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BUSCANDO A CRISTO EN NAVIDAD

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, Diciembre 23, 2012


¡Me encanta la Navidad! ¡Y estoy muy feliz de verlos a todos aquí en la iglesia la mañana del Domingo de Navidad! ¡Gracias por venir! Espero que todos ustedes regresen esta noche a las 5:30 para nuestro Banquete de Navidad. ¡Qué tiempo vamos a tener! ¡Feliz Navidad a todos! Y que Dios bendiga a todos nuestros amigos viendo esto en el Internet. ¡Feliz Navidad a todos ustedes también!

Esta mañana quiero que voltees conmigo en tu Biblia a Jeremías 29:13. Está en la página 771 de la Biblia Anotada de Scofield.

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Pueden sentarse.

Esta es una promesa que aparece varias veces en la Biblia. En Deuteronomio 4:29 Moisés dijo: “Lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón...” Esta es una promesa definitiva “Me buscaréis y me hallaréis”. Eso es muy definido. Lo hallarás, si lo que buscas. Jesús también hizo esta promesa definitiva, “el que busca, halla” (Mateo 7:8).

Sin embargo, cada una de estas promesas tienen condiciones unidas a ellas. En Mateo 7:8 la condición se encuentra en el verbo Griego traducido “buscar”. Lleva la idea de alguien que sigue buscando, no de alguien que sólo busca a medias. En Jeremías 29:13 la condición es, “Cuando vosotros me buscaréis de todo vuestro corazón”. En Deuteronomio 4:29 la condición es, “si lo buscaréis con todo vuestro corazón”. Así que esta promesa de encontrar a Cristo cuando lo buscas siempre tiene una condición. Debes buscar a Cristo con todo tu corazón, con gran determinación, si esperas encontrarlo. Y luego hay una condición más, dada en Jeremías 29:13 y Deuteronomio 4:29. Esta es, debes buscarlo con “todo tu corazón”, “con todo vuestro corazón”. Ambos versículos dicen que debes buscarlo con tu corazón, no solo con tu mente. En el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo nos dijo la razón – “Porque con el corazón se cree para justicia” (Romanos 10:10). Si tratas de entenderlo todo en tu mente, nunca encontrarás a Jesús. No lo puedes encontrar por razonamiento, o estudiando acerca de Él. Cuando el Dr. Cagan obtuvo su segundo doctorado en la Escuela Claremont (ahora Universidad), me presentó al Dr. John Hick. El Dr. Hick era un famoso profesor de teología. Él empezó en una iglesia que creía la Biblia; pero terminó como un agnóstico, al borde del ateísmo. ¿Cómo sucedió eso? Él trató de entender y conocer a Jesús con su intelecto. Eso nunca funciona. John Hick tenía una mente brillante, y él estudió la Cristiandad por décadas. Pero con ese estudio, nunca encontró a Cristo. Tienes que venir con humildad, con una mente humilde, y buscar por Él con “todo vuestro corazón”. ¡Entonces, y sólo entonces lo encontrarás y serás nacido de nuevo!

Cuando yo estaba estudiando para mi maestría en el Seminario Bautista Golden Gate yo conocí a dos hombres perdidos que eran muy orgullosos. Uno de ellos se llamaba Gil, un hombre blanco. El otro se llamaba Chang, un Coreano. Los dos eran muy orgullosos y muy inteligentes, estudiantes con calificaciones A. Pero ninguno de ellos era salvo. Después de graduarme me encontré, para mi gran satisfacción, que los dos habían sido convertidos. Habían discutido conmigo antes, riéndose de mí y me llamaban de “mente cerrada” por creer en la Biblia. Pero después de que fueron convertidos los dos vinieron a mí con lágrimas en los ojos y se disculparon. Ambos se hicieron humildes por la gracia de Dios. Ambos encontraron a Jesús con todo su corazón, “Porque con el corazón se cree para justicia”. Ambos me dijeron que yo les había ayudado al decirles que estaban perdidos. ¡Nunca olvidaré el gozo que sentí cuando me dijeron como fueron salvos!

Sólo hay dos tipos de personas ante los ojos de Dios – los que han encontrado a Jesús cuando lo buscaron con todo su corazón y, segundo, los que no lo encuentran porque no lo han buscado a Él con todo su corazón. Sí, sólo hay dos clases de personas en el mundo ante los ojos de Dios – los que como John Hick, que no buscan a Jesús hasta encontrarlo, y los que como Gil, y Chang, que buscan a Jesús con todo su corazón hasta encontrarlo.

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Qué bella y maravillosamente esta gran verdad se encuentra en la historia de la Navidad. Mientras meditaba sobre la historia de la Navidad estas verdades parecían saltar fuera de la página de la Escritura. El hecho de que hay dos clases de personas ante los ojos de Dios es tan claro y simple en la historia de la Navidad que hasta un niño pequeño puede ver la diferencia, y entender por qué son diferentes.

I. Primero, aquellos que no buscaron a Jesús de todo su corazón.

Primero hay un hombre cuyo nombre ni siquiera se da en la Biblia. La única manera que sabemos de este hombre es a causa de lo que Él hizo con Jesús.

En esa primera Navidad José y María subieron de Galilea a la ciudad de Belén para pagar sus impuestos a Roma. La ciudad de Belén estaba llena de gente que había llegado también a pagar sus impuestos. Belén era un pueblo muy pequeño, y lo sigue siendo hoy. Cuando María y José llegaron allí ella estaba a punto de dar a luz. José trató de encontrar un lugar para que ella tuviera el bebé. Pero, la Biblia dice: “No había lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2:7). “El mesón” – esto demuestra cuán pequeño era Belén. Sólo había un mesón, y estaba lleno. Fueron rechazados por el dueño. Tenía que haber un hombre así, aunque su nombre no es dado. Tuvo que haber sido un hombre sin corazón para rechazar una mujer a punto de dar a luz. Ella tuvo que arrastrarse a un establo y poner al recién nacido niño Jesús en un abrevadero donde las vacas y los asnos venían a comer paja.

Leí acerca de un niño de segundo grado llamado Wally, que hacía el papel del mesonero en una obra de Navidad. El muchacho su línea. Él le dijo a José: “Vete. El mesón está lleno”. El muchacho que hacía de José dijo: “Mi esposa está a punto de dar a luz. ¡Usted debe tener algún pequeño rincón para ella!” Wally miró a la muchacha que hacía de María, y le salió una lágrima, y se le olvidó qué decir. Detrás de la cortina el apuntador dijo: “Continúen con sus líneas”. Wally dijo: “No hay lugar aquí. Sigue tu camino”. María y José se fueron, y las lágrimas corrían por el rostro del pequeño Wally. Entonces allí él cambió toda la historia de la Navidad. Él gritó: “¡Esperen! ¡No se vayan! ¡Ella puede tener MI cuarto!” El público rompió en aplausos. Nadie estaba enojado con Wally. ¡Estaban contentos que ese niño cambió la historia de Navidad!

¡Qué hombre tan horrible, egoísta ese mesonero debe haber sido! Y sin embargo, tú sabes tan bien como yo que hay gente egoísta, desagradable que no quieren nada con Jesús. Una persona así mala, sin corazón hizo que se quitaran las escenas de Navidad de la carretera Pacific Coast Highway en Santa Monica este año. Otra persona desagradable trató desesperadamente de quitar un árbol de Navidad de los pobres y solitarios viejos en un asilo de ancianos en Newhall, California. Otro obligó a los niños pequeños en Plano, Texas, a dejar de enviar tarjetas de Navidad a los soldados en Afganistán. Sí, realmente hay gente así que son tan fríos y sin corazón que no tienen espacio en sus corazones para Jesús. Ellos están tan ocupados con sus fiestas y sus amigos que no tienen tiempo para estar en la iglesia en Nochebuena. Algunos de estos críticos furiosos me atacaron en el Internet por decirte a ti que estés en la iglesia en la Víspera de la Navidad y la Víspera del Año Nuevo. Me llamaron un tirano por decirte que estés en la iglesia mañana por la noche – la Víspera de la Navidad. Pero ellos no dirían una palabra de queja si fueras a un baile de discoteca o una fiesta de borrachos. Seamos realistas – la gente como esa sin Cristo y sin Dios son como el mesonero sin corazón. Él rechazó a una mujer embarazada y la hizo dar a luz en un establo! ¡Que Dios se apiade de sus malas y contaminadas almas pecaminosas! ¡No hagas caso a esa gente! Ven a la iglesia mañana por la noche – ¡en la Víspera de Navidad! ¡Y ven aquí en la Víspera del Año Nuevo también!

Luego estaba el Rey Herodes. Los magos le dijeron que Jesús había nacido Rey de los Judíos. Herodes les dijo que encontraran a Jesús y le dijeran donde estaba para que él pudiera ir a adorarle. Pero él no quería a Jesús. Él tenía miedo de perder su posición a un rey rival. Él realmente quería deshacerse de Jesús.

Hay mucha gente hoy en día como el viejo Herodes. Ellos dicen que quieren adorar a Jesús. Incluso vienen a la iglesia, cantan los himnos y pretenden amar a Jesús. Pero tienen miedo de perder algo si realmente ponen primero a Jesús en sus vidas. Ellos tienen miedo de perder dinero, o perder amigos, o perder alguna oportunidad. Así que pretenden amar a Jesús, pero que en realidad no lo quieren en lo absoluto. Ellos no buscan a Jesús. Ellos no buscan a Él con todo su corazón.

Imprimimos los sermones palabra por palabra y los damos después de cada servicio. Cuando el Sr. Mencia habla con la gente en el cuarto de consejo les pregunta si han leído los sermones cada día. Siempre dicen: “No”. Sólo les tomaría 15 minutos leer los sermones, pero no lo hacen. Ves como son como Herodes. Dicen que quieren a Jesús, ¡pero ellos ni siquiera toman 15 minutos al día para encontrarlo! Esas personas no encuentran a Jesús. ¿Por qué?

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Al igual que Herodes, no están buscando a Jesús con todo su corazón. ¡Es por eso que no lo encuentran! ¡Es tan simple como eso!

Luego estaban los escribas. Herodes les preguntó dónde había de nacer Cristo. Eran estudiantes de la Biblia. Ellos estudiaban las Escrituras todos los días. Ellos supieron de inmediato donde Cristo iba a nacer. Inmediatamente citaron Miqueas 5:2 del Antiguo Testamento,

“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (Miqueas 5:2).

Ellos dijeron: “Él va a nacer en Belén”. Tomaba unos 30 minutos a pie desde donde estaban a Belén. ¿Fueron a Belén a encontrar a Cristo? No, no lo hicieron. Ellos estaban contentos de estudiar la Biblia. No buscaban a Cristo Mismo. Así que, por supuesto, nunca encontraron a Cristo. ¡Se fueron al Infierno por no tomar 30 minutos para ir y encontrar a Cristo por sí mismos! ¿Hay gente así hoy en día? Por supuesto. Ellos son el tipo de personas que se contentan con sentarse en la iglesia todos los Domingos, sin buscar nada más. Algunos de ellos incluso no van al cuarto de consejo, a pesar de que saben que no están realmente nacidos de nuevo. Ellos saben que no tienen lo que el Dr. Chan tiene, o lo que la Señora Salazar tiene. Ellos saben que no tienen lo que Anthony o Jack o John Samuel tienen. Ellos saben que no tienen lo que Soriya o Lara tienen. Ellos saben que en realidad no tienen a Cristo. Pero, como los escribas, ¡ellos son demasiado perezosos para hacer algo al respecto! Ellos leen la Biblia. Ellos escuchan los sermones. Pero eso es todo lo que hacen.

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

¿Buscas a Jesús con todo tu corazón? Si no lo haces, ¡es por eso que no lo has encontrado! ¡Es tan simple como eso! Cuando el Sr. Mencia te pregunta si has leído los sermones todos los días, dices: “Bueno, no, no todos los días”. ¡Estás demasiado indiferente para hacer eso! No encontrarás a Cristo de esa manera. Jesús dijo: “Esforzaos a entrar” (Lucas 13:24). Pero no te esfuerzas. Solo vienes a la iglesia, demasiado dormido en el pecado para buscar a Jesús con todo su corazón. Esos escribas nunca despertaron. Finalmente murieron y fueron al Infierno. Eso es lo que te va a suceder si sigues viniendo a la iglesia sin seriamente buscar a Cristo. ¡Que Dios te despierte!

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

II. Segundo, aquellos que sí buscaron a Jesús de todo su corazón.

Se me acaba el tiempo, pero los mencionaré brevemente. Primero, estaban los pastores. Ellos velaban sus rebaños aquella noche. El ángel vino y les dijo que Cristo el Señor había nacido en Belén. Los ángeles dijeron que hallarían al bebé envuelto en pañales, acostado en un pesebre.

Yo he estado en el Campo de los Pastores. Queda como a diez minutos caminando desde el lugar donde Jesús nació. Los pastores no quisieron esperar. No se preocuparon de lo que podría sucederle a sus rebaños. Un perro quizá mataría a una o dos ovejas. Algún ladrón podría robarse una oveja. Pero ellos no se preocuparon por cosas así. ¡Ellos sabían que hallar a Jesús era más importante que una o dos ovejas! Así que, la Biblia dice: “Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron…al niño acostado en el pesebre” (Lucas 2:16). Ellos se apresuraron. Ellos no dejaron que nada los detuviera de venir a Jesús. Ellos vinieron rápidamente. ¡De verdad, qué felices somos al ver gente joven venir a Jesús “apresuradamente”, rápido, como los pastores! Lara vino así rápido. Karen vino así rápido. ¡Ellas no habían estado aquí más que unas cuantas semanas, o días, antes de que buscaran a Jesús de todo corazón, y lo hallaron a Él, tal como Jeremías 29:13 dijo que lo harían!

También estaban los Magos. Ellos dejaron sus hogares, se despidieron de sus esposas e hijos, montaron sus camellos y partieron hacia el occidente desde Babilonia. Ellos viajaron por el desierto cerca de seiscientas millas. Ellos soportaron calor y frio. Ellos se arriesgaron a que les robaran. Ellos viajaron semanas por la parte norte del desierto, cruzando el Río Jordán, hasta llegar a Jerusalén, siguiendo la estrella que Dios había enviado para guiarlos. Ellos vinieron directamente al Bebé Jesús y le ofrecieron sus presentes. ¿Te puedes imaginar las dificultades y el gasto de dicha jornada sin automóviles, sin trenes, sin calles pavimentadas, sin moteles donde posar, sin lugar donde descansar, y solamente camellos para montar? Y ellos viajaron tan larga distancia. Les habrá tomado meses. Ellos vinieron. Por seguro esos magos ilustran perfectamente nuestro texto:

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Ellos buscaron a Jesús de todo corazón – y lo hallaron, tal como nuestro texto prometió que lo hallarían.

Todos los meses yo recibo una revista de The Voice of the Martyrs [La Voz de Los Mártires]. Yo quisiera que tú visitaras www.persecution.com, les enviaras unos cuantos dólares, y les pidieras que te enviaran por correo la revista. Yo siempre la leo. Cuenta de jóvenes como tú – en lugares como India, Sudán, Etiopía, Paquistán, Irán, Cuba, China, Birmania y otras partes del mundo. En esos lugares la gente joven corre gran peligro cuando se vuelve Cristiana. Pero ellos son iguales a los Magos. Ellos se hallan en gran peligro cuando se vuelven Cristianos. Algunos son echados en prisión. Algunos son torturados. Algunos son asesinados. Algunos son envenenados, o les echan acido en sus rostros. Y sin embargo vienen – por centenas de millares – a Jesucristo, el Hijo de Dios. Más Hindúes, y Musulmanes, y Comunistas están viniendo a Jesús que en cualquier otro tiempo en la historia. El Cristianismo literalmente estalla en el Tercer Mundo esta mañana. Alrededor de 700 Chinos jóvenes vienen a Jesús cada hora, noche y día, en la Republica China. ¡Ahora hay allí más de 120 millones de Cristianos! Y ellos arriesgan mucho cuando se hacen Cristianos. Pero ellos tienen sus pecados perdonados por el Salvador. Ellos sí tienen una razón para vivir cuando confían en el Salvador. Ellos reciben la vida eterna cuando vienen a Jesús y confían en Él. Para ti no hay un verdadero peligro, aquí en Estados Unidos. Tú no tienes una verdadera razón para no seguir el ejemplo de ellos. Y el Salvador te dice esta mañana:

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Jesús murió en la Cruz para pagar por tu pecado. Él derramó Su Sangre para limpiarte de todo pecado. Él resucitó de los muertos para darte vida eterna. Todo lo que Él te pide que hagas es que te voltees de tu vieja vida pecaminosa, y lo busques de todo corazón hasta que lo halles a Él. ¡Cómo oramos que lo halles hoy, en este Domingo de Navidad!

De pie por favor, y canten el himno número 5 en su hoja de canciones Navideñas.

¡Venid fieles todos, de gozo triunfantes,
   Venid sí, venid, sí, pronto a Belén!
Ven, contempladle, el Rey ha nacido;
   Venid, adoremos, venid adoremos,
Venid, adoremos al Señor.

¡Canten las huestes, canten exaltado!
   Resuenen los cielos con vuestra canción;
A Dios la gloria, gloria en las alturas;
   Venid, adoremos, venid adoremos,
Venid, adoremos al Señor.
   (“O Come, All Ye Faithful,” escrita en Latín por John F. Wade, 1710-1786;
      traducida por Frederick Oakeley, 1802-1880).

Si gustas hablar con Dr. Cagan o conmigo acerca de volverte un Cristiano verdadero, acerca de tener tus pecados perdonados por Jesús, por favor deja tu asiento ahora y ve a la parte trasera del auditorio. Dr. Cagan te llevará a un lugar callado donde podamos hablar y orar. Por favor canta la tercera estrofa mientras ellos salen.

Os saludamos, en feliz mañana,
   De toda la gloria Jesús digno es;
El Verbo santo, en carne aparece;
   Venid adoremos, venid adoremos,
Venid, adoremos al Señor.

Dr. Chan, por favor guíenos en oración.

(FIN DEL SERMÓN)
Puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.

You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here) – or you may
write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)352-0452.

La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Kyu Dong Lee: Mateo 2:1-11.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“O Little Town of Bethlehem” (por Phillips Brooks, 1835-1893).


EL BOSQUEJO DE

BUSCANDO A CRISTO EN NAVIDAD

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

(Deuteronomio 4:29; Mateo 7:8; Romanos 10:10)

I.   Primero, aquellos que no buscaron a Jesús de todo su corazón,
Lucas 2:7; Miqueas 5:2; Lucas 13:24.

II.  Segundo, aquellos que sí buscaron a Jesús de todo su corazón,
Lucas 2:16.