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LOS MÉTODOS DEL DIABLO
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Estoy regresando a este pasaje por tercera vez el Domingo por la noche, mientras predico sobre avivamiento. El texto muestra claramente quién es nuestro enemigo. Nuestro enemigo es el Diablo y su ejército demoníaco, descrito en Efesios 6:12. El Dr. W. A. Criswell era mi héroe cuando yo estaba asistiendo a un Seminario Sureño Bautista liberal que rechazaba la Biblia. ¡El Dr. Criswell fue el pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas por casi sesenta años! Él era un gran erudito, así como predicador. Tenía un doctorado en Griego Koiné del gran seminario en Louisville, Kentucky. Él fue un campeón en la Batalla por la Biblia en la Convención Sureña Bautista. El Dr. Criswell entendió que la batalla era contra Satanás y su ejército demoníaco. He aquí su comentario sobre Efesios 6:12, el cual dice:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
En un sermón titulado “La Guerra en el Mundo Espiritual”, el Dr. Criswell dijo:
La Versión Reina Valera ha puesto las palabras en una forma verbal: “Porque no tenemos lucha...” Pablo lo escribió en una forma sustantiva, nominativa: “Nuestra lucha”. Nuestra confrontación no es contra sangre y carne; es...cara a cara, mano a mano, pie a pie, una lucha de vida o muerte...Mi Biblia se abre a un mundo sobrenatural – un mundo mucho más allá de lo que mis ojos pueden ver o incluso mi mente puede comprender...La tierra y los cielos están poblados de poderes nombrados por el Apóstol Pablo en Efesios 6:12. Están por todas partes. Mi Biblia se abre a un mundo espiritual de conflictos de guerra y confrontación...Todos están atrapados en esta confrontación. Por eso Pablo escribe...“Nuestra lucha” no es cara a cara con carne y sangre, sino contra los gobernadores de las tinieblas, principados, potestades, huestes espirituales de maldad, estos malos espíritus que afligen y atormentan y nos atacan y ante los cuales somos débiles como el agua...No hay esperanza para nosotros, no hay salida, no hay liberación, no hay salvación, si no fuera porque el gran Señor Dios alarga Su brazo para rescatarnos y salvarnos... Dios lo hace, y sólo Dios es capaz de hacerlo. No podemos hacerlo nosotros mismos. Dios tiene que hacerlo. Podemos [sólo] echarnos sobre las misericordias del Señor. Dios nos salve; Dios tenga misericordia; Dios nos ayude; Dios nos libre; ¡Dios nos redime! Es Él y sólo Él quien es capaz de librarnos...[Esa es la única manera que somos] capaces de estar delante de lo que Pablo llama “las asechanzas del diablo”, los ataques de Satanás (traducción de W. A. Criswell, Ph.D., “War in the Spirit World,” Great Doctrines of the Bible, volume 7, Zondervan Publishing House, 1987, pp. 79-84).
Toma en cuenta que el pasaje en Efesios se dirige a “hermanos míos” (v. 10). ¡Nadie tiene la más mínima posibilidad de ser capaz de enfrentarse a esos poderes demoníacos a menos que se vista con la justicia de Jesús, y sea protegido por la Sangre del Salvador!
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11).
La palabra “asechanzas” es de la palabra Griega “mĕthŏdĕía”, que significa los “métodos, y trucos” del Diablo (Strong).
I. Primero, debemos estar firmes en oración contra los métodos que Satanás usa contra los no salvos.
Si has estado en nuestra iglesia por un tiempo, puedes darte cuenta de los métodos que Satanás usa para detener a las personas de confiar en Jesús.
Primero el diablo “quita” la Palabra de Dios de sus mentes y de sus corazones. Jesús dijo
:“Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12).
Cuando la gente perdida escucha nuestros sermones del Evangelio, el Diablo “quita la palabra” para que no sean salvos. El Evangelio de Marcos dice, “en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones” (Marcos 4:15). Esa es la razón por la que la gente puede sentarse en la iglesia y escuchar sermones sobre cómo ser salvos vez tras vez sin ser convertidos. Por ejemplo, muchas veces digo: “No busques por un sentimiento para demostrar que eres salvo. Mira a Jesús. Confía en Él, no en un sentimiento. ‘Cree en el Señor Jesucristo, y serás será salvo”’. ¡Y sin embargo, las palabras son quitadas de su corazón antes de que yo llegue a la siguiente frase! Satanás viene “en seguida…y quita la palabra” (Marcos 4:15).
Entonces también, Satanás ciega las mentes de los perdidos. Él “cegó el entendimiento de los incrédulos” (II Corintios 4:4). Satanás puede permitirles a estas personas que recuerden las palabras, o incluso memoricen las palabras. Pero él les ciega, a la verdad. La palabra Griega traducida “cegó” significa “oscurecer, cubrir con humo” (Strong). Satanás hace al Evangelio nublado y gris. Así ciega a los perdidos del gran beneficio del Evangelio de Jesús.
Además, se nos dice que los perdidos están sujetados “del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (II Timoteo 2:26). Están detenidos como prisioneros del Diablo. Muchos están esclavizados a la pornografía, juegos de video, o el miedo a lo que alguien puede decir si llegan a ser Cristianos. Las personas suelen ser esclavizadas por un miedo, por lo general un miedo de perder algo. Estas son trampas muy poderosas. La gente a menudo es prisionera de Satanás durante años por algún pensamiento o hábito pecaminoso.
Satanás quita la Palabra de sus corazones. Satanás les ciega a las nuevas del Evangelio. Satanás los hace sus esclavos a través del miedo a perder algo. Y Satanás es demasiado poderoso para que nosotros los salvemos. Podemos ser amables con ellos. Podemos ayudarlos. ¡Pero no podemos convertirlos! Como dijo el Dr. Criswell, “No podemos hacerlo nosotros mismos. Dios tiene que hacerlo”. ¡Y sólo hay una manera que Dios lo haga! ¡Y eso es orar por ellos! Jesús dijo a Pablo:
“Te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados…” (Hechos 26:17, 18).
¡Cuando leí ese pasaje casi me deja sin aliento! ¿Cómo Pablo podía hacer que “se conviertan de la potestad de Satanás a Dios”? ¿Cómo puedo yo hacer eso? Pablo da la respuesta en I Corintios 2:3-4,
“Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” (I Corintios 2:3-4).
Pablo llegó a ellos con debilidad y mucho temor, y temblor. Sabía que él mismo no tenía poder para convertir a estas personas. Fue la “demostración del Espíritu y de poder” que los convirtió. Tú y yo no podemos convertir a los perdidos. Pero podemos orar que la “demostración del Espíritu y de poder” los convierta.
Hermanos y hermanas, desesperadamente necesito que oren por mí. Necesito que oren para que Dios me muestre exactamente que predicar. Necesito que oren que Dios use mi débil voz “con demostración del Espíritu y de poder”. Cada vez que alguien es convertido, no soy yo quien los convirtió. Es todos nosotros orando juntos por los sermones. Eso es lo que demuestra el Espíritu y el poder de Dios en la conversión de un alma. Como dijo el Dr. Criswell: “Sólo Dios es capaz de hacerlo”. Tenemos que entender que nuestras oraciones por la conversión de los perdidos son una lucha, una batalla en contra de Satanás y sus demonios. El Dr. Martyn Lloyd-Jones, el gran predicador en Londres, Inglaterra, dijo:
Debemos reconocer el hecho de que nuestro adversario, el diablo, ejerce una tiranía y poder sobre muchos. Tenemos que entender que estamos luchando por nuestras vidas en contra de [este] tremendo poder. Nos enfrentamos a un enemigo poderoso (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Studies in the Sermon on the Mount, volume 2, Eerdmans, 1987, p. 148).
Muy pocas personas han sido convertidas en nuestra iglesia sin una gran pelea con Satanás y sus demonios. ¡Muy pocas! ¡Puedes contarlas con los dedos, son tan pocas! ¡Cada conversión es una dura batalla contra el Diablo en oración! El Apóstol Pablo dijo:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra…huestes espirituales de maldad” (Efesios 6:12).
En otro lugar, el Dr. Lloyd-Jones dijo: “Hacerse Cristiano es una crisis, un evento crítico, una gran conmoción” (traducción de Evangelistic Sermons, Sermones, The Banner of Truth Trust, 1990, p. 166). Yo a veces me pregunto si algunos predicadores aun creen en la conversión. Ellos con calma y frialdad enseñan la Biblia versículo por versículo año tras año – sin siquiera una vez ver una conversión de crisis, como las registradas en la Biblia y en la historia. No creo que el Diablo moleste a tales predicadores. ¿Por qué habría de hacerlo? ¡Él ya les ha cegado y los tiene bajo su control! ¡Con qué razón nuestras iglesias estén cerrando sus servicios del Domingo por la noche! ¡Con qué razón nuestras iglesias están muriendo! Y eso nos lleva al segundo punto.
II. Segundo, debemos estar firmes en oración contra los métodos que Satanás usa para detener el avivamiento.
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del Diablo” (Efesios 6:11).
Recibí un correo electrónico del Dr. Don Boys el viernes pasado. Dr. Boys habló en nuestra iglesia hace muchos años. Él es un buen hombre. De alguna manera él acaba de leer La Apostasía de Hoy (Hearthstone Publishers, 2001). El Dr. Boys me dijo:
Acabo de terminar tu libro sobre Finney. Excelente. Aunque todavía desafío a la gente a responder apropiadamente a mi mensaje, a menudo le permito al pastor dar la invitación. También me gustó tu resumen sobre El Progreso del Peregrino y tu énfasis en tratar con los nuevos conversos y con el bautismo. También, la documentación completa.
Don Boys, Ph.D.
Sí, hemos hecho esas cosas. Hemos renunciado a Finney. Hemos dejado de usar la “oración del pecador”. Sabemos que las personas usualmente pasan por una serie de experiencias antes de ser convertidos, como en El Progreso del Peregrino. Tratamos cuidadosamente con cada persona que no es salva, y esperamos muchos meses antes de bautizarlos, como lo hacían todos los antiguos Bautistas antes de Finney y Jacob Knapp. Estos cambios no han dañado nuestra iglesia. De hecho, nos han ayudado a ganar verdaderos convertidos. Pero todavía no tenemos avivamiento.
Ves, hacer esos cambios, y renunciar al “decisionismo”, no produce avivamiento automáticamente. Debemos darnos cuenta a qué tipo de enemigo nos enfrentamos. Satanás es atrevido. Él es feroz. Y él es implacable. Una vieja película sobre misioneros en China se llama “Satanás nunca duerme” (1962, con William Holden y Clifton Webb). ¡Qué verdad! El Apóstol Pedro dijo:
“Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (I Pedro 5:8).
Él ciertamente está vivo y bien en nuestra nación esta noche. Todo parece estar controlado por Satanás.
¡Pero espera! ¡No te detengas allí! Una de las últimas cosas que el Señor Jesucristo dijo a Sus Discípulos fue esto:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18).
Eso es lo que el Jesús resucitado le dijo a Sus Discípulos cuando les dio la Gran Comisión: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Esta es una canción que me ha bendecido toda mi vida.
Del Padre el mundo es, O nunca olvide que,
Parezca intensa la maldad,
Dios es aún el Rey.
Del Padre el mundo es, la lucha sigue aún;
Jesús quien murió será satisfecho,
Y la tierra y el cielo uno serán.
(Traducción libre de “This Is My Father’s World”
por Maltbie D. Babcock, 1858-1901).
O que nunca lo olvide
Que aunque lo malo se vea tan fuerte,
Dios todavía lo gobierna.
¡Amén! ¡Alabado sea Dios! ¡Él todavía lo gobierna! ¡Y Jesús se acercó a Sus asombrados Discípulos después que resucitó de entre los muertos! Y Él les dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”.
¡Haz lo que quieras de mi, Señor!
Cura mis llagas y mi dolor.
¡Tuyo es, oh Señor, todo poder!
Tu mano extiende y sana mi ser.
(Traducción libre de “Have Thine Own Way, Lord!”
por Adelaide A. Pollard, 1862-1934).
¡Sí! ¡Amén! “¡Tuyo es, oh Señor, todo poder!” ¡Este es el momento para que nosotros busquemos Su poder! ¡Este es el momento de orar por avivamiento en nuestra iglesia!
Yo era sólo un joven de veinte años cuando leí por primera vez el Jornal de Wesley [Wesley’s Journal], extractos del jornal de John Wesley, publicado por Moody Press como un libro de bolsillo. Mi alma se regocijó al leer del poder de Dios que descendió en el Primer Gran Despertamiento. Clamé a Dios en oración, “Señor, envía avivamiento a nuestra iglesia”. Un par de años atrás, el Dr. Murphy Lum me recordó que yo oraba en voz alta por avivamiento en cada reunión de oración. Mirando hacia atrás, creo que debo haber sido un poco desagradable clamando por avivamiento todo el tiempo. Pero el Dr. Lum dijo, “Dios te contestó, Bob”. Sí, creo que lo hizo. En pocos años el poder de Dios descendió a esa iglesia. Cientos de personas entraron y fueron convertidas. El Dr. Jackson Lau mencionó eso cuando habló aquí hace unas cuantas semanas. Él vio ese avivamiento.
No había nada especial en mí. Yo no tenía ninguna fe especial. Yo era sólo un joven, derramando mi corazón a Dios. Caramba, ¡qué Dios tan maravilloso tenemos! Él contesta la oración. Él responde a la oración aún cuando no nos sentimos muy espirituales. Incluso cuando tenemos dudas. Incluso cuando no tenemos mucha fe.
Un hombre trajo a su hijo a Jesús. El muchacho estaba poseído por un demonio. El hombre dijo a Jesús: “si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos” (Marcos 9:22). Jesús le dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23)
.“E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24).
Y Jesús echó fuera el demonio, y el muchacho quedó bien. “Creo; ayuda mi incredulidad”. ¡Qué oración!
¿Por qué no oras esas mismas palabras cuando oras por avivamiento en nuestra iglesia?
“Creo; ayuda mi incredulidad”.
Dios te escuchará. Dios te responderá. ¡Sigue orando hasta que lo haga! He visto a Dios derramar el Espíritu Santo tres veces, en tres avivamientos separados. Yo sé que Él puede hacerlo de nuevo. Sigue orando hasta que Dios nos responda.
Si aún no eres salvo, ¿por qué no confías en Jesús? ¿Por qué no ser lavado por Su Sangre? ¿Por qué no ser salvo por Su vida resucitada? Ven a Jesús. ¡Él te salvará del pecado y el juicio! Amén.
(FIN DEL SERMÓN)
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Hymers sí tienen derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.
La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Efesios 6:10-20.
El Solo Cantado por Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Have You Prayed It Through?” (por William C. Poole, 1875-1949).
EL BOSQUEJO DE LOS MÉTODOS DEL DIABLO (SERMÓN #18 SOBRE AVIVAMIENTO) por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:10-12). (Efesios 6:12) I. Primero, debemos estar firmes en oración contra los métodos que II. Segundo, debemos estar firmes en oración contra los métodos que |