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¡LA CODICIA DE JUDAS!

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 10 de Enero de 2010

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24).


Yo no sé por qué los traductores de la [Biblia en Inglés] King James, que son tan dependibles y dignos de confianza, no tradujeron la palabra “mammon”. En lugar la dejaron sin traducir. Tal vez tenían miedo de enojar al Rey de Inglaterra, que era tan poderoso en los días de ellos. No sé por qué dejaron ésta palabra sin traducir, pero, en cambio, nos dieron una transliteración, trayendo la palabra Siríaca al Inglés como “mammon”. La Biblia de Ginebra fue traducida del mismo texto Griego 12 años antes de la KJV. La Biblia de Ginebra sacó a luz el significado de “mammon” con toda su fuerza,

“No podéis servir a Dios y a las riquezas”
       (Mateo 6:24, La Biblia de Ginebra, 1599).

Escribiendo en el siglo 18, el gran comentarista Bautista de la Biblia, Dr. John Gill, dijo:

La palabra mammon es una palabra Siríaca [que viene del Arameo], y significa dinero...Jerónimo dice, que las riquezas, en el idioma Siríaco, se llaman mammon...y significa riquezas; las cuales están opuesta a Dios, siendo amadas por algunos hombres, admiradas, confiadas y adoradas, como si fueran Dios, y que son incompatible con el servicio al Dios verdadero...no pueden de verdad y de corazón servir al Señor. Mammon es el dios al que sirven (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpresión de 1989, tomo I, pp. 63-64; nota sobre Mateo 6:24).

El comentario del Dr. John F. Walvoord dice: “Dinero es la traducción de la palabra Aramea para “riqueza o propiedad” (traducción de The Bible Knowledge Commentary, Victor Books, 1983, p. 33; nota de Mateo 6:24).

No te equivoques aquí. Cristo no le estaba hablando a una multitud de personas, sino solamente a Sus discípulos (Mateo 5:1). Judas estaba claramente allí (Lucas 6:16) cuando Jesús dijo estas palabras en Lucas 16:13. Judas Iscariote sabía perfectamente qué quería decir Jesús cuando dijo:

“No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13).

Pero Judas no creía lo que Jesús dijo claramente ese día. Su corazón estaba dividido y,

“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”
       (Santiago 1:8).

Judas Iscariote es recordado entre los villanos más grandes en la historia de la humanidad – el hombre que traicionó a Jesús por 30 monedas de plata, cuya vida ignominiosa terminó en el suicidio, y “perdición” eterna en el fuego del Infierno (Juan 17:12; II Pedro 3:7; Apocalipsis 17:8, 12).

Sin embargo Judas Iscariote no comenzó como traidor. Jesús lo llamó con los otros 11 Discípulos. Él está incluido con ellos cuando Jesús:

“…estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” (Marcos 3:14-15).

Judas predicó. A Judas se le dio poder para sanar enfermedades y echar fuera demonios. Judas escuchó a Jesús decir:

“No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13).

Pero hubo un defecto en el carácter de Judas. Jesús y los Discípulos fueron a cenar a casa de Lázaro y sus hermanas, María y Marta. Después de la cena María tomó una libra de perfume muy costoso, y ungió los pies de Jesús (Juan 12:3). Judas protestó:

“¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?” (Juan 12:5).

Es entonces que las Escrituras nos dan el defecto en el carácter de Judas, el pecado principal de su corazón:

“Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella” (Juan 12:6).

Judas había sido designado tesorero de los Discípulos. El llevaba la bolsa y mantenía la cuenta de todo el dinero que los Discípulos tenían consigo. Su reproche a María por gastar tanto dinero (alrededor de un año de salario) para ungir a Jesús, muestra que tenía un agudo sentido de los valores financieros, pero no entendimiento de los valores espirituales. Derramar ungüento costoso sobre Jesús le parecía una pérdida de dinero. El hubiera deseado que el perfume fuese vendido, y [el dinero] puesto en la bolsa que él llevaba, supuestamente para darlo a los pobres. Pero a él no le importaban los pobres. Él era el que guardaba el dinero para los Discípulos. Y él era un ladrón, robaba dinero, poco a poco, de la bolsa. Aquí se nos da el pecado principal de su corazón. Él era codicioso. Él era un amante de dinero. Él codiciaba dinero (ver I Timoteo 6:9-10). El sin duda seguía a Jesús porque creía que en ello habría dinero para él. ¡Como otros, pensaba que Jesús establecería Su Reino de inmediato – y que allí habría dinero para él!

Ahora que las cosas andaban mal y “Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los Judíos” (Juan 11:54), Judas se estaba perturbando. La situación no se veía bien. No parecía que las cosas andaban bien. ¿Dónde estaba el poder y el dinero que pensaba que tendría cuando Cristo fuera coronado como el Mesías y Rey de Israel? ¡No parecía que iba a obtener mucho DINERO por ser un Discípulo! ¡Y ahora, pensaba él, María, esta mujer tonta ha tirado un año de salario en perfume para frotar los pies de Jesús! ¡El estallido de Judas muestra que estaba decepcionado por no conseguir éste DINERO! ¡Muestra que el DINERO era su verdadero maestro y su dios! No recordaba, o prefirió olvidar, que Jesús dijo:

“No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13).

¡Judas estaba molesto de que el dinero de María se utilizó para ungir a Jesús – en lugar de ser puesto en su bolsa! Inmediatamente después de la cena en casa de María,

“Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle” (Mateo 26:14-16).

Treinta piezas de plata no era mucho dinero. Treinta piezas de plata era sólo el precio de un esclavo muerto, en Éxodo 21:32. Treinta piezas de plata era lo que la ley exigía como el precio de un esclavo matado por el buey de algún vecino. ¡Para los principales sacerdotes, la muerte de Jesús valía solamente el precio de un esclavo muerto! Sin embargo Judas tuvo tal codicia por DINERO que estuvo de acuerdo, y buscó una oportunidad para traicionar a Cristo. Jesús dijo:

“No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13).

Judas había tomado su decisión. ¡Serviría al dinero en lugar de Dios!

He visto eso suceder con frecuencia. He estado 51 años en el ministerio, y he visto a muchos jóvenes actuar como Judas. Hacen varias excusas, pero en el fondo se parecen más a Judas de lo que les gustaría admitir.

Algunos de ellos son “niños de la iglesia”. Ellos vienen a la iglesia siempre que se les pague por venir. Pero en cuanto tienen un buen trabajo y posibilidades económicas, se van de la iglesia. El encuestador George Barna dice que el 88% de ellos se van de la iglesia – ¡para nunca volver! ¿Por qué se fueron cuando estaban financieramente bien? ¡Es muy simple – estos “niños de la iglesia” sólo vinieron a la iglesia porque se les pagaba por venir! ¡Cuando sus padres no les pagaron por venir, dejaron de venir! ¡Ellos sólo venían a la iglesia por DINERO! Yo llamo a esos niños de iglesia – ¡JUDAS! ¡JUDAS! ¡JUDAS! ¡JUDAS!

“No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

¡Otros se rehusan volverse Cristianos porque tienen miedo de perder DINERO! Ellos dicen: “Tengo un problema intelectual. Es por eso que no me convierto en un Cristiano”. ¡Tonterías! ¡Tú tienes un problema de DINERO! ¡Tienes miedo de volverte Cristiano porque piensas que no tendrás tiempo suficiente para estudiar para tus clases de la universidad – miedo de sacar una o dos B’s en lugar de puras A’s – con miedo de que te dejen fuera de el mejor programa de postgrado – con miedo que te podría costar algo de DINERO!

¡Dices que no puedes “ver” a Jesús! ¿Supones que alguno de nosotros puede? Jesús dijo:

“Bienaventurados los que no vieron, y creyeron”
       (Juan 20:29).

¡No, el problema tuyo no es que no hayas “visto” a Jesús! ¡Tu problema es que tienes miedo de que perderás DINERO si vienes a la iglesia! ¡Enfrentalo! ¡Enfrentalo!

“No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

Es DINERO, DINERO, DINERO – que te convierte en ¡JUDAS! ¡JUDAS! ¡JUDAS! El Apóstol Pablo dijo:

“Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición” (I Timoteo 6:9).

Para evitar caer en dicho lazo, John Wesley, en su sermón “El Uso del Dinero”, dijo sabiamente que ganes todo lo que puedas, que ahorres todo lo que puedas y que des todo lo que puedas (traducción de The Works of John Wesley, Baker Book House, edición de 1979, tomo VI, pp. 124-136).

Entonces Jesús y Sus Discípulos comieron la cena de la Pascua juntos. Al final de la cena Jesús instituyó la Cena del Señor, Jesús les lavó los pies a los Discípulos, y entonces

“…el diablo...había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase” (Juan 13:2).

Ves, no sería fácil entregarle. Los principales sacerdotes tenían miedo de la gente porque admiraba a Jesús como gran profeta. Así que no podían arrestar a Jesús de día. Había miles de personas en Jerusalén para la celebración de la Pascua. Ellos verían a Jesús arrestado. Se enojarían. Y ellos no podían encontrar a Jesús en la noche. Todos los hombres tenían túnicas. Todos ellos tenían barba. Todos ellos tenían el mismo aspecto en la oscuridad. No, tenían que tener a alguien que los guiara a Jesús. Al final de la Cena del Señor, el Diablo le dijo a Judas qué hacer. El Diablo le dijo a Judas que llevara a Sus enemigos al Huerto de Getsemaní. Judas sabía que era allí donde Jesús iba a orar – era el lugar donde Jesús iba a orar en la noche (Lucas 22:39). Mientras Judas se sentó a la mesa con Jesús y los Discípulos,

“Satanás entró en él” (Juan 13:27),

y Judas

“luego salió; y era ya de noche” (Juan 13:30).

He visto eso suceder en mis años de ministerio. El Diablo ha estado tentando a alguien. El diablo le ha estado diciendo: “Vas a perder algo. Te costará algo de dinero. Deja de ir a esa iglesia”. El Diablo pone y tuerce ese pensamiento en su cabeza una y otra vez. Entonces, de repente, el Diablo entra en él – y se va fuera – fuera de la iglesia, hacia la noche – y no lo volvemos a ver nunca más. Oh sí, cuando la gente se enreda en las cosas materiales, el Diablo les hace a ellos exactamente lo que le hizo a Judas porque,

“No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

A través de la oscuridad vienen los soldados, empujando su paso a través de las ramas de los árboles de olivos en la oscuridad del Getsemaní. Judas les está guiando. Él viene detrás de la figura de Jesús arrodillado, orando. Él besa la mejílla de Jesús. Los soldados gritan, “¡Ahí está! Ése es”. Agarran a Jesús y lo arrastran a ser golpeado, azotado y crucificado, a la Cruz.

¿Qué le sucede a Judas? Corre a través de la noche con la bolsa de monedas de plata en la mano. ¡El DINERO, el DINERO! ¡No puede sacar el DINERO de su mente! Se apresura a los sumos sacerdotes, les tira el dinero en el piso del templo,

“salió, y fue y se ahorcó” (Mateo 27:5).

¿Por qué no se arrepintió? ¡Ya era demasiado tarde! ¡Cruzó la linea de muerte! ¡Dios le había entregado! Fue “entregado a una mente reprobada” (Romanos 1:28). ¡Cuando Dios te entrega, no puedes ser salvo! ¡Ya es demasiado tarde! ¡Demasiado tarde para siempre! ¡Demasiado tarde para toda la eternidad!

“¡NO PUEDES SERVIR A DIOS Y AL DINERO!”

¡No puedes! ¡No puedes! ¡No puedes!

Antes de que sea demasiado tarde para ti – antes de que el Espíritu de Dios te deje para siempre – te ruego que sueltes tus codicia mundana por el dinero y la seguridad y una vida fácil. ¡Deja tales preocupaciones atrás! ¡Apártate de ellas! ¡Ven a Jesús, que fue crucificado para pagar tu deuda de pecado, y resucitó de la tumba para darte vida! ¡Deja al mundo y sus oropeles y juguetes! ¡Ven a Jesús – cueste lo que cueste! Recuerda lo que el misionero Jim Elliot dijo antes de que los Indios lo mataran a la edad de 28: “No es ningún tonto el que entrega lo que no puede conservar para ganar lo que no puede perder”. ¡Ven a Jesús! ¡Ven a Jesús! ¡Ven a Jesús! ¡Ven a Jesús mientras todavía hay tiempo!

Oro y diamantes, que son sin contar,
   Ríos de plata, joyas sin par;
Todo ello junto, no puede comprar
   Paz en la noche, la conciencia librar.
Estar satisfecho, tener grande paz
   Tesoros son estos que no comprarás;
Si a Jesús tienes, más riqueza hay en ti,
   Que muchos diamantes y oro sin fin.
(Traducción libre de “Acres of Diamonds” por Arthur Smith, 1959).

¡Por favor cante de pie el numero 4 en su hoja de canciones!

Mi alma, amor a El le doy,
   A Cristo quien murió por mi;
¡Oh que le sea siempre fiel,
   Mi Salvador y Dios!
Yo viviré por mi Jesús,
   Feliz [satisfecha] será mi vida así,
Yo viviré por mi Jesús,
   Mi Salvador Y Dios!
(Traducción de “I’ll Live For Him” por Ralph E. Hudson, 1843-1901).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Lucas 16:10-13.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Acres of Diamonds” (por Arthur Smith, 1959).