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SIMPLE FE EN JESÚS

(SERMÓN NÚMERO 15 DE ISAÍAS 53)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 21 de Julio, 2013

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).


“Y como que escondimos de él el rostro”. Un comentarista moderno dijo que estas palabras hablaron de la “aversión a un Mesías crucificado y la falta de respeto por el Hijo de Dios encarnado” de Israel. Él limitó el verso incluyendo sólo al pueblo Judío en la época de Cristo. Pero me gusta lo que dijo Moody: “La Biblia arroja mucha luz sobre los comentarios”. No, el verso no se refiere solo a la “aversión” de Israel a Cristo. Esto se ve claramente en el comienzo del versículo. Dice: “Despreciado y desechado entre los hombres”. ¡No sólo de Judíos, pero “los hombres” en general! “Desechado entre los hombres” – no sólo por los Judíos. “La Biblia arroja mucha luz sobre los comentarios”.

Lutero habló de la “analogía de la Escritura”. El gran reformador quiso decir que hemos de comparar la Escritura con la Escritura, para saber lo que Dios ha dicho acerca de un tema en otras partes de la Biblia. En Isaías 49:7 leemos:

“Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma...” (Isaías 49:7).

Así, también aquí, encontramos que el “hombre” en general desprecia a Jesús, el “Santo”. En el Nuevo Testamento, Jesús Mismo dijo:

“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Juan 15:18).

En estos versículos, vemos que la gente perdida en el mundo odia a Cristo con amargura, o ellos ocultan sus rostros de Él y no piensa en Él.

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

La gente oculta su rostro de Jesús de muchas maneras. Aquí están tres de ellas.

I. Primero, hay personas que esconden su rostro de Cristo con desprecio total.

He estado leyendo el libro del Pastor Wurmbrand, Torturado por Cristo [Tortured for Christ]. Lo leo cada año. El Pastor Wurmbrand habló de los horrores por los que los Comunistas que odiaban a Cristo le hicieron pasar. Él dijo:

     La tortura y la brutalidad continuaron sin interrupción. Cuando perdí la conciencia o estaba demasiado aturdido para dar a los torturadores alguna otra esperanza de confesión, era regresado a mi celda. Ahí me acostaba, sin atención y medio muerto, recuperando un poco de fuerza para que pudieran trabajar en mí otra vez. Muchos murieron en esa fase…En los años siguientes, en varias prisiones diferentes, rompieron cuatro vértebras en mi espalda, y muchos otros huesos. Me tallaron en una docena de lugares. Quemaron e hicieron dieciocho hoyos en mi cuerpo...
     Tuvimos que sentarnos durante diecisiete horas al día – por semanas, meses, años – escuchando

     ¡Comunismo es bueno!
     ¡Comunismo es bueno!
     ¡Comunismo es bueno!
     ¡Cristianismo es estúpido!
     ¡Cristianismo es estúpido!
     ¡Cristianismo es estúpido!
     ¡Déjalo!
     ¡Déjalo!
     ¡Déjalo!

(Traducción de Richard Wurmbrand, Th.D., Tortured for Christ, Living Sacrifice Books, 1998 edition, pp. 38, 39).

Él no exageró. Yo lo conocí muy bien.

El odio a Cristo por los Comunistas y otros Socialistas es enorme. Vemos grandes ataques de los Socialistas contra Jesús y Sus seguidores aún en Estados Unidos hoy en día – de la Casa Blanca a las escuelas. Hombres en altos cargos ahora ocultan su rostro de Cristo en rebeldía total. Aquellos que menosprecian Cristo y Sus seguidores sin duda cumplen nuestro texto:

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

II. Segundo, hay personas que esconden su rostro de Cristo con indiferencia.

¡Seguramente eso describe algunos de ustedes aquí esta mañana! Nunca pensarías en herir a un Cristiano, o gritar “Cristianismo es estúpido”. Retrocedes con horror cuando te digo lo que los Comunistas hicieron con el Pastor Wurmbrand. Dices: “¡Yo nunca haría una cosa así!” Te creo. No creo que atacarías a Jesús como uno de esos salvajes torturadores Comunistas. ¡Y sin embargo...! ¡Y sin embargo...! Cumples nuestro texto por tu fría indiferencia a Jesús,

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

Vienes a la iglesia y simplemente te sientas aquí. Tu mirada se aleja cuando hablo de Jesús. Algunos de ustedes cierran los ojos. Otros de ustedes cierran sus corazones. Con fría indiferencia, escondes tu rostro de Jesús.

¿Sabías que aún un hombre que es predicador puede hacer eso? Cuando yo estaba en el Seminario Sureño Bautista al norte de San Francisco, había allí un estudiante llamado Tom Frederick. Se hizo mi amigo. Tom era un predicador. ¡Pero un Domingo su propio sermón le abrió el corazón! Comenzó a llorar tan fuerte que no podía predicar más. Él bajó del púlpito y se arrodilló ante el altar. Allí se arrepintió de su falta de amor hacia el Salvador. Allí, frente a su asombrada congregación, dejó de esconder su rostro de Jesús. Confió en el Salvador, y se convirtió en un verdadero Cristiano. Se convirtió en un hombre de muy buen corazón. Él venía a mi habitación con los hombres que me acompañaban en oración allí cada Jueves por la noche. Él me apoyó en mi posición en contra de los profesores que atacaban la Biblia. Él me acompañó cuando enfrentamos al presidente del Seminario enfrente de su puerta. Él me apoyó a pesar de que le llamaban uno de los “fanáticos de Hymers”. Había pasado de ser un predicador Sureño Bautista perdido, a ser un verdadero Cristiano. Su conversión sucedió cuando dejó de tratar a Jesús con fría indiferencia.

Tom murió hace un par de semanas. Envié un poco de dinero a su esposa. Era lo menos que podía hacer para expresar mi gratitud por apoyarme en la batalla por la Biblia en el Seminario Teológico Bautista Golden Gate al principio de 1970. ¡Y le agradezco a Dios por abrir el corazón de Tom a Jesús, cuando fue salvo mientras predicaba su propio sermón un Domingo por la mañana hace mucho tiempo.

Alguien dice: “Dr. Hymers, usted no querría que yo fuera como Tom Frederick, ¿verdad?” ¡Dios me ayude! ¡Me alegraría en la presencia de los ángeles en el Cielo si llegaras a ser la mitad de hombre que él era! Algunos de ustedes jóvenes que se sientan aquí semana tras semana sin preocupación, sin despertarse e indiferentes – ¡Desearía que fueran al menos un poco como Tom!

Ahora, ponlo de esta manera – ¿qué si estuvieras en el Seminario Golden Gate en 1971 o 1972? ¿Qué si estuvieras allí de otra iglesia, y yo no era tu pastor? ¡Piensa! ¿Me hubieras apoyado cuando me enfrenté a aquellos profesores que atacaron la Biblia? ¡Piensa! ¿Me hubieras apoyado? ¿O hubieras actuado “frio” y te hubieras quedado fuera de la controversia? ¡Piensa!

Ahora, si eres honesto contigo mismo, algunos de ustedes tienen que admitir que hubieras sido frío y distante. Después de todo, hubieras querido obtener tu diploma y salir de allí sin ser catalogado como uno de los “fanáticos de Hymers”, ¿no es cierto? No cambiarías de la forma de ser que eres ahora y llegar a ser celoso por Cristo, ¿verdad? ¡Piensa! Creo que aquellos de ustedes que entran y salen del cuarto de consejo no hubieran estado de mi lado en ese seminario liberal. ¡No, habrías sido igual de frío e indiferente como ahora! Habrías tenido que unirte con los que dicen:

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

III. Tercero, hay personas que esconden su rostro de Cristo con negligencia.

Tú has escondido tu rostro de Jesús por largo tiempo. No te importa si yo predico sobre Jesús o no. Si hablara de psicología te sentarías recto en la silla y escucharías con atención. Si hablara sobre la política te inclinarías hacia delante en la silla para poder oír cada palabra. Cuando hablo de profecía Bíblica, le das toda tu atención al sermón. Cuando hablé sobre el Cielo hace unas semanas eras todo oídos, escuchando con concentración, porque era un tema nuevo para ti. Pero cuando vuelvo al Evangelio, tu mirada se aleja. ¡Pierdes interés cuando hablo de Jesús! ¿No es así? ¿No es así?

Ustedes jóvenes gastan una gran cantidad de tiempo y energía estudiando en la universidad. Estudias por horas para salir bien en tus clases. Te levantas temprano para estudiar. Te quedas tarde para estudiar. Me alegro que lo hagas porque no te va a ir bien en tu profesión si no te va bien en la escuela ahora. Te felicito por estudiar mucho en la escuela. Pero nunca te has quedado una hora más tarde de lo habitual para estudiar la Biblia, o estudiar los sermones, que se te entregan impresos cada Domingo. Nunca pensaste en levantarte una hora antes para estudiar acerca de Cristo, que murió para salvar tu alma pecaminosa. Todo en el mundo parece ser más importante para ti que el Cristo que te ama, y quien está orando por ti en el Cielo.

Incluso aquí en la iglesia, mientras predico acerca de Jesús, dejas que tu mente se desvíe hacia cosas que parecen más importantes para ti que Él. Y cuando llegas al cuarto de consejo, no te oigo hablar de Jesús. Hablas de ti mismo, pero no hablas de Jesús. Te oigo hablar de doctrinas y versículos de la Biblia a veces, ¡pero no te oigo hablar de Jesús Mismo! Él no está en tus pensamientos. ¡La mayoría del tiempo solo hablas de lo que sientes – o no sientes! Tú estás buscando una sensación de seguridad, pero no buscas a Jesús Mismo. Hablas de la falta de seguridad, pero no hablas de el Salvador, ¡quien es la única persona que puede asegurar tu salvación! Algunos de ustedes piensan, “Yo no tengo el corazón roto”. Yo digo: “¡No mires a un corazón roto, mira a Jesús!” Pero cuando menciono Su nombre tus ojos se ponen vidriosos y piensas, “Necesito un sentimiento. ¡Necesito sentirme salvo!” Yo digo, “No, todo lo que necesitas es Jesús”. Pero cuando menciono Su nombre pierdes el interés de inmediato. Yo digo: “Mira ahora a Jesús, sangrando en la Cruz por ti”. Pero tú te miras a ti mismo. ¡Buscas por un sentimiento en ti mismo! ¡No puedo conseguir que dejes de verte a ti mismo y mires a Jesús! Cito al profeta que dijo: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6). ¡Pero tú buscas un sentimiento o emoción en ti mismo en lugar de buscar a Cristo Mismo, quien te ama!

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

Te estoy pidiendo que dejes de alejar tu cara de Jesús. El momento en que te volteas a Jesús Mismo, Él te salvará. Probablemente no te “sentirás” salvo. El día que fui salvo por Jesús, no me “sentí" salvo. Yo ni siquiera supe que fui salvo ese día hasta que pasaron varios meses. ¡Todo lo que supe ese día era Jesús! Yo creía en Él antes, pero ese día – sólo puedo decir – ¡Jesús estaba allí! Fue una fe muy primitiva, pero era fe en Jesús, muy simple, muy primitiva – ¡pero era Jesús!

El Pastor Wurmbrand vio muchas personas ser torturadas por Cristo por los Comunistas cuando él estuvo en prisión por predicar. También vio a muchos presos, y guardias Comunistas, confiar en Jesús. El Pastor Wurmbrand dijo:

Una vez que el individuo ha llegado a la fe – aún una fe muy primitiva – esta fe se desarrolla y crece. Estamos seguros de que va a vencer, porque los de la Iglesia Subterránea la hemos visto conquistar una y otra vez. Cristo ama a los Comunistas y otros “enemigos de la fe”. Ellos pueden y deben ser ganados para Cristo (Wurmbrand, ibid., p. 115).

El ladrón que murió al lado de Jesús en la Cruz fue salvo en los pocos minutos que le quedaban en la tierra. Sabía muy poco. Su fe era muy “primitiva” por usar la palabra del Pastor Wurmbrand. Pero fue salvo el momento en que su corazón confió en Jesús. Y el Salvador le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Me parece que probablemente haya alguien aquí esta mañana que podría confiar en Jesús al menos así como ese hombre lo hizo. Puede ser confianza simple, “primitiva”, pero si confías en Jesús aún muy ligeramente, sin mirarte a ti mismo como prueba, sólo confiar en Jesús y dejarlo allí, sin ningún tipo de auto-examen, Jesús te salvará. Simple, débil, “primitiva”, como fe de niño en Jesús – eso es todo lo que necesitas. No te mires ni una sola vez. No busques ni una sola vez por cualquier clase de sentimiento. Mira simplemente a Jesús y déjalo allí. No lo confundas. No lo examines. No lo analices. Sólo confía en Jesús y déjalo así. Jesús Mismo hará el resto. Incluso mientras estás durmiendo, esta semilla de fe en Jesús crecerá. Pero debes confiar en Jesús Mismo – muy ligeramente, simple, vacilante, primitivamente. Puedes confiar en Jesús tanto así. Puedes ir a Él, y dejarlo así, sin chequear tus propios sentimientos por seguridad. Déjelo con Jesús. Entonces, incluso mientras duermes en la noche, esta semilla de fe, como dijo el Pastor Wurmbrand, “se desarrolla y crece”. ¡Fe en Jesús débil, primitiva, vacilante es todo lo que necesitas! Escucha de nuevo la canción que el Sr. Griffith cantó. ¡Habla de fe en Jesús simple, primitiva, sin ningún sentimiento!

En noche está mi alma hoy –
   No puedo ver, muy duro soy;
Por vida y luz, tan simple voy
   Solo a Jesús quien salva.
(Traducción libre de “In Jesus” por James Procter, 1913).

Vamos a orar contigo si así lo deseas. Queremos ayudarte a ser un verdadero Cristiano. Deja tu asiento y camina a la parte trasera del auditorio ahora. El Dr. Cagan te llevará a un lugar tranquilo para orar. Ve mientras yo canto esa canción de nuevo.

Traté mil modos de perder
   El miedo dentro de mi ser;
La Biblia dice que,
   A Jesús es a quien necesito

En noche está mi alma hoy –
   No puedo ver, muy duro soy;
Por vida y luz, tan simple voy
   Solo a Jesús quien salva.
(Traducción libre de “In Jesus” por James Procter, 1913).

Dr. Chan, por favor venga y ore por los que respondieron. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.

Puedes enviar en correo electronico al Dr. Hymers en Ingles a rlhymersjr@sbcglobal.net – o
puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015, Estados Unidos.
Llamale por telefono a (818)352-0452.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Lucas 23:39-43.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“In Jesus” (por James Procter, 1913).


EL BOSQUEJO DE

SIMPLE FE EN JESÚS

(SERMÓN NÚMERO 15 DE ISAÍAS 53)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

(Isaías 49:7; Juan 15:18)

I.   Primero, hay personas que esconden su rostro de Cristo en rebeldía total, Isaías 53:3.

II.  Segundo, hay personas que esconden su rostro de Cristo por indiferencia, Isaías 53:3.

III. Tercero, hay personas que esconden su rostro de Cristo por negligencia, Isaías 55:6; 53:3; Lucas 23:43.