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¡VEN A JESÚS – Y NO MIRES HACIA ATRÁS!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Sábado, 14 de Enero, 2012

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).


Estas palabras de Cristo no son dadas a los que duermen en el pecado. Estas palabras no son dichas a aquellos de ustedes que no tienen convicción de que estás perdido. Las palabras del Apóstol son dadas a ti, “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (II Corintios 13:5). Para ti que no estás bajo convicción de pecado el Apóstol dice: “Examinaos a vosotros mismos”. Pero esas palabras no se les da a los pecadores despertados. El pecador que ha despertado está trabajado y cargado con su pecado. El pecador que ha despertado se siente cansado y agotado en el trabajo de pecado. El pecador que ha despertado trabaja bajo la pesada carga del pecado, bajo el peso del pecado, la ansiedad de no saber nunca que el pecado ha sido perdonado. El pecador que ha despertado viene a la iglesia bajo una gran carga de ansiedad y miedo.

Tu conciencia dice: “No estás bien. Te has equivocado aquí, y estás mal allá. Estás completamente mal. No hay descanso para ti”. Por lo tanto, bajo el látigo de tu conciencia, continuas en esta condición triste, horrible. No hay descanso para ti. En la noche, a veces te despiertas y piensas: “Estoy perdido. No tengo esperanza. ¡No hay descanso para mí! ¡No hay esperanza para mí!” ¿Te estoy hablando a ti esta noche? ¿Has pasado por parte del horror de saber que eres un pecador perdido? ¿Te has preocupado una y otra vez, pensando que tu caso no tiene remedio? ¿Ese eres tú? Si es así, entonces escucha atentamente lo que te voy a decir.

Yo sé que sería mejor seguir durante años bajo la convicción de pecado que perder tal convicción, e ir al Infierno con el corazón endurecido. Sin embargo la convicción de pecado no te salvará. Puede que sepas que estás perdido y sin embargo nunca ser salvo. Puede que te sientas cansado, y cargado con tu pecado, y nunca ser salvo. Puede que tengas convicción y aún así morir en tus pecados.

Estar satisfecho con un sentido del pecado es un truco de Satanás. Otro truco de Satanás es hacerte pensar que un simple confiar en Jesús no es suficiente para salvarte, a menos que tengas una gran desesperación que añadir a la obra del Salvador. Spurgeon dijo: “Nuestro despertamiento no es para ayudar al Salvador, sino para que nos ayude hacia el Salvador. Imaginar que mi sentimiento de pecado [ayudará] en quitar el pecado es absurdo. Es como decir que el agua no podía limpiar mi cara a menos que yo miraba por más tiempo en el [espejo], y había contado la [tierra] en mi frente. Un sentido de la necesidad de la salvación por gracia es un signo muy saludable, pero se necesita sabiduría para usarlo [correctamente], y no hacer un ídolo de ello. Algunos parecen como si se hubieran enamorado de sus dudas y temores y angustias. No se les puede alejar de sus temores – parece que están [casados] con ellos...Uno que había estado durante mucho tiempo en prisión no estaba dispuesto a salir. La puerta estaba abierta, pero con lágrimas pedía que se le permitiera quedarse donde había pasado tanto tiempo. ¡[Amor] a la cárcel! ¡[Queriendo] los tornillos de hierro y la prisión [la comida]! ¡Sin duda, este preso debe haber estado un poco [loco]! ¿Estás dispuesto a permanecer… despierto... y nada más? ¿No estás dispuesto a ser perdonado [de una vez]? ¡Si [quieres permanecer] en la angustia y el temor, seguramente, también, debes estar fuera de sí! Si la paz [puede] ser tenida, ¡tenla de una vez! ¿Por qué [continuar] en la oscuridad de la fosa...?...¿Por qué estar en la penumbra y morir en la angustia?...La salvación no es por conocer [tu] propia ruina, sino por…comprender la liberación provista en Cristo Jesús. No es lo que sientes lo que te salvará...Incluso si hubiera algún valor curativo de los sentimientos, tendrían que ser buenos; y el sentimiento que nos hace dudar del poder de Cristo para salvar, y evita que [nosotros] encontremos salvación en él, de seguro no es un buen [sentimiento], sino un cruel [sentimiento que te detiene] del amor de Jesús (traducción de C. H. Spurgeon, Around the Wicket Gate, Pilgrim Publications, reimpreso en 1992, pp. 11-14). De nuevo Spurgeon dijo: “Suponer que el Señor Jesús ha salvado a los hombres a medias, y que se necesita un... sentimiento de sí mismos para terminar su trabajo, es maldad” (ibid., p. 17).

Sin embargo alguien podría decir: “Traté de venir a Jesús antes, pero tuve una falsa conversión”. ¿Eres lo suficientemente sabio como para recordar por qué tuviste una conversión falsa? ¿O crees que hay alguna razón misteriosa, por la que tuviste una falsa conversión? Si no puedes recordar por qué tuviste una conversión falsa, yo sí puedo. ¡Tuviste una conversión falsa porque no viniste a Jesús! Algunos de ustedes creyeron algo acerca de Jesús – sin venir a Él. Creíste que Él murió por tus pecados, y que Él te puede salvar. Creíste esas doctrinas – pero no viniste a Jesucristo Mismo. No hay nada misterioso en ello. Spurgeon dijo: “Hay una miserable tendencia entre los hombres de dejar a Cristo Mismo fuera del Evangelio...Los hombres escuchan la explicación del camino a la salvación, y están [de acuerdo] que es de las Escrituras...pero se olvidan que un plan [no ayuda] a menos que se lleve a cabo; y que en... la salvación su propia fe personal en el Señor Jesús es [necesaria]...Toda la sana doctrina que ha sido creída no [te] salvará jamás a menos que [pongas tu] confianza en el Señor Jesús [tú mismo]” (ibid., p. 24).

Una mujer vino a Spurgeon en busca de consejo. Él dijo: “¿No eres creyente en el Señor Jesús?”, Ella dijo con mucha emoción: “Yo, yo voy a tratar de ser”. Él la tomó de la mano y dijo: “¡Vas a tratar de creer en el Señor Jesús! No puedo dejarte hablar así. Esto significa tremenda incredulidad. ¿Me dirías a que vas a tratar de creerme? Sé que no me tratarías tan groseramente. Tú me creerías de una vez; y seguramente no puedes hacer menos con mi Señor”. Entonces con lágrimas ella dijo: “Oh, señor, ora por mí”. Él dijo, “Yo [no] voy a hacer tal cosa. ¿Qué puedo pedirle al Señor Jesús que haga por [una persona] que no va a confiar en él? No veo nada por qué orar. Si crees en él, serás salva; y si no crees en él, no puedo pedirle que invente una nueva forma de [satisfacer] tu incredulidad”. Él dijo que el Señor no mencionó “tratar”, sino que dijo, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. Él le instó a venir a Jesús por fe. Y ella dijo: “¡Oh, señor, he estado viendo mis sentimientos, y esto ha sido mi error! Ahora confío mi alma a Jesús...” Spurgeon dijo: “Ella encontró paz inmediata al creer. No hay otra manera” (ibid., pp. 41-42).

Oh, te has conformado en permanecer bajo la convicción de pecado. Has pensado que tu convicción podría salvarte. Pero no te puede salvar. Has tenido miedo de tener otra falsa conversión. Pero no tendrás una conversión falsa si vienes a Jesucristo Mismo. ¿No puedes creerle a Jesús? Él dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Al que a mí viene no le echare afuera. ¿Creerás en el Señor Jesucristo esta noche? Entonces ven a Él y no mires hacia atrás.

Los ángeles le advirtieron a la familia de Lot que huyeran de Sodoma. El ángel dijo: “Escapa por tu vida; no mires tras ti” (Génesis 19:17). Pero la mujer de Lot “miró atrás” y pereció (Génesis 19:26). No miró hacia adelante por fe. Ella miró hacia atrás y fue condenada. Allí hay una lección para ti. Mira a Jesús. ¡Ven a Él y no mires hacia atrás a ti mismo! ¡Ya no te examines más! Sal de la prisión del pecado a Jesús – ¡y no mires hacia atrás a ti mismo! “Del cautiverio, noche y penar...Vengo Jesús a ti”. Jesús dijo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

(FIN DEL SERMÓN)
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