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EL CRISTO QUE NO CAMBIA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 13 de Marzo, 2011

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
(Hebreos 13:8).


Pronto cumpliré setenta años. Mirando las siete décadas pasadas, he visto muchos cambios. Recuerdo cuando un ropavejero pasaba por nuestra casa en coche de caballo, colectando lo que hoy reciclamos. Todavía puedo oír el sonido del caballo y los gritos del hombre al pasar por la calle todos los días. Había un vendedor de hielo en coche de a caballo. El caballo iba tan lento que yo corría y tomaba pedacitos de hielo. Eso fue en una parte del centro de Los Ángeles. La gente usaba bloques de hielo porque no había muchos refrigeradores eléctricos. Nosotros no teníamos refrigeradora. Teníamos una caja para hielo. Tenía un espacio arriba, y guardaba la leche y otras cosas en el espacio de abajo. Todavía le digo al refrigerador “caja de hielo”. El otro cambio fue la llegada de la televisión. Cuando yo era niño oíamos programas de radio: Jack Benny, Amos y Andy, Fibber McGee y Molly, The Green Hornet (El Avispón Verde), Inner Sanctum (El Santuario Interior), El Llanero Solitario, programas así – en la radio.

Luego oímos de la televisión. Parecía imposible recibir la imagen de un hombre hablándote por las ondas de aire. Recuerdo pensar: “¿Cómo puede la imagen de alguien pasar por una antena y verse en la pantalla de la tele?” De chico no lo pude adivinar. La primera TV que ví era rentada de la familia al lado en Fargo Street. Le ponías una moneda en el agujero cada treinta minutos para que funcionara. La pantalla medía como dos por una pulgadas, con un lente para agrandar la imagen a seis por cuatro pulgadas. Eso fue en 1947. Me cautivó. Miré como media hora de “Las Noches Árabes”, con Sabú en la alfombra mágica. Yo me sentaba en mi alfombra y quería volar, pero no “volaba” sin importar cuanto me concentrara.

Recuerdo el día en que el presidente Franklin D. Roosevelt murió en 1945. Recuerdo el día que Mahatma Gandhi fue asesinado en 1948. Recuerdo al Presidente Truman. Recuerdo al General Douglas MacArthur. Recuerdo a Adlai Stevenson, y a Hank Williams, y a Merle Travis, Tex Ritter, y a Johnny Cash, y a Elvis, y a Marilyn Monroe. Recuerdo a Groucho Marx, Bob Hope, y Milton Berle, y Red Skelton, Jackie Gleason y Art Carney – a Steve Allen en el programa The Tonight Show, a Jack Paar en el programa The Tonight Show. Recuerdo a John F. Kennedy, a los Beatles, a los Doors, y a Johnny Carson en el programa Tonight Show. Recuerdo la marcha del Dr. King in Selma, Alabama. Recuerdo a Khrushchev y la carrera del espacio con la Union Sovietica despues de lanzar el “Sputnik.” Recuerdo los motines en las universidades en la Guerra de Vietnam. Recuerdo el dia en que murió Churchill, la noche en que mataron a Bobby Kennedy y el día en que el Dr. King fue asesinado. Recuerdo los motines en Chicago en la Convención Demócrata de 1968. Recuerdo los Jóvenes de Flores, y el Pueblo de Jesús. Recuerdo a Judíos por Jesus y a mi amigo Moishe Rosen (que ofició nuestra boda, y a quien visitamos antes de que falleciera en 2010). Recuerdo cuando Neil Armstrong caminó sobre superficie de la luna. Recuerdo a Alec Guinness, a Boris Karloff, y a Ingrid Bergman, a Humphrey Bogart, a John Wayne, a Jimmy Stewart. Recuerdo haber conocido el anunciador de deportes Chick Hearn en el primer partido de los Lakers que se jugó en el Staples Center en 1999. Recuerdo haber conocido a Dustin Hoffman, Ringo Starr, Robert Ryan y a Diane Keaton – quien vino a nuestra iglesia y me oyó predicar un sermón un Domingo. Recuerdo cuando David Soul (de Starsky y Hutch) vino al servicio de la noche. Recuerdo a Mickey Rooney escuchándome predicar un sermón por una ventana cuando teníamos servicios en la esquina de Hollywood y Vine.  Recuerdo cuando mis amigos y yo pasamos una tarde con Stan Laurel (del Flaco y El Gordo) en su apartamento en la playa de Santa Mónica. Recuerdo haber conocido a Warren Beatty y a Jack Nicholson. No me sorprende haber conocido estas estrellas ya que he pasado mi vida y ministerio enteros en el centro de Los Ángeles, como a quince ó veinte minutos de Hollywood. Recuerdo conocer al Presidente Nixon, y al Presidente Reagan dos veces. Recuerdo haber conocido al Governador Mike Huckabee. Recuerdo la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, el 9/11, la Guerra de Irak, y la Caída de la Unión Soviética.

Mi amigo Dr. John S. Waldrip a menudo me pide que le dé una lista de predicadores y líderes Cristianos que he conocido. Me intriga al ver la lista larga. Pienso, “¿Cómo pudo un pequeño misionero en la ciudad como yo haber conocido a tantos predicadores y líderes famosos?” En fin, esa es la lista, no en orden alfabético, pero así la recordé.

Recuerdo cuando mi esposa y yo cenamos con el Pastor y la Sra. Richard Wurmbrand. Recuerdo conocer a Billy Graham, a George Beverly Shea, y ver a Dr. W. A. Criswell (dos veces). Recuerdo entrevistar a John R. Rice, y tomar café con Francis Schaeffer viendo la juramentación del Presidente Reagan en la sala del Dr. Schaeffer. Recuerdo haber cenado en mi casa con el Dr. Bob Jones, Hijo; recuerdo cuando el Dr. Bob Jones III estuvo con nosotros en nuestra casa una noche. Recuerdo haber almorzado con Jerry Falwell (dos veces), haber cenado con el Dr. Harold Lindsell, y cuando el Dr. Paige Patterson habló en nuestra iglesia. Recuerdo el día que conocí al Dr. J. Vernon McGee, Dr. Charles L. Feinberg, Dr. Samuel Sutherland, Dr. Gleason Archer, Dr. Wilbur M. Smith, Dr. Walter Martin, Rev. Iain H. Murray (de Banner of Truth Trust), y recuerdo el día que Dr. Harold Lindsell (el segundo editor de Christianity Today) y yo pasamos con mi amigo el Dr. Bill Powell, publicador del Southern Baptist Journal. Recuerdo haber concido al Dr. John F. Walvoord, Juez Paul Pressler, Dr. James Montgomery Boice, quienes predicaron en nuestra iglesia; el Dr. R. G. Lee, el Dr. E. V. Hill, Dr. Lloys Vess, Dr. Henry M. Morris, Dr. Raymond Barber, Hal Lindsey, Dr. Norman Geisler, Dr. George Eldon Ladd, Dr. Bailey Smith, Dr. Phil Shuler, Dr. Neal Weaver, Dr. John Warwick Montgomery, Dr. Bill Monroe, Dr. Ken Connolly, Dr. Johnny Pope, al líder anti-aborto Joseph M. Scheidler, Dr. Bill Bright, fundador de Campus Crusade for Christ (dos veces), y Dr. Carl F. H. Henry, primer editor de Christianity Today.

Recuerdo haber conocido a Dr. G. Beauchamp Vick, Dr. John Rawlings, Dr. Kenneth E. Gillming, Dr. H. L. Willmington, Dr. D. A. Waite, Dr. Bob Ross, Dr. E. Robert Jordan, Dr. Ian R. K. Paisley, Dr. David O. Beale, Dr. Lee Roberson, Dr. James O. Combs, Dr. Clarence Sexton, Dr. Robert L. Sumner, Dr. David Innes, la esposa de Dr. Louis T. Talbot, y a Ruth, esposa de Billy Graham. Recuerdo cuando conocí a la Srta. Gladys Aylward, misionera a China, y al Dr. James Hudson Taylor III, presidente del seminario China Evangelical Seminary. Recuerdo el día que fui ordenado en la iglesia First Chinese Baptist Church de Los Ángeles, dirigiendolo el Dr. Timothy Lin.

Recuerdo el día en que murió mi abuela, el día en que murió mi padre, el día en que mi padrastro Bill McDonell murió, el día en que falleció mi madre, y el día en que mi pastor, el Dr. Timothy Lin murió. Recuerdo cuando me casé con Ileana, la mejor esposa de pastor en el mundo. Recuerdo el día en que nacieron nuestros hijos. Recuerdo el día en que comenzó nuestra iglesia, y recuerdo la gente firme que ha estado con nosotros en nuestra iglesia todos estos años. Sí, puedes recordar mucho cuando llegas a los setenta años de edad.

Recuerdo las escenas cambiantes de la Cristiandad evangélica. Recuerdo cuando a los trece años, los vecinos Dr. y Sra. McGowan me llevaron a la iglesia Bautista por primera vez. Hace cincuenta y siete años. Por fuera la iglesias parecían más fuertes entonces. Pero la situación actual era peor que las apariencias. Millones de gente no convertida se procesaban en las iglesias por métodos “decisionistas”. Las iglesias parecían ser fuertes y crecer, pero la fundación era más frágil de lo que parecía. Hoy, cuando cierran cientos de iglesias, y otras son débiles y mueren, parece que estamos en una situación sin esperanza. Pero la apostasía de hoy en realidad apoya más claramente la verdad de la Biblia que la Cristiandad superficial de los 1950s (vea Iain H. Murray, Lloyd-Jones: Messenger of Grace, The Banner of Truth Trust, 2008, p. 90).

Las escenas cambiantes del tiempo nos muestran nuestra necesidad del Cristo que no cambia:

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
       (Hebreos 13:8).

Henry F. Lyte lo dijo bien:

Se acerca el cierre de la vida;
   Los gozos terrenales se opacan y pasan;
Cambio y ruina yo veo por todas partes,
   O Tú que no cambias, mora conmigo.
(Traducción de “Abide With Me” por Henry F. Lyte, 1793-1847).

Al ver hacia atrás, hasta los jóvenes pueden decir con Henry Lyte, “Cambio y ruina yo veo por todos partes”. Pero en medio de las escenas que cambian del tiempo, la tarea de la iglesia no cambia. La Biblia dice: “a [Dios] sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios 3:21). Por favor canten de pie “Gloria al Padre”.

Gloria demos al Padre,
   Y al Hijo y al Santo Espiritu.
Como fue en el principio, es hoy y será siempre,
   Mundo sin fin. Amén. Amén.
(“La Gloria Patri,” un viejo canto Escoces, autor desconocido).

La primera tarea de la iglesia que no cambia es glorificar a Dios. Ese es el propósito principal de todo Cristiano, como de la iglesia de la cual es miembro. Debemos glorificar a Dios en nuestras vidas, en nuestros testimonios, en nuestras oraciones, y en nuestros “salmos, con himnos y cánticos espirituales” (Efesios 5:19) – ¡pero no con música moderna “basura”!

La segunda tarea es el evangelismo. Es nuestro deber ir al mundo moribundo, sin esperanza, y decirles que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). Jesús nos dio esa Gran Comisión varias veces:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”
      (Marcos 16:15).

“Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:46-47).

“Como me envió el Padre, así también yo os envio”
       (Juan 20:21).

“Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Por favor canten de pie “¡Salid a Evangelizar!” por Dr. Oswald J. Smith. Es numero 8 en su hoja de canciones.

Para el tiempo lema dad, que sea excitante, con poder,
Grito de guerra, con ardor para morir o conquistar.
Palabra que nos dé excitación, para obedecer al Salvador.v Es la llamada; alzaos hoy, ¡Evangeliza, el lema es!

El evangelio proclamad, en Su nombre, id por doquier;
Se oye por todos los cielos ya, ¡Salid a evangelizar!
A moribunda raza el don del evangelio traed;
Al tenebroso mundo ya, ¡Salid a evangelizar!
   (Traducción de “Evangelize! Evangelize!” Palabras por Dr. Oswald J. Smith,
     1889-1986; al son de “And Can It Be?” por Charles Wesley, 1707-1788).

Pueden sentarse. Esa es la tarea que no cambia de la iglesia - ¡Evangelizar, Evangelizar, Evangelizar! Jesús dijo:

“Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23).

¡Hazlo el Sábado en la noche! ¡Ven aquí a las 6:00 todos los Sábados en la noche cuando salimos a evangelizar a los perdidos en esta ciudad! Esa es la obra de la iglesia que no cambia. Otras iglesias pueden cambiar. Talvez se duerman. Talvez no ven la necesidad. Pero Cristo aún dice:

“Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23).

¡Esa es la obra que no cambia en nuestra iglesia! Si irás al evangelismo la próxima semana, ven al frente y el Sr. Prudhomme orará por ti. Cánte el himno número 8 una vez más.

Para el tiempo lema dad, que sea excitante, con poder,
Grito de guerra, con ardor para morir o conquistar.
Palabra que nos dé excitación, para obedecer al Salvador.
Es la llamada; alzaos hoy, ¡Evangeliza, el lema es!

El evangelio proclamad, en su nombre, id por doquier;
Se oye por todos los cielos ya, ¡Salid a evangelizar!
A moribunda raza el don del evangelio traed;
Al tenebroso mundo ya, ¡Salid a evangelizar!

Se pueden sentar.

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
       (Hebreos 13:8).

Hay una última cosa que sacaré en este sermón. Pese a los cambios que vemos en el mundo, los que veamos en la iglesia, los que ocurran en nuestras vidas, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). Él dice a los que van al evangelismo fielmente, “he aquí yo estoy con vosotros todos los días” (Mateo 28:20). El dijo, “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Nunca te desanimes! Cristo está contigo!

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
       (Hebreos 13:8).

El es Cristo que no cambia. Cristo es la Segunda Persona de la Trinidad, que no cambia. Cristo es el Cordero de Dios que no cambia, quien llevó nuestros pecados “en su cuerpo” sobre la Cruz (I Pedro 2:24). Su Sangre que no cambia está disponible ahora para limpiarnos de “todo pecado” (I Juan 1:7). El vive su vida que no cambia en el Cielo en el mismo cuerpo de carne y huesos que resucitó la mañana de Resurrección (Lucas 24:38-40). Este Cristo que no cambia está orando por ti ahora, “viviendo siempre para interceder por” nosotros (Hebreos 7:25). Amén! Él es:

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
       (Hebreos 13:8).

Cristo jamás cambia. Él amaba a los pecadores cuando estaba en la tierra – y él ama a los pecadores ahora! Pecador, te llamo esta noche – ven por fe al Cristo que no cambia. El te limpiará de todo pecado por Su Sangre. El te vestirá en Su justicia completa. El salvará tu alma de juicio y te dará vida – ¡ambos ahora y para siempre! ¡Ven a Cristo! ¡Ven a Cristo! ¡Ven a Cristo! ¡ Que Dios te dé la gracia y que el poder que atrae del Espíritu Santo te mueva a venir a Jesucristo, el Salvador de los pecadores que no cambia! Amén.

(FIN DEL SERMON)
Té puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español.”

You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here)
or you may write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015.
Or phone him at (818)352-0452.

La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Hebreos 1:8-12.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Abide With Me” (por Henry F. Lyte, 1793-1847).