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LOS ENEMIGOS DE LA CRUZ DE CRISTO

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 1 de Diciembre de 2013

“Enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” (Filipenses 3:18-19).


Pablo le estaba predicando a la iglesia de Filipos. Estaba llena de gente salva y perdida. Esa es la forma en que cada iglesia evangélica debe estar. Y esa es la forma en que cada iglesia evangélica estaría si obedeciera a Jesús en el evangelismo. El mensaje de Pablo contiene tanto animos para los salvos y un reproche para los perdidos. Él le dice a los que aman a Jesús y Su Cruz que lo sigan. Y advierte a los enemigos de la cruz de Cristo, que son carnales y se dirigen al Infierno.

La Escritura describe sólo dos clases de personas - los salvos y los perdidos, las ovejas y las cabras, el trigo y la cizaña. Y aquí tenemos otra descripción - amigos o enemigos de la cruz de Cristo. No nos equivoquemos al respecto. Tú eres un amigo o un enemigo de la cruz de Cristo. Nadie es neutral. Ahora considera cual eres.

El apóstol Pablo dijo:

“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).

Decir que Pablo era amigo de la cruz de Cristo era gravemente poco. La cruz de Cristo era el objeto que ocupaba su corazón, su mente y su vida. Jesús y Su cruz era todo de lo cual hablaba y predicaba. Así que, Pablo le declara desafiadamente a los Filipenses, “sed imitadores de mí” (Filipenses 3:17).

Seamos claros con lo que la cruz de Cristo es. La cruz es el lugar donde Cristo murió por nuestros pecados. La cruz es el lugar donde Él derramó Su Sangre para pagar por nuestros pecados. Su Sangre también proveyó una expiación, una cubierta para nuestros pecados. Es por eso que la cruz es el único símbolo verdadero de la Cristiandad. Los pecadores son enemigos naturales de un Dios santo. Pero mediante la fe en la Sangre de Cristo sus pecados son lavados. Y entonces ellos son llevados a Dios. La Biblia dice:

“y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas…haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

La cruz de Cristo tiene otro significado para aquellos cuyos pecados han sido lavados por la Sangre de Cristo. La cruz representa la muerte a su vida y pecado anterior, y ahora su vida está en Cristo. La Biblia dice:

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:2-3).

Mientras vivimos en la tierra, el Cristiano verdadero pondrá su afecto, su corazón en las cosas de “arriba”. Estas son las cosas de la eternidad, de Dios, de Cristo, y el Cielo. Pero estos pensamientos espirituales están completamente ausentes del enemigo de la cruz quien es de pensamiento terrenal. De él la Biblia dice:

“El que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla”
      (Juan 3:31).

El Cristiano tendrá frecuentes pensamientos del Cielo de las cosas de arriba. Pero los enemigos terrenales de la cruz solamente pueden pensar pensamientos mundanos. El enemigo carnal de la cruz está completamente encerrado en las cosas de este mundo. No puede percibir las cosas espirituales de arriba. Y a menos que sea por la gracia de Dios las cosas espirituales y eternas de arriba no lo alcanzan abajo. La Biblia dice que estos pensamientos terrenales son muy pecaminosos:

“Esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica” (Santiago 3:15).

Los pensamientos terrenales y mundanos vienen de tu naturaleza natural corrupta. Tú que amas el mundo y eres por naturaleza enemigo de Dios. La Biblia dice:

“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7).

Pero tú no estás convencido de que eres enemigo de Dios, de Cristo, y Su cruz. Tal vez te admitas a ti mismo que estás perdido y que no eres convertido. Pero en realidad no crees que eres un enemigo. Tú crees que eres amistoso con la cruz de Cristo. Tú crees que en realidad quieres volverte Cristiano. Tú crees que ya haces todo lo que un Cristiano hace. Y pronto “lo entenderé” y seré aceptado completamente en el compañerismo de la iglesia. Pero en verdad, eres un enemigo obstinado de Cristo y Su cruz. Tu vida está completamente en contra de la cruz de Cristo. Este es “el tropiezo de la cruz” del que hablaba Pablo en (Gálatas 5:11). Tú hallas la cruz muy ofensiva para tu modo de vida así que no vienes a Jesús.

I. Primero, los enemigos de la cruz de Cristo tienen el vientre como su dios.

“[los] enemigos de la cruz de Cristo… cuyo dios es el vientre” (Filipenses 3:18-19).

Como enemigo de la cruz tu deseo principal es cumplir el apetito carnal por el pecado. Es por eso que tu dios es tu vientre. Tú pecas por instinto. Tú no aprendiste esto. Nadie te tuvo que enseñar a pecar. Eso es parte de tu naturaleza pecaminosa. Tú siempre estás hambriento de pecado, y nunca te satisfaces completamente.

Pero no tienes un deseo verdadero por Cristo. No ves necesidad de Él. Tú no sientes necesidad de Él. Tú ves la cruz de Cristo como una amenaza a tu vida de pecado. Así que te opones a Cristo con todo tu corazón. Tu rechazo de Cristo y de Su cruz retrata perfectamente tu depravación total.

Tu dios es tu vientre lo cual se ve cuando juegas con videojuegos incesablemente. Estos juegos te dan emoción, te alzan el cerebro. Te has vuelto adicto a ello. Tú no quieres encarar los problemas de la vida como la soledad. Así que distraes tu mente con jugar videojuegos que aturden tu mente. En vez de hacer tu tarea juegas con videojuegos. Tu cerebro le responde poco a otras cosas. Tú vives en una realidad alternativa mucha parte del día con esa basura llenando tu mente. Tú ya no puedes enfocar tu mente. Tu lapso de atención es tan corto que no puedes escuchar o leer un sermón.

Tu dios es tu vientre lo cual se ve en tu adicción a la pornografía. Mirando mujeres desnudas en secreto es lo que te satisface. Eres atraído a eso. Eres adicto a eso. Haces tiempo para hacerlo. Lo vuelves un ídolo. Tu mente está frecuentemente enfocada en la pornografía, pero poco o nunca en tu pecado. Y nunca tendrás pensamientos de un Salvador amoroso, sangrando, colgado en la cruz por tí. La Biblia dice:

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5).

Tu dios es tu vientre lo cual se ve en tu deseo por comodidad. Te parece muy difícil esforzarte para entrar al reino, ser violento por tu salvación, o esforzarte a entrar a Jesús. Tú disfrutas tu descanso. Tú hallas leer los sermones diariamente un trabajo. Así que solo le das un vistazo pero en realidad no lees los sermones. Es demasiado desagradable pensar en tus pecados o en el Infierno, así que lo evitas. Y se te hace inconveniente servir a Jesús con salir y conseguir nombres en el evangelismo. Y si lo haces consigues muy pocos nombres.

Tu dios es tu vientre lo cual se ve en tu orgullo. Tú frecuentemente piensas en logros y la buena apariencia. Eso te da gran satisfacción y placer. Te hacen sentir importante. Una joven le dijo a un muchacho que trataba de ayudarla: “No soy estupida, sabes. ¡Yo me gradué de UCLA!” Ese orgullo egoista comprueba claramente que esa joven es enemiga de la cruz de Cristo. La misma joven al ser aconsejada en el cuarto de consejo dirá: “No estoy convictada suficiente. No estoy suficientemente desesperada. No estoy convencida lo suficiente de mi propia depravación”. Sí, todo eso es cierto. Pero es dicho con ligereza sin pensar en el significado. Ella guarda su corazón fuertemente contra cualquier convicción verdadera de pecado. Qué juego tan terrible juegas. Para ser curada de esto, piensa en la maldad horrible de tu depravación pecaminosa. Considera la clase de corazón que tienes que produjo esas palabras orgullosas y engañosas. Lo que Pablo dijo de habla directamente a tí:

“Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús” (Filipenses 2:21).

Esto no es cierto solamtne de esta joven sino que es cierto de todos los enemigos de la cruz de Cristo. Todo se trata de tí. Nada se trata de Jesús. Tú eres culpable de un orgullo tan arrogante y egoismo. Tú tienes gran amor por tí mismo y ningún amor verdadero por Jesús y Su cruz. Tú eres un enemigo de la cruz de Cristo.

II. Segundo, los enemigos de la cruz de Cristo son orgullosos, no avergonzados, de su pecado.

“Enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza” (Filipenses 3:18-19).

Un Cristiano verdadero se gloriará en la cruz de Cristo y en eso solamente. El Apóstol Pablo dijo:

“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gálatas 6:14).

Fue en la cruz donde Jesús padeció la vergüenza, derramó Su Sangre, y salvó sus almas del Infierno. Su pecados eran un reproche, una maldición, y una vergüenza para ellos. El Apóstol Pablo hablándole a los Cristianos en Roma dijo:

“¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte” (Romanos 6:21).

Un Cristiano se avergonzará de su pasada vida de pecado. Él renunciará su vida anterior. Pero los enemigos de la cruz están orgullosos de muchos de sus pecados. Aquella misma joven piensa que ella es mejor que algunos de los que han sido convertidos. Ella se compara a ellos y orgullosamente siente que es mejor que ellos. Ella razona que si ellos son convertidos, entonces yo también soy convertida. Ella a menudo siente lastima por ella misma en el cuarto de consejo. Cuando ella llora lagrimas de lastima propia en secreto tiene orgullo de ellos, porque cree que está más quebrantada y seria que los demás.

Otros están orgullosos de sus logros y sus riquezas. Y no se avergüenzan de jactarse de ello. Tus casas caras, carros caros, ropas caras son todas señales de la mundanalidad. Tú tienes orgullo de lo que deberías tener vergüenza. Tú podrás tomar forma de las formas exteriores de la Cristiandad. Y quizá estés activo en ministerio en la iglesia. Pero si te quedas mundano y orgulloso, morirás en tus pecados e irás al Infierno.

III. Tercero, los enemigos de la cruz de Cristo sueñan de cosas terrenales.

Enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” (Filipenses 3:18-19).

Hasta cierto punto debemos tener en mente las cosas terrenales. Tenemos que asistir a la escuela. Tenemos que ir al trabajo. Si eres estudiante te decimos que estudies mucho y salgas bien en la escuela. Sé el mejor estudiante que puedas ser. Obtén las mejores calificaciones que puedas. Consigue el mejor empleo que puedas conseguir. Pero eso no debe ser la cosa más importante en tu vida. Esta clase de pensar en cosas terrenales no es a lo que el texto se refiere. Es el soñar con cosas mundanas que es pecaminoso.

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (I Juan 2:16).

Soñar y fijar tu mente en cosas terrenales es tu pecado principal. Porque de ello salen muchos otros pecados. Y es este deseo y amor por el mundo que te hace un enemigo de Dios, de Jesús, y de Su cruz. Pablo dijo:

“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14).

Tú permaneces enemigo de la cruz, porque no quieres ser crucificado, morir al mundo. Tú sabes que venir a Jesús significa morir al mundo. Así que escoges no venir a Él. Tú te quieres quedar como estás. Tú quieres continuar pecando y disfrutar todo lo que el mundo ofrece.

Tú te quedarás perdido si continuas soñando de cosas terrenales y amando al mundo. El siguiente paso es dejar nuestra iglesia. Pablo escribió:

“Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo
       (II Timoteo 4:10).

Tal como Demas abandonó a Pablo tú abandonarás a tu familia y amigos por el mundo.

Soñar de cosas terrenales te previene de escuchar a los sermones. Tú eres un hombre natural. Y tu pensar natural te previene de recibir verdades espirituales. Tú oyes los sermones filtrados por tu mente caída. Tu mente tuerce y hace barato el mensaje. Así que creerás una doctrina acerca de Jesús en vez de Jesús Mismo. Tú buscas un sentimiento en vez de Jesús Mismo. Tú usas explicaciones psicológicas o tratas la lógica para “entender”. Estos errores han sido corregidos muchas veces. Pero tu mente está en un sueño mundano. Así que cometes el mismo error vez tras vez.

Soñar de cosas terrenales te previene de creer en Jesús. A tí te importa mucho lo que la gente piensa de tí. Pero no te importa lo que Dios piensa de tí. Jesús Mismo dijo:

“¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Juan 5:44).

Mientras sigas buscando honra y honor del hombre no podrás creer y confiar en Jesús. Has escogido recibir honra del hombre en vez de Dios. En juicio, Dios no te dará la gracia y la fe para creer en Jesús. Todos tus amigos y socios también tienen la mente en cosas terrenales. La Biblia dice:

“Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye” (I Jaun 4:5).

Tú tiens tu propia comunidad de amigos fuera de la iglesia o los perdidos dentro de la iglesia. Y todos hablan de cosas del mundo. Todos son enemigos de la cruz de Cristo. Tú puedes hablar de tus pecados, de Jesús, Su Sangre, el Cielo, y el Infierno en la iglesia. Pero afuera de la iglesia nunca hablas de cosas espirituales, porque solo el mundo, no éstas cosas espirituales son reales para tí. Solamente las cosas del mundo te encantar y consiguen tu atención. Estas cosas espirituales son solamente palabras y conceptos para tí que no puedes captar. Pablo dijo:

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden”
      (I Corintios 1:18).

¡Los soñadores de cosas terrenales consideran la predicación de la cruz locura. ¡Admitelo! Tú no le das importancia. La has oído sin número de veces, pero nunca ha significado nada para tí. Tú no sientes ninguna necesidad verdadera de Jesús y Su Cruz.

La misma joven le preguntó al joven: “¿Cómo puedes saber tú quién es un Cristiano verdadero?” La Biblia nos da una respuesta clara. “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (I Juan 2:15). El amor del mundo y soñar con cosas terrenales prueban que la persona es un enemigo perdido, carnal, de la Cruz de Cristo.

“Enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” (Filipenses 3:18-19).

La cruz de Cristo y el mundo son enemigos uno del otro. Están en oposición directa. La cruz te salvará. El mundo te destruirá. Se trata de vida eterna o de muerte eterna en el Infierno. O es Cristo o el mundo. Es así de simple. Tú no puedes venir a Jesús a menos que en tu corazón dejes el mundo atrás. Mientras sigas deseando al mundo, permanecerás enemigo de la cruz de Cristo. Tú entonces morirás en tus pecados e irás al Infierno.

Tú dices: “Sí, es verdad. Yo sí soy un enemigo de la cruz. Solo vivo para lo que me complace. No tengo vergüenza por mis pecados. Mi mente está solamente en cosas terrenales. Yo sé que tengo que estar convencido de mi pecado pero no estoy. Yo sé que tengo que venir a Jesús pero no puedo. Yo sé que necesito la Sangre de Jesús pero no siento mi necesidad”. Oh, aun puede haber esperanza para tí. Pablo sintió algo de esto antes de su conversión. Oh, que tú sientas y digas con Pablo:

“¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

Tú eres un pecador miserable. Tú no puedes cambiar por tí mismo. Tú estás destinado al Infierno, y no puedes hacer nada acerca de ello. Tú tienes que ser librado por Jesús y Su cruz. Jesús murió por tus pecados. El tercer día él resucitó físicamente del sepulcro. Él ahora está a la diestra de Dios el Padre en el Cielo. Sal de este mundo de pecado, lujuria, y orgullo. Ven a Jesús para limpieza de tu pecado en Su Sangre.

Toma al mundo, y a Jesús dame,
   Sus gozos palabras son;
Mas Su amor es para siempre,
   Por los siglos siempre el mismo.
¡Oh, su profunda misericordia!
   ¡Oh, lo inmenso de su amor!
¡Oh, su redención completa,
   Promesa de vida sin fin arriba!

Toma al mundo, y a Jesús dame,
   En su Cruz yo confiaré,
Hasta que al ver claramente,
   Cara a cara vea a mi Señor.
(“Take the World, But Give Me Jesus” por Fanny J. Crosby, 1820-1915).

Si te gustaría hablar con nosotros, por favor deja tu asiento y camina hacia la parte de atrás del auditorio. Dr. Cagan te llevará a un lugar tranquilo para orar. Sr. Lee por favor ore para que alguien que ha respondido confíe en Jesús y sea salvo.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Filipenses 3:17-20.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Take the World, But Give Me Jesus” (por Fanny J. Crosby, 1820-1915).


EL BOSQUEJO DE

LOS ENEMIGOS DE LA CRUZ DE CRISTO

por Dr. Kreighton L. Chan

“Enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” (Filipenses 3:18-19).

(I Corintios 2:2; Filipenses 3:17; Colosenses 1:20; 3:2-3;
Juan 3:31; Santiago 3:15; Romanos 8:7; Gálatas 5:11)

I.   Primero, los enemigos de la cruz de Cristo tienen el vientre como su
dios, Romanos 8:5; Filipenses 2:21.

II.  Segundo, los enemigos de la cruz de Cristo son orgullosos, no
avergonzados, de su pecado, Gálatas 6:14; Romans 6:21.

III. Tercero, los enemigos de la cruz de Cristo sueñan de cosas
terrenales, I Juan 2:16; Gálatas 6:14; II Timoteo 4:10; Juan 5:44;
I Juan 4:5; I Corintios 1:18; I Juan 2:15; Romanos 7:24.