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LA CONVERSIÓN DE PEDRO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Viernes por la Noche, Abril 3, 2015

“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31-32).


Recientemente he predicado una serie de tres sermones sobre Cristo yendo a Jerusalén a morir. Están vinculados aquí para tener acceso fácil – “Determinado a Sufrir;” “El Miedo de los Discípulos;” y “Esta Palabra les era Encubierta”. El primero de éstos es la introducción. El segundo y tercero se enfocan en el miedo y la incredulidad de los Discípulos. Es claro que los Discípulos no creían el Evangelio hasta que Cristo resucitó de entre los muertos. Cristo dijo:

“El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle” (Marcos 9:31-32).

Comentando sobre “Ellos no entendían esta palabra [del Evangelio] y tenían miedo de preguntarle”, el Dr. A. T. Robertson dijo:

Ellos continuaban sin entender. Eran agnósticos [no creyentes] sobre el tema de la muerte y resurrección de [Jesús] aún después de la experiencia de la transfiguración… Mientras bajaban de la montaña estaban desconcertados de nuevo a la alusión del Maestro sobre su resurrección (Marcos 9:10). Mateo 17:23 señala que “ellos se entristecieron en gran manera” al escuchar a Jesús hablar [acerca de Su muerte y resurrección], pero Marcos añade que “tenían miedo de preguntarle” (traducción de A. T. Robertson, Litt.D., Word Pictures in the New Testament, Broadman Press, 1930, volumen I, p. 344; nota sobre Marcos 9:32).

Esto claramente muestra que los Discípulos no creyeron el Evangelio de Jesús hasta después de Su resurrección.

El Dr. J. Vernon McGee dijo que los Discípulos no fueron nacidos de nuevo (regenerados) hasta que se encontraron con el Jesús resucitado la noche de la Pascua. “Personalmente creo que en el momento en que Jesús sopló sobre ellos [Juan 20:22] estos hombres fueron regenerados. Antes de esto, no había morado en ellos el Espíritu de Dios” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, volumen IV, p. 498; nota sobre Juan 20:21).

Basado en mi estudio de las Escrituras, yo también estoy convencido de que Simón Pedro no fue nacido de nuevo y convertido hasta que se encontró con el Jesús resucitado la noche de la Pascua. Nota de nuevo el texto:

“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y , una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31-32).

Satanás ya había tomado a Judas: “Y entró Satanás en Judas” (Lucas 22:3). Ahora, Jesús dice a Pedro: “Satanás os ha pedido [también] para zarandearos como a trigo” (Lucas 22:31). Durante el sufrimiento de Jesús, Pedro iría a través de “violenta y continua agitación” como la de un cedazo (Dr. R. C. H. Lenski). Pedro tenía un poco de fe, y Cristo oró que la fe que tenía “no fallara”. La fe de Pedro es lo que Spurgeon llamó, “la fe antes de la fe”, es decir, iluminación antes de la conversión. Dios había iluminado a Pedro, dándole la suficiente fe para decir: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Ahora Cristo había orado que la fe incipiente de Pedro no fuera apagada por Satanás antes de que fuera regenerado y convertido la noche de Pascua:

“Y tú, una vez, [convertido] confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32).

Ésta no es la interpretación usual de ese versículo. Sin embargo creo que es la verdadera. Por favor tengan paciencia conmigo hasta el final, antes de juzgar mi conclusión. Aquí hay tres puntos que me llevan a creer que Jesús, en nuestro texto, habla de la conversión verdadera de Simón Pedro la noche de la Pascua.

I. Primero, este verso se refiere a la conversión de Pedro, porque la Biblia King James [en Inglés] y la Biblia de Ginebra de 1599 correctamente traducen la palabra Griega como “convertido”.

Yo sé que la traducción moderna lo traduce “volverse” y otras traducciones modernas lo traducen “volverse de nuevo”. Pero eso me molestaba. Parecía inconsistente, ya que la raíz de la palabra en Griego es la misma que en Hechos 15:3, que habla de “la conversión de los gentiles” (véase la NVI y la NASV, las cuales dicen “conversión”). ¿Por qué las palabras Griegas “epistrephō”, “epistrophe”, respectivamente, son traducidas “volteó” en Lucas 22:32 y “convertido” en Hechos 15:3? Creo que la razón es muy simple – era obvio que los Gentiles eran realmente “convertidos”. “Voltearse” no era suficiente. Pero cuando los traductores modernos vinieron a Pedro en Lucas 22:32 sus nuevas presuposiciones evangélicas y “desicionistas” no les permitieron usar la palabra “convertido” de la antigua Biblia King James y de la Biblia de Ginebra de 1599. Para mí las versiones modernas son una acomodación débil en lugar de una traducción correcta. El Dr. Bernard Ramm dijo: “La hermenéutica es la ciencia y el arte de la interpretación Bíblica” (traducción de Bernard Ramm, Ph.D., Protestant Biblical Interpretation, Baker Book House, 1970 edición, página 1). El Dr. Ramm también dijo: “Los Reformadores proclamaron que la Escritura interpreta la Escritura.” Uno de los principios de la Hermenéutica es dejar que las Escrituras interpreten las Escrituras. Si los eruditos traducen “la conversión de los Gentiles” en Hechos 15:3, ¡entonces también deberían traducir Lucas 22:32 “una vez convertido” como las traducciones más confiables, la Biblia Ginebra de 1599 y la Biblia King James lo hacen! Aún la nueva King James se ha equivocado. Utilizan “conversión” para los Gentiles, pero “volverse” para Pedro en Lucas 22:32. ¡Una vez más, es por eso que siempre predico de la Biblia King James [en Inglés]! Parafraseando a Moody, ¡la Biblia King James arroja mucha luz sobre las traducciones modernas! He encontrado que esto es verdad vez tras vez.

“Yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32).

¡Mi amigo, no sólo los gentiles necesitan ser convertidos! ¡También Pedro! No es sólo la gente afuera en la calle que necesita ser convertida. ¡Oh, no, hay gente en esta iglesia, aquí esta noche, que necesitan ser convertidos! Jesús dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). Debes ser regenerado y convertido o “no puede[s] entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

“Y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos”
       (Lucas 22:32).

II. Segundo, este verso muestra que nadie es convertido por seguir a Jesús, por el bautismo, o aún por la iluminación Divina.

Esa es la segunda lección que aprendemos de la conversión de Pedro. Los Católicos Romanos y muchos “decisionistas” Bautistas y Protestantes creen que Pedro se convirtió cuando siguió a Jesús. La Biblia dice:

“Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron” (Marcos 1:16-18).

Pensar que los Discípulos fueron salvos por seguir a Jesús es el error del pelagianismo, y es un error común en muchas iglesias hoy en día. Sí, Pedro y Andrés “dejando luego sus redes, le siguieron” (Marcos 1:18). Pero no somos convertidos por un acto humano como ese. Judas, el “hijo de perdición”, también le siguió, pero no fue convertido. El Evangelio de Lucas lo llamó “Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor” (Lucas 6:16). Jesús lo llamó “un demonio” (Juan 6:70).

Sí, Judas y Pedro siguieron a Jesús por tres años, pero ninguno de ellos creyó el Evangelio. Escucha a Lucas 18:31-34:

“Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:31-34).

“Esta palabra les era encubierta”. ¿Qué “palabra”? Las palabras del Evangelio, que Cristo iba a ser matado y resucitaría de entre los muertos al tercer día. Pedro y Judas hicieron una “decisión” de seguir a Cristo, pero aún así el Evangelio “les era encubierto”. El Dr. Charles C. Ryrie dijo: “Judas es un ejemplo de un discípulo de Jesús no salvo” (Biblia de Estudio Ryrie; nota sobre Mateo 10:1). Pero ¿por qué detenerse con Judas, ya que Pedro también abandonó a Jesús? Ninguno de ellos entendió el Evangelio. Fue “encubierto” (Lucas 18:34).

Mi amigo, tú puedes “ir al frente” en un servicio y no ser convertido. Puedes decir la “oración del pecador” y no ser salvo. ¿Por qué? Porque estas son obras humanas, ¡y nosotros no somos convertidos por obras humanas! La Biblia dice:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

La Biblia dice:

“No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3:5-6).

No puedes ser salvo por seguir a Jesús, o por cualquier otra obra humana. Yo traté de ser salvo de esa manera, y no funcionó. ¡Fui un predicador Bautista por más de tres años antes de que Cristo me salvara por Su gracia! Entonces me sentí atraído a Cristo por Dios, y fui lavado de mis pecados por la Sangre de Cristo.

“Pero”, alguien dice: “Pedro fue bautizado.” Sí, lo sé. También Judas. ¡Y yo también fui bautizado – siete años antes de ser convertido! “Pero”, dice otro, “Pedro tuvo la fe para decir: 'Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente’ (Mateo 16:16) – y Jesús dijo que Dios se lo había ‘revelado’ a él” (Mateo 16:17). Sí, lo sé. Y Dios también me reveló que Jesús era el Cristo, mucho antes de ser convertido. Observa también que Dios había revelado esto acerca de Jesús a los demonios: “También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios… porque sabían que él era el Cristo” (Lucas 4:41). Los demonios dijeron lo mismo que Pedro dijo acerca de Jesús. Así que Pedro no sabía más acerca de Jesús que un demonio antes de ser convertido.

No somos convertidos por seguir a Jesús. No somos convertidos por ser bautizados. Y no somos convertidos por creer que Jesús era el Cristo. Pedro había experimentado todas esas cosas. Y sin embargo Jesús le dijo:

“Y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22: 32).

III. Tercero, este verso debe ser visto en el contexto de toda la narración de los cuatro Evangelios.

En los cuatro Evangelios podrás ver claramente que Jesús le dijo a Pedro y a los otros que Él iba a Jerusalén para morir y resucitar de entre los muertos al tercer día. Eso Jesús se lo repitió cinco veces a Pedro y a los otros en Mateo 16:21, 17:12, 17:22-23, 20:18-19 y 20:28. El Dr. J. Vernon McGee dijo de Pedro y los otros, “A pesar de esta instrucción intensiva, los Discípulos no comprendieron el significado de [el Evangelio] hasta después de la resurrección” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, volumen IV, p. 93; nota sobre Mateo 16:21).

“Y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22: 32).

“Bueno”, dice alguien, “¿dónde dice la Biblia que Pedro fue convertido después de la resurrección de Jesús?” Pero, es tan claro como el agua, ¡cerca del final de los cuatro Evangelios! Lucas hace esto especialmente claro:

“Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:36-45).

Y Juan agrega:

“Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:19-22).

Fue en la noche de la Pascua que Cristo resucitado se le apareció a Pedro y a los otros, y les mostró las heridas de los clavos en Sus manos, y la herida de la lanza en Su costado. Entonces les abrió el entendimiento de las profecías del Antiguo Testamento tocante a Su crucifixión. Luego Él sopló sobre ellos y recibieron el Espíritu Santo. En ese momento Pedro fue finalmente regenerado y convertido. Tan fuerte fue la obra del Espíritu de Dios, y la impresión de ver el cuerpo resucitado de Jesús, con las marcas de los clavos en Sus manos y la herida en Su costado, que Pedro ya no tenía ninguna duda. Años después, Pedro podía escribir con una gran confianza de que Cristo “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero...y por cuya herida fuisteis sanados” (I Pedro 2:24). ¡Eso nos muestra que Pedro fue convertido realmente! Después de su conversión la noche Pascua Pedro nunca más negó a Jesús. Él predicó el Evangelio de Jesús hasta el final de su vida. Después de pasar por una gran cantidad de sufrimiento él fue crucificado de cabeza, y acabó su vida proclamando fielmente a Jesús.

Una cosa más. Jesús le había dicho a Pedro: “Y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32). Sólo piensa – cuando eres verdaderamente convertido no se demuestra tanto por lo que dices, ni tampoco por lo que sientes. La verdadera prueba de la conversión es la siguiente – ¿puedes fortalecer a los demás? ¿Puedes ayudar a los demás? Al final del Evangelio de Juan el Cristo resucitado le dijo a Pedro: “¿Me amas?” Pedro le dijo: “Señor, tú lo sabes…que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17). A partir de ese momento Pedro nunca dudó. Predicó el Evangelio y llevó a otros a Cristo durante el resto de su vida. Si eres verdaderamente convertido, podrás fortalecer a los demás – y ser de gran ayuda y bendición a los perdidos. Si ese fruto carece por completo en tu vida, entonces no has sido verdaderamente convertido. Todo lo que tienes son palabras. Todavía no has encontrado a “Jesucristo mismo” (Efesios 2:20). ¡Oramos para que Dios te atraiga hacia Jesús para la limpieza del pecado por Su sangre! Entonces serás verdaderamente convertido, como Pedro fue la noche de Pascua. Amén. Dr. Chan, por favor, guíenos en oración.

(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“The Attraction of the Cross” (por Samuel Stennett, 1727-1795).


EL BOSQUEJO DE

LA CONVERSIÓN DE PEDRO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez [convertido], confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31-32).

(Marcos 9:31-32, 10; Mateo 17:23; Lucas 22:3; Mateo 16:16)

I.   Primero, este verso se refiere a la conversión de Pedro, porque la
Biblia King James [en Inglés] y la Biblia de Ginebra de 1599 correctamente traducen la palabra Griega como “convertido”,
Hechos 15:3.

II.  Segundo, este verso muestra que nadie es convertido por seguir a Jesús,
por el bautismo, o aún por la iluminación Divina, Marcos 1:16-18;
Lucas 6:16; Juan 6:70; Lucas 18:31-34; Efesios 2:8-9; Tito 3:5-6;
Mateo 16:16, 17; Lucas 4:41.

III.  Tercero, este verso debe ser visto en el contexto de toda la narración de
los cuatro Evangelios, Mateo 16:21; 17:12, 22-23, 20:18-19, 28;
Lucas 24:36-45; Juan 20:19-22; I Pedro 2:24; Juan 21:17; Efesios 2:20.