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EL SACERDOTE QUE VIVE PARA SIEMPRE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 12 de Septiembre de 2010

“Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:23-25).


En los tiempos del Antiguo Testamento hubo muchos sacerdotes. Pero ninguno permaneció por mucho tiempo. Pronto todos morían. Cristo solo continúa como nuestro Sumo Sacerdote para siempre. Cristo solo “tiene un sacerdocio inmutable” (Hebreos 7:24). Él resucitó físicamente de los muertos. Él ascendió físicamente al Cielo. ¡Él esta allí en el Cielo, a la diestra de Dios, haciendo su obra de sacerdocio, orando por ti esta noche!

Hoy se menciona poco que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote. El único himno que hallo en los himnarios modernos sobre este tema es “¡Mi Alma, Alzate!” (“Arise! My Soul, Arise!”) por Charles Wesley (1707-1788). Tuve que ponerle música a dos himnos olvidados de los himnos viejos de Spurgeon, o no tendríamos qué cantar en este servicio. Y pocos sermones se predican sobre este tema ahora. De hecho ha habido muy poca predicación sobre “Jesucristo Mismo” (Efesios 2:20) por varias décadas. En su libro [La Cristiandad Sin Cristo] Christless Christianity, el Dr. Michael Horton dice que esto ha sucedido por “...asumir que todos ya saben lo que Jesús ha hecho (y hará)...” (Michael Horton, Ph.D., Christless Christianity, Baker Books, 2008, p. 250).

Uno de los pocos sermones impresos sobre la obra de intercesión de Cristo en el Cielo es [El Sacerdote que Siempre Vive] “The Ever-Living Priest” (The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1974, tomo XXXII, pp. 415-426) de Spurgeon. Ahora les doy una versión abreviada y simplificada del sermón de Spurgeon sobre este texto:

“Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:23-25).

Este texto nos dice cuatro cosas sobre Cristo, el sacerdote que vive para siempre.

I. Primero, Cristo tiene vida sin fin.

Lee los versos 23 y 24 en voz alta:

“Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable” (Hebreos 7:23-24).

Cristo continua para siempre como un sacerdote “inmutable”, porque Él tiene una vida sin fin. Jesús no es como el sumo sacerdote Aarón o cualquier otro sacerdote que le siguió en el Antiguo Testamento. Todos al final morían. Sí, yo se que Jesús murió en la Cruz, pero Él resucitó físicamente de entre los muertos. El Cristo resucitado dijo:

“Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1:18).

Cristo bajó del Cielo y tomó un cuerpo humano, en el cual murió para pagar por nuestros pecados. Pero Él resucitó el tercer día en ese mismo cuerpo humano, y, en ese mismo cuerpo humano, Él ascendió de nuevo al Cielo donde [está] “viviendo para siempre” (Hebreos 7:25). Un salvador que muere no era suficiente. Todavía necesitamos un Salvador vivo para cuidarnos y librarnos del mal. Debemos recordar esta verdad cuando la vida parezca dura. Jesús vive. Mi gran Redentor vive por mi – vive en la plenitud del poder y gloria – y devota Su vida para preservar mi alma de todo mal. ¿No puedo descansar en Él? Con tal salvador que vive para siempre, ¿por qué he de temer? Estoy seguro porque Él devota vigorosamente Su vida para mi protección. ¡Qué bendiciones le llegan a aquellos por lo que Jesús gasta la fuerza de Su vida sin fin!

Despierta, canta gratitud,
   Del amor del Salvador;
De de cómo él vive para llevar
   La causa del suyo allá.
(Traduccion de “Christ’s Intercession” por Augustus Toplady, 1771;
     al son de “O Set Ye Open Unto Me”).

¡Cántala!

Despierta, canta gratitud,
   Del amor del Salvador;
De de cómo él vive para llevar
   La causa del suyo allá.

II. Segundo, Cristo tiene un sacerdocio sin fin.

Lee el verso 24 en voz alta.

“Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable” (Hebreos 7:24).

Como hemos visto, Israel tenía un sumo sacerdote que moría. Ellos estaban muy tristes cuando uno de sus sacerdotes moría. Pero en la dispensación Cristiana tenemos solo un sacerdote, que permanece para siempre. Por eso, hermanos, no necesitamos un sacerdote terrenal, en la iglesia de Inglaterra ni en la iglesia de Roma – ni en las iglesias Ortodoxas Orientales – ¡ni en cualquier otra iglesia! ¡El único sacerdote que necesitamos es Jesús!

“Tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos” (Hebreos 8:1).

“Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios... porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (Hebreos 7:27).

No necesitamos los sacrificios sin sangre de la Misa, con sacerdote hecho por el hombre “para ofrecer sacrificios”. ¡“Porque esto [Cristo] lo hizo una sola vez” cuando Él murió en la Cruz por nosotros! Pedro mismo dijo: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados” (I Pedro 3:18). ¡No hay necesidad de más sacrificios en la Misa! ¡“Cristo padeció una sola vez por los pecados!”

De una vez, O pecador recibidlo;
   De una vez, hermano creedlo;
Ven a Jesús, el peso caerá,
   ¡El nos ha redimido de una vez!
(Traduccion de “Once For All” por Philip P. Bliss, 1838-1876;
     alterada por el Pastor).

III. Tercero, Cristo hace intercesión sin fin.

Nota las palabras el fin del verso veinticinco “...viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25). Jesús dijo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20). El Apóstol Pablo dijo:

“Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34).

“Viviendo siempre para interceder por [nosotros]”
       (Hebreos 7:25).

Cristo ora por nosotros continuamente. Spurgeon dijo: “Somos perdonados por la muerte de Cristo, pero somos justificados por su resurrección. Somos salvos porque él murió; pero esa salvación es traída y asegurada para nosotros porque él se sienta a la diestra de Dios, y hace intercesión continuamente por nosotros” (ibid.).

“¿A dónde estaría nuestra esperanza de preservación continua de la debilidad y de los pecados de nuestra naturaleza si Jesús no rogara continuamente por nosotros? El camino es duro, el mundo es pecaminoso, nuestras rondas son muchas, nuestras necesidades no cesan, y por eso necesitamos la intercesión eterna. Nunca estamos fuera de peligro, y por eso siempre necesitamos [Su] oración; nunca estamos sobre la debilidad y la necedad, y por eso necesitamos [Su] oración perpetua...Hermanos, somos presionados a diario, ya sea con conflicto, con pecado interno o sufrimiento del cuerpo... y para todo esto necesitamos ayuda [del] lugar santísimo...Necesitamos un [intercesor], a cuyos pies podamos dejar nuestras cargas, a cuyos oídos podamos decirle nuestros dolores: por eso Jesús siempre vive para hacer intercesión por nosotros” (ibid.).

He aquí nuestros pensamientos desesperados;
   Sobre nuestros temores y faltas,
Su poderosa intercesión se alza;
   Y la culpa y el terror se mueren.
(Traducción libre de “His Powerful Intercessions”
     por Anne Steele, 1760; al son de “Just As I Am”).

¡Cántala conmigo!

He aquí nuestros pensamientos desesperados;
   Sobre nuestros temores y faltas,
Su poderosa intercesión se alza;
   Y la culpa y el terror se mueren.

“Viviendo siempre está, Jesús mi intercesor.” Canta la estrofa de Wesley!

Viviendo siempre está,
   Jesús, mi intercesor;
Su amor redentor,
   Su sangre a suplicar;
Su sangre por todos expió,
   Y sobre el trono la roció,
Y Sobre el trono la roció.
    (Traduccion de “Arise! My Soul, Arise!” por Charles Wesley, 1707-1788).

IV. Cuarto, Cristo provee una salvación sin fin.

Lee el verso 25 en voz alta.

“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).

“Puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios”. Spurgeon dijo: “Puede también salvar sin fin [porque] esa palabra “perpetuamente” incluye dentro de ella una referencia al tiempo. Porque nuestro Señor Jesús nunca muere, sin fin es capaz de salvar. A toda hora su poder para salvar permanece. Él pudo salvar a algunos de ustedes...hace años, pero no queréis venir a él para que tengáis vida; él puede salvarte a hora pese a que has pasado...años en impenitencia. Si vienes a Dios por él, él te salvará no importa cuanto sea tu pecado” (ibid.).

Todo el que viene a Jesús tiene esta promesa de los labios del Salvador:

“Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”
     (Juan 10:28-29).

Todo el que viene a Dios mediante Jesús tiene vida eterna, y nunca puede perecer, ¡porque el Hijo de Dios “[vive] siempre para interceder por ellos”!

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39).

¡Cómo oramos que vengas a Jesús! Cuando vengas a Él, él te salvará para siempre – “perpetuamente” – ¡para todo el tiempo y toda la eternidad! Por favor canta de pie el himno numero seis en tu hoja de canciones.

Despierta, canta gratitud,
   Del amor del Salvador;
De de cómo él vive para llevar
   La causa del suyo allá.

Con lágrimas Él ofreció
   Humildes llantos aquí;
Mas ruega con autoridad
   Coronado en gloria hoy.

A los que a Dios vienen por Él
   Él demanda salvación;
Sus nombres señala en el libro de Dios
   Sus manos extiende Él.

Eterna vida, Él pidió,
   A cada santo le da;
Fortaleza aquí y luego al morir
   El éxtasis celestial.
(Traducción libre de “Christ’s Intercession” por Augustus Toplady, 1771;
     alterada por el Pastor; al son de “O Set Ye Open Unto Me”).

(FIN DEL SERMON)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.

You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here)
or you may write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015.
Or phone him at (818)352-0452.

La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Hebreos 7:23-28.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
      “His Powerful Intercessions” (por Anne Steele, 1760; al son de “Just As I Am”).


EL BOSQUEJO DE

EL SACERDOTE QUE VIVE PARA SIEMPRE

“Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:23-25).

(Efesios 2:20)

I.   Primero, Cristo tiene vida sin fin, Hebreos 7:23-24; Apocalipsis 1:18.

II.  Segundo, Cristo tiene un sacerdocio sin fin, Hebreos 7:24; 8:1; 7:27;
I Pedro 3:18.

III. Tercero, Cristo hace intercesión sin fin, Hebreos 7:25; Juan 17:20;
Romanos 8:34.

IV. Cuarto, Cristo provee salvación sin fin, Hebreos 7:25;
Juan 10:28-29; Romanos 8:38-39.