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¡RESURRECCIÓN AHORA!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 2 de Mayo de 2010

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).


Los milagros de Cristo fueron hechos para ilustrar verdades espirituales. Abrió los ojos de los ciegos para mostrar que Él puede abrir corazones espiritualmente ciegos. Él sanó a los leprosos para mostrar que Él puede sanar almas espiritualmente sucias. Pero tres veces resucitó cadáveres. En el quinto capítulo de Marcos se nos dice que él resucitó a la hija de Jairo de entre los muertos. En el séptimo capítulo de Lucas se nos dice que Él resucitó al hijo de la viuda de Naín de entre los muertos. En el capítulo once de Juan resucitó a Lázaro de entre los muertos. La lección que aprendemos de estas resurrecciones es que Jesús puede alzar a la vida aquellos que están “muertos en...delitos y pecados” (Efesios 2:1). En este servicio esta noche tenemos muchas hijas de Jairo, muchos hijos de viudas, muchos Lazaros resucitados – porque muchos de nosotros estábamos muertos en delitos y pecados, ¡pero a través del poder de Cristo se nos ha resucitado de la muerte espiritual, a caminar en una vida nueva! La resurrección que hemos experimentado se llama “regeneración” – un término que habla de vida de los muertos, también conocido como el nuevo nacimiento. El Dr. W. G. T. Shedd señaló que la Biblia a menudo utiliza “resurrección para referirse a la regeneración”… “hablando de la regeneración como una resurrección espiritual” (traducción de W. G. T. Shedd, Ph.D., Dogmatic Theology, P and R Publishing, edición de 2003, pp. 864, 865). La conexión entre la resurrección física y la espiritual está muy clara en el segundo capítulo de Efesios:

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).

De estos versos aprendemos tres grandes verdades sobre el nuevo nacimiento – tres verdades sobre la regeneración a través del poder del Cristo resucitado.

I. Primero, estábamos nosotros muertos.

De acuerdo a la Biblia todas las personas están espiritualmente muertas. Algunos hombres nos dicen que fuimos magullados por la Caída – pero no creen que fuimos matados por ella. Sin embargo la palabra de Dios es muy clara. Dice que no solamente fuimos heridos, pero que estando nosotros “muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1). Sin embargo estos hombres nos dicen que hay algo bueno en el hombre, que la naturaleza misma del hombre no está muerta en pecados. C. G. Finney dio esa falsa posición cuando dijo:

¿Por qué el pecado es tan natural para la humanidad? No porque su naturaleza misma es pecaminosa…Esta doctrina es… infinitamente deshonrosa a Dios, y una abominación a Dios y al intelecto humano, y debe ser desterrado de todos los púlpitos, y de todas las fórmulas de la doctrina, y del mundo. Es una reliquia de la filosofía pagana, y fue impuesta en medio de las doctrinas del Cristianismo por Agustín (traducción de C. G. Finney, Finney’s Systematic Theology, Bethany House Publishers, edición de 1994, pp. 268, 263).

Bueno, la doctrina del hombre muerto en el pecado ha sido desterrada de la mayoría de nuestros pulpitos. ¿Cuál es el resultado? La anarquía moral y espiritual que vemos hoy en día – ¡ese es el resultado!

¿Fue la doctrina del hombre muerto en el pecado inventada por Agustín? ¡No, no lo fue! A través de toda la Biblia se enseña que el hombre es desesperadamente pecaminoso. En los días de Noé:

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).

En el Libro de Job leemos:

“¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie” (Job 14:4).

“Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y para que se justifique el nacido de mujer?” (Job 15:14).

El Salmista dijo:

“He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre” (Salmo 51:5).

“Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron” (Salmo 58:3).

El Rey Salomón dijo:

“El corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal”
      (Eclesiastés 9:3).

El profeta Jeremías dijo:

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).

Y el Apóstol Pablo nos dijo:

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:1, 3).

De nuevo, en Colosenses, el Apóstol dijo:

“Y a vosotros, estando muertos en pecados” (Colosenses 2:13).

Finney atacó la doctrina del hombre muerto en pecado al atribuírsela a Agustín. Sin embargo, como he mostrado, la Biblia enseña esta doctrina de principio a fin. En realidad, las ideas de Finney vienen del hereje Pelagio (354-420 DC). Estas ideas heréticas han estado alrededor por siglos. ¡Lo que Finney enseñó fue el Pelagianismo con toda su fuerza! ¡Apeguémonos a aquellas doctrinas que claramente son enseñadas en la Escritura! ¡El hombre, en un estado no regenerado, esta muerto en pecado! El hombre no está enfermo. ¡Está muerto a las cosas de Dios!

“Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1).

“Estando nosotros muertos en pecados” (Efesios 2:5).

¿Qué puede ser más claro que eso? ¡Nada!

“Muertos en pecados” – ¿no es esta una verdadera ilustración del hombre en su estado natural? El gran Spurgeon dijo:

Observa ese cadáver: lo puedes golpear, lo puedes magullar, pero no gritará; puedes poner muchas cargas sobre él, pero no está cansado; lo puedes encerrar en la oscuridad, pero no siente lo tenebroso. Así el hombre no convertido lleva encima la carga de su pecado, pero él no está cansado de ella, él está encerrado en la cárcel de la justicia de Dios, pero no pide libertad, él está bajo la maldición de Dios...pero esa maldición no causa conmoción en su espíritu, porque él está muerto... ¡Oh! si estuvieras vivo, nunca estarías tranquilo hasta que fueras salvo de la ira venidera! El hombre permanece inconsciente de las cosas espirituales, e indiferente a ellas porque, en un sentido espiritual, está muerto (traducción de C. H. Spurgeon, “Resurrection With Christ,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, tomo 14, pp. 207, 208).

Puedes sentarte en la iglesia y escuchar sermones que no tienen efecto en ti – porque estas “muerto en pecados”. Puedes escuchar del sufrimiento de Cristo, que Él fue azotado y clavado en la Cruz, y no te causa interés duradero – porque estas “muerto en pecados”. Puedes escuchar que Cristo se levantó de entre los muertos y apareció a Sus Discípulos “con muchas pruebas indubitables” (Hechos 1:3) y no eres movido por el poder y majestad de Su resurrección – porque estás “muerto en pecados”. Puedes escuchar de Su Sangre, disponible para limpiar tus pecados, y no sentir tu necesidad de limpieza – porque estás “muerto en pecados”. Puedes escuchar a otros orar con gran fervor, y no eres capaz de orar así – porque estás “muerto en delitos”. Puedes comprar una gran Biblia negra, y leerla, pero las palabras no tienen vida; solamente son palabras para ti – porque estás “muerto en pecados”. Otros tienen gozo en su fe, pero tú no tienes gozo – porque estás “muerto en pecados”. Otros conocen a Cristo, y se gozan en conocerlo, pero tú no lo conoces; tú estás lleno de dudas y miedos – porque estás “muerto en pecados”. Otros te dicen que vengas a Cristo, pero todo lo que puedes decir, una y otra vez, es “¿cómo?” “¿Cómo puedo venir a Él?” La respuesta se te escapa y no puedes entenderla – porque estás “muerto en pecados”.

Te digo ahora que si tratas de ser salvo por aprender siempre será lo mismo. ¡Nunca serás capaz de “aprender” cómo ser salvo! Nunca, en cincuenta años de estudio Bíblico – nunca podrás aprender como ser salvo – porque estás “muerto en pecados”. Y mientras más estudies, y hagas preguntas, peor te harás, pasándola hasta que el pequeño interés que algún día tuviste se haya ido, y te sentarás en la iglesia sin esperanza que nada cambie – porque estás “muerto en pecados” – “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (II Timoteo 3:7). Y, al final, morirás en tus pecados y te encontrarás en el próximo mundo, donde estarás en tormento, desechando de la presencia de Dios por siempre, desesperado, en las llamas, sin esperanza, en la “oscuridad de las tinieblas por siempre” (Judas 13) – porque estás “muerto en pecados”.

Pero ahora nuestro texto da una chispa de esperanza – y esa esperanza radica únicamente en la misericordia y la gracia de Dios en Cristo. Esta fue mi experiencia, y yo oro que sea la tuya también. ¡Gracias al Señor, aquellos de nosotros que hemos sido salvos podemos decir, que se nos ha dado vida por el Cristo resucitado!

II. Segundo, ¡nos dio vida!

Por favor pónganse de pie y lean los versos cuatro y cinco en voz alta.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:4-5).

Se pueden sentar.

¡Oh, escucha esto, pecador! Escucha las benditas palabras del Apóstol, “Pero Dios”. ¡Hay esperanza en esas palabras! “Pero Dios”. Estás muerto en pecados, “¡pero Dios!” ¡Alábalo por esas palabras! ¡Salta y danza de alegría cuando las escuches! “¡Pero Dios!” Podríamos aplicar esas palabras una y otra vez en la historia de la fe. Cuando las cosas eran un caso perdido, una y otra vez Dios Mismo intervino, y se pudo haber dicho, en las palabras de Efesios 2:4, “¡Pero Dios!”

Y todo el mundo llegó a ser tan corrompido por el pecado que Dios dijo: “Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado” (Génesis 6:7). “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Génesis 6:8). “Pero Dios” intervino y salvó a Noé y su familia del gran Diluvio. Los hijos de Israel gemían bajo el cautiverio y la esclavitud bajo Faraón, en Egipto. Pero Dios dijo a Moisés: “Y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto” (Éxodo 6:6-7). “Pero Dios”. En la época de los Jueces, los hijos de Israel fueron “muy empobrecidos a causa de los madianitas” (Jueces 6:6). Pero Dios vino a Gedeón como el trigo trillado “para ocultarlo de los madianitas” (Jueces 6:11). “Y el Señor le dijo [a Gedeón]: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como un solo hombre” (Jueces 6:16). Y Gedeón exclamó: “Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos” (Jueces 7:15). “Pero Dios”. Jesús fue arrestado, golpeado, clavado en una cruz, murió y fue enterrado en un sepulcro sellado. Pero Dios le levantó de los muertos: “A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase” (Hechos 10:40). “Pero Dios”. El sumo sacerdote y sus hombres echaron mano a los Apóstoles y los pusieron en la “cárcel pública” (Hechos 5:18) para que dejaran de predicar el Evangelio. “Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel…dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida” (Hechos 5:19, 20). “Pero Dios” abrió las puertas de la cárcel y bendijo su predicación.

Una y otra vez, por toda la Biblia, se nos da un ejemplo tras otro de la misericordia de Dios.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
       (Efesios 2:4-5).

Y puesto que Dios tuvo misericordia en los días de Noé, y en los días de Moisés, y en los días de Gedeón, y en los días de los Apóstoles, y en el día de la resurrección de Cristo – ¿no crees que Él pueda tener misericordia de ti?

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
       (Efesios 2:4-5).

Mira a los que se les ha “dado vida” en medio de nosotros. ¡Mira a los que se ha tomado de entre los muertos, y se les ha dado vida por la gracia de Dios en Cristo! He aquí – todos nuestros diáconos, todos los líderes de nuestra iglesia – todos ellos una vez estuvieron “muertos en pecados”. Sin embargo, ahora, mira y observa – a ellos se las ha dado “vida juntamente con Cristo” – hechos vivos en Cristo – ¡salvos por gracia! ¿Quién puede decir que no se les ha dado “vida…con Cristo”? ¿Quién puede dudar de que hayan sido resucitados de entre los muertos “con Cristo”? Spurgeon dijo,

La pobre Marta estaba muy sorprendida de que Cristo resucitara a su hermano [Lázaro] de entre los muertos, pero él dijo, como para sorprenderla aún más, “Todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?” (Juan 11:26). Esta es una de las cosas que hemos de creer, que cuando hemos recibido vida espiritual, es en unión con la vida de Cristo, y por consiguiente nunca podemos morir (Spurgeon, ibíd., pagina 214).

¡Sí! “¡Nunca morir!” Rechazamos la declaración falsa de Finney acerca de aquellos que han nacido de nuevo, “Que hayan sido expresamente informados, que su salvación está condicionada a su perseverancia en la santidad hasta el final. Se les pide…que teman...para que no se pierdan” (traducción de Charles G. Finney, Finney’s Systematic Theology, Bethany House Publishers, reimpreso 1994 de la edición de 1878, p. 546). ¡Sí, Finney dijo que un Cristiano puede caerse del Cielo y estar perdido otra vez!

¡Esta es herejía Pelagiana! ¡La rechazamos! El que se ha convertido no puede ser “inconverso”. ¡El que ha sido regenerado no puede ser “no regenerado”!

“Aun estando nosotros muertos en pecados, [Dios] nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:5).

Spurgeon dijo: “Una vez recibida la vida divina, nunca, será perdida. Dios...no nos da vida interior, y luego nos deja perecer...Él no salva hoy, y condena mañana...Gloria a Dios, entonces, tú que vives por la fe en Cristo vives una vida inmortal...regocíjate en ella, y dale a tu Dios toda alabanza” (Spurgeon, ibíd., p. 215). Pero hay un punto más. Estábamos muertos. Nos dio vida. Pero:

III. Tercero, nos resucitó.

Por favor lea de pie y en voz alta los versos cinco y seis.

“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:5-6).

Se pueden sentar.

La gente me pregunta, “¿Cómo vengo a Cristo?” Ellos están desconcertados porque saben donde está Cristo – en el Tercer Cielo (II Corintios 12:2). Ellos saben que Cristo está ahí, arriba de la atmósfera, más allá de las estrellas de esta galaxia, en el lugar que él llamó “el paraíso” (Lucas 23:43). Han leído en la Biblia que Cristo está ahí, sentado a la diestra de Dios. “¿Cómo puedo llegar ahí?” Preguntan. “¿Cómo puedo ir a Cristo hasta allí – en otro mundo?”

Bueno, por supuesto, la respuesta debería ser obvia. ¡No puedes llegar allí por ti mismo! ¡Pero el “decisionismo” ha cegado a muchos. ¡Ellos piensan que pueden venir a Cristo por su propio esfuerzo! Es por eso que tropiezan cuando leen Juan 6:44:

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44).

No tienen problema para creer que Dios les traerá para encontrar a Cristo en el aire en el Rapto (mira I Tesalonicenses 4:16-17; I Corintios 15:51-53). ¡Sin embargo tienen un gran problema para creer lo mismo cuando se trata de la salvación! Pero ambas cosas están allí, para que todos las puedan leer, en Juan 6:44:

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44).

La misma potestad todopoderosa de Dios, que atraerá a los Cristianos a encontrarse con Cristo en el aire, ahora tiene que atraerte a Cristo a la diestra de Dios! Dios es el que atrae al pecador a Cristo – no el pecador mismo – sino Dios. “Ninguno puede venir a mí, si el Padre...no le trajere”. Es como el Rapto – solo que sucede ahora - ¡cuando vienes a Cristo! ¡Entonces, en ese momento maravilloso, Efesios 2:6 sucede! ¡Míralo! ¡Ponte de pie y léelo en voz alta!

“Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:6).

Se pueden sentar.

El doctor Hendriksen dijo de ese versículo: “A nosotros mismos…nos dio vida, nos resucitó, y nos hizo sentar en lugares celestiales” (traducción de William Hendriksen, Ph.D., New Testament Commentary, Baker Book House, reimpreso en 1981, p. 118; nota sobre Efesios 2:6). La Biblia The Reformation Study Bible [en Inglés] lo pone así:

… nos dio vida…nos resucitó...nos sentó. Estos son los acontecimientos históricos en la vida de Cristo: Su resurrección de entre los muertos y entronización a la diestra de Dios. Pero Pablo también lo aplica a lo que le ha sucedido a los creyentes. Pablo enseña la unión entre Cristo y los que vienen a…Él...para que lo que se dice del Redentor también se pueda decir de los redimidos (traducción de The Reformation Study Bible, Ligonier Ministries, 2005, p. 1706; nota sobre Efesios 2:5, 6).

¡Venir a Cristo sólo es posible por la gracia y el poder de Dios, que atrae nuestras almas a Cristo cuando somos convertidos!

Entonces, ¿qué debes hacer, si todavía estás perdido? Jesús dijo: “Esforzaos a entrar” (Lucas 13:24). Lee y relee estos sermones. “Llamad y se os abrirá” (Lucas 11:9). Las palabras Griegas nos dicen que “nos mantengamos llamando, nos mantengamos orando”. Ora lo más frecuente posible para que Dios te despierte a tu estado pecaminoso, perdido. Ora para que Él le dé vida a tu alma, te haga vivir, y te atraiga a Cristo. Piensa en los horrores del Infierno, y la eternidad sin Cristo. “Esfuérzate a entrar” y Dios “[te] dará vida junto con Cristo”…y llevará hasta “los lugares celestiales en Cristo Jesús”. “¡Que ese feliz momento pronto te llegue a ti! ¡Que pronto tengas vida – seas llevado a “los lugares celestiales en Cristo Jesús”. ¡Que tú, que estás muerto en pecados, experimentes la resurrección ahora! ¡Que seas nacido de nuevo por el poder de Dios en Cristo! Amén.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).

(FIN DEL SERMÓN)
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en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.

La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Efesios 2:1-7.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Ye Must Be Born Again” (por William T. Sleeper, 1819-1904).


EL BOSQUEJO DE

¡RESURRECCIÓN AHORA!

by Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).

(Efesios 2:1)

I.   Primero, estábamos nosotros muertos, Efesios 2:1; Génesis 6:5;
Job 14:4: 15:14; Salmo 51:5; Salmo 58:3; Eclesiastés 9:3;
Jeremías 17:9; Efesios 2:1, 3; Colosenses 2:13;
Efesios 2:1, 5; Acts 1:3.

II.  Segundo, ¡nos dio vida! Efesios 2:4-5; Génesis 6:7, 8;
Éxodo 6:6-7; Jueces 6:6, 11, 16, 7:15; Hechos 10:40;
Hechos 5:18, 19, 20; Juan 11:26.

III. Tercero, nos resucitó, Efesios 2:5-6; II Corintios 12:2;
Lucas 23:43; Juan 6:44; I Tesalonicenses 4:16-17;
I Corintios 15:51-53; Lucas 13:24; 11:9.