Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.




LA TERCERA MANERA – CONVERSIÓN DE CRISIS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, Marzo 9, 2014

y “Una Advertencia a la Predicación Expositiva” por Iain H. Murray

“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15:11-19).


Hay dos maneras principales de predicar el Evangelio a la gente perdida en la actualidad. La primera forma usualmente es llamada: “Creencia Fácil”. La segunda forma es llamada “Salvación por Señorío”. Es evidente que hay algo malo con ambos métodos ya que ninguno de ellos ha sido utilizado por Dios en un despertamiento de gran magnitud en el mundo de habla Inglesa desde el avivamiento de 1859.

Además, los predicadores líderes han dicho que la mayoría de miembros de la iglesia hoy en día nunca han sido convertidos. En nuestro libro. Predicando a una Nación que Muere, mi asociado el Dr. C. L. Cagan y yo citamos a muchos de esos líderes que señalaron que la mayoría de los Evangélicos y Fundamentalistas están perdidos, incluyendo a los maestros de la Escuela Dominical, diáconos, esposas de pastores, e incluso los propios pastores. El Dr. A. W. Tozer dijo: “Entre las iglesias evangélicas probablemente no más de uno de cada diez sabe algo por experiencia sobre el nuevo nacimiento”. Dr. W. A. Criswell, el famoso pastor Sureño Bautista de la gran Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas, dijo: “que le sorprendería ver el 25% de sus miembros en el cielo”. En la década de 1940 el joven Billy Graham declaró que el 85 % de nuestros miembros de iglesia “nunca habían sido nacidos de nuevo”. El Dr. Monroe “Monk” Parker, hablando de iglesias fundamentalistas, dijo: “Si pudiéramos tener la mitad de los miembros de la iglesia salvos veríamos un gran avivamiento. De hecho, creo que si pudiéramos tener la mitad de los predicadores en América convertidos, veríamos un poderoso avivamiento” (traducción de Monroe “Monk” Parker, Through Sunshine and Shadows, Sword of the Lord Publishers, 1987, pp. 61, 72).

Todas estas cifras están citadas de sus fuentes al pie de la página en nuestro libro, Predicando a una Nación que Muere (pp. 42, 43). Estos números dados por el Dr. A. W. Tozer, el Dr. W. A. Criswell, el joven Billy Graham y el Dr. “Monk” Parker son sólo cálculos, por supuesto. Pero muestran que estas personalidades creían que algo estaba terriblemente mal con la forma que hacemos evangelismo. Y, como he dicho, los dos métodos utilizados en la presentación del Evangelio son “Creencia Fácil” y “Salvación por Señorío”. Ninguno de ellos ha sido utilizado por Dios para producir muchas conversiones verdaderas.

La primera forma usualmente es llamada “Creencia Fácil”. Ese es el método utilizado por la mayoría de Evangélicos y Fundamentalistas hoy. Depende de conseguir que la persona perdida diga lo que ellos llaman “La Oración del Pecador”, pidiéndole a Jesús a “entrar en sus corazones”. Entonces la gente perdida es considerada “salva”, a pesar de que no muestran ningún cambio, siguen viviendo en profundo pecado, negándose a asistir a la iglesia regularmente. Hay literalmente millones de personas en esta condición en el mundo de habla Inglesa.

El segundo método de evangelismo es llamado “Salvación por Señorío”. Este método surgió como una reacción contra la “Creencia Fácil”. Pero la “Salvación por Señorío” no ha corregido la “Creencia Fácil”. Aunque los que tienen este punto de vista a menudo tienen más luz que los demás, su método nunca ha sido utilizado en el avivamiento clásico, ni ha sido utilizado, en una manera significativa, para añadir conversos verdaderos a nuestras iglesias. Los predicadores del “Señorío” intentan corregir la iniquidad y el pecado de la “Creencia fácil” haciendo énfasis en la doctrina fuerte y repetidamente, y lo que ellos llaman “arrepentimiento”. Esto usualmente resulta en la persona perdida sosteniendo una forma de “Sandemanianismo”, y una forma de obras de justicia. El “Sandemanianismo” se refiere a la creencia de versículos de la Biblia y doctrinas, en vez de confiar en Jesucristo Mismo. Es confiar en versículos y doctrinas de la Biblia, en vez de confiar en Jesucristo Mismo. Uno de estos predicadores dijo: “Tenemos que creer o confiar en lo que Dios ha hecho”. Aunque él no lo sepa, esta es una definición de “Sandemanianismo”. Le dice al pecador que será salvo por confiar en lo que la Biblia dice en vez de confiar en Jesucristo Mismo. Véase el capítulo sobre “Sandemanianismo” en el libro del Dr. Martyn Lloyd-Jones, Los Puritanos: Sus Orígenes y Sucesores, Banner of Truth, Edición 2002. También oprime aquí para leer un artículo en Inglés sobre el “Sandemanianismo” en Wikipedia. Oprime aquí para leer mi sermón sobre Sandemanianismo.

Los Fariseos en el tiempo de Jesús no dependían de ninguna manera en “Creencias Fáciles”. Vivían vidas exteriormente limpias. Estudiaban las Escrituras constantemente y las creían. ¿Qué hacía falta en sus vidas? Sólo una cosa – ¡Jesucristo Mismo! Jesús les dijo:

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas [las Escrituras] tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39, 40).

C. H. Spurgeon dijo: “Que la fe que salva el alma es creyendo en una persona, dependiendo en Jesús” (traducción de “The Warrant of Faith,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, volume 9, Pilgrim Publications, 1979, p. 530).

En ese mismo sermón Spurgeon dijo: “El mero conocimiento de estos hechos [en la Biblia] no nos salva, a menos que realmente y verdaderamente confiemos nuestras almas en las manos del Redentor” (ibid.)

.

El Hijo Pródigo, como vimos en el texto, sabía que el “padre” tenía “abundancia de pan” (Lucas 15:17). Pero el conocimiento de esos hechos no lo salvó de morir de hambre. Tuvo que venir directamente al “padre” para recibir el “pan”. Creer en la Biblia, aun verdaderamente creer en ella, nunca salvó a nadie. Los hombres pueden creer en la Biblia, y los grandes credos, como el Catecismo de Westminster, sin ser salvos. El Apóstol Pablo habló de “las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15). Creer en la Biblia, y los credos basados en ella, no salvan. La Biblia nos señala hacia Jesucristo. ¡Somos salvos “por la fe que es en Cristo Jesús”! No somos salvos por decir las palabras de la “oración del pecador”. No somos salvos por creer lo que dice la Biblia acerca de Jesús. No somos salvos por la obediencia a Jesús, el Señor. Sólo podemos ser salvos “por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15). La Biblia lo deja claro cuando dice: “por gracia sois salvos por medio de la fe” (Efesios 2:8). Y esa fe debe estar centrada solo en Jesús. Como el Apóstol Pablo dijo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Mi colega, el Dr. C. L. Cagan dijo: “De hecho, somos salvos por una confianza ‘directa’ en Jesús, que es mayor que estas otras cosas – ‘Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten’ Colosenses 1:17” (Predicando a una Nación que Muere, pág. 220.). Entender esta verdad básica curaría todas las formas de “Creencia Fácil” y “Salvación por Señorío”.

Lo que estoy presentando aquí, nosotros lo llamamos “La Tercera manera –Conversión de Crisis”. La primera forma es salvación por decir la “Oración del Pecador”. La segunda manera es tratar de hacer Jesús Señor – ¡lo cual ningún pecador depravado podría hacer nunca! Pero la “Tercera Manera – Conversión de Crisis” es la manera Bíblica de la verdadera conversión. Yo inventé el término “Conversión de Crisis” – pero sólo es un nombre para el punto de vista “antiguo”; sólo es un nuevo nombre para la conversión clásica Protestante y Bautista. “Conversión de Crisis” es lo que Lutero experimentó. “Conversión de Crisis” es lo que John Bunyan, George Whitefield, John Wesley, y C. H. Spurgeon experimentaron – y cualquier otra persona que fue verdaderamente convertida antes de que la “Oración del Pecador” y la “Salvación por Señorío” se hicieran populares – y casi destruyó la antigua “Conversión de Crisis” de nuestros padres Bautistas y Protestantes. Primero, voy a describir la “Conversión de Crisis”, y después voy a dar tres maneras en que se puede promover en nuestras iglesias. Para ello, voy a describir la “depravación”, y después voy a describir el “despertamiento”.

I. Primero, aquí hay una descripción de la “depravación” del hombre como es revelada en la tercera manera de la “Conversión de Crisis”.

He elegido el relato del Hijo Pródigo para ilustrar lo que queremos decir con la antigua “Conversión de Crisis”, como ocurrió hasta que comenzó a ser sustituida por “La Oración del Pecador” y “Salvación por Señorío”.

El Hijo Pródigo era un pecador. Él pidió su herencia y se fue de su casa “a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (Lucas 15:13). Eso es lo que todos hacemos, de una manera u otra. Le damos la espalda a Jesús y vivimos sin Él en un estado de pecado. Rechazamos a Jesús, igual como el Hijo Pródigo rechazó su padre. De hecho, en un estado no convertido, despreciamos y rechazamos el Salvador, así como el Hijo Pródigo, por sus acciones, mostró lo mucho que despreciaba y rechazaba a su padre:

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3).

En nuestros corazones éramos enemigos de Dios y de Su Hijo. No estábamos sujetos a la ley de Dios, como el Hijo Pródigo no estaba sujeto a la ley de su padre.

“Por cuanto la mente carnal [la mente de una persona perdida] es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Romanos 8:7).

Nuestros corazones eran incorregiblemente rebeldes contra el Salvador. De hecho, somos pecadores totalmente depravados, sin ni siquiera hay una chispa de justicia en nosotros. El Apóstol Pablo dijo que estábamos “muertos en vuestros delitos y pecados”, y estábamos bajo el dominio de Satanás, “el dios de este mundo” (Efesios 2:1).

Si no eres salvo, eso no es una bonita imagen tuya. El Apóstol dijo: “Todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:9, 10). El profeta Isaías describió tu condición espiritual gráficamente cuando dijo:

“…Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga...” (Isaías 1:5,6).

Esta era la condición del Hijo Pródigo. La Biblia dice: “Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba (Lucas 15:15, 16). Y también es tu condición. El “ciudadano de aquella tierra” es el Diablo, quien controla tu mente, “el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). Estás atrapado en esta condición horrible, un esclavo de Satanás, viviendo la vida de un esclavo de Satanás, “muertos en pecados” (Efesios 2:5). Esto se conoce como la depravación total. Esta era la condición del Hijo Prodigo. Su propio padre dijo que estaba “muerto” y que estaba “perdido”. Él dijo: “porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado...” (Lucas 15:24).

En tu rebelión contra Jesús, piensas que eres libre. Pero realmente eres un esclavo, enredado en el pecado, muerto a las cosas de Dios, dominado y mantenido en cautiverio por Satanás. ¡Estás tan controlado por el Diablo, que en realidad piensas que tu esclavitud al pecado es la libertad! Eres un caso perdido, totalmente depravado, al igual que el Hijo Pródigo, que fue reducido a una vida sin esperanza de esclavitud al pecado. Y tú vas a discutir con cualquier persona que describa tu condición perdida.

II. Segundo, aquí hay una descripción del “despertamiento” de un pecador a su miseria, como es revelada en la tercera manera de la “Conversión de Crisis”.

“Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” (Lucas 15:17).

“Volviendo en sí”. Es decir, cuando volvió a sus sentidos, cuando despertó del coma del pecado, el estupor y estar sin vida en el pecado. “Volviendo en sí”, cuando fue despertado del sueño de la muerte – entonces pensó, “perezco”. El despertamiento de un pecador perdido es sentir la miseria, el tormento, el dolor de vivir en pecado. Este despertamiento sólo puede ser producido por el Espíritu Santo. Comentando sobre este texto, Spurgeon dijo:

El hombre loco no sabe que está loco, pero en cuanto vuelve en sí mismo dolorosamente [ve] percibe el estado del que se está escapando. Volviendo entonces a la verdadera razón y el buen juicio, el hijo pródigo volvió en sí (traducción de C. H. Spurgeon, MTP, Pilgrim Publications, 1977 reimpresión, volumen 17, p. 385).

Este despertamiento es como el de un hombre que ha sido hipnotizado, y luego ser despertado de nuevo. En la leyenda Griega Circe, la hechicera, transformaba a los hombres en cerdos. Pero Ulises obligó a la hechicera a restaurar sus compañeros a su forma humana original. Así el Espíritu de Dios despertó al Hijo Pródigo. Sólo entonces se dió cuenta de la terrible y desesperada situación en la que se encontraba. El Apóstol Pablo habló del “despertamiento” cuando dijo:

“Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará” (Efesios 5:14).

Pero el “despertamiento” de un pecador perdido no es tranquilo. Y esto es cuando la crisis se lleva a cabo en la tercera manera de la verdadera conversión. La manera más común que las personas son despertadas es a través de la predicación, como el Puritano Richard Baxter (1615-1691) señaló a menudo. Muchos predicadores citan Romanos 10:13 cuando predican el Evangelio. Pero casi ninguno de ellos piensa en el siguiente versículo, que dice: “¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”

Es por eso que debemos tener predicación evangelística en la iglesia. “¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Y los predicadores necesitan aprender cómo predicar evangelísticamente a los perdidos. Muy pocos predicadores saben cómo preparar y dar un sermón evangelístico hoy – ¡muy pocos en verdad! ¡No he oído a nadie predicar correctamente un sermón evangelístico por muchos años! Se ha convertido en una cosa del pasado. ¡Esa es una de las principales razones que la mayoría de las personas que asisten a nuestras iglesias regularmente permanecen no salvos! “¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”

Predicación evangelística debe mostrarle al pecador que está condenado a menos que venga a Jesús. Se le debe mostrar que el pecado está en la raíz misma de su ser. No “pecados”, sino el pecado mismo, separa a Dios de él. El pecado se caracteriza por la rebeldía y el egoísmo. Al pecador se le debe hacer enfrentar el hecho que, al igual que el Hijo Pródigo, en gran manera es rebelde contra Dios – y abrumadoramente egoísta. El pecador perdido debe escuchar esto ser predicado desde el púlpito hasta que vea que tiene que tener un cambio radical en su corazón. Esto debe ser recalcado hasta que el pecador comience a tratar realmente de cambiar su corazón. Sus intentos de cambiar su corazón siempre fallarán. Y es este fracaso que despierta aún más el pecador a la horrible verdad acerca de su perdición. Se le debe repetir constantemente que está perdido. Se le debe decir que debe esforzarse para encontrar a Jesús. Se le debe decir: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta...” (Lucas 13:24). Cuando el pecador se esfuerza y falla, se esfuerza y falla, y se esfuerza y falla otra vez, él por fin se sentirá irremediablemente perdido. Esta es exactamente la forma en que se debe sentir, o nunca encontrará descanso en Jesús.

Esto se conoce como “predicando la ley” – lo cual todos los predicadores antiguos clásicos, hicieron – ¡hasta que los pecadores abandonaron toda esperanza de cambiarse ellos mismos! Esto es lo que significa el versículo que dice: “Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20). Repetidamente fracasando en convertirse en una persona santa, repetidamente fracasando en encontrar paz con Dios – y especialmente, repetidamente fracasar en venir a Jesús – el pecador empieza a pensar: “¡Realmente estoy perdido! ¡Este es el despertamiento que debe tener!

“Y volviendo en sí, dijo:… ¡y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre…” (Lucas 15:17-18).

En este momento, cuando el pecador ha perdido toda esperanza de “hacerlo bien” o “hacerlo de la manera correcta” – él puede entonces “volver en sí” – despertar y darse cuenta de que debe descansar en Jesús, ¡porque él no puede hacer nada para salvarse a sí mismo!

“Y cuando volvió en sí”. El Hijo Pródigo tuvo que pasar por una agitación interior, Infierno en la tierra, como Bunyan pasó, antes de que “volviera en sí”, antes de que su mente cambiara en el verdadero arrepentimiento. Después de todo, la palabra Griega traducida “arrepentimiento” significa “cambio de mente”. Esta es “la tercera manera”. Esto es “Conversión de Crisis”. “¡No soy más que un hipócrita y un pecador rebelde!” “No hay esperanza para mí”. “¡Estoy en crisis! Tengo que cambiar – ¡pero no puedo! ¡No puedo! ¡No puedo! ¡He tratado! ¡He tratado! ¡Lo más que trato, lo más imposible es! ¡No puedo arrepentirme! ¡No puedo cambiar! ¡No puedo cambiar! ¡No puedo cambiar mi corazón! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!” ¿No es eso exactamente lo que pasó con Lutero, Bunyan, John Wesley, Whitefield, Spurgeon, y el Dr. John Sung – y cualquier otro verdadero convertido?

Muy bien. ¡Me alegro de que por fin te sientas como ellos! Ahora tal vez encontrarás descanso en Jesús. Ahora tal vez sentirás Su amor, que lo llevó a la Cruz para salvarte – ¡porque no pudiste salvarte a ti mismo! ¡Entonces sentirás gratitud hacia Jesús, por morir en la Cruz como tu sustituto, y derramar Su Sangre para limpiarte de todo pecado! Entonces estarás agradecido con Jesús por el resto de tu vida – porque has experimentado Su gracia, Su amor, y Su salvación en una verdadera “Conversión de Crisis” – ¡la única clase que cambia el corazón y salva el alma de la ira de Dios! ¡Y yo oro que esta sea tu experiencia al confiar en Jesús, y al ser limpiado por Su Sangre preciosa! Entonces oro que puedas cantar con Charles Wesley:

Oh, Jesús quien me ama a mí, a tu seno volaré
   En el agitado mar, en lo peor del huracán;
Escondedme o Señor, de la tempestad voraz;
   En tu puerto, Salvador, mi alma al fin recibirás.

Plena gracia derramad, para cubrir mi pecar;
   Haz fluir tu sanidad pues tú me puedes limpiar.
Tú, de vida el manantial, gratis de Tí a tomar;
   Ven a mi alma a brotar vida nueva eternal.
(traducción libre de “Jesus, Lover of My Soul”
por Charles Wesley, 1707-1788).

Si deseas hablar con nosotros acerca de ser salvo del pecado por Jesús, por favor deja tu silla ahora y camina hasta la parte de atrás del auditorio. El Dr. Cagan te llevará a otro cuarto en el que podamos orar y hablar. Dr. Chan, por favor, ore que alguien confíe en Jesús esta noche. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com o www.rlhsermons.com.
Haz clic en “Sermones en Español”.

Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers en Inglés a
rlhymersjr@sbcglobal.net – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA
90015, Estados Unidos.
Llámale por teléfono a (818)352-0452.

Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Usted puede usarlos
sin el permiso Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video Dr. Hymers
sí tienen derechos de autor y sólo se pueden utilizar con autorización.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Lucas 15:14-19.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Jesus, Lover of My Soul” (por Charles Wesley, 1707-1788).


UNA ADVERTENCIA A LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA

por Iain H. Murray (Fidecomisario del Banner of Truth Trust)

En algunos círculos de hoy la “predicación expositiva” está de moda, y se les empuja a los predicadores como la manera de predicar. Si esto significa que el negocio del predicador es limitarse al texto de la Escritura, y para que haga sentido claro a los demás, no hay nada más que discutir, quién puede estar en desacuerdo sino los que no saben que la Biblia es la palabra de Dios.

Pero, la “predicación expositiva” a menudo ha llegado a significar algo más. La frase se utiliza popularmente para describir la predicación que consecutivamente lleva la congregación a través de un pasaje, o un libro de la Escritura, semana tras semana. Este procedimiento se compara con el método de la predicación de textos individuales que pueda que no tengan ninguna conexión directa entre sí de un Domingo a otro. Este último es rechazado dándole preferencia al método “expositivo”

.

¿Por qué este punto de vista de la “predicación expositiva” se ha hecho popular? Hay varias razones. Primero, se cree que la práctica va a elevar el nivel de la predicación. Al tratar consecutivamente un libro de la Biblia, se dice, el predicador se aleja de dar vueltas en círculos, y las congregaciones son más propensas a recibir una comprensión más amplia, más inteligente de toda la Escritura. El predicador también es librado de una búsqueda constante de textos – él y la gente saben lo que está delante de ellos. Estas razones son quizás confirmadas a los predicadores jóvenes por el hecho de que en nuestras principales convenciones y conferencias los oradores bien conocidos tratan con frecuencia un pasaje en varios discursos, y cuando éstos son impresos se toman como modelos como la mejor manera predicar. Sermones publicados de cualquier otro tipo son pocos y distantes entre sí, porque los editores sin duda favorecen lo “expositivo” por motivo de popularidad. ¹

En nuestra opinión, sin embargo, es hora de que las desventajas de este punto de vista de predicación sean al menos consideradas:

1.   Se supone que todos los predicadores son capaces de hacer sermones eficaces en este sentido. Pero los hombres tienen diferentes dones. Spurgeon estaba familiarizado con la “predicación expositiva” (¡escuchó sermones en su juventud deseando algunas veces que los Hebreos hubieran mantenido su epístola para sí mismos!), Y él decidió que no era lo más adecuado para sus dones. Hay razones para pensar que ser un predicador “expositivo” eficaz no es un regalo tan común como algunos parecen pensar. Incluso el Dr. Lloyd-Jones tuvo 20 años en el ministerio antes de que él introdujera lentamente series “expositivas”.

2.   El argumento de que el método “expositivo” es el mejor para cubrir la mayor parte de la Biblia es también en gran parte relacionado con la idea de que el propósito más importante de la predicación es transmitir lo más posible de la Biblia. Pero esa idea necesita ser desafiada. La predicación tiene que ser mucho más que un organismo de instrucción. Necesita impresionar, despertar y levantar a hombres y mujeres para que ellos mismos se conviertan en Cristianos brillantes y estudiantes diarios de la Escritura. Si el predicador concibe su trabajo principalmente en términos de dar instrucción, en vez de dar estímulo, el sermón, en la mayoría de las manos, se convierte muy fácilmente en una especie de “clase” semanal—un fin en sí mismo. Pero la verdadera predicación necesita encender un proceso continuo.

3.   Significativamente, las iglesias—particularmente en Escocia—antes distinguieron entre “el sermón” y “la enseñanza”. La palabra “enseñanza” no se utilizó en un sentido despectivo, sino que simplemente significa lo que ahora comúnmente se conoce por “predicación expositiva”, es decir, el trato consecutivo de un pasaje o libro. Los comentarios de John Brown de Broughton Place, Edimburgo, se originaron de esta manera. Como también lo hizo Lloyd-Jones en su trabajo de Romanos—que llamó esas exposiciones “Enseñanzas”; la diferencia entre un sermón y una enseñanza, en su opinión, siendo que un sermón es una parte redondeada, un mensaje distintivo—completo en sí mismo—mientras que la enseñanza sobre la Escritura es parte de algo más grande y continuo. En contraste con sus Romanos, Lloyd-Jones concibió el contenido de sus Efesios como sermones, y cualquier persona comparando su procedimiento en estas dos series (la primera realizada Viernes por la noche, la segunda en un Domingo por la mañana) puede ver rápidamente la diferencia. Esto no es para devaluar sus Romanos, el propósito era diferente.

4.   Al final del día, la mejor predicación es la predicación que ayuda más a los oyentes, y en ese sentido la trayectoria del método consecutivo “expositivo” no es impresionante. Nunca ha sido muy popular en el largo plazo, y la razón por eso, en mi opinión, está clara: un sermón necesita un texto como base para un mensaje memorable. El texto puede ser recordado cuando todo lo demás se ha ido de la mente de los oyentes. Algunas veces, es verdad, un texto puede ser un párrafo más que un verso—una parábola del Evangelio o una narración, por ejemplo— pero, como sucede a menudo con la “predicación expositiva”, una serie de versos se hace regularmente “el texto”, entonces toda una serie de ideas entran en el sermón, y todas las lecciones claras (como se puede ver en los sermones de Spurgeon) se pierden. El predicador se ha convertido en sólo un comentarista. A veces incluso deja de dar a conocer un texto del pasaje que se propone adoptar. Pero la gente pudiera comúnmente recibir la misma ayuda, y tal vez mejor, tomando un libro de enseñanza de la misma sección de la Escritura. Pero, se puede decir, “¿No es el Efesios de Lloyd-Jones predicación tanto expositiva como textual? El implementa sólo unos pensamientos principales a la vez, y sin embargo, procede consecutivamente—¿por qué los demás no pueden hacer lo mismo?” La respuesta es que Lloyd-Jones llevó lo textual y lo expositivo juntos en sus Efesios, pero esto es exactamente el tipo de predicación que no está dentro del don de la mayoría de los predicadores. Demasiados principiantes han tratado de predicar versículo por versículo a través de importantes libros de la Escritura con resultados casi desastrosos. Se puede argumentar que esta es una de las razones por las cuales la predicación “reformada” ha sido, en más de un lugar, criticada como “pesada” o simplemente “aburrida”. Los menos ambiciosos, que también adoptan el modo “expositivo”, no intentan utilizar versos individuales para sus textos, y ese es el peligro que con demasiada facilidad hace de la predicación un comentario corriente.

5.   Predicación evangelística no se ajusta al modo “expositivo”; de hecho, donde lo “expositivo” se utiliza exclusivamente, la verdadera predicación evangelística al corazón y la conciencia desaparece. Se puede decir que si esto es verdad, es culpa del hombre, no del pasaje, ¿porque no es toda la Escritura inspirada por Dios y útil? Seguramente, se objeta, ¿no toda la Escritura es usada por el Espíritu de Dios para despertar y alcanzar a los perdidos? Puede ser, pero es claro en las Escrituras que hay verdades particulares más adaptados a hablar a los no Cristianos (presencia el ejemplo de nuestro Señor), y son estas verdades, y los textos que mejor los personifican, que tienen un realce especial y regular en la mayoría de los ministerios evangelísticos más efectivos. Los hombres más utilizados en la conversión de los pecadores en el pasado han sabido lo que estos textos son—Whitefield, McCheyne, Spurgeon, Lloyd-Jones y muchos otros lo sabían. Hoy en día existe un cierto riesgo de que sean olvidados. ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste un sermón sobre ¿“Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma”?


Esto no es un argumento que todo el concepto de predicación consecutiva a través de un pasaje está mal, simplemente que no debe ser permitida tener un lugar exclusivo en el ministerio del púlpito. Que cada predicador encuentre lo que mejor es capaz de hacer, y que sea siempre recordado que, sea cual sea el método presentando la verdad, es predicadores llenos de fe y del Espíritu Santo quienes son más necesitados en esta hora. Se necesita más que enseñanza correcta: necesitamos mensajes que muevan congregaciones e incluso que influyan comunidades.

Nadie debe pensar que las observaciones anteriores son una novela, cierro con la opinión de uno de los más grandes predicadores del siglo pasado, R. B. Kuiper. Su biógrafo señala que él se negó a admitir que el término “expositivo” sea aplicado sólo a los sermones dados en forma de serie sobre pasajes o libros de la Escritura. La palabra debe aplicarse a toda exposición de la Escritura digna de ese nombre. Y continúa:

“Se deduce que es un grave error recomendar la predicación expositiva como uno de varios métodos legítimos. No es del todo satisfactorio, según la costumbre de muchos conservadores, ensalzar el método expositivo como el mejor. Toda predicación debe ser expositiva...También se oponía a la opinión generalizada de que sólo un comentario sobre una parte extendida de la Escritura (un capítulo, tal vez) se podría llamar predicación expositiva. El tipo de comentario continuo de la predicación tiene ciertas faltas evidentes, según Kuiper. La entrega tiende a ser superficial, ya que tanto material tiene que ser cubierto. Y tales sermones a menudo carecen de unidad, de manera que el oyente no tiene ninguna idea clara de que se trata el sermón”.²

Cualquier método que el predicador adopte, las siguientes palabras de Kuiper son relevantes para todos:

“Una entrega simple…pero contundente demanda respeto y reacción. El entusiasmo inspira. La lógica es convincente, lo ilógico es confuso. Como predicadores tengamos corazón. Dejemos de cansar a nuestra audiencia. Hagamos nuestra predicación tan absorbentemente interesante que incluso los niños prefieran escucharnos a nosotros que hacer dibujos y así avergonzarán a los padres que les dan papel y lápiz. Pero bien podemos decidir que un requisito previo absoluto de tal predicación es la preparación más minuciosa”.³

NOTAS

1. No estoy necesariamente deplorando esto. Hay buenas razones por las apelaciones “expositivas” en la página impresa, pero es peligroso concluir que lo que es mejor para los lectores es también mejor para los oyentes. Leer y escuchar son dos cosas diferentes.


2. Edward Heerema, R.B., A Prophet in the Land [Un Profeta en la Tierra] (Jordan Station, Ontario [Paideia, 1986]), pp. 138–9.


3. Ibid, p. 204.


EL BOSQUEJO DE

LA TERCERA MANERA –CONVERSIÓN DE CRISIS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15:11-19).

(Juan 5:39, 40; Lucas 15:17; II Timoteo 3:15; Efesios 2:8;
Hechos 16:31; Colosenses 1:17)

I.    Primero, aquí hay una descripción de la “depravación” del hombre como es revelada en la tercera manera de la “Conversión de Crisis”, Lucas 15:13; Isaías 53:3; Romanos 8:7; Efesios 2:1; Romanos 3:9, 10; Isaías 1:5, 6; Lucas 15:15, 16; Efesios 2:2, 5; Lucas 15:24.

II.   Segundo, aquí hay una descripción del “despertamiento” de un pecador a su miseria, como es revelada en una “Conversión de Crisis”, Lucas 15:17; Efesios 5:14; Romanos 10:14; Lucas 13:24; Romanos 3:20;
Lucas 15:17-18.