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¡LAVADO EN LA SANGRE DE CRISTO!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 23 de Junio de 2013

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).


La primera mitad de nuestro versículo es el saludo del Apóstol Juan, en el cual ora que su audiencia, en las siete Iglesias, tengan la gracia y la paz de Jesucristo, quien es “el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra”. Después de dar esta declaración acerca de Cristo, Juan dijo:

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

El texto dice que Cristo “nos amó, y nos lavó” con Su propia Sangre. En nombre de la erudición, los críticos modernos textuales cambiaron “lavó” a “desató”. Ellos lo hicieron en base al cambio de una letra Griega en el texto Sinaiticus contaminado con el gnosticismo, en el Nuevo Testamento Griego de Nestle-Aland. El Dr. John Gill señaló que “desató” es la forma inferior del texto Alejandrino, contaminado como está con el Gnosticismo, ¡se espantaría con que alguien fuese “lavado” en sangre! Así que los Alejandrinos influenciados por el Gnosticismo cambiaron una letra Griega – para volverlo en “desató” en vez de “lavó”.

El Dr. Charles John Ellicott (1829-1903) era un escolar Anglicano, maestro del Nuevo Testamento en Cambridge, y jefe del comité de escolares que tradujeron la Versión Revisada (RV) del Nuevo Testamento. El Dr. Ellicott era el editor del Comentario Bíblico Ellicott’s Commentary on the Whole Bible (Zondervan Publishing House). El comentario Ellicott dice acerca de nuestro versículo:

En lugar de “nos lavó”, algunos MSS leyeron “nos desató”. Sólo hay diferencia de una letra en las dos palabras Griegas. El tono general del pensamiento nos llevaría a preferir “lavó” como la lectura verdadera. En una ocasión solemne, que John recordaba claramente, nuestro Señor había dicho: “Si no os, no tendréis parte conmigo”. La idea de la “sangre que limpia” se intensificaba por el recuerdo del agua y la sangre que él había visto fluir del costado traspasado de Cristo [Juan 19:34], a menudo repetido en su mente, Apocalipsis 7:13, 14; I Juan 1:7; 5:5-8 (traducción de Charles John Ellicott, MA, DD, Comentario de Ellicott en Toda la Biblia, Ellicott’s Commentary on the Whole Bible, Zondervan Publishing House, nd, tomo VIII, p 535;. nota sobre Apocalipsis 01:05).

Además en Apocalipsis 7:14 se nos dice:

“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14).

En ese versículo se nos dice claramente que los que están en el Cielo tienen ropas que son “lavadas” y “emblanquecidas en la sangre del Cordero”. Ya que eso está claro en el significado de Apocalipsis 7:14, debe aclarar el uso de la palabra “lavó” en nuestro texto:

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

El Dr. John F. Walvoord señaló que la palabra Griega “louō” (lavó) tiene una letra más que “luō” (desató). El Dr. Walvoord dijo que escolares como Ellicott prefieren la palabra más larga (lavó) porque “es más fácil para los copistas quitar una letra que añadir una letra” (traducción de John F. Walvoord, Th.D., The Revelation of Jesus Christ, Moody Press, 1966, footnote 1, p 38). Ese es un argumento fuerte a favor de la traducción [en Inglés] de King James.

El precepto exégesis de Lutero de la “analogía de la Escritura” sigue siendo válido – que una parte de las Escrituras ilumina la otra, que habla del mismo tema – ¡y especialmente en el mismo libro! Por lo tanto bajamos los ojos, y damos la espalda a los escribas modernos que han intentado quitarnos aquella santa palabra inspirada “lavó”. ¡Gracias a Dios, todo verdadero Cristiano puede gritar “gloria” a Jesús, “que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”!

Ahora hay una razón por la que estoy enfatizando este punto. Es muy importante que tú seas “lavado” de tus pecados, y no sólo “desatado” de ellos. Vas a encontrarte con Dios cara a cara. Si te encuentras con Dios en el juicio con tu pecado en tu registro, vas a estar en serios problemas! Tú tienes que tener un registro completamente limpio en el Juicio Final o Dios te condenará a las llamas eternas del Infierno (Apocalipsis 20:11-15). Cuando Dios mire tu expediente más vale que no encuentre ningún pecado registrado allí. En el Día del Juicio no será suficiente que tus pecados sean “desatados”. ¡Oh, no! Para ser salvado de los eternos tormentos del Infierno tú tienes que ser “lavado” [y hecho] emblanquecido en la sangre del Cordero" (Apocalipsis 7:14). Se nos dice en Apocalipsis 7, que los que están en el Cielo “han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14). Por este versículo, sabemos que todos tenemos que ser lavados en la Sangre de Cristo si queremos escapar del Infierno y estar a salvo en el Cielo. Por eso he golpeado duro en este punto. Tú tienes que ser lavado limpio en la Sangre de Cristo o irás al Infierno por toda la eternidad. Estos “maestros de la Biblia” liberales y nuevos-evangélicos pueden pensar que está bien decir “desató” en lugar de “lavó”. Pero mi trabajo es predicar a los pecadores como tú. ¡Tú tienes pecados en tu registro! Tienen que ser lavados o Dios te enviará al Infierno. ¿Qué puede lavar tu pecado? ¡Solo la Sangre de Jesús!

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

¡Déjame decirte ahora mismo, que la Sangre de Cristo es extremadamente importante! ¡En donde pasarás la eternidad depende de la Sangre de Cristo! Si vives una vida Cristiana exitosa depende de la Sangre de Cristo. He aquí unos puntos importantes acerca de la Sangre.

I. Primero, el sacrificio de sangre se remonta al mero principio del tiempo.

Todos los pueblos antiguos en el mundo creían en el sacrificio de sangre. Es difícil encontrar una cultura antigua en el mundo donde no se realizaban sacrificios de sangre. Por ejemplo, los indios Aztecas del antiguo México asesinaron a más de 20.000 seres humanos en sus altares paganos, para apaciguar a sus dioses falsos e ídolos. Los Mayas hicieron eso también. Todas las tribus de las islas del Pacífico en la antigüedad practicaban sacrificios de sangre. Así lo hizo prácticamente toda tribu en África. Los Chinos antiguos realizaron sacrificios de sangre a su Dios monoteísta, llamado Shang Ti, cerca de 2,000 años antes de Cristo. ¡Los Chinos conocían un solo Dios, y la necesidad de sacrificios de sangre, a principios de la historia, en el principio de los tiempos! Yo estuve leyendo la noche del Jueves sobre cómo el antiguo Chino escribió acerca de Dios, y el sacrificio de sangre a Él, en pedazos de huesos y caparazones de tortuga, que han sido recientemente excavadas, que se remonta a más de cuatro mil años. ¿De dónde vino esta idea? Fue pasado de una generación a la otra desde los primeros sacrificios de Adan y sus descendientes.

Moisés escribió el libro de Génesis cerca del comienzo de la historia. Él grabó el hecho de que los animales tuvieron que ser sacrificados para cubrir a nuestros primeros padres cuando pecaron. Su hijo Abel trajo un sacrificio de sangre que agradó a Dios. Su hermano Caín trajo una ofrenda vegetal que fue rechazado. Noé hizo sacrificios de sangre a Dios. También lo hizo Abraham. Todos estos sacrificios se hicieron mucho antes de que al pueblo Judío se le dijera sacrificar animales para Dios. Cuando eran esclavos en Egipto, Dios les dijo que sacrificaran corderos y frotaran la sangre en sus dinteles. Dios dijo que cuando Él viera la sangre pasaría por encima de ellos, y no los juzgaría por su pecado. Tenemos una canción sobre eso:

La sangre al ver, la sangre al ver,
   La sangre al ver, pasará hoy de ti,
El Señor.
   (Traducción de “When I See the Blood” por John Foote, siglo 19).

¡Eso fue lo que Dios dijo a los Judíos en la esclavitud, en Egipto, en la Pascua! Dios le dijo a los Judíos aquella noche:

“Y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Éxodo 12:13).

El pueblo Judío continuó celebrando el sacrificio de sangre en la Pascua hasta que Cristo cambió su significado. La noche antes de ser crucificado, Cristo instituyo la Santa Cena. Algunas Iglesias la llaman la Santa Comunión. Los Católicos y los Ortodoxos Orientales la llaman la Misa. Pero toda iglesia Trinitaria la practican. Es cuando ellos recuerdan las palabras que el Sr. Prudhomme leyó anteriormente en este servicio:

“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:26-28).

Ves, todos los sacrificios de sangre paganos vinieron de un recuerdo oscuro de la necesidad del hombre de hacer sacrificio a Dios. Y la Pascua del Antiguo Testamento señalaban hacia adelante, al sacrificio que el Mesías, Cristo, haría en la Cruz. Y hoy la Santa Cena señala hacia atrás a lo que Cristo hizo para salvarnos en aquella Cruz. ¡La muerte de Cristo sobre la Cruz, y el derramamiento de Su Sangre allí, es el evento religioso central en la historia entera del mundo!

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

Te diré exactamente por qué la expiación de Sangre de Cristo sobre la Cruz es tan importante. Pero primero necesito explicarte otro punto.

II. Segundo, la Sangre de Cristo es aborrecida amargamente por Satanás.

En el Libro de Apocalipsis leemos:

“[Satanás] el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero...” (Apocalipsis 12:10-11).

Satanás sabe que la única manera de que alguien puede derrotarlo es por la Sangre del Cordero – que es, la Sangre de Cristo, el Cordero de Dios. La Biblia dice que Satanás es homicida. Él quiere destruir a todos los que pueda. Y es por eso que él odia amargamente la Sangre de Cristo. Él sabe que una vez que una persona tiene la Sangre de Cristo, está derrotado. El pecador vence a Satanás por la sangre de Cristo. Satanás no quiere que eso suceda. Así que hace todo lo posible para minimizar y desprestigiar la Sangre de Cristo.

En la última parte del siglo XIX y la primera parte del siglo 20 Satanás movió a muchos liberales teológicos importantes para atacar la Sangre de Cristo, hombres como el Dr. Harry Emerson Fosdick y el Dr. Nels Ferre. Dr. Ferré dijo: “La sangre de Cristo no tiene más poder que la sangre de un pollo”. Dr. Fosdick llamó a la expiación de Sangre “religión de matadero”. Hombres como él hablaron con furia en contra de la Sangre de Cristo – ya que eran inspirados por Satanás para hacerlo.

Pero, comenzando en la última parte del siglo veinte, Satanás comenzó a atacar la Sangre de Cristo de otra manera. Él persuadió a hombres evangélicos conservadores a minimizar la Sangre de Cristo. El Dr. J. Vernon McGee, el más querido maestro Bíblico de radio en los Estados Unidos, comenzó a notar esa tendencia demoniaca. En esta nota sobre nuestro texto en Apocalipsis 1:5, el Dr. McGee dijo:

No estoy inclinado a poner de menos la sangre de Cristo como algunos hombres lo hacen hoy día. Yo todavía creo lo mismo que esta canción con estas palabras:

   Hay un precioso manantial
      De sangre de Emanuel;
   Y al sumergirse el pecador,
      Sus manchas pierde él.

(J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson
Publishers, 1983, vol. V, pp. 890, 891; nota sobre Apocalipsis 1:5-6).

Es obvio que el Dr. McGee se refería a hombres que ponen de menos la Sangre de Cristo, como R. B. Thieme, John MacArthur, y hasta Charles C. Ryrie, quien dijo acerca de la ofrenda de Caín: “Una ofrenda sin sangre era perfectamente apropiada” (traducción de Charles C. Ryrie, Th.D., The Ryrie Study Bible, Moody Press, 1978; nota sobre Génesis 4:3). Casi no podía creer lo que veía cuando leí dicha nota del Dr. Ryrie. ¡Me parece igualmente extraño que Warren Wiersbe “felicitó” a Ryrie por decir eso! (traducción de Warren W. Wiersbe, 50 People Every Christian Should Know, Baker Books, 2009, p. 207). Todo esto me parece como todavía otro ceder a las inclinaciones del liberalismo. ¡Necesitamos parar de buscar la aprobación de los escolares liberales – punto!

¡Estos hombres parecen no darse cuenta de la tremenda importancia de la Sangre del Salvador! Muchos los han seguido, y ya no exaltan la Sangre en su predicación. Para mí esto es un serio engaño del fin del tiempo. Nosotros no caeremos en él si mantenemos en mente que Satanás odia la Sangre de Cristo, y que es un mentiroso y engañador! Amén. ¡Todos los pastores necesitan predicar a menudo sobre la Sangre preciosa de Cristo! Después de todo, eso es lo que la Biblia la llama:

“...la sangre preciosa de Cristo” (I Pedro 1:19).

III. Tercero, la Sangre de Cristo nos redime.

El pasaje entero en I Pedro dice:

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (I Pedro 1:18-19).

Tú no eres redimido con oro. Dios no te salva con plata. Dios no te salva por cuánto dinero das en la iglesia. Nosotros somos redimidos “con la sangre preciosa de Cristo”.

Redención significa comprar a alguien de la esclavitud. Jesús dijo que Él vino “para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). Él no tuvo que explicarlo porque dos tercios de las personas en el mundo en ese entonces eran esclavos. Había esclavos de todas las razas, de la antigua Bretaña, de España, de África – de todas partes. Todo grupo étnico en el mundo en algún momento ha estado en la esclavitud. Los judíos fueron esclavos en Egipto durante 400 años, como dije hace un momento.

El Apóstol Pedro dijo que Cristo te compra de la esclavitud con Su propia Sangre. ¿De qué te compra Él? De la esclavitud al pecado. Millones de personas en Los Ángeles son esclavos del pecado. Son adictos a los cigarrillos – y no dejan de fumar. Son adictos a la pornografía, y no dejan de mirarla. ¡Tú eres un esclavo de ese pecado! Pero la Biblia dice que Cristo puede liberarte. Él puede redimirte del pecado de su propio corazón incrédulo rebelde. Creo que eso es lo más difícil. Cristo puede redimirte de tu propio corazón malvado de incredulidad! Hay mucho más, pero se me acabó el tiempo! ¡Toda tu salvación depende de la Sangre de Cristo! La Sangre de Cristo puede redimirte de todo pecado! Escucha a William Cowper,

Desde que vi el manantial
   Que brota del Señor,
Mi tema ha sido y será
   Por siempre Su amor.

Hay un precioso manantial
   De sangre [del Salvador],
Al sumergirse el picador
   Sus manchas pierde él.
(Traducción de “There Is a Fountain” por William Cowper, 1731-1800;
     al son de “Amazing Grace”).

Y Fanny Crosby dijo:

Jesús, libró,
   Su Sangre a mi me compró;
Jesús, libró,
   ¡Su hijo por siempre yo soy!
(“Redeemed” por Fanny J. Crosby, 1820-1915).

IV. Cuarto, la Sangre de Cristo puede limpiarte de cada pecado.

¡No olvides quien Jesús es! ¡Él no es solo un cualquiera! Cualquier otra persona que conozcas no tiene sangre que pueda limpiar tu pecado. Pero Jesús no es solo un cualquiera en la calle. ¡Oh, no! Jesús es el eterno Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Santa Trinidad, “Dios de Dios”.

“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3).

El Señor Jesucristo creó el universo entero antes de bajar del Cielo. ¡Él es quien cuya Sangre puede limpiarte de tu pecado – y hacerte limpio lo suficiente para ir al Cielo! El Apóstol Juan dijo:

“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
       (I Juan 1:7).

Nuestro texto dice la misma cosa:

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

¿Te gustaría que eso te sucediera a ti? ¿Te gustaría ser salvo de las garras de Satanás? ¡La Sangre de Cristo puede hacer eso! ¿Te gustaría ser redimido del pecado? ¡La Sangre de Cristo puede hacer eso! ¿Te gustaría ser lavado de todo pecado, para poder ir al Cielo y regocijarte con nosotros allá? ¡La Sangre de Cristo puede hacer eso!

Pero hay algo que tienes que hacer. Antes de que la Sangre de Cristo haga esas cosas por ti, tú tienes que voltearte de tus pecados. Ese es el número uno. Tú tienes que voltearte de tus pecados. Luego, segundamente, tú tienes que confiar en Jesús. Ven a Él por fe y confía en Él. Alguien dice: “¿Eso es todo?” ¡Sí! ¡Eso es todo! ¡Y Su Sangre limpiará todo pecado, y te traerá a la comunión y la alegría con Dios el Padre! ¿Te voltearás de tu pecado y confiarás en Jesús? Si te gustaría hablar con Dr. Cagan o conmigo acerca de ser lavado limpio por la Sangre de Jesús, por favor deja tu asiento ahora mismo y camina hasta la parte de atrás del auditorio mientras que el Sr. Griffith canta una estrofa de su solo otra vez. No la cantes demasiado rápido, Ben.

Ni plata ni oro obtuvo mi redención,
   Las riquezas del mundo no salvaron mi alma;
La sangre de la cruz es mi única fundación,
   La muerte de mi Salvador me da salvación.
Soy redimido, pero no con plata,
   Comprado, pero no con oro;
Comprado con el precio de la sangre de Jesús,
   Precio precioso de amor indecible.
(“Nor Silver, Nor Gold” por Dr. James M. Gray, 1851-1935).

Dr. Chan, por favor venga y ore por aquellos que respondieron. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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Llamale por telefono a (818)352-0452.

La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Mateo 26:26-29.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Nor Silver Nor Gold” (por Dr. James M. Gray, 1851-1935).


EL BOSQUEJO DE

¡LAVADO EN LA SANGRE DE CRISTO!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

(Apocalipsis 7:14)

I.   Primero, el sacrificio de sangre se remonta al mero principio del tiempo, Éxodo 12:13; Mateo 26:26-28.

II. Segundo, la Sangre de Cristo es aborrecida amargamente por
Satanás, Apocalipsis 12:10-11; I Pedro 1:19.

III. Tercero, la Sangre de Cristo nos redime, I Pedro 1:18, 19;
Mateo 20:28.

IV. Cuarto, la Sangre de Cristo puede limpiarte de cada pecado,
Juan 1:3; I Juan 1:7.