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COMO CANTAR EN LA IGLESIA

por Dr. C. L. Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Sábado, 2 de Mayo, 2015

“Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra; Al Dios de Jacob aclamad con júbilo” (Salmo 81:1).


El Avivamiento verdadero siempre se asocia con el canto real y espiritual. ¡A veces el canto viene durante el avivamiento, y a veces el avivamiento viene en el propio canto! El corazón se debe volver a Dios en el canto, si queremos tener un avivamiento. Nuestro pastor, Dr. Hymers, dijo: “¡No hay tal cosa como avivamiento sin cantar en el Espíritu!” El Dr. Martyn Lloyd-Jones fue uno de los más grandes predicadores del siglo XX. Vio verdadero avivamiento bajo su ministerio. El Dr. Lloyd-Jones dijo esto:

Avivamientos siempre conducen a himnos y cánticos espirituales. Pero incluso yo puedo decir esto: a veces el orden se invierte, y los himnos conducen al avivamiento. Estoy pensando en un caso notable. En 1763 después de pasar por la sequía y la escasez espiritual en la iglesia en Gales, William Williams escribió el himno traducido “Sobre las Colinas Opacas de Oscuridad”. En el momento en que él publicó el volumen de himnos y cánticos espirituales, y la gente comenzó a cantarlas, llevó de inmediato y directamente a un derramamiento del Espíritu de Dios (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Singing to the Lord, Bryntirion Press, 2003, pp. 23, 24).

Uno de los grandes avivamientos de la historia fue el Primer Gran Despertamiento (1730-1760). John Wesley fue uno de los grandes predicadores en ese avivamiento. El fundó la Iglesia Metodista como lo era antes. En 1761 dio varios puntos en sobre como cantar. Los daré aquí y añadiré algunas notas para explicarlos. John Wesley dijo esto:

1.   Canta todo. Únete a la congregación con tanta frecuencia como sea posible. No dejes que un ligero grado de debilidad o cansancio te detengan. Si es una cruz para ti, tómala y encontrarás una bendición. [Ven a todas las reuniones de la iglesia, incluso si estás cansado o estás ocupado, y canta todas las canciones en el servicio con todas tus fuerzas y con toda tu energía.]

2.   Canta [con sentimiento fuerte], y de buena gana. Ten cuidado de no cantar como si estuvieras medio muerto, o medio dormido; sino que alza tu voz con fuerza. No te avergüences de tu voz ahora, tal como no te avergonzabas cuando cantabas las canciones de Satanás. [Canta en voz alta y fuerte. No cantes con una voz muerta o con sueño. ¡Sé tan fuerte cuando cantas en la iglesia como eras cuando animabas un partido de baloncesto!]

3.   Canta al tiempo. Sea cual sea el tiempo que se canta, asegúrate de mantenerte con él. No te adelantes, ni te retrases; sino que está atento a las voces principales, y síguelas lo más exactamente que puedas. [Mira a la persona que dirige la canción, y síguele. No cantes más rápido o más lento que el líder de la canción. Si cambia en medio de una canción y comienza a cantar más rápido o más lento, síguelo y canta de la forma en que conduce.]

4.   Sobre todo, canta espiritualmente. Ten un ojo puesto en Dios en cada palabra que cantes. Proponte agradarle a Él más que a ti mismo, o a cualquier otra criatura. Con el fin de hacer esto, está atento estrictamente al sentido de lo que cantas, y mira que tu corazón no se deje llevar con el sonido, sino ofrécelo a Dios continuamente; así el Señor aprobará tu canto aquí, y lo recompensará cuando venga en las nubes del cielo. [Cantad a Dios. Trata de cantar de una manera que satisfaga a Dios. Piensa en lo que cantas. No solo hagas un sonido. Pon tu atención en Dios y en cantarle a Él.]


“Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra; Al Dios de Jacob aclamad con júbilo” (Salmo 81:1).

¡Con razón los primeros Metodistas eran reconocidos por su cantar! ¡Con razón tuvieron avivamiento poderoso! Ahora te daré las ideas de John Wesley con mis propias palabras. Te daré unos puntos que te ayudarán a cantar.

Primero, canta en voz alta. ¡Sí, canta en voz alta! En nuestro texto, el Salmista Asaf nos dice: “Cantad con gozo [voz alta] a Dios, fortaleza nuestra”. ¡La manera correcta de cantar en la iglesia es cantar alto y fuerte a Dios! La palabra Hebrea traducida “en voz alta” [en Inglés] en este versículo es “rawnan.” Esto significa “gritar …de alegría, gritar [gritar!]” (Concordancia de Strong # 7442). ¡Aquí no hay susurros! Cuando cantes, canta en alto con gozo. ¡Clama a Dios! Gritas y animas muy fuerte en un partido de baloncesto, ¿no? ¿Por qué no hacerlo al menos tanto así cuando cantas a Dios Mismo?

Algunas personas realmente no cantan en la iglesia, o cantan solo un poco. Ellos murmuran el himno en voz baja, mirando aquí y allá, sin pensar en las palabras de la canción. Ellos no cantan a Dios. Pasan a través de las palabras, porque es lo que la gente hace en esa parte del servicio. ¡Están fingiendo! ¡Las personas que cantan en voz baja y murmuran las palabras no aman a Dios! Ves, que en realidad no aman a Dios. ¡Si ellos amaran a Dios ellos cantarían como los Metodistas y Bautistas de antaño!

“Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra; Al Dios de Jacob aclamad con júbilo” (Salmo 81:1).

¡La palabra en voz alta no significa suavemente! ¡Significa hacer un sonido fuerte! Significa “gritar…en alto por gozo, gritar” – ¡lo opuesto de suavemente decir las palabras! “Cantad con gozo”. David dijo:

“Pero yo cantaré de tu poder, Y alabaré de mañana tu misericordia” (Salmo 59:16).

“Yo le Alabo.” ¡Cántala de pie conmigo, fuerte y en voz alta!

¡Yo le alabo! Al cordero muerto para el pecador;
Denle gloria todo el pueblo, manchas Su sangre puede lavar.
   (Traducción libre de “I Will Praise Him”
      por Margaret J. Harris, 1865-1919).

Cántala más alto – ¡más alto!

¡Yo le alabo! Al cordero muerto para el pecador;
Denle gloria todo el pueblo, manchas Su sangre puede lavar.

¡Mujeres cántenlo! (no piano). Hombres cántenlo (no piano). ¡Todos cántenlo con el piano!

¡Yo le alabo! Al cordero muerto para el pecador;
Denle gloria todo el pueblo, manchas Su sangre puede lavar.

Se pueden sentar.

Después, canta con todo tu corazón. La Biblia nos dice que hagamos eso en todo lo que hagamos, no solo en cantar. La Biblia dice:

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas” (Eclesiastés 9:10).

Otra vez, la Biblia dice:

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).

Canta con todo tu corazón y con toda tu fuerza. ¡La Biblia te manda!

Y este versículo dice que cantes “de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. Si estás cantando a Dios, lo haces por Dios, podrás cantar con todo el corazón y la fuerza. Los que susurran unas palabras cantan “para los hombres,” cantan porque las personas que los rodean lo están haciendo, porque eso es lo que hace la iglesia, porque eso es lo que se espera. Eso es cantar “para los hombres”. No tiene nada que ver con Dios. ¿A quién le estás cantando? ¿Estás cantando al Señor Dios o a los hombres? “Hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. ¡Canta con todo tu corazón!

Aviéntate en la canción. El Dr. Timothy Lin era el pastor de Dr. Hymers por muchos años en la iglesia China. El Dr. Lin le enseñaba a la gente a cantar “adentro” del himno. No siempre sucede, pero cuando el Espíritu de Dios desciende, la congregación puede cantar un himno en el Espíritu vez tras vez, y esto puede ser más poderoso que un sermón. Dr. Hymers recuerda que en la Primera Iglesia China, el poder de Dios descendió en avivamiento cuando la gente cantaba “adentro” de los himnos. Él dice: “Cantamos y cantamos. El Espíritu de Dios vino y la gente confesó sus pecados y fueron salvos como resultado directo de la impresión que les hizo el cantar”. Uno de los himnos que Dios usó de esta manera es el gran himno de Charles Wesley:

Oh, Jesús quien me ama a mí, a tu seno volaré
   En el agitado mar, en lo peor del huracán;
Escondedme o Señor, de la tempestad voraz;
   En tu puerto, Salvador, mi alma al fin recibirás.
(“Jesús, Lover of My Soul” por Charles Wesley, 1707-1788).

¡Oh, qué poder descendió cuando ellos cantaron eso en tiempos de avivamiento!

Métete en el canto. Apóyate en él. No te detengas. Como dice la gente, “Métete en él”. Cuando los demás te escuchen cantar, asegúrate de que digan: “¡Él está realmente en ello!”, Dijo Jesús:

“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:30).

Muestra cuánto amas a Dios cuando cantes. Pon tu corazón y alma en ello. Pon tu mente en ello. Pon tu fuerza en ello. Trata de irte “dentro de” la canción. Cuando cantas bien, le estás dando culto y honor a Dios. Estás sirviendo a Dios en tu canto.

¡Y recibirás más de lo que das! Experimentarás los himnos. Vas a estar “en” la canción y lo que significa, con el corazón y el alma y la mente. ¡Será una experiencia real, una verdadera adoración! Lo sentirás, lo disfrutarás, y te bendecirá. ¡Será bendición a otros! ¡Y va a bendecir a Dios! “Yo le Alabo”. ¡Canta otra vez!

¡Yo le alabo! Al cordero muerto para el pecador;
Denle gloria todo el pueblo, manchas Su sangre puede lavar.

Después, canta para Dios. Nuestro texto dice: “Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra”. Dirige tu canto a Dios tal como darías tu atención a alguien cuando hablas con ellos. Puedes pensar, “claro que le cantamos a Dios. Pero la mayoría de cantos en la iglesia no se le cantan a Dios” son solo palabras. La gente que canta así no está pensando en Dios. En el verdadero cantar para Dios, conscientemente y deliberadamente e intencionalmente enfocas tu mente y atención en Dios. Apuntas tu cantar a Dios. Apuntas tu cantar a Él. Le quieres cantar el himno a Él.

De este modo cantar es como la oración. La oración verdadera es hecha para Dios. No es solo decir palabras religiosas, como algunos recitan el Padre Nuestro. En la oración verdadera, le pides a Dios – una Persona real – que haga algo. Dios es una Persona, ¿no? En la oración le estás hablando a Él, pides a Él, haces petición a Él. Si no te diriges a Dios en oración, ni piensas en Él, ni diriges tu oración a Él, no es una oración verdadera para nada. No puedes esperar que Dios te responda ese tipo de oración.

Igual que la oración, el cantar debe dirigirse a Dios, no murmurado a ti mismo. Dios es una Persona, ¿no? ¿A quién le estás cantando? ¿A ti mismo? ¿A la gente alrededor que te mira? ¿A la pared? ¿Al aire? No, debes cantarle a Dios. No le cantes a Dios Todopoderoso con menos atención que a alguien con quien hablas aquí en la tierra. Cuando cantes, dirígete a Dios. Piensa en Él. Vuelve a Él tu atención. Canta a Él. Esa es la manera correcta de cantar.

Cuando cantas, piensa en las palabras de la canción. Piensa en lo que significa. El Apóstol Pablo escribió: “Cantaré con el Espíritu” (I Corintios 14:15). ¡La persona que escribió la canción pensó en las palabras cuando las escribió! Quería que la canción significara algo. En nuestra iglesia no cantamos coros extraños sin sentido como “tu, tu... oh, oh, Señor, tú, tú”. Cantamos los grandes himnos de la iglesia – canciones que significan algo. Piensa en las palabras de este himno de Charles Wesley, mientras lo cantamos.

¿Cómo es que hallé un interés
   En la sangre que Jesús vertió?
Por mi Él murió, yo quien lo hirió.
   Yo quien Su muerte le causó.
¡Grandioso amor! ¿Cómo es que fue,
   Que tú, mi Dios, murieras por mí?
¡Grandioso amor! ¿Cómo es que fue,
   Que tú, mi Dios, murieras por mí?
(Traducción libre de “And Can It Be?” por Charles Wesley, 1707-1788).

¡De pie y canten el coro conmigo!

¡Grandioso amor! ¿Cómo es que fue,
   Que tú, mi Dios, murieras por mí?,
¡Grandioso amor! ¿Cómo es que fue,
   Que tú, mi Dios, murieras por mí?

Esa canción está diciendo algo muy importante. Hay mucho significado en esa sola estrofa. El Salvador murió por mí, y derramó Su Sangre por mí – un pecador que causó su dolor y muerte. Y yo puedo ser salvado por Su Sangre. ¡Grandioso amor! El Evangelio de Jesús está en las palabras de ese himno. Pensar en las palabras te hará pensar acerca del Evangelio. Esto será una bendición si eres Cristiano. Y si aún no eres convertido, te hará pensar acerca de lo que Jesús hizo por ti, y te preparará para escuchar el Evangelio cuando es predicado en el sermón. ¡Eso es lo que esta canción hizo a Dr. Hymers cuando cantaba el día que fue convertido! Dr. Hymers cantó, “¡Grandioso amor! ¿Cómo es que fue, que Tú mi Dios, murieras por mí?” Lo conmovió hasta las lágrimas y él confió en Jesús esa mañana, en 1961. Cuando cantas, no sólo digas las palabras. Piensa en lo que estás cantando.

Por último, antes de cantar, entra al servicio listo para cantar. ¿Por qué no cantar en el carro antes de llegar a la iglesia? Cualquier cosa que vale la pena hacer vale la pena prepararse para ella. Si no has cantado antes de llegar a la iglesia tu garganta no estará lubricada y lista para cantar. ¿Por qué no cantas la “Doxología” una y otra vez mientras manejas a la iglesia? ¡Eso hará que estés preparado para cantar! Si tienes gente nueva en el carro, sólo diles: “Ahora voy a cantar durante unos minutos”. Eso no va a “ahuyentar” a cualquier persona que es electa. Los bendecirá.

¡Llega al servicio de la iglesia con gozo y listo para cantar! Planea cantar. Prepárate para cantar. Cuando vea los diáconos sentados en la plataforma detrás del púlpito, sabrás que vamos a cantar en un par de minutos. Deja de hablar a las personas que te rodean. Mira hacia adelante. Toma el cancionero. Mira la canción que cantaremos. Prepárate.

¡Luego ponte de pie y canta! Canta a Dios. ¡Piensa en lo que estás cantando! ¡Y canta en voz alta y fuerte! Olvídate de las personas que están a tu lado. ¡Olvídate de ellos y canta tan alto como puedas a Dios! Hazlo mañana en ambos servicios – ¡y cada vez que cantes! “Yo le Alabo”. ¡Canta el coro de nuevo!

¡Yo le alabo! Al cordero muerto para el pecador;
Denle Gloria todo el pueblo, manchas Su sangre puede lavar.

Oh Dios, le pido que nos ayude a adorarle y honrarle en nuestro canto mañana. ¡Qué cantemos hasta que llegue el avivamiento! ¡Señor Dios, ayúdanos a hacerlo! En el nombre de Jesús, Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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(Oprime Aquí) – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA 90015,
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“I Will Praise Him” (by Margaret J. Harris, 1865-1919).