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UNA MIRADA AL CIELO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 23 de Febrero, 2014

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).


¡Alma mía! ¡Me encantaba ir a Arizona cuando era niño! Mi madre tenía un Ford Modelo A antiguo. Ella empacaba todo, y salíamos, ella y yo, y mi amigo Chuck. Parábamos en Redlands y comprábamos una Pepsi. Era la mejor en 1940. Le cambiaron el sabor en la década de los 50. ¡Pero en ese entonces la Pepsi era algo fuera de este mundo, y nosotros nos dirigíamos afuera de Los Ángeles! Siempre nos íbamos entrada la tarde – y cuando salíamos de Redlands ya bajaba el sol, y comenzábamos a cantar. ¡Al recordar 60 años atrás, parece como si hubiéramos cantado hasta llegar a Phoenix! Mamá conducía de noche porque su carro viejo no tenía aire acondicionado. ¡Me encantaban esos viajes de noche a Arizona! ¡Eran una de las pocas cosas felices en una niñez oscura y triste! Yo aun puedo oír la voz de mi madre – “¡Ven Robert! ¡Nos vamos para Arizona esta noche!” ¡Caramba! ¡Era gran cosa! ¡Dejábamos al sucio, nublado, triste y lúgubre Los Ángeles atrás! ¡Íbamos de camino – hacia el desierto de Arizona, a los cactus de barril y los árboles de Josué, los conejos, las codornices, los correcaminos y los coyotes! ¡Íbamos a ver la granja de pájaros de Bernard Roer, a beber soda de uva, a leer los cómicos del Pato Donald! Casi nos sentíamos como se sintieron en la vieja película – “¡Vamos a ver al Mago! ¡Al grandioso Mago de Oz!” ¡Era emocionante, maravilloso! Mi corazón saltaba de gozo cuando Mamá decía: “¡Ven Robert, nos vamos para Arizona esta noche!”

Pero cuando volví a Arizona después ya no era lo mismo. De cierto modo el encanto ya no estaba. Yo añoraba Arizona – pero cuando regresé era igual que cualquier lugar en este viejo mundo. Fue entonces que comencé a darme cuenta de que nada en este mundo realmente satisface el corazón. ¡Ves, yo en verdad no añoraba Arizona – yo añoraba el Cielo! Squire Parsons captó ese sentimiento en la canción que el Sr. Griffith recién cantó:

Siento que anhelo una patria
   Que nunca antes visité;
Ya no habrá más despedidas,
   El tiempo ya no existirá.
Tierra Beulah, te anhelo,
   Y un día, en tí estaré,
Mi hogar allí eterno será,
   Tierra Beulah dulcísima.
(Traducción de “Sweet Beulah Land” por Squire Parsons, 1948-).

Será tan emocionante, tan conmovedor, tan maravilloso – cuando Jesús diga: “Ven Robert, vamos al Cielo esta noche!”

Veo al otro lado del río
   Donde mi fe visión será;
Son pocos días los que quedan,
   Luego al Cielo he de volar.
Tierra Beulah, te anhelo,
   Y un día, en tí estaré,
Mi hogar allí eterno será,
   Tierra Beulah dulcísima.

“¡En la ciudad bella!” – ¡Cántala conmigo!

En la ciudad bella, blanca cual perla,
   Tengo mansión, vestidura, corona;
Ahora espero, velo y anhelo,
   La ciudad blanca que Juan vio descender.
(Traducción de “The Pearly White City” por Arthur F. Ingler, 1902).

I. Primero, veamos lo que estará en el Cielo.

El Sr. Prudhomme leyó Hebreos 12:22-24 hace unos minutos. Ese pasaje dice algunas de las cosas que veremos en el Cielo. Lo leeré otra vez.

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel” (Hebreos 12:22-24).

En el verso 22 se nos dice que es definitivamente un retrato del Cielo. Él lo llama tres nombres. Es llamado “Monte de Sion”. Es llamado “la ciudad del Dios vivo”. Luego, para asegurarse de que entendamos, él dice que es “Jerusalén celestial”.

Luego él nos da una lista de las cosas que estarán allí. Primero, habrá “compañía de muchos millares de ángeles” allí. Yo creo que hay ángeles a nuestro alrededor todo el tiempo, guardándonos y protegiéndonos. Pero están escondidos de nuestros ojos la mayoría del tiempo. Yo creo que una vez vi un ángel. Pero solo fue un ángel, y lo vi una sola vez. Pero en el Cielo veremos “muchos millares” de ángeles, miles de miles. En Apocalipsis 5:11 se nos dice que hay “millones de millones” de ángeles allí. ¡Eso es una tremenda cantidad de ángeles! Tú los verás. Tú podrás hablar con algunos de ellos. ¡Qué grandioso día será! ¡Qué espectáculo será! ¡Lo estoy esperando con anticipación!

Luego se nos dice que “la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos” estarán allí (Hebreos 12:23). En la Biblia, casi todas las referencias a la “iglesia” hablan de una iglesia local, una congregación local, como la nuestra. Pero creo que esto es una referencia a la Iglesia universal. Cada Cristiano a través de las edades estarán allí. Sus nombres fueron “inscritos en el cielo” – en el Libro de la Vida del Cordero! Todos estarán allí – todos los Apóstoles; todos los mártires que fueron despedazados por los leones en los circos romanos, todos los santos fieles, muchos de los cuales fueron torturados durante la Edad Media; todas las almas convertidas desde los Tres Grandes Despertamientos; todos los misioneros, todos los conversos que tenían de todo el mundo; todos los grandes predicadores de las edades, todos los que fueron martirizados por los Comunistas y los Musulmanes en el siglo 20; ¡todos estarán allí! Henry Alford (1810-1871) lo dijo muy bien,

Diez miles de diez miles con ropas de fulgor,
   Los redimidos suben ya pendientes de esplendor;
Pues consumado es todo luchar con muerte y mal;
   Las puertas de oro hoy abrid dejad la hueste entrar.
(Traducción de “Ten Thousand Times Ten Thousand”
     por Henry Alford, 1810-1871).

“Dios el juez de todos” estará allí también (Hebreos 12:23). ¡No sería el Cielo si Dios no estuviere allí! No creo que jamás veremos a Dios directamente. Salmo 104:2 nos dice que Dios se cubre con luz “como vestidura”. La Biblia dice: “A Dios nadie le vio jamás” (Juan 1:18). Yo creo que será igual en el Cielo. Veremos la luz a alrededor de Él, pero no veremos a Dios el Padre Mismo. Pero se nos dice que Él estará allí con nosotros en el Cielo.

“Los espíritus de los justos hechos perfectos” también estarán allí. El Dr. McGee dijo que estos son los “santos del Antiguo Testamento cuya salvación ha sido completada ahora que Jesús ha muerto como el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo” (traducción literal de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, volume 5, 1983, p. 608; nota sobre Hebreos 12:23). ¡Cada uno de los santos del Antiguo Testamento estará allí en el Cielo! Adán y Eva estarán allí, lavados en la Sangre del Cordero; Abel estará allí. ¡También Enoc, y Noé, y Abraham, y Sara, e Isaac, y Jacob, y José, y Moisés, y Josué, y Gedeón, y Barac, y Sansón, y Jefté y David, y Samuel, y todos los profetas! ¡Qué gran día será cuando los veamos a todos en el Cielo!

Y también se nos dice que “Jesús el Mediador del nuevo pacto” estará allí Hebreos 12:24). No sería el Cielo si Jesús no estuviera allí. ¡Veremos a Jesús!

Un curandero puso veneno en los ojos de ella cuando tenía solo unos cuantos días de nacida. Ella estuvo completamente ciega toda su vida. Pero Fanny Crosby, en una de sus bellas canciones, dijo esto:

Conoceré a mi Redentor al llegar al otro lado,
   Y Su sonrisa será la primera en recibirme.
Lo reconoceré, lo conoceré a Él,
   Redimido a Su lado estaré,
Lo reconoceré, lo conoceré a Él,
   Por la huella del clavo en Su mano.
(Traducción de “My Saviour First of All” por Fanny J. Crosby, 1820-1915).

Y luego se nos dice que una cosa más estará allí en el Cielo – “la sangre rociada que habla mejor que la de Abel” (Hebreos 12:24). El Dr. McGee dijo: “La sangre de Abel clamó por venganza, pero la sangre de Cristo habla de la salvación” (McGee, ibid.). ¡Por supuesto, la sangre rociada está allí! No sería el Cielo sin la preciosa Sangre de Jesús.

Dr. W. A. Criswell obtuvo su doctorado en el Nuevo Testamento Griego. Fue uno de los más grandes predicadores de los Estados Unidos por casi 60 años en la Primera Iglesia Bautista de Dallas, Texas. Billy Graham era un miembro de su iglesia. El Dr. Criswell dijo esto acerca de la sangre de Jesús en el Cielo,

Nuestro Señor entra más allá del velo en el Lugar Santísimo, llevando sangre, no de toros y cabras, sino derramando Su propia sangre para purgar y para hacer expiación por nuestros pecados... En el cielo de los cielos, en el santuario de santuarios donde está Dios, nuestro Cristo tuvo que entrar con la sangre de la propiciación, expiación y el perdón, y Él limpia el lugar santo a pesar de que estamos allí... Eso es lo que Cristo hizo por nosotros cuando Él entró más allá del velo. ¿Cómo podríamos, hombres y mujeres pecadores, entrar en aquel santo lugar donde vive Dios? Entramos bajo la sangre de Su expiación (traducción de W. A. Criswell, Ph.D., Grandes Doctrinas de la Biblia, volumen 2, editado por Paige Patterson, Zondervan Publishing House, 1982, pp 194-196).

No sé cómo un hombre que cree en la inspiración verbal del Hebreo y el Griego de la Biblia, la infalible Palabra de Dios, puede cortar esas palabras de la Biblia, “la sangre rociada.” El Rey Joacim hizo a su siervo tomar un cuchillo y cortar la Palabra de Dios y arrojarla al fuego. “la rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y la echó en el fuego que había en el brasero” (Jeremías 36:23). ¡Oh querido hermano, predicador, no dejes que el Coronel R. B. Thieme, o su alumno John MacArthur corten estas palabras de Dios de este capítulo inspirado! ¡“Y a la sangre rociada” – eso lo sella y lo fija para siempre, en el texto verbalmente inspirado de la Palabra de Dios Todopoderoso! “Y a la sangre rociada”. Por todos los tiempos, y por toda la eternidad, está allí en el Lugar Santísimo, en el monte de Sión, en la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial!

Algunas personas me han dicho: “¿Por qué sigues tras el Coronel Thieme y John MacArthur respecto a la sangre? ¡Déjalos en paz! ¡Déjalo ir!” Pero, ya ves , no puedo dejarlo ir. Estos hombres han influido en miles de predicadores. ¡Lo han hecho! ¡Lo han hecho! ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste un sermón de la Sangre de Cristo? ¿Cuándo fue la última vez que tu iglesia cantó algunos de los grandes himnos de la “Sangre”? ¿Cuándo fue la última vez que tu iglesia cantó “Solo de Jesús la Sangre”, o “Salvos por la sangre del Crucificado”, o “Hay Poder en la Sangre”, o “Cuando Yo Vea la Sangre”, o “Hay una Fuente de Sangre”?

Yo estoy convencido de que el Dr. MacArthur aprendió a poner de menos la sangre preciosa de Cristo del Coronel R. B. Thieme. Yo estaba allí, en las reuniones, en 1961. A Thieme se le había prohibido hablar en la Universidad Biola por sus extravíos respecto a la Sangre. Así que él enseñaba en el auditorio de una escuela secundaria. Todos los de Biola fuimos por curiosidad. Vi al Dr. MacArthur tomar notas noche tras noche mientras Thieme ponía de menos la Sangre. He leído las declaraciones del Dr. MacArthur, y veo que vienen directamente de esas conferencias, dadas por ese extraño hombre, el Coronel Thieme.

Pero sé que nunca vamos a tener otro gran avivamiento a menos se le dé el respeto merecido a la Sangre del Salvador. Dr. Martyn Lloyd- Jones era una autoridad en el avivamiento, y él dijo,

      Verás que en cada período de avivamiento, sin excepción, ha habido un tremendo énfasis en la sangre de Cristo...Por supuesto, sé perfectamente que cuando digo cosas así yo estoy diciendo algo que es inusual y altamente impopular en el momento actual. Hay predicadores Cristianos que piensan que están siendo ingeniosos al hacer ridículo sobre esta teología de la sangre. La rechazan con desprecio, [pero] no veo ninguna esperanza para el avivamiento mientras que los hombres y las mujeres estén negando la sangre de la cruz, y estén vertiendo desprecio sobre aquello en lo que debemos jactarnos (traducción de Martyn Lloyd- Jones, M.D., Revival, Crossway Libros, 1987 , pp. 48 ,49) .

¡Mi estimado amigo Cristiano, tú verás todas esas cosas maravillosas y santas cuando llegues al Monte de Sión, la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén la celestial! ¡Y ninguna será más importante que la Sangre de Jesús!

Hay un precioso manantial
   De Sangre de Emanuel;
Y sumergido el pecador,
   Sus manchas pierde él.
(Traducción de “There is a Fountain” por William Cowper, 1731-1800).

II. Segundo, quiero que veas una de las cosas que haremos en el Cielo.

Ahora, pues, venimos a nuestro segundo punto, y nuestro segundo texto. Voltea por favor a Apocalipsis 5:9 mientras lo leo.

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).

Aquí vemos 24 ancianos, que representan a todos los Cristianos en el Cielo. “Y cantaban un nuevo cántico”. No voy a comentar sobre el abrir del libro en el versículo 8. Me voy a enfocar en el punto principal de lo que cantaremos en el Cielo. He aquí lo que cantaremos:

“...tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).

En el Cielo, un número incontable de Cristianos, billones de billones de nosotros, cantaremos alabanzas a Jesús. “Cántico nuevo” es el canto del nuevo pacto, el canto de la redención por medio de la expiación de la Sangre de Jesús. ¡De cierto, este canto será acerca de la muerte de Jesús en la Cruz, y sobre Su preciosa Sangre! En otras palabras, cantaremos sobre lo que los dos elementos en la Cena del Señor representan. “Fuiste inmolado” – Su cuerpo crucificado, representado por el pan en la Santa Cena del Señor. “y con tu sangre nos has redimido para Dios” – Su preciosa Sangre, representada por la copa en la Cena del Señor. Así, la muerte y la Sangre de Jesús están representadas por dos elementos separados en la Cena del Señor. Por lo tanto el Dr. MacArthur ha estado equivocado cuando ha dicho repetidamente que la “Sangre” de Jesús es solo otra palabra para Su “muerte”, una “metonimia” para Su muerte. “Él está bien equivocado. Los dos elementos separados en la Cena del Señor nos muestran que él está equivocado. ¡Estas no son dos palabras para la misma cosa! ¡Son dos cosas separadas! Y las dos partes del cántico que cantaremos en el Cielo demuestran que él está equivocado.

(1)  “Tú fuiste inmolado,
(2)  “Y con tu sangre nos has redimido para Dios.”

¡Alabado sea Dios! ¡Aleluya! Vamos a alabar a Jesús por morir en la Cruz para expiar por nuestros pecados! ¡Y vamos a alabar a Jesús por Su Sangre, que nos redime del pecado! ¡Alabado sea el nombre de Jesús! El Dr. McGee dijo:

“Y con tu sangre nos has redimido para Dios”. [Nosotros] en el Cielo cantaremos sobre Su sangre derramada. Aquí abajo muchas iglesias denominacionales están quitando de sus himnarios toda referencia a Su sangre, pero en el cielo se pondrán de nuevo en el himnario. Creo que esa podría ser la razón por la que el Señor no va a avergonzar a algunos de ellos con llevarlos al cielo, porque allí ellos tendrían que cantar acerca de la sangre (traducción de McGee, ibid., p. 937; comment on Revelation 5:9-10).

Y quiero que te fijes que los de nosotros que cantaremos en aquel gran coro, billones de billones de nosotros, habremos sido redimidos por la Sangre de Jesús “de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Me alegra que dice “de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. ¡Si no hubiera dicho eso no habría mucha gente en el Cielo, porque un número muy pequeño de miembros de iglesia Americanos son salvos! ¡Yo creo que estaremos sorprendidos de cuan pocos Americanos, especialmente del siglo 20 y 21, estarán en aquel coro en el Cielo!

Las iglesias Estadounidenses han inventado toda locura imaginable para tomar el lugar del Evangelio simple, “tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios”. ¡Sin la Cruz y sin la Sangre nadie estará en el Cielo!

Alguien puede decir: “Dr. Hymers, ¿por qué predica tanto sobre la Sangre de Jesús?” Dejaré que Spurgeon dé la respuesta:

      Oí a alguien el otro día, decir acerca de un ministro: “¡Oh! Queremos otro ministro, estamos cansados de este hombre; siempre está hablando tanto sobre la sangre”. En el gran día postrero, Dios estará cansado del hombre que dijo eso. Dios jamás se cansa de la sangre preciosa, ni tampoco Su pueblo que sabe bien donde está su salvación. Ellos no dicen, ni en el cielo, que [Su Sangre] es una terrible palabra que mencionar. “Oh, pero no me gusta la palabra [Sangre]” dice un caballero muy delicado. No serás molestado con ella, porque no irás al cielo. No te preocupes, no irás donde se canta de la sangre. ¡Pero, si alcanzas a llegar allí, la oirás vez tras vez tras vez! “Con tu sangre nos has redimido para Dios”. ¡Cómo lo cantarán en voz alta! “Tu, tu, tu con tu sangre nos has redimido para Dios”. Cómo harán énfasis en el pronombre, “tu”, dirigiendo la adoración completamente a Jesús…” “Con tu sangre nos has redimido para Dios”. ¡No se avergüenzan de la sangre de Jesús allá arriba! (traducción de C. H. Spurgeon, “The Heavenly Singers and their Song,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1975, tomo XXXIX, p. 391).

Quiero que te preguntes a tí mismo si tú estarás en aquel coro en el Cielo. ¿Irás al Cielo a cantar con ellos si mueres en un accidente esta noche? ¿Iras ahí? ¿Iras? ¿Iías? No irás al Cielo si tu pecado no es limpiado y quitado. ¡Solamente la Sangre de Jesús puede hacer eso! “¿A Jesús has ido para limpieza? ¿Eres lavado en la Sangre de Jesús?” ¿Eres? ¿Eres? ¿Eres? No estarás en el Cielo si tu pecado no es lavado por la Sangre de Jesús. ¿Vendrás a Jesús esta noche? ¿Serás lavado, limpio de tu pecado por Su Sangre ahora mismo?

Si deseas hablar con nosotros acerca de que tu pecado sea limpiado por la Sangre de Jesús, por favor camina hacia la parte de atrás de este auditorio ahora. Te llevaremos a otra sala donde podremos hablar y orar sobre ello. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Hebreos 12:22-24.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Sweet Beulah Land” (por Squire Parsons, 1948-)/
“The Pearly White City” (por Arthur F. Ingler, 1902).


EL BOSQUEJO DE

UNA MIRADA AL CIELO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).

I.   Primero, veamos lo que estará en el Cielo, Hebreos 12:22-24;
Apocalipsis 5:11; Salmo 104:2; Juan 1:18; Jeremías 36:23.

II.  Segundo, quiero que veas una de las cosas que haremos en el
Cielo, Apocalipsis 5:9.