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CREER VIENE ANTES QUE VER –
Y UN TRIBUTO A GEORGE BEVERLY SHEA (1909-2013)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 21 de Abril, 2013

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes” (Salmo 27:13).


Me encontré con este texto en una forma extraña. Yo estaba bajo un profundo ataque emocional del Diablo la semana pasada. Fue uno de esos momentos en los que uno ora y los cielos parecen estar hechos de bronce, Dios parece estar muy lejos, y todo parece sin esperanza. Traté de orar y no hubo respuesta. Traté de buscar un tema para el sermón o un texto, y no pude encontrarlo. ¡Si no eres un pastor, nunca sabrás el miedo y la ansiedad que un predicador siente cuando se acerca el fin de semana y no tiene un sermón de parte del Señor! Hace sentir a un predicador como el Rey Saúl cuando “Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas” (I Samuel 28:6). No sé cómo describir la sensación, excepto decir, como Saúl, el predicador tiene “gran temor”, cuando esto sucede (I Samuel 28:20).

Cuando estaba a punto de darme por vencido, decidí limpiar un rincón del escritorio de mi oficina en casa. Allí, bajo una pila de papeles, ¡estaba un libro de sermones de Spurgeon que había estado buscando desde la última Navidad! Tomé el libro y lo puse frente a mí. Se abrió por sí mismo. Miré a la página delante de mí. Pude haber gritado “eureka” con Arquímedes – ¡cuando de repente descubrió una manera de determinar la pureza del oro! “Eureka” significa “¡Lo encontré!” ¡Allí estaba el texto que necesitaba!

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes” (Salmo 27:13).

Spurgeon dijo que no tomaría todo el verso de este texto. Él dijo que iba a centrarse sólo en las palabras, “Si no creyese que veré”. Él dijo: “La oración de mi corazón es que alguien sea guiado a creer para ver – y que los que han estado tratando de ver para creer, ahora vengan y confíen en Jesús, y crean y vean la gracia de Dios” (traducción de MTP, número 766, “Believing to See”).

Las palabras “Hubiera yo desmayado” están en cursiva. Spurgeon dijo que realmente no son necesarias. Dijo que si omites esas palabras “Hubiera yo desmayado” agarras toda la fuerza de lo que David quiso decir. Para agarrar toda esa fuerza citó Adam Clarke, “‘si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes’ – ¡Cómo! ¡Ay! ¡Qué sería de mi!” (Traducción de Treasury of David, Volumen II, p. 19).

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes” (Salmo 27:13).

De esto aprendemos varias cosas.

I. Primero, debemos creer para ver la salvación en Cristo.

Esto es lo contrario de lo que piensa el mundo perdido. Ellos pueden decir: “Ver para creer”. Ellos quieren decir que tienes que ver la prueba de algo antes de que puedas creer. Eso puede ser verdad en el mundo material. Pero no es verdad en el mundo espiritual. Referente a las cosas de Dios, primero debes creer – ¡y entonces verás! Jesús lo dejó claro cuando le dijo a Nicodemo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). La nota de Scofield dice: “La necesidad del nuevo nacimiento surge de la incapacidad del hombre en su estado natural para ‘ver’...el reino de Dios...en su condición natural él está completamente ciego tocante a la verdad espiritual...La condición del nuevo nacimiento es la fe en Cristo” (nota sobre Juan 3:3). ¡Tú no ves las cosas del reino primero y después las crees! ¡No! ¡Primero las crees y después las ves! “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” – ¡o algo allí!

Cristo está en el mundo espiritual. Debes creer en él y ser regenerado primero. ¡Sólo entonces lo “verás” a Él por fe! En palabras de nuestro texto: “Creyese que veré”.

Spurgeon dijo que la salvación depende de creer antes de ver, o sentir el gozo de conocer a Cristo. Spurgeon dijo: “A lo largo de toda la Biblia es la...luz que sale de la oscuridad al pobre hombre [perdido]. ‘El que en él cree, no es condenado’. ‘El que en él cree, tiene vida eterna’...Puedo decir con seguridad que este es el evangelio – que el que cree es salvo, y que la fe por la que se agarra de Cristo, es para él una prueba positiva de que es salvo” (ibid., p. 458). Me encanta lo que dijo el Dr. A. W. Tozer acerca de esto:

      Si un pecador va al altar y un consejero con un Nuevo Testamento marcado lo argumenta hacia el reino, el diablo lo encontrará en la calle a dos cuadras más abajo y lo argumentará de regreso. Pero si tiene una iluminación interior y tiene ese testimonio, porque el Espíritu responde a la sangre, no puedes discutir con ese hombre. Él será igual de terco, sin importar los argumentos que trates de usar. Él dirá: “¡Pero yo sé!” Un hombre así no es intolerante o arrogante, él sólo está seguro....
      Puedes repetir el Libro de Romanos, palabra por palabra y continuar ciego interiormente. Puedes citar todo el libro de los Salmos y continuar siendo ciego interiormente. Puedes conocer la doctrina de la justificación por fe y tomar la postura de Lutero y la Reformación y estar ciego interiormente. Porque no es el cuerpo de la verdad que ilumina, sino que es el Espíritu de la verdad que ilumina (traducción de A. W. Tozer, D.D., Tozer Speaks, Wing Spread Publishers, 1994, volumen I, pp. 325-326).

Tozer habló de un hombre Cristiano que fue llevado a escuchar una conferencia a cargo de un ateo. El ateo dio un poderoso sermón en contra del Cristianismo. El no creyente que lo llevó a la conferencia le dijo al Cristiano: “Ahora, ¿qué te parece?” El Cristiano dijo: “Oh, escuché esta lectura 25 años demasiado tarde. ¡Hace 25 años que Dios hizo por mí lo que ese hombre dijo que no se puede hacer!” (ibid.).

Eso era lo que yo sentía en el Seminario liberal Sureño Bautista. A menudo cité el Salmo 119:99: “Más que todos mis enseñadores he entendido”. ¡Eso enfureció a esos liberales! Pero era verdad. ¡Años antes de que yo fuera al seminario Cristo hizo por mí lo que los profesores liberales dijeron que no se puede hacer! Yo “creí para ver”. Primero creí en Jesús. ¡Entonces pude ver la verdad de la Biblia! Primero creí en Jesús y entonces, semanas después de que fui salvo, pude sentir Su presencia. Es por eso que te digo esta noche, ¡Cree en Jesús ahora! ¡Lánzate sobre Él por fe! Clama con el Discípulo que se ahogaba: “¡Señor, sálvame!” Y Él lo hará. El que cree en Jesús es salvo. El Apóstol le dijo al carcelero perdido, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). ¡Eso es tan cierto hoy como lo fue hace dos mil años! “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré…” (Salmo 27:13).

II. Segundo, debemos creer sin sentimientos.

¿Podemos creer en Jesús sin sentimientos? ¡Absolutamente! ¡De hecho, tienes que creer sin sentimientos! Déjame contarte como el texto cobró vida para mí sin sentimiento alguno. Hace años, a principios de la década de 1960, leí el Salmo 27 vez tras vez. En ese entonces también estaba yo leyendo el diario de John Wesley. En el diario del Sr. Wesley leí, página tras página, sobre las olas de aviamiento en el Primer Gran Despertamiento (1730-1760). Luego leí el Salmo 27:13:

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes” (Salmo 27:13).

Una ola de fe vino sobre mí, y supe que “vería la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”. “Había creído ver” avivamiento. Tan fuerte vino la convicción que yo oraba por avivamiento cada vez que oraba. Oraba sabiendo que el avivamiento vendría. “Había creído” verlo. Hace un par de años el Dr. Murphy Lum dijo: “¿Bob, recuerdas como solías orar por avivamiento todo el tiempo? Cada vez que te pedíamos que oraras, orabas por avivamiento. ¡El Dr. Lin te pidió que dieras la oración de gracias en un banquete, y tú oraste por avivamiento por cinco minutos! No era propio, pero Dios te respondió – y el gran avivamiento bajó a la iglesia China”. El Dr. Lum luego me sorprendió. Él dijo: “Bob, creo que el avivamiento vino porque tú oraste por él con tal fe”. Me sorprendió cuando él dijo eso porque yo era solo un muchacho de veinte años cuando oré así en cada reunión de oración. ¡Y luego vino! Los Cielos fueron abiertos y Dios descendió noche tras noche. Un hombre en la iglesia China dijo: “¡Yo jamás he visto algo así!”. Varios miles de personas fluyeron hacia adentro de la iglesia en los siguientes varios años. “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes” (Salmo 27:13).

¡Yo nunca había visto avivamiento! ¡Yo nunca había sentido el poder del avivamiento! “Creí que lo vería”. ¡Creí primero – y después lo vi! ¡Cree para ver! ¡Cree para ver! ¡Cree para ver! Esa es la orden de Dios. ¡Cree para ver a Jesús primero, cuando todo está oscuro! ¡Cree para ver a Jesús cuando no tienes sentimiento ni razón humana alguna para creer! ¡Cree por fe desnuda, cruda! Cree verlo a Él y lo verás. ¡Pero debes creer en Él antes de verlo o sentirlo! ¡Si no crees primero – no es fe! Para todos en la iglesia China fue fácil creer en avivamiento después de verlo. ¡Pero tomó fe cruda, desnuda, creer antes de que lo viéramos, como varios de nosotros lo vimos! ¡Tienes que creer primero! Eso es fe. “Yo tuve que creer para ver”. Ese es el orden de la fe. Cree primero. Velo después.

¿No fue así con Noé?

“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreos 11:7).

¡Él no vio el Diluvio y luego construyó el arca! ¡No! ¡Él construyó el arca y luego vio el Diluvio! ¡Él creyó primero, y luego salvó su familia en el arca! ¡Creer viene antes de ver! ¿No fue así con Abraham?

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:8-10).

¡Abraham no vio la ciudad primero y luego creyó! ¡No! ¡Él creyó primero, y luego vio la ciudad!

“Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:10).

¡Creer viene antes que ver! ¿No fue así con Moisés? ¡No vio a Dios primero, y luego dejó Egipto! ¡No!

“Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (Hebreos 11:27).

¡Eso es lo que debes hacer! ¡Deja el Egipto de este mundo y entonces confía en Él que es invisible, como lo hizo Moisés! ¡Creer viene antes que ver!

El Sr. George Beverly Shea murió el martes pasado a la edad de 104 años. El Sr. Shea cantó antes que Billy Graham predicara por casi 70 años. Más de 210 millones de personas lo escucharon en persona. Alrededor de dos billones de personas lo escucharon de una manera u otra, en la televisión, en la radio, en grabaciones, y por el Internet en más de 185 países. Más personas lo escucharon cantar a él que cualquier otro solista en el siglo 20. Y sin embargo no había nada especial sobre él.

En una cruzada de Billy Graham en el Condado de Orange hace años, caminé por el campo de béisbol después de que la invitación había terminado. A lo lejos vi a un anciano en un traje gris que caminaba lentamente hacia mí. Se sentó en la grama. Nadie le prestó atención, pero yo reconocí quién era. Me acerqué y me senté a su lado en la grama, y hablé con él durante unos minutos. Él era absolutamente transparente, un anciano tranquilo, algo tímido con un traje gris.

Pero cuando se presentaba ante el micrófono para cantar, antes de los sermones de Billy Graham, podías haber oído caer un alfiler en esos vastos estadios. Su voz estaba llena del poder de Dios, haciendo que los hombres fuertes doblaran las manos y escucharan como niños. Nadie habló o hizo notas cuando Bev Shea cantaba en esos estadios. Podías sentir el Espíritu Santo descender sobre esas grandes multitudes, calmando cada corazón. Muchos de ustedes saben que yo fuertemente estoy en desacuerdo con Billy Graham en varias cosas. Pero nunca estuve en desacuerdo con Bev Shea. Él era un buen hombre, y un hombre que amaba a Dios. Había una cualidad simple de su fe que hizo su canto una bendición a decenas de miles de personas en todo el mundo. Y las canciones que escribió eran tan simples y sencillas. Un hombre que no era Cristiano, una vez le dijo que debía escribir una canción titulada, “Maravilloso Es”. Se fue a su habitación del hotel y escribió estas palabras en una factura de la lavandería. Se convirtió en una de sus canciones más famosas. Voy a tratar de cantarla.

Maravilloso es el atardecer,
   Maravilloso es el amanecer;
Pero la maravilla que mi alma llena
   La maravilla que Dios me ama a mí.
¡Maravilloso es! ¡Maravilloso es!
   Pensar que Dios me ama a mí.
¡Maravilloso es! ¡Maravilloso es!
   Pensar que Dios me ama a mí.

La maravilla de la primavera,
   El cielo, el sol, las estrellas;
Pero la maravilla que mi alma llena
   La maravilla que Dios me ama a mí.
¡Maravilloso es! ¡Maravilloso es!
   Pensar que Dios te ama a tí.
¡Maravilloso es! ¡Maravilloso es!
   Pensar que Dios te ama a tí.
(Traducción libre de “The Wonder Of It All”
     por George Beverly Shea, 1909-2013).

Sr. Griffith, por favor canta la canción más conocida de Bev Shea, “Prefiero a Jesús”.

Prefiero a Jesús que oro tener;
   Prefiero ser Suyo que plata poseer;
Prefiero a Jesús que todo afán;
   Que este mundo puede dar.
Más que ser un rey de inmenso lugar
   O en pecado siempre estar;
Prefiero a Jesús que todo afán;
   Que este mundo puede dar.

Prefiero a Jesús que aplauso carnal;
   Prefiero ser Suyo y fiel a Su amor;
Prefiero a Jesús que fama mundial;
   Prefiero ser fiel a Su santo nombre
Más que ser un rey de inmenso lugar
   O en pecado siempre estar;
Prefiero a Jesús que todo afán;
   Que este mundo puede dar.

Más bello es Él que toda flor;
   Más dulce es que un panal de miel;
Es todo lo que necesito yo;
   Prefiero a Jesús y ser guiado por Él
Más que ser un rey de inmenso lugar
   O en pecado siempre estar;
Prefiero a Jesús que todo afán;
   Que este mundo puede dar.
(Traducción libre de “I’d Rather Have Jesus,” palabras de Rhea F. Miller, 1922;
     música compuesta por George Beverly Shea, 1909-2013).

¿Cuál es su secreto? ¿Qué lo hizo “El cantante del Evangelio más querido de América?” Fue su simple fe en Jesús. Siempre fue inconfundible. Este hombre no era falso. Este hombre nunca se pinto el pelo. No puso maquillaje en su cara. Sus trajes eran tan simples como su corazón. El poder que él tenía era el poder de la fe, el poder de Dios. El Sr. Shea sabía en su alma lo que prediqué esta noche. Él “[creyó que vería] la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”. Y este hombre callado, modesto es una de las primeras personas que espero ver en el Cielo algún día.

Nuestro diácono, el Sr. Griffith, me recuerda a él. No empezó de esa manera. Antes teníamos muchos cantantes. Pero uno a uno se fue hasta que un día, hace más de 20 años, sólo quedó el Sr. Griffith. Y fue entonces cuando comenzó a crecer en el hombre de Dios que es hoy. Ahora tiene la misma presencia modesta e inconfundible fe que Bev Shea tenía. Tengo que escuchar al Sr. Griffith antes de predicar porque confío en él, y porque Dios confía en él – y porque todo el que lo escucha sabe que él, como Bev Shea, realmente cree lo que canta. Mi madre solía decir: “Robert, Ben Griffith realmente lo cree”. Y tenía razón. No hay nada falso o teatral sobre el Sr. Griffith. Él es un hombre tranquilo y modesto – y uno de los mejores Cristianos que he conocido.

¿Quieres ser como Bev Shea y Ben Griffith? ¿Quieres tener la fe tranquila de esos dos hombres? Tienes que confiar en Jesús primero, y entonces verás el Reino de Dios como ellos lo hicieron. Tú dices, “Dr. Hymers, estoy listo a confiar en Jesús”. Entonces deja tu asiento y camina hasta la parte de atrás de este auditorio ahora. El Dr. Cagan te llevará a un lugar tranquilo de oración. Ve ahora mismo, mientras el Sr. Griffith canta,

Tal como soy, sin ruego que,
   Tu sangre derramada fue,
Y que Tú estás llamándome,
   ¡De Dios Cordero a Ti yo voy!

Tal como soy, no espero ya
   Ninguna mancha a borrar,
Tu sangre sola limpiará,
   ¡De Dios Cordero a Ti yo voy!
(Traducción libre de “Just As I Am” por Charlotte Elliott, 1789-1871).

Sr. Lee, por favor guíanos en oración por los que respondieron. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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Puedes enviar en correo electronico al Dr. Hymers en Ingles a rlhymersjr@sbcglobal.net – o
puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015, Estados Unidos.
Llamale por telefono a (818)352-0452.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Dr. Kreighton L. Chan: Salmo 27:1-14.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“The Wonder of It All” (por George Beverly Shea, 1909-2013).


EL BOSQUEJO DE

CREER VIENE ANTES QUE VER –
Y UN TRIBUTO A GEORGE BEVERLY SHEA (1909-2013)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes” (Salmo 27:13).

(I Samuel 28:6, 20)

I.   Primero, debemos creer par a ver la salvación en Cristo,
Juan 3:3; Salmo 119:99; Hechos 16:31.

II.  Segundo, debemos creer sin sentimientos, Hebreos 11:7;
Hebreos 11:8-10, 27.