Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.




UNA ORACIÓN PARA AVIVAMIENTO

(SERMÓN NÚMERO 13 SOBRE AVIVAMIENTO)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 2 de Noviembre2, 2014

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!” (Isaías 64:1, 2).


El Dr. John H. Armstrong es el presidente de Ministerios de la Reformación y el Avivamiento. Él es el autor de “La Venidera Crisis Evangélica.” [“The Coming Evangelical Crisis.”] El Dr. Armstrong dijo:

La decadencia de la sociedad en el Occidente está más allá de toda pregunta...Actualmente estamos presenciando el colapso de la civilización como la conocemos. Nosotros...creemos que como están las cosas, así serán siempre. Nos...hemos olvidado que en sólo cuestión de unos días, una vez la impenetrable “Cortina de Hierro” cayó (traducción de John H. Armstrong, Ph.D., True Revival, Harvest House Publishers, 2001, pp. 125, 126).

Él quiso decir que nuestra civilización podría terminar tan rapidamente como el Comunismo terminó en la antigua Unión Soviética – ¡en solo unos días! Creo que así será. El Dr. Armstrong dijo eso hace trece años, en el 2001.

La otra noche leí un artículo inquietante en la Revista Mundo justo antes de irme a la cama. Mientras me quedaba dormido, pensé: “Estamos allí ahora. Nuestra civilización se está desmoronando ahora. Podría suceder igual que rápido que la caída de la Unión Soviética”.

El mundo perdido no lo sabe, pero el Cristianismo es el “pegamento” que mantiene nuestra civilización junta. Pero nuestras iglesias son tan débiles que no pueden hacerlo más. Nuestra forma de vida está llegando a su fin ante nuestros propios ojos.

Aquí estamos, en una de las pocas iglesias que todavía tiene servicios el Domingo por la noche aquí en Los Ángeles. Y la mayoría de ellas ya no tiene servicio de oración el Miércoles por la noche. ¡Qué Dios nos ayude! Estamos solos, y lo sentimos. Estamos solos, y somos débiles. Nuestros enemigos son muy fuertes y ruidosos. Escuchamos sus voces agudas cada día. ¿Es este el principio del fin del Cristianismo en nuestro tiempo? Pensamientos oscuros como ese pasan por la mente de todos los Cristianos pensativos hoy en día. Y nos preguntamos qué podemos hacer. Vemos las iglesias y su testimonio que se desmorona. Vemos la debilidad y mundanalidad de los evangélicos. Eso nos molesta más que cualquier otra cosa.

Los viejos Cristianos de la década de 1950 están muertos. El presidente Reagan está muerto. Francis Schaeffer está muerto. John R. Rice está muerto. Harold Lindsell, Bill Bright, W. A. Criswell, Jerry Falwell y el Dr. Lloyd-Jones están muertos. Billy Graham, a los 96 años de edad, se sienta solo en una silla de ruedas a lo lejos, en las montañas de Carolina del Norte. Estamos solos – y no hay un hombre fuerte que nos proteja mientras la noche cae en la civilización Occidental.

El profeta Isaías se sintió de esa manera. Fue llevado a buscar a Dios. Él dijo:

“Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre” (Isaías 63:16).

El Dr. Lloyd-Jones dijo:

Tú y yo no debemos entrar en la presencia de Dios solo en el nombre de la tradición...sólo en el nombre de los que se han ido antes que nosotros. No me importa quiénes eran, si eran los padres Metodistas, o los Puritanos o los Reformadores. No, nosotros no abogamos sus nombres, Abraham, Jacob – para nada. “ eres nuestro Padre”. Los Reformadores no pueden salvarnos, los padres Metodistas no pueden salvarnos. Hay un gran peligro [hoy] que recurramos a los padres. No, es a Dios. “ eres nuestro Padre”, y nadie más...Dios, “perpetuo es tu nombre”, y es hasta la eternidad. Dios no es el Dios de muertos, sino de vivos, y Él es el Dios vivo (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, Crossway Books, 1987, pp. 301, 302).

Estoy muy contento de ver a muchos Bautistas regresando a los Reformadores. ¡Pero, por mucho que amo a los Reformadores, yo sé, como Isaías, que los Reformadores y los Puritanos no pueden salvarnos! ¡Ni siquiera pueden ayudarnos! Nuestra civilización ha ido demasiado lejos, es demasiado pecaminosa, demasiado depravada, para ser salvada por la teología de esos hombres. ¡Debemos volver a Dios! No podemos recurrir a los Reformadores, por muy dignos y grandes que sean. ¡Debemos volver a Dios! ¡Sólo Dios nos puede ayudar!

Pero no debemos ir a Dios y pedirle a Él solo que salve nuestra nación. ¡Oh, no! En general, la gente de nuestra nación no es pueblo de Dios. ¡Ellos no quieren tener nada que ver con el Dios vivo! Isaías dijo:

Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre. (Isaías 63: 19).

¡Alabado sea el nombre de Dios! ¡No queremos, ni vamos a buscar, la “Mayoría Moral”, “América Primero”, el Partido Republicano, o cualquier otro brazo mundano para apoyarnos! ¡Ni siquiera debemos desperdiciar nuestras oraciones en este tipo de fantasías triviales y pasajeras! ¡Ahora tenemos que apoyarnos solo en el brazo de Dios! “Oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre” (Isaías 63:16).

Los montes antes de formar,
   El mundo al crear,
Dios eres desde lo eternal,
   Por siempre sin cambiar.

Mil siglos, a Tus ojos, son,
   La noche que se fue;
Cual la vigilia breves son,
   Ante el amanecer.
(Traducción libre de “O God, Our Help in Ages Past”
   por Isaac Watts, D.D., 1674-1748).

Ahora, llegamos a nuestro texto. Es a Dios que el profeta vuelve su rostro. Es a Dios a quien le ruega mientras ora,

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…!” (Isaías 64:1).

El pueblo de Dios estaba en muy mal estado cuando se dio esta oración. Ellos fueron llevados al lugar más bajo del miedo y la tristeza. El profeta no oró para que tuvieran prosperidad financiera. Él no oró para que ellos tuvieran paz mental. ¡Ni siquiera oró para que ellos tuvieran éxito! ¡El no fue como Joel Osteen! Él sabía que no era lo esencial que necesitaban. Isaías sabía que la necesidad principal, vital, era la presencia de Dios en medio de ellos. Así hace una de las más grandes oraciones registradas en las Escrituras:

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…!” (Isaías 64:1).

Yo muy rara vez estoy en desacuerdo con el Dr. J. Vernon McGee. Pero no estoy de acuerdo con su interpretación de este versículo. Él dijo, “Isaías predice la oración de Israel durante el período de la Gran Tribulación” (A Través de la Biblia, tomo III, pág. 342; nota sobre Isaías 64:1). No, esto no es una predicción de Israel orando por la Segunda Venida de Jesús en la Tribulación. Probablemente orarán por eso, pero no es la aplicación principal del texto. ¡El profeta oraba para que Dios descendiera ahora! Ambos, Spurgeon y el Dr. Lloyd-Jones dijeron que se trata de una oración para que el Espíritu Santo descienda.

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…!” (Isaías 64:1).

El Dr. Lloyd-Jones dijo: “Yo no dudo en [decir] que ésta es la oración esencial en conexión con el avivamiento...la oración especial, peculiar, urgente de una visitación del Espíritu de Dios en el avivamiento. No hay un término que exprese mejor la petición esencial que la frase en el himno de Cowper:

O rompe los cielos, desciende pronto,
Y haz tuyos miles de corazones.

...eso es lo que sucede en el avivamiento” (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, ibid., p. 305).

¿Qué significa, “Dios desciendió”? Te diré exactamente lo que significa. Yo había regresado a Los Ángeles después de comenzar una iglesia en Mill Valley, al norte de San Francisco. Me llamaron y me pidieron que predicara en una reunión llamada “El Festival del Hijo”. Volé a San Francisco y fui conducido por unas cuantas horas, mucho más al norte. La reunión se llevó a cabo a campo abierto. Cuando nos acercamos, sentí la presencia de Dios. Cuando salí del auto me sorprendí al ver a cientos de jóvenes. Después de un par de canciones, me presentaron. Me puse de pie ante la gran multitud y anuncié mi texto en el micrófono. Para entonces ya era de noche. No era el atardecer, sino que ya estaba muy oscuro. El micrófono y las luces recibían electricidad de un generador de motor. Justo después de leer el texto, se fue toda la electricidad. El micrófono estaba muerto. Todas las luces se apagaron. Estaba tan oscuro que no podía ver mi propia mano. Yo pensé: “¿Qué puedo hacer?” Aquí había cientos y cientos de jóvenes sentados en el suelo. La mayoría de ellos nunca habían estado dentro de un edificio de una iglesia. ¿Qué iba a decir? ¿Qué podía hacer en la oscuridad? ¡Entonces Dios descendió!

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…!”

Sólo puedo decir que Dios descendió con tal poder que se podía sentir Su presencia. Comencé a predicar a todo pulmón. No había luces. No había micrófono. ¡No eran necesarios! Dios estaba allí haciendo Su trabajo en la oscuridad de la noche. Mientras predicaba ni siquiera necesité pensar. ¡Las palabras salieron de mi boca en un torrente! Los jóvenes estaban en completo silencio. Nada se oía más que el sonido de mi voz. Terminé el sermón y por un segundo, me pregunté qué hacer a continuación. En ese momento, oí un ruido. El generador se encendió. Todas las luces en el campo se encendieron de repente – y el micrófono también. Di una invitación simple. Me sorprendí al ver literalmente a cientos de Hippies perdidos venir hacia mí, muchos de ellos llorando. No había música. No se oía nada, excepto el sonido de sus pies mientras venían a arrodillarse. Estuvimos allí por un largo tiempo después tratando con ellos. Mi amigo, el reverendo Mark Buckley, recuerda esa noche inolvidable – la noche cuando las luces se apagaron y Dios descendió – ¡y muchos Hippies y drogadictos encontraron la paz con Dios por medio de la Sangre de Jesús! ¡De avivamientos como ese más de cuarenta iglesias surgieron – por toda América, Europa, Asia y África! ¡Dios lo hizo entonces y Dios puede hacerlo de nuevo! Talvez haya sido Spurgeon, que dijo: “Sólo Dios puede hacer la obra de Dios”.

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…!”

En la Primera Iglesia Bautista China, alrededor de 1969, podías literalmente sentir la presencia de Dios, incluso antes de entrar al edificio de la iglesia. No había nada salvaje en ello. Pero Dios estaba allí. ¡Solo puedo describirlo en parte como electricidad en el aire! La Biblia lo llama la “gloria” de Dios. Es traducido de una palabra Hebrea que significa “peso”. ¡Tú podías sentir la gloria – el peso de Dios, en el aire!

Sé exactamente lo que Rhys Bevan Jones quiso decir cuando él describió un avivamiento en Gales,

Todo el lugar en ese momento era tan terrible con la gloria de Dios – uno utiliza la palabra “terrible” deliberadamente; la santa presencia de Dios era tan manifiesta que el propio orador estaba abrumado; ¡el púlpito donde él estaba parado estaba tan lleno de la luz de Dios que el orador tuvo que retirarse! Allí; dejemos las cosas así. Las palabras no pueden sino imitar tal experiencia (traducción de Brian H. Edwards, Revival! A People Saturated with God, Evangelical Press, 1991 edition, p. 134).

En Enero de 1907, cuando Dios descendió entre Su pueblo en Corea del Norte un misionero dijo: “Cada uno sentía al entrar en la iglesia, que el lugar estaba lleno de la presencia de Dios...Esa noche en Pyongyang [había] un sentido de la cercanía de Dios imposible de describir” (Edwards, ibid., pp. 135, 136). Brian Edwards dijo: “Con frecuencia era la terrible presencia de Dios la que trajo una profunda convicción de pecado a una congregación. Cuando la presencia de Dios es un hecho inevitable, entonces estamos en avivamiento” (Edwards, Ibíd.). El Dr. Armstrong dijo: “Tanto los creyentes como los no creyentes están conscientes de que Dios está presente de una manera poderosa” cuando el avivamiento llega (Armstrong, ibid., P. 53).

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras…!”

Ojalá que alguna de nuestra gente se reúna y ore esas mismas palabras de Isaías 64:1. Ojalá que algunos de ustedes abran sus Biblias a ese versículo, cuando estén solos, y hagan suyas esas palabras del profeta mientras oran. ¡Ora para que Dios descienda en nuestra iglesia con el poder de avivamiento! ¡Dios te bendiga!

¿Por quién vamos a estar orando? Por aquellos de ustedes que todavía no son convertidos. Vamos a orar para que Dios profundamente te convicte de tu pecado. Tú nunca sentirás tu necesidad desesperada por Jesús hasta que primero seas convictado del profundo, oscuro pecado de tu propio corazón y mente. Vamos a orar que el Espíritu Santo descienda y te haga sentir pecaminoso y perdido. Entonces, también, estaremos orando para que confíes en Jesús para que Su Sangre preciosa te limpie de todo pecado. Esas son las cosas que estaremos orando para que Dios haga en tu vida. Dr. Chan, por favor, guíenos en oración. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com o www.rlhsermons.com.
Oprime en “Sermones en Español”.

Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers a rlhymersjr@sbcglobal.net
(Oprime Aquí) – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA 90015,
Estados Unidos. O llámarle por teléfono a (818)352-0452.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Los puedes usar sin la
autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de Dr.
Hymers sí tienen derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Isaías 64:1-4.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Jesus, Where’er Thy People Meet” (by William Cowper, 1731-1800;
al son de “La Doxología”).