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SIMÓN DE CIRENE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Mañana del Día del Señor, 21 de Febrero de 2010

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz” (Marcos 15:21).


Juan nos dice que Jesús “cargando su cruz, salió” (Juan 19:17) del pretorio de Pilato hacia el lugar de la crucifixión. Estamos endeudados con Juan por decirnos esto. Los otros tres Evangelios dicen que Simón de Cirene cargó la cruz, pero Juan nos dice que al principio Jesús salió cargándola.

A estas horas Jesús ya estaba bien débil. Él había estado despierto toda la noche. Él no había comido ni bebido después de haber comido la cena de la Pascua la noche anterior. Él había orado en la oscuridad del Getsemaní, sudando como grandes gotas de sangre, bajo el peso del pecado humano, en la hora de Su agonía (Lucas 22:44). Él había sido arrestado allí, y arrastrado a comparecer ante el sumo sacerdote, donde le escupieron en Su rostro y lo abofetearon con las manos (Mateo 26:67). Él había sido llevado ante el Gobernador Romano Pilato, luego ante el Rey Herodes, y luego ante Pilato otra vez. Él había sido azotado por Pilato, azotado casi hasta la muerte con el cruel látigo Romano que había dejado sus espaldas hechas trizas. Los soldados empujaron una corona de espinas en Su cabeza, la cual le causó sin duda gran dolor inexpresable y tortura. Luego los soldados le escupieron y lo golpearon en la cabeza con una caña (Mateo 27:30). No debe parecer extraño que después de experimentar toda esta crueldad, Jesús estuviera completamente agotado. ¡Ninguno de nosotros puede comprender por completo el amor que Él tuvo por nosotros que lo hizo sufrir así!

La Iglesia Católica nos dice que Jesús se cayó tres veces en camino al lugar de Su crucifixión. Tal vez sí, pero la Biblia no nos dice nada de eso. Si se desmayó una vez, o dos, o tres, no se nos dice. Las Escrituras no nos dicen por qué los soldados obligaron a Simón a cargar Su cruz. Solamente podemos imaginar que, probablemente, Jesús estaba demasiado debilitado para cargarla todavía más – porque podemos estar seguros de que estos soldados crueles no lo hicieron por amabilidad, ni por ninguna simpatía por el Salvador sangriento. En su condición debilitada y ya muriendo, parece que Jesús simplemente ya no podía seguir cargando la cruz:

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz” (Marcos 15:21).

Esta mañana nos será de ayuda pensar sobre Simón, el hombre que cargó la cruz de Jesús.

I. Primero, Simón fue puesto en contacto con Cristo por un
acto de la providencia de Dios.

En el texto se nos dice que él era Cirenio. O sea, que venía de Cirene, una ciudad importante de Libia, en el norte de África. Una gran cantidad de Judíos que había estado allí mucho tiempo, con matrimonios interraciales entre Judíos y Gentiles convertidos al Judaísmo vivía allí, de modo que se duda poco que Simón haya sido un Judío Africano de piel oscura. Spurgeon pensaba que él era un hombre negro, y yo creo que tenía razón (The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, tomo XXVII, p. 562). Sin duda él había guardado y ahorrado su dinero para hacer el viaje largo hasta Jerusalén para la gran fiesta de Pascua y la celebración en el Templo. El texto nos dice que él “pasaba…que venía del campo”.

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz” (Marcos 15:21).

Cuando Simón venía a Jerusalén, él “pasaba” de los soldados y de Jesús desmayando bajo el peso de la cruz. Parecía como un “accidente” que él tuviera así contacto con Cristo. El Dr. McGee dijo: “Simón era de Cirene en el Norte de África. Él…asistía a la Pascua en Jerusalén. Parece que él fue seleccionado de entre la multitud por casualidad para ayudar a cargar la cruz” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo IV, p. 231; nota de Marcos 15:21). Pero lo que “parecía” haber sucedido por casualidad ¡en realidad era la obra de la providencia de Dios!

“El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos” (Proverbios 16:9).

La Providencia significa que Dios controla los eventos de nuestras vidas. Es así como lo puso Shakespeare, cuando Hamlet le dijo a Horacio:

La mano de Dios conduce a su fin todas nuestras acciones
Por más que el hombre las ordene sin inteligencia.
   (Hamlet, Acto V, escena IV).

Simón planeó entrar a la ciudad y “pasar” de los soldados y del gentío que seguía a Jesús a Su crucifixión. ¡Él no se daba cuenta de que sus pasos eran dirigidos por un acto de providencia divina! ¡Dios lo había guiado a estar allí, en el momento exactamente correcto, para cargar la cruz de Jesús!

Estoy pensando en el Sr. Griffith, quien cantó hace un momento. “Dios Se Mueve en Modo Misterioso” (por William Cowper, 1731-1800). Dios se movió de un modo misterioso en la vida del Sr. Griffith. Él vino a esta iglesia en una motocicleta con un amigo, que le dijo: “Vamos a aquella iglesia y hagamos problemas”. ¡Su amigo se fue cuando yo comencé a predicar, pero el Sr. Griffith se quedó y fue convertido! ¡Por más de treinta años él ha cantado antes de que yo predique! ¡El Sr. Griffith vino a nuestra iglesia por un acto de providencia!

Y tú estás aquí por la providencia de Dios esta mañana. Alguien te habló. Te invitaron a venir. ¡Y aquí estás! Tal vez dentro de treinta años podrás decir con el Sr. Griffith y con Simón de Cirene, “¡Dios se Mueve en Modo Misterioso Para Hacer Sus Maravillas!” En aquel momento, Simón no se daba cuenta de que su encuentro providencial con Jesucristo cambiaría el curso entero de su vida. ¡Tal vez el que viniste hoy a oír el Evangelio esta mañana será algo que cambie tu vida también! ¡Oramos que lo sea!

II. Segundo, Simón fue obligado a llevar la cruz de Cristo.

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz” (Marcos 15:21).

Aquellos soldados “obligaron” a Simón a llevar la cruz de Cristo. La palabra Griega “obligar” es muy fuerte. Es una palabra militar. Significa ser reclutado o forzado. Quiere decir que literalmente fue “forzado” por los soldados a llevar la cruz. Él no era discípulo de Cristo en ese entonces. Los soldados lo “forzaron” a hacerlo. ¡Le echaron la cruz a los hombros! Probablemente él trató de huir, pero no pudo. Él fue “obligado” a llevar la cruz del Salvador.

Fue entonces cuando Simón ha de haber visto a Jesús por la primera vez. Él había estado riñendo con los soldados. Cuando él vio que no podía escurrirse de ellos, comenzó a llevar la cruz. Él entonces ha de haber mirado a Jesús. ¿Qué vio en el rostro del Salvador? Solo puedo decir que debió haber visto la grandeza de Su amor. El tenía que haber oído de todas las cosas maravillosas que Jesús había hecho – los milagros, resucitar a los muertos, alimentar a los hambrientos, sanar a los que necesitaban ser sanos. Pero ahora él debió haber visto el amor de Dios en el mero rostro de Cristo.

El Salvador entonces fue adelante de él, y Simón cargaba la cruz atrás. Ahora ya estaba resignado a hacerlo. Él pensaba: “Bueno, lo ayudaré a llevar la cruz hasta arriba del monte. ¡Pero hasta allí llegaré! En cuanto la lleve allí arriba me largaré”. Estas son solamente suposiciones, pero creo que son probables.

Ahora, al llegar arriba del Monte Calvario, suelta la cruz, lo puedo ver parado, frente a los soldados y al gentío. Él mira a los soldados clavar los clavos en las manos y los pies de Cristo. Los mira erguir la cruz. Trata de irse y “pasar” otra vez, pero no puede. Sus ojos están fijos en Jesús, y se para mirando al Hijo de Dios empapado en sangre, muriendo en la cruz. Él oye a Jesús orando: “Padre, perdónalos” (Lucas 23:34). Él piensa “¡Qué clase de hombre es este que le ora a Dios para que perdone a los hombres que lo crucifican!” Han de haber salido lágrimas en los ojos de Simón, lágrimas que le hablaban de su propio corazón, que a estas horas ya estaba roto por el amor que Jesús les mostraba a los mismos hombres que lo torturaban. Sin duda él podía haber dicho con John Newton:

Miré a uno en una cruz
   Agonizando ya;
Sus ojos llenos de dolor,
   Él sobre mí fijó.

Sé que jamás olvidaré
   Sus ojos al mirar;
Me acusaban sin hablar
   De su muerte en la cruz.

La culpa en desesperación
   Mi conciencia sintió;
Fue mi pecado que vertió
   Su sangre y lo clavó a la cruz.

Otra mirada dio, dijo:
   “El perdón gratis doy;
Mi sangre el rescate pagó,
   Yo muero para que vivas tú”.
(Traducción libre de “I Saw One Hanging on a Tree,”
   por John Newton, 1725-1807; a la melodía de “O Set Ye Open Unto Me”).

Probablemente fue bueno que Simón fuera “obligado” a cargar la cruz de Cristo de inmediato. He observado que, muy a menudo, los mejores Cristianos son aquellos que toman el yugo de Cristo al principio – quienes parecen (como dirían los viejos Protestantes y Bautistas) ser “obligados” a la salvación por la “gracia irresistible”. Jesús dijo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí…porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”
       (Mateo 11:28-30).

Los grandes conversos a menudo eran hombres que estaban bajo gran convicción de pecado – ¡de modo que cuando llegaron a Jesús sintieron que Su yugo era fácil, y ligera Su carga! Hombres como Lutero, John Bunyan, John Wesley, George Whitefield, y C. H. Spurgeon se sintieron tan aliviados cuando fueron perdonados por Jesús que parecía que era fácil llevar Su yugo. ¡Ellos fueron a trabajar por Cristo con todas sus fuerzas, y nunca cedieron mientras vivieron!

Hemos visto esto ocurrir una y otra vez en nuestra propia iglesia. Viendo una fotografía de los 39 miembros originales de nuestra iglesia, me di cuenta de que la mayoría de ellos vinieron de inmediato, a la obra de la iglesia. A ellos no se les tuvo que rogar para venir al evangelismo o la reunión de oración. ¡Ellos parecieron ser “obligados” por Dios Mismo a empezar a trabajar! Por ejemplo, Dr. Chan fue inmediatamente a varios de sus compañeros de clase y los trajo. En seguida, él trajo a la Señora Sanders, a la Dra. Judith Cagan y a Winnie Chan. La Sra. Hymers instantáneamente se hizo telefonista cuando fue convertida. Este año marcará el 30º aniversario de su evangelismo telefónico todas las semanas, sin faltar. El Sr. Griffith, y el Sr. Song, y el Sr. Mencía, y la Señora Salazar, todos se pusieron a trabajar en la iglesia al instante. Al mirar las caras de las 39 personas en esa foto, me di cuenta que no tenía que discutir con ellos, o rogarles para que asistieran a las reuniones e hicieran la obra de evangelismo. ¡De inmediato tomaron el yugo de Cristo sobre ellos! ¡Encontraron rápidamente que Su yugo era fácil y Su carga ligera! Ellos no discutieron con Jesús cuando dijo:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).

Pero también he descubierto que a los que tenemos que rogar y suplicar, sólo para que sean fieles en venir a un servicio el Domingo, rara vez resultan ser Cristianos fuertes. Por lo general dejan la iglesia cuando llega un día de fiesta, o se retiran de la iglesia después de un tiempo, o se van por su propio camino cuando “son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida” (Lucas 8:14). Pero Simón de Cirene no era como ellos. Nuestro texto implica firmemente que se convirtió en un verdadero Cristiano. Al principio fue obligado a llevar la cruz de Cristo, pero él la llevaba por su propia voluntad después.

III. Tercero , Simon se hizo Cristiano.

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz” (Marcos 15:21).

Me da mucho gusto que Marcos fue movido a registrar los nombres de los hijos de Simón – al escuchar de ellos nos enteramos de la conversión de su padre, que de otro modo no hubiéramos sabido. El Dr. Lenski dijo:

      Marcos menciona el nombre de sus hijos que, es de común acuerdo, después tuvieron posiciones prominentes en la iglesia. A partir de [este] dato se saca la conclusión de que este extraño contacto con Jesús llevó a la conversión de Simón y por lo tanto a la prominencia de sus hijos en la Iglesia (traducción de R. C. H. Lenski, D.D., The Interpretation of St. Matthew’s Gospel, Augsburg Publishing House, reimpresión de 1961, p. 1105; nota sobre Mateo 27:32).

El Dr. Lange dice que los hijos de Simón:

…deben haber sido personas muy conocidas en la iglesia del momento, y dan testimonio del personal, recuerdo vivo y la originalidad de Marcos... Es más natural considerarlos como personas muy conocidas por la iglesia en Roma (traducción de John Peter Lange, D.D., Commentary on the Holy Scriptures – Mark, Zondervan Publishing House, n.d., p. 151; nota sobre Marcos 15:21).

El Dr. Ellicott agrega,

      San Pablo habla de la madre de Rufo como si también fuera su madre – es decir, querida por él por muchas pruebas de la bondad materna – lo que nos lleva a creer que la esposa de Simón de Cirene debió…haber llegado al círculo íntimo de los amigos de San Pablo. Esto, a su vez, se conecta con la importancia concedida a los “hombres de Cirene” en el relato de San Lucas de la fundación de la Iglesia de los gentiles de Antioquía, Hechos 11:20 (traducción de Charles John Ellicott, D.D., Ellicott’s Commentary on the Whole Bible, Zondervan Publishing House, edición de 1954, tomo 6, p. 231; nota sobre Marcos 15:21).

Y yo siento que también debo añadir los comentarios de C. H. Spurgeon sobre este tema:

      Se nos dice [Simon] era el padre de Alejandro y de Rufo... Sin duda Marcos conocía a estos dos hijos, o no se hubiera preocupado de mencionarlos; deben haber sido conocidos por la iglesia, o no habría descrito así a su padre. Fue su padre quien cargó la cruz. Es muy probable que este Rufo es de quien habla Pablo en el último capítulo de su epístola a los Romanos, porque Marcos estaba con Pablo, y por este medio conocía Simon y Rufo. Pablo escribe: “Saluda a Rufo escogido en el Señor, y su madre y la mía” la madre de [Rufo] era una persona tan maternal que ella había sido como una madre para Pablo así como lo era de Rufo...parecía como si [Simón], su esposa y sus dos hijos, todos se hubieran convirtido al Señor después que él llevó la cruz...¡Oh, qué bendición para un hombre ser conocido por sus hijos! Oren, queridos amigos Cristianos, que tengan a un Alejandro y a un Rufo, que pueda ser un honor para ti ser conocido como el padre de ellos (traducción de C. H. Spurgeon, “The Great Cross-Bearer and his Followers,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpresión de 1973, tomo XXVIII, pp. 562-563).

Este ha sido un sermón inusual. Yo batallé dos días preparándolos la semana pasada que estuve enfermo. Hay muy poco en la Biblia acerca de Simón de Cirene. Y sin embargo se le menciona por nombre en tres de los cuatro Evangelios – y se nos da información adicional acerca de sus hijos y de su esposa en las Escrituras. He estudiado esto muy cuidadosamente por muchas horas – y estoy seguro de que este hombre Simón se convirtió en una persona importante en la iglesia temprana. Ojalá que sigas su ejemplo – y te conviertas en un verdadero Cristiano, como lo fue él. Traído a la presencia de Cristo por la misteriosa providencia de Dios, él fue obligado a llevar la cruz de Cristo, pero después la tomó de buena gana cuando fue convertido – resultando, no solo en su propia salvación, pero también la salvación de su esposa y dos hijos.

Oro que te arrepientas y vengas a Cristo, que tomes su Cruz y lo sigas sin importar lo que cueste. Porque si lo haces, tu vida y destino cambiarán para siempre, al igual que muchos otros en los cuales tu influirás.

¡Ven a Jesús! ¡Sé lavado por Su Sangre! ¡Ven a la iglesia! ¡Vive para Él! ¡Dios te bendiga! Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Marcos 15:16-24.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“God Moves in a Mysterious Way” (por William Cowper, 1731-1800)/
“I Saw One Hanging on a Tree” (por John Newton, 1725-1807).


EL BOSQUEJO DE

SIMÓN DE CIRENE

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz” (Marcos 15:21).

(Juan 19:17; Lucas 22:44; Mateo 26:67; 27:30)

I.   Primero, Simón fue puesto en contacto con Cristo por un acto
de la providencia Divina, Proverbios 16:9.

II.  Segundo, Simón fue obligado a cargar la cruz de Cristo,
Lucas 23:34; Mateo 11:28-30; 16:24; Lucas 8:14.

III. Tercero, Simón se hizo Cristiano, Marcos 15:21.