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¡SE NECESITAN OBREROS!

por Dr. Kreighton L. Chan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Sábado, 13 de Agosto, 2011

“A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos”
(Mateo 9:37).


Las multitudes en el día de Jesús eran aquellos en Israel que venían a oírlo predicar el Evangelio. Nuestra “multitud” son aquellos que vienen a oír al pastor predicar. Nuestra multitud es traída por tu invitación personal, seguida por llamadas de nuestros diáconos y telefonistas.

Nuestra multitud son los jóvenes traídos del mundo a nuestra iglesia local. No vienieron por si solos. Tú los invitaste. Se trabajó para que vinieran aquí. Se necesitará trabajo para mantenerlos acá. Tienes que orar por ellos y cuidarlos haciéndolos sentirse en casa. Le hablo especialmente a los “segadores” entre nosotros, pero otros también pueden ayudar. Tú tienes que ser mejor con la multitud que está aquí.

En nuestro texto, Jesús declara el problema claramente, “la mies es mucha, mas los obreros pocos”. No hay suficientes obreros para la obra que está por delante. Se necesitan más obreros o perderemos parte de la cosecha. En el siguiente verso Jesús instruyó a sus discípulos a orar para que Dios enviara más obreros a Su cosecha. Después de eso, Jesús mandó a Sus 12 discípulos a ser obreros ellos mismos.

“A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos”
       (Mateo 9:37).

I. Primero, trayendo los prospectos.

Debemos trabajar duro para que más gente venga a nuestra iglesia a oír el Evangelio. Debemos orar también. Necesitamos más nombres y números de teléfono. Es muy importante porque nuestra multitud viene de ese grupo. Esto dará un flujo fijo de gente que oiga el Evangelio. Así que traer muchos nombres y números de teléfono es muy importante.

Los perdidos siempre están a nuestro alrededor. Es cierto especialmente si estás en la universidad. Estás rodeado de los que están perdidos. Debes siempre buscar gente joven con quien hablar y conseguir su nombre y numero de teléfono, para que les podamos llamar y traerlos a la iglesia.

Otro grupo de prospectos son tu familia y conocidos del trabajo y de la escuela. Tienes que orar y obrar con celo para traer a estas personas a la iglesia a oír el Evangelio.

“Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve” (Juan 1:46).

Nota la objeción inicial de Natanael: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?” Tu familia o amistades podrían decirte algo negativo, como: “No quiero ir a la iglesia. No creo que me guste”. Respóndeles que la pasarán bien y que harán muchos nuevos amigos. También diles que te dará mucho gusto que vengan. Sigue invitándolos y déjales saber que estás en serio y que no te rendirás. Ya viniendo la primera vez habrá más posibilidad de que se queden. Entonces quizá se volverán parte de nuestra multitud. La Biblia da muchos ejemplos de esto. Felipe no solo trajo a Natanael, sino que Andrés también trajo a Pedro (Juan 1:40-42; 45-46). También el carcelero Filipense trajo a su familia (Hechos 16:31) y Lidia trajo a su familia a oír a Pablo predicar, y ellos fueron convertidos (Hechos 16:14-15).

Nota que Jesús no solo le dijo a Sus discípulos que oraran por obreros sino que los enviaran a salir. ¿Cómo podemos orar sinceramente para que Dios mande obreros si no estamos dispuestos a ser obreros nosotros mismos?

Sé que oras por obreros para que vayan y traigan los nombres de los perdidos. Pero, ¿eres obrero tú? ¿Has ido tú personalmente a traer jóvenes a oír el Evangelio? Si es así, ¿lo hiciste con celo y regularmente? ¿Qué de traer a tu familia y conocidos? ¿Puedes en verdad incluirte como obrero por almas? ¿Has obrado fielmente con celo?

II. Segundo, predicándole a las multitudes.

A pesar de ser el trabajo del pastor, se necesitan más obreros para apoyar al pastor en su predicación. Tienes que ser como Aaron y Ur alzando las manos de nuestro pastor cuando él le predica Cristo a la gente (Éxodo 17:10-13). Ora todos los días por la predicación. Ora que Dios le muestre al pastor qué predicar. Ora que el Espíritu Santo abra el corazón de la gente para recibir los sermones y pensar en ellos.

Sabiendo su necesidad de oración en predicar el Evangelio, el Apóstol Pablo dijo a los Cristianos en Efeso que oraran:

“Por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio”
       (Efesios 6:19).

No debes descuidar la oración. Para ser obrero verdadero en la cosecha tienes que orar que Dios ayude a nuestro pastor a predicar el Evangelio. Tienes que orar que Dios le muestre a nuestro pastor sobre cual punto predicar. Tienes que orar que Dios le ayude a preparar los sermones. Y tienes que orar que Dios le dé mucha unción del Espíritu Santo al predicarlos. Tienes que orar que los perdidos sean convertidos por la predicación.

III. Tercero, segando la cosecha.

Se necesitan más obreros para segar la cosecha. Pero aunque hay grandes maquinas para segar el trigo, no hay maquinas espirituales para juntar gente en la iglesia. El Señor Jesús ha escogido usarnos como obreros en Su cosecha. La Biblia dice: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios” (I Corintios 3:9).

Ser obrero es difícil. La palabra “laborar” tiene la idea de trabajo duro. También pide continuidad y paciencia. Tienes que poner tus manos al arado y no volver atrás de la obra de traer almas. Es Cristo quien te llama a esta obra. ¿Serás perezoso en vez de obedecer el mandato de Cristo?

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

¿Dirás en tu corazón: “Heme aquí, envíame a mí” no importa las dificultades y sacrificios? ¿Deseas que Dios te use para laborar para Él para traer la cosecha? El Dr. John R. Rice dijo:

Oremos a Señor de la Cosecha: “Envía obreros a Tus campos”.
   Pocos son obreros, los campos están listos y se pierde la cosecha.
¡Heme aquí! ¡Heme aquí! Envíame a mí, oh Señor de la Cosecha,
   Dame el Espíritu Santo.
¡Heme aquí! ¡Heme aquí! Envíame a ganar almas preciosas hoy.
   (Traducción libre de “Here Am I” por Dr. John R. Rice, 1895-1980).

Nuestra labor no acaba cuando la multitud está en la iglesia oyendo el Evangelio. No, no acaba sino hasta que de verdad son convertidos a Cristo. Hasta entonces, tienes que amarlos, cuidarlos, tener peso en oración por ellos, y hacer nuestra iglesia un segundo hogar para ellos. Tienes que sembrar con lágrimas para segar con gozo (Salmo 126:5). Los segadores trabajarán personalmente con aquellos que están más abiertos en nuestra multitud. Les urgirán que vengan el Domingo en la noche también. Aquellos que entran en nuestra iglesia así son nuestros mejores prospectos. Es de este grupo que veremos conversiones por la predicación.

Jesús dijo:

“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece” (Juan 6:27).

Todos trabajamos por algo. Todos. Muchos en el mundo trabajan duro para conseguir cosas que piensan que son importantes. Puede ser la educación, riquezas, o intereses familiares. Todos estos perecerán. Hermano y hermana, ¿cuanto más duro debemos trabajar por las almas eternas? Sé un obrero en la cosecha de Dios para traer almas eternas a nuestra iglesia. Haz tu parte en hacer nuestra iglesia una “anzuelo de almas”. Eso es lo que la gente llamaba a la iglesia de Spurgeon. ¡Que nuestra iglesia sea un “anzuelo de almas” también! Nuestra multitud debe sentirse atraída a quedarse con nosotros en la iglesia. Un verdadero obrero será un medio de gracia para que la gente en nuestra multitud se quede en la iglesia. Un obrero verdadero también será medio de gracia en la conversión de ellos. Tienes que ser fiel en tu obra, y Dios te recompensará eternamente.

“Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor” (Hebreos 6:10).

Este es el tiempo de la cosecha. Es tiempo para que trabajemos, y hay mucho trabajo que hacer. Debemos trabajar duro, y debemos trabajar juntos. Debemos traer la gran cosecha de almas con celo en este tiempo. Satanás, el mundo, y la carne batallarán contra nosotros a cada paso. Eso no importa. Dios bendecirá nuestra labor. ¡Con Su ayuda no podemos fallar!

(FIN DEL SERMÓN)
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EL BOSQUEJO DE

¡SE NECESITAN OBREROS!

por Dr. Kreighton L. Chan

“A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos”
(Mateo 9:37).

I.   Primero, trayendo los prospectos, Juan 1:46, 40-42, 45-46;
Hechos 16:31, 14-15.

II.  Segundo, predicándole a la multitud, Éxodo 17:10-13;
Efesios 6:19.

III. Tercero, segando la cosecha, I Corintios 3:9; Isaías 6:8;
Salmo 126:5; Juan 6:27; Hebreos 6:10.