31 de Mayo, 2015

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).


Cuando yo era un niño pequeño constantemente teníamos miedo de la guerra nuclear. Puedo recordar estando en cama en la casa de mi abuela oyendo los aviones volando encima. Me quedaba acostado y sudaba bajo las cobijas. Pensaba que uno de aquellos aviones dejaría caer una bomba atómica sobre nosotros. Estaba allí acostado dando vueltas hasta que el estómago se me hacía nudos.

Ustedes jóvenes de hoy no tienen esos temores. Pero temes muchas otras cosas. Temes no caerle bien a la gente. Temes sacar malas notas en la escuela. Temes fracasar en la vida. La mayoría de jóvenes tienen muchos temores hoy en día.

Un número creciente de jóvenes toma drogas tratando de hallar paz interior. Los sociólogos se alarman por el hecho de que decenas de miles de niños pequeños toman medicinas recetadas. No se pueden controlar solos. Ellos no tienen paz – ni aun en la niñez. Los adolescentes se vuelven al alcohol y a las drogas buscando la paz interior. El suicidio es la causa número dos de muerte entre los jóvenes universitarios. La depresión y la soledad son marcas comunes entre los jóvenes de hoy. Pero con toda nuestra tecnología, ciencia, drogas, iPhones, y juegos computarizados la paz interior parece imposibe para muchos. La Biblia dice: “Buscarán la paz, y no la habrá” (Ezequiel 7:25).

Los jóvenes tienen temor de fracasar en la vida. Ellos temen no poder hacer logros. Ellos temen que jamás hallarán a la persona correcta con quien casarse. Temen que jamás llegarán a ser verdaderamente felices. Están solitarios. Y mucho jóvenes tienen miedo de la muerte. Y nada que hagan parece ayudarlos a hallar la paz interior.

Tú puedes emborracharte o endrogarte – pero el temor está allí todavía, por dentro. Te puedes ir a un club nocturno y bailar horas sin fin. Puedes tener sexo, pero el temor todavía está allí, por dentro. Puedes jugar videojuegos por horas. Puedes textear y hacer twitter y jugar con el celular por horas. Pero el miedo persiste – por dentro. Todavía tienes miedo de nunca hallar la verdadera felicidad. ¿No es cierto que no tienes paz en tu corazón que tú sabes que deberías tener?

Ahora, te podrá parecer extraño que predique sobre la paz hablando de la historia de la crucifixión de Jesús. No parece haber nada de paz en la escena sangrienta en la historia de la muerte de Jesús en la Cruz. Pero este pasaje de la Escritura es sobre la paz. Nos dice muchísimo sobre tener la paz verdadera. Nuestro texto dice,

“Y...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

La crucifixión de Jesús nos dice varias cosas sobre hallar la paz.

I. Primero, no hay paz para los impíos.

La Biblia dice, “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21). Vemos eso en la historia de la muerte de Jesús en la Cruz. La gente que contemplaba a Jesús colgado en aquella Cruz estaba llena de enojo, amargura e incredulidad. Ellos “No conocieron camino de paz” (Romanos 3:17). Aquella multitud no tenía paz en su corazón.

Estaban los soldados, los centuriones Romanos. Ellos clavaron a Jesús en la Cruz y luego se arrodillaron a tirar los dados, apostando por la capa que Jesús había usado. Ellos eran hombres duros, callosos. La crucifixión era el oficio de ellos. Ellos clavaban gente a cruces casi todos los días. Era el método Romano de ejecución, y ellos lo ejecutaban. Sus corazones estaban tan endurecidos y sus conciencias tan duras que se reían cuando Jesús clamaba por dolor cuando los clavos rompían la carne de Sus manos y pies. La Biblia dice, “Los soldados también le escarnecían” (Lucas 23:36).

Hoy día hay gente así. Endurecidos, fríos, malvados, gente airada – a todo nuestro alrededor. Tal vez tú eres así. Para ti la idea entera de la religión es un gran chiste, “¡Qué chistoso!” Quizá digas. Tú piensas que la Cristiandad es para ancianas y para chiquillos, no para una persona inteligente como tú. Igual que aquellos soldados Romanos, tu corazón está tan endurecido que puedes pecar sin sentirte culpable. Tu conciencia jamás te molesta – no importa cual pecado cometas.

Pero de un modo u otro no has hallado la paz. Por fuera todos piensan que te sientes bien. Pero por dentro estás vacío y solo y con miedo.

“No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

Luego, había “dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda” (Mateo 27:38). La Biblia nos dice que ellos se burlaban de Jesús y le gritaban. La Biblia dice, “También los que estaban crucificados con él le injuriaban (o insultaban)” (Marcos 15:32). Ellos tampoco habían hallado la paz, y dejaban caer su enojo sobre el Salvador crucificado.

Puedes decir, “¿Por qué hacían los ladrones eso? ¿No estaban muriéndose también ellos? ¿Por qué insultaría un hombre moribundo a Jesús?” Esa es una buena pregunta. Pero la gente lo hace todo el tiempo. Ves, todos moriremos. Si vives setenta años más, pasarán más rápido de lo que te imaginabas. Todos moriremos relativamente pronto. Y aun así algunos se burlan. Tú insultas a Jesús tal como lo hicieron aquellos ladrones.

Y dejarás este servicio y volverás y hablarás mal de todo lo que oíste hoy aquí. Y tus amigos perdidos y tus parientes estarán de acuerdo. Te dirán, “No regreses a esa iglesia Bautista. No te hagas fanático. No dejes que el viejo predicador te lave el cerebro. No creas todo lo que él diga. “¡No regreses allí!” Eso es lo que tus amigos perdidos y tus padres que son perdidos y familiares a menudo dicen. Y muchos de ustedes se reirán y mofarán con ellos sobre lo que oíste en este sermón. Y serás tal como los dos ladrones que insultaron a Jesús. Después ese día uno de ellos fue convertido y se hizo Cristiano, pero el otro murió burlándose de Jesús. “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

Y luego había líderes religiosos. La Biblia dice,

“De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él” (Mateo 27:41-42).

Aquellos sacerdotes y maestros Bíblicos pensaban saberlo todo. Hallarás maestros de la universidad, o sacerdotes Católicos y predicadores Protestantes igual que ellos en esta ciudad. Ellos quizá hablan bonito de Jesús, pero te dirán que no necesitas ser convertido. Te dirán, “No le escuches a ese predicador loco. Tú estás bien así como estás.”

Pero están tan equivocados como los sacerdotes y maestros Bíblicos que se pararon cerca de la Cruz mofando a Jesús. Tú necesitas a Jesús. Tú necesitas ser convertido. Nada aparte de una conversión completa te puede dar paz con Dios.

“No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:21).

II. Segundo, sí hay paz para aquellos que ponen su confianza en Jesucristo.

Nuestro texto dice,

“Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

Nota cuanta gente halló la paz aquel día, cuando Jesús murió en la Cruz.

Estaba María, la madre de Jesús, Ella nunca había entendido completamente la misión de su Hijo, Jesús. Oh, sí, ella recordaba al ángel. Ella recordaba su extraño nacimiento. Ella sabía que El era diferente, que Dios lo había llamado. Pero la Biblia muestra que ella no comprendía completamente la misión y el destino de Jesús. La Biblia dice que los mismos medio hermanos de Cristo no creyeron en El sino hasta después de resucitar de entre los muertos (Juan 7:5). En el tercer capítulo de Marcos se nos dice que Sus parientes trataron de detenerlo de predicar y lo llamaron loco. Luego estos medio hermanos y Su madre vinieron a pararlo o a que Él “calmara” Su mensaje. Pero Jesús dijo, “Todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.” (Marcos 3:35).

El Dr. J. Vernon McGee dijo,

El Señor está diciendo que la relación más fuerte hoy es la relación entre Cristo y un creyente. Amigo, si eres un hijo de Dios y tienes familiares que no son salvos, estás más cerca a Jesucristo de lo que estás a tu propia familia, incluso de la madre que te dio a luz. Tú estás relacionado más a otro creyentes de lo que estás a los miembros no salvos de tu [propia] familia (Thru the Bible, tomo IV, p. 70, notas de Mateo 12:46-49).

La madre de Jesús estuvo allí cuando le crucificaron. Ella estaba de pie allí, mirando a su Hijo colgando de la Cruz. Y Jesús la miró, y luego miró al Apóstol Juan. Y le dijo a Juan que cuidara a Su madre (Juan 19:26).

La madre y los hermanos de Jesús lo experimentaron por completo después de Su resurrección de entre los muertos. Y Su madre halló tremenda paz al creer en su Hijo, Jesús. Y tú también puedes hallar la misma paz y perdón al poner confianza en Jesucristo, como ella lo hizo.

El segundo ladrón que colgaba en la cruz al lado de Cristo, también halló paz por confiar en Jesús. El se había burlado de Cristo toda la mañana igual que el otro ladrón. Pero al pasar del día, él comenzó a escuchar a Cristo. El oyó las siete palabras de Cristo desde la Cruz. El escuchó a Jesús predicar un sermón desde la Cruz.

Temprana la tarde, este segundo ladrón fue convertido. El experimentó la fe en Jesucristo y fue renacido. Este ladrón miró desde su propia cruz hacia Jesús colgando en Su Cruz de Sangre. Y el ladrón le dijo a Jesús, “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Entonces Jesús le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:42-43). Él tuvo la paz con Dios al confiar en Jesús.

Y de ese ladrón podemos aprender muchísimo acerca de hacernos Cristianos. Él no se hizo Cristiano por cambiar su vida o por ser bautizado. Él estaba muriéndose, clavado a una cruz. El no tenía tiempo de hacer algún bien o de ser bautizado. Ya era demasiado tarde. El solamente teuvo tiempo de cconfiar en Jesús. El se arrojó sobre el Hijo de Dios por fe. El confió en Jesús con todo su corazón. Y su confiar simple en Cristo fue suficiente. Jesús lo salvó, y él experimentó la paz con Dios.

Y Jesús puede salvarte a ti también, si confías en Él. No es solamente creer cosas sobre Cristo. No es suficiente creer que El murió por tus pecados o que El resucitó de los muertos. Esas son doctrinas, y las doctrinas solas no pueden salvarte. La Biblia dice, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Y tú puedes creer en Jesús Mismo como lo hizo ese ladrón. Y cuando pones tu fe completa en Cristo, él te salvará a ti también. El lavará tus pecados en Su Sangre y tú serás salvo de los tormentos del pecado.

III. Tercero, sí hay paz con Dios mediante Cristo.

De eso es de lo que habla la Biblia aquí nuestro texto. Habla de la reconciliación con Dios – la paz con Dios.

“y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1: 20).

La Biblia enseña que la humanidad se rebeló contra Dios. Adán se rebeló. Su pecado arruinó a la naturaleza. La Biblia enseña que somos pecadores por naturaleza. Nosotros heredamos nuestra naturaleza pecaminosa de Adán.

Y el pecado te ha cortado de Dios. Es por eso que Dios ya no te parece real a ti. Tú estás cortado de Dios por tu pecado. La Biblia dice,

“Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro” (Isaías 59:2).

Hay una separación entre tú y tu Dios. Tú estás separado, cortado de Dios, por tu pecado.

Ya que tú eres un pecador por naturaleza, no hay nada que puedas hacer para salvarte a ti mismo. Porque estás perdido sin esperanza en el pecado, no puedes hacer nada para escapar del pecado. Nada de lo que hagas o digas puede salvarte del pecado y el juicio. Dios tuvo que tomar la iniciativa. La Biblia da la única respuesta al problema de tu pecado.

“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

Dios envió a Jesús desde el Cielo a morir en aquella Cruz para pagar por tus pecados – para reconciliarte con Dios, y para darte la paz con Dios.

¿Cómo puede Dios ser justo – fiel a sí Mismo en Su santidad – y aun perdonar y justificar a un pecador como tú? La única solución era que Jesús muriera en aquella Cruz para hacer el pago por tus pecados por Su muerte, y para lavar tus pecados con Su Sangre. Su muerte y Su Sangre hacen posible que tu seas reconciliado – que seas traído de vuelta a una relación correcta con Dios.

Tú puedes ser reunido con Dios por medio de la Sangre de Jesús. La Biblia dice:

“Aahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2: 13).

La Biblia dice:

 

“Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).

“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1: 20).

Hace unos minutos, el Sr. Griffith cantó un himno. Era todo sobre la Sangre de Jesús limpiando a gente de sus pecados. ¿Qué necesitas para recibir la paz que Jesús ofrece por medio de Su Sangre?

Primero, necesitas seguir viniendo a la iglesia. Entre más vengas aquí, mayor oportunidad tendrás de creer el Evangelio y ser convertido. La conversión no es solamente decir una oración rápida o simplemente memorizar un verso, o aprender una doctrina o dos. La conversión cambia la dirección completa de tu vida, ahora, y para toda la eternidad. Y lo más que sigas viniendo a la iglesia, a oír esta clase de sermón predicado, más serán tus oportunidades de ser convertido a Jesús.

La gente tratará de hacerte que dejes de venir. El Diablo los usará porque no quiere que seas convertido. El Diablo te quiere para él – en el Infierno. Así que hará que tus amigos y familiares perdidos traten de detenerte de regresar a esta iglesia.

Un joven manejaba sin licencia. Su familia era nueva evangélica. Ellos fueron supuestamente “salvos” en 1998. Pero este joven vino a nuestra iglesia varios Domingos. Sus hermanos nuevo-evangélicos trataron de pararlo de venir. Ellos querían que él en vez trabajara. Como tantos nuevos evangélicos y Pentecostales, le mintieron. Le dijeron, “No tienes que ir a la iglesia para ser Cristiano.” ¡Eso es mentira! Es una de las mentiras más grandes que el Diablo le dice a la gente hoy. No se puede apoyar en la Escritura porque no es Bíblico. La Biblia dice, “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47). ¡Esa es la verdad! Es una mentira decir que no tienes que estar en la iglesia para ser Cristiano! Si vienes a esta iglesia oirás el Evangelio repetidamente y será más posible que seas salvo.

Esos nuevos-evangélicos trataron lo mejor que pudieron de parar al joven de venir. El conducía sin licencia, haciendo entregas. Pero dejó de hacerlo el Domingo y lo hacía los Sábados para poder venir a la iglesia. La policía lo paró el Sábado y lo multó por conducir sin licencia. ¡Aquellos hermanos nuevos evangélicos explotaron! Le gritaron, “Deja de ir a esa iglesia Bautista. Si hubieras estado conduciendo el Domingo, como estabas supuesto a hacerlo, ¡no te hubieran multado!”

Cuando Dr. Cagan oyó eso, dijo, “¿La policía no para la gente y los multa los Domingos también?” Claro que sí. Pero estos evangélicos perdidos no usaban la lógica. Ellos solamente usaron un pretexto estúpido para detener al joven de regresar y ser salvo – para detenerlo de hacerse un Cristiano verdadero. Así que eso es primero. Sigue viniendo aquí a la iglesia. ¡No dejes que nada te detenga!

Luego, segundo, escucha con cuidado cuando yo predique el Evangelio de Jesús. Tu alma eterna depende de escuchar el Evangelio y de obedecerlo. Escucha estos sermones del evangelio como si tu vida dependiera de ello, ¡porque sí depende de ello!

Y tercero, ven a Jesucristo. El no está muerto. El ha resucitado. El está vivo en el Cielo, a la derecha de Dios. Y tú puedes venir a Jesús, el Hijo de Dios, y Él te salvará y te perdonará y te convertirá. ¡Lánzate sobre Jesús por fe! ¡Su Sangre preciosa te limpiará de todo pecado!

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

Padre celestial, yo oro que alguien que escucha este sermón venga a Tu Hijo Jesús, y sea salvo. ¡Amén!

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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Lucas 23:33-43.
El Solo Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Saved by the Blood of the Crucified One” (por S. J. Henderson, 1902).


EL BOSQUEJO DE

LA PAZ MEDIANTE LA SANGRE DE JESUS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Por medio de él reconciliar consigo todas las cosas...haciendo la paz mediante de su cruz” (Colosenses 1:20).

(Ezequiel 7:25)

I.   Primero, no hay paz para los impíos, Isaías 57:21; Romanos 3:17;
Mateo 27:38; Marcos 15:32; Mateo 27:41-42.

II.  Segundo, sí hay paz para aquellos que confían en Jesús, Colosenses 1:20;
Juan 7:5; Marcos 3:35; Lucas 23:42-43; Hechos 16:31.

III. Tercero, sí hay paz con Dios mediante Jesús, Isaías 59:2;
Romanos 5:8; Efesios 2:13; Romanos 5:1; Colosenses 1:20;
Hechos 2:47.