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LA NOCHE QUE LOS DISCÍPULOS FINALMENTE
FUERON CONVERTIDOS

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 30 de Marzo de 2008

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:45).


Los Discípulos estaban juntos con las puertas de la casa cerradas. Ellos temían a los Fariseos y principales sacerdotes que habían sido responsables por la crucifixión de Jesús tres días antes. Era el Domingo de Pascua en la noche. Los principales sacerdotes y los ancianos se habían dado cuenta de que el cuerpo de Jesús ya no estaba. Habían acusado a los Discípulos de haberlo robado (Mateo 28:11-13). Ahora ellos andaban tras los Discípulos. Por eso los Discípulos se escondían en ese cuarto, con las puertas cerradas (Juan 20:19). Este era el día que Cristo resucitó de los muertos – ¡el día más glorioso y maravilloso en toda la historia humana! Pero, ¿qué estaban haciendo los Discípulos? ¡Se escondían en un cuarto con las puertas cerradas! Judas, quien había traicionado a Cristo ya se había suicidado. Tomás no estaba allí. Los otros Discípulos se encogían de miedo en un cuarto la noche del Domingo de Resurrección.

De repente “Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros” (Lucas 24:36). Ellos estaban aterrorizados. Pensaban que era un espíritu.

“Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”
      (Lucas 24:38-45).

En ese momento, Cristo “les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:45). La palabra Griega traducida “abrió” es “dianoigo.” Significa “abrir completamente” (Strong). “Dianoigo” es la misma palabra Griega que se usa en Hechos 16:14 para describir la conversión de Lidia,

“El Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hechos 16:14).

Dios abrió el corazón de Lidia para recibir el Evangelio, tal como Él abrió los corazones de los Discípulos.

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:38-45).

Estoy convencido de que este es el momento en que aquellos diez Discípulos fueron convertidos. Ves, hasta este punto había “velo...puesto sobre el corazón de ellos” (II Corintios 3:15).

“Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado”
      (II Corintios 3:14).

Cuando alguien se vuelve a Cristo, el velo es quitado, su entendimiento es abierto, y la persona viene a Cristo en conversión verdadera. Matthew Henry dijo que cuando Cristo “les abrió el entendimiento” Él les dio “el entendimiento...de la palabra de Dios, que ellos habían oído y leído, por la cual la fe en la resurrección de Cristo es producida en ellos, y todas las dificultades aclaradas” (traducción literal de Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible, nota de Lucas 24:45).

Ahora voltea a Juan 20:22. Esta es la misma aparición del Cristo resucitado a los Discípulos el Domingo de Pascua en la noche. Se refiere exactamente al mismo incidente del que habla nuestro texto,

“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:45).

Pero aquí en Juan 20:22, nos es dicho cómo Él les abrió el entendimiento. Por favor lee Juan 20:22 de pie y en voz alta.

“Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22).

Se puede sentar.

Ahora quiero que escuches dos comentarios de ese verso. El primero es de The Applied New Testament Commentary [El Nuevo Testamento Aplicado, Comentario] (Kingsway Publications, 1996, p. 448),

Fue entonces que ellos fueron renacidos del Espíritu...Es cuando ellos recibieron la fe verdadera y completa. Es cuando ellos recibieron la vida espiritual.

El segundo comentario es del Dr. J. Vernon McGee, famoso maestro Bíblico. Dr. McGee dijo,

Personalmente yo creo que en el momento en que nuestro Señor sopló en ellos, y dijo, “Recibid el Espíritu Santo” estos hombres fueron regenerados [renacidos]. Antes de esto el Espíritu de Dios no moraba en ellos...Jesucristo sopló la vida eterna dentro de estos hombres al darles el Espíritu de Dios (traducción literal de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo IV, p. 498).

Esa es la posición mía. Yo creo lo que dijo el Dr. McGee, que fue en ese momento que estos hombres fueron renacidos, regenerados, convertidos, y recibieron la vida eterna. Yo no puedo leer Lucas 24:45 y Juan 20:22 sin llegar a la conclusión de que ellos eran inconversos hasta aquel momento, en la noche del primer Domingo de Pascua, cuando Cristo

“les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:45),

cuando Cristo

“sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22).

Esto nos muestra muchisimas cosas que son importantes para nosotros hoy día:

1.  Primero, muestra que puedes tratar de seguir a Cristo sin ser renacido. Puedes venir a la iglesia. Puedes leer la Biblia. Puedes aprenderte la Escritura. Puedes orar. Puedes hacer todo eso igual que los Discípulos lo hicieron, y no ser renacido todavía.

2.  Segundo, muestra que puedes tener tus oraciones contestadas, como los Discípulos las tuvieron, y aun no estar renacido.

3.  Tercero, muestra que puedes tomar una decisión de seguir a Cristo, como lo hicieron los Discípulos, y no ser renacido todavía.

4.  Cuarto, muestra que puedes oír el Evangelio vez tras vez, como lo hicieron los Discípulos sin ser renacido todavía.

5.  Quinto, muestra que puedes “andar con el Señor” como lo hicieron los Discípulos, sin ser renacido todavía.

6.  Sexto, muestra que puedes saber las palabras de la Biblia, estar familiarizado con la Biblia, como lo estuvieron los Discípulos sin ser renacido todavía.

7.  Séptimo, muestra que puedes hacer exteriormente obras poderosas por Dios, como lo hicieron los Discípulos, sin ser renacido todavía.


Amigo mío, lo que necesitas hoy es el verdadero nuevo nacimiento y la verdadera conversión. Y eso generalmente sigue el patrón de lo que les sucedió a los Discípulos:

1.  Primero, vienes a la iglesia y oyes la Palabra de Dios predicada, tal como los Discípulos vinieron y oyeron a Cristo predicar.

2.  Segundo, tú aprendes los hechos básicos del Evangelio, como lo hicieron los Discípulos.

3.  Tercero, tú estás bien seguro de que puedes seguir a Cristo, como lo estuvieron los Discípulos.

4.  Cuarto, tu seguridad es sacudida, y comienzas a ver tu pecaminosidad, tal como lo hicieron los Discípulos.

5.  Quinto, tú tratas un modo y otro de vencer tu pecaminosidad, como lo hicieron los Discípulos.

6.  Sexto, finalmente te convences de que eres totalmente depravado, un pecador perdido sin esperanza o habilidad natural, como lo hicieron los Discípulos. Encerrados en aquel cuarto por temor de las autoridades, ellos se sintieron totalmente sin esperanza e incapaces.

7.  Séptimo, al fin tu entendimiento es abierto, y el Espíritu Santo te une con Cristo, tú descansas en Cristo, eres limpiado por Su Sangre, y eres renacido, como lo fueron los Discípulos cuando finalmente fueron renacidos.


En general, eso es lo que le pasó a los Discípulos. Y eso es lo que tiene que pasarte a ti. Que suceda pronto. En el nombre de Jesús, Amén.

Un hombre llegóse de noche a Jesús,
Buscando la senda de vida y de luz;
Le dijo el Maestro, con gran claridad:
“Tendrás que renacer.”
“Tendrás que renacer, Tendrás que renacer,
De cierto, de cierto de tigo a ti,
Tendrás que renacer.”

Hijos de hombre, la Palabra atended,
Que solemnemente os ha dicho Jesús;
Y que no te sea de balde saber:
“Tendrás que renacer.”
“Tendrás que renacer, Tendrás que renacer,
De cierto, de cierto de tigo a ti,
Tendrás que renacer.”
   (Traducción libre de “Ye Must Be Born Again”
      por William T. Sleeper, 1819-1904).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Lucas 24:36:45.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Ye Must Be Born Again” (por William T. Sleeper, 1819-1904).