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POR QUÉ LOS HOMBRES ODIAN IR A LA IGLESIA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Mañana del Día del Señor, 17 de Junio de 2007
En el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Matthew 28:19-20).


Sí, yo sé que ya has oído este texto antes. ¡Pero no te me duermas! Tengo algo qué decir que talvez no hayas considerado. Volveremos al texto en unos minutos.

He estado leyendo otra vez un libro muy interesante. Se llama: Por Qué los Hombres Odian Ir a la Iglesia, en Inglés: Why Men Hate Going to Church, por David Murrow (Thomas Nelson Publishers, 2005).

Yo no estoy de acuerdo con todo lo que Murrow escribió. Pero creo que su tema básico es cierto. La mayoría de los hombres y de jovenes entre las edades de 18 y 35 odian ir a la iglesia. He aquí lo que dijo Murrow en la introducción de su libro:

      ¿Por qué odian los hombres ir a la iglesia? Me he hecho esa pregunta por años...Mientras me sentaba un Domingo en la iglesia, medio oyendo el sermón, recuerdo que me vagaba la mente y recordé las palabras del mago de negocios, W. Edwards Deming: Tu sistema está perfectamente diseñado a producir los resultados que recibes...empecé a preguntarme: ¿Se aplica la teoría de Deming aquí? ¿Qué tal si el sistema primario de entrega de la Cristiandad, la iglesia local, está perfectamente diseñada a darnos los resultado que estamos recibiendo? ¿Qué si la iglesia está inintencionalmente diseñada [para] mujeres, niños, y ancianos? (pp. vii-viii).
      Pero los hombres…no son los únicos que se abstienen de la adoración semanal. Los estudios muestran que los adultos jovenes de ambos géneros son los que menos asisten a la iglesia...Yo creo que las mujeres y los adultos de edad mayor [vienen] a la iglesia porque...está fijado en sus valores. Pero los hombres y los adultos jovenes no van a la iglesia porque muchas congregaciones los ignoran o desprecian sus valores.
      ¿Qué quiero decir? Los estudios muestran que a los hombres y los adultos jovenes se inclinan al desafío. Algunos de sus valores claves son la aventura, el riesgo, el desafío... el cambio, el conflicto...y la recompensa...[los hombres y la gente joven quieren] tomar riesgos...ser conocidos por valientes, aventureros...En cambio los estudios demuestran que las mujeres y los adultos de edad mayor se inclinan a la seguridad...a estar seguros, a buscar seguridad, y a evitar riesgos...[Pero] nuestras congregaciones no pueden agarrar a los hombres y los adultos jovenes porque sus espíritus aventureros aborrecen la seguridad de la iglesia moderna...
      Ahora, prueba esto: sé peligroso... ¿Qué si ese fuera nuestro mensaje para los hombres [y la gente joven]? Si ir a la iglesia tuviera un prospecto de riesgo, de aventura, y desafío, tendrías una abundancia de hombres, de adolescentes, y de adultos jovenes llegando. Eso es precisamente lo que hallamos en la iglesia perseguida de hoy. También era esa la situación en la iglesia temprana, cuando los Cristianos eran a menudo apedreados, azotados, o lanzados a los leones hambrientos. Cuando es peligroso ser Cristiano, los hombres [y adultos jovenes] tienden más a entrar (ibid., pp. 18-21).

Ahora, yo no estoy de acuerdo con la mayoría de las respuestas de Murrow. Pero sí estoy de acuerdo con su evaluación del problema. Los hombres y los adultos jovenes (hombres y mujeres jovenes) no están interesados en la mayoría de los programas de las iglesias. Son demasiado aburridos para atraer la atención de ellos. Como he dicho, el libro se Murrow se llama, Why Men Hate Going to Church [Por Qué los Hombres Odian Ir a la Iglesia].

También he estado leyendo otro libro: Why Our Churches Do Not Win Souls [Por Qué Nuestras Iglesias No Ganan Almas] por Dr. John R. Rice (Sword of the Lord Publishers, 1966). Yo creo que el Dr. Rice dio una de las razones por las que la mayoría de hombres y jovenes adultos odian ir a la iglesia. Pese a que no estoy de acuerdo con todo lo que dijo el Dr. Rice, creo que basicamente tiene la razón. Juntando los dos libros, creo que una de las razones por las que los hombres y los adultos jovenes odian ir a la iglesia es ¡exactamente la misma razón por que nuestras iglesias no ganan almas!

El evangelismo no es “seguro.” Es “riesgoso” salir a las calles y las universidades al evangelismo. Tienes que tomar un “riesgo.” Tienes que ser “atrevido” y “aventurero” para ir y hablarle a la gente que nunca has conocido. Así, el evangelismo de todos los miembros es el remedio perfecto para una iglesia aburrida.

No me entiendas mal. Nosotros sí queremos a las mujeres ancianas en nuestra iglesia. ¡Pero tienen que ser mujeres valientes y que les guste la aventura! Nosotros tenemos varias ancianas en así en nuestra congregación. Una de ellas tiene ochenta y ocho años de edad, pero aun conduce (muy bien) a la iglesia – ¡y trae gente! ¡Sí, danos cien más como ella! ¡El evangelismo de cada miembro es el remedio perfecto para una iglesia aburrida! El Dr. Rice dijo,

Así que en las iglesias hay una gran necesidad de un avivamiento de celo, un avivamiento de compasión de ganar almas, un avivamiento del poder de Dios sobre nosotros. No hay modo de que la iglesia gane almas según el patrón del Nuevo Testamento...a menos que sea por un esfuerzo total... solamente un esfuerzo total puede igualar el ganar de almas del Nuevo Testamento (traducción literal de John R. Rice, D.D., Why Our Churches Do Not Win Souls (Sword of the Lord Publishers, 1966, pp. 149-150).

¡Esa es la respuesta para las iglesias moribundas! ¡Esa es la manera de enlistar a los hombres y a los adultos jovenes! ¡Esa es la razón por la que tenemos más hombres que mujeres en nuestra iglesia! ¡Y esa es la razón por la que casi nunca perdemos a alguno de nuestros jovenes! ¡Y esa es la razón por la que tantos hombres y mujeres jovenes están viniendo a nuestra iglesia! ¡No te detengas! Como dijo el Dr. Rice, “Solamente un esfuerzo total puede igualar el ganar de almas del Nuevo Testamento.”

Ahora, de nuevo a nuestro texto en Mateo 28:19-20. Este pasaje de la Escritura se llama “La Gran Comisión.” Leamos otra vez los versos diecinueve y veinte, en voz alta.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:19-20).

El Dr. John R. Rice dijo,

Nota que haced discípulos quiere decir que el primer mandato en la Gran Comisión es hacer discípulos, la enseñanza que los lleva a ser bautizados. Luego, después de ser bautizados, se nos manda: “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” O sea que a los nuevos conversos...se les debe enseñar a hacer las mismas cosas que todos hemos sido mandados ha hacer – a hacer discípulos...Todos los Cristianos del Nuevo Testamento tienen el mismo mandato que tuvieron los Apóstoles...a un nuevo converso...se le debe enseñar a hacer exactamente lo mismo que Jesús le dijo a Pedro que hiciera. De seguro, ningún Cristiano honesto puede negar que el deber principal que El Salvador le dejó a los Cristianos del Nuevo Testamento en la Gran Comisión es ganar almas (ibid., p. 22).

¡El Dr. Rice tenía razón! ¡Ese es el significado de la Gran Comisión! ¡Los hiper-Calvinistas que dice que la Gran Comisión no es para nosotros hoy están equivocados! Nosotros nos paramos con Spurgeon, y con el Dr. Rice. La Gran Comisión es muy real para los Cristianos a través de las edades del tiempo. ¡Y eso incluye nuestro propio tiempo, ahora mismo, en nuestro propio lugar, aquí en el centro cívico de Los Angeles! Que cada uno de nosotros obedezca el mandato de Cristo. Que cada uno de nosotros vaya al evangelismo creyendo en nuestro corazón que Cristo Mismo nos ha mandado ir. Que cada uno de nosotros vaya a evangelizar a Los Angeles.

La misma meta de nuestra iglesia es hacerla un gran centro de misiones, esparciendo el Evangelio a las calles y campos estudiantiles de esta ciudad oscura y malvada. El Señor Jesucristo dijo,

“Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23).

¡Ese es nuestro tema! ¡Esa es nuestra meta!

Yo creo que necesitamos hacer la Gran Comisión tan clara que cada persona que viene a nuestra iglesia sepa inmediatamente cual es nuestra meta y nuestro propósito – forzar a los perdidos a entrar ¡para que se llene la casa de Dios! Por eso he pedido que pongamos un rótulo grande en la pared tras el pulpito que proclame nuestra meta a todos los que entren por las puertas de esta iglesia. Ese rotulo dice en palabras claras,

NUESTRA META – ¡LLENAR LA CASA DE DIOS!

¡Y oremos y trabajemos, y evangelicemos con todo nuestro corazón hasta que la meta se alcance! Si alguien te preguntase cuál es nuestro propósito, dile, “¡Nuestra meta es llenar la casa de Dios! No temas decírselo a toda la gente con quien hables. ¡Ese es nuestro propósito! ¡Esa es nuestra meta! ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo! Hazlo porque es el mandado de Jesucristo en la Gran Comisión, dada en Mateo 28:19-20 y en Lucas 14:23. Y, porque es el mandato de Cristo, Dios nos ayudará. Cristo nos ayudará. Él promete estar con nosotros y ayudarnos a llenar esta casa de Dios en las últimas palabras del texto. Por favor lea de pie la última cláusula de Mateo 28:20, comenzando con las palabras, “Y he...” Lealo en voz bien alta. Jesús dijo,

“Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

¡Allí lo tienes! Cristo Mismo prometió estar con nosotros, y ayudarnos, ahora mismo, al final de la edad. Agarremos Su promesa para nosotros y salgamos de las puertas de esta iglesia a traer a los jovenes perdidos y solitarios y alcanzar nuestra meta – ¡para llenar la casa de Dios!

Haz tu parte, y yo haré la mía, y pronto veremos esta meta alcanzada por Cristo, que nunca rompe Su promesa. “Yo estoy con vosotros” (Mateo 28:20). ¡Sí, Cristo estará con nosotros, porque Él prometió estar con nosotros y ayudarnos a cumplir la Gran Comisión! Esto es lo que debemos hacer, con la ayuda de Dios para alcanzar esa meta.

Primero, para llenar esta iglesia con cien jovenes más, cada uno de ustedes que todavía no es convertido, “Esforzaos a entrar por la puerta angosta,” y venid a Cristo (Lucas 13:24). Tú realmente no nos puedes ayudar a alcanzarla si te quedas inconverso. Tú tienes que ser salvo ¡y saberlo! ¡Tú tienes que ser salvo y luego estar en llamas por Dios para hacer todo en tu capacidad para hacer nuestra meta realidad! ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo! Es por eso que le pido a cada joven inconverso aquí esta noche que trate su propia conversión con gran seriedad. Piensa en tu propia conversión todos los días. Ora a Dios todos los días para que Él te dé la gracia que convierte, y te atraiga a Jesús, para salvación completa ¡por Su Sangre y justicia! Ora por la gracia que convierte hasta que Dios realmente te atraiga a Jesús, en una conversión instantánea, de una sola vez, por unirte a Jessucristo Mismo. ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo!

Segundo, para alcanzar nuestra meta y llenar la casa de Dios, todos nosotros que somos salvos debemos ¡pensar constantemente en el evangelismo! Consigue nombres y números de teléfono por docenas y traelos para que nuestros diáconos y líderes puedan llamarlos y traerlos a los servicios de la iglesia. ¡Haz evangelismo en tu universidad, después del trabajo, en el supermercado, dondesea que estés! Haz evangelismo todos los días – no solamente en las horas designadas por la iglesia. ¡Hazlo todos los días! ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo!

Anoche vimos una presentación de video hecha por el Dr. Ken Connolly sobre la Biblia en Inglés. El Dr. Connolly habló sobre John Wycliffe (1329-1384). Wycliffe tradujo la Biblia al Inglés e hizo que las Escrituras estuviesen disponibles para que el hombre común la leyera en se propio idioma. Wycliffe envió a cientos de jovenes a predicar el Evangelio Protestante puro y a distribuir sus traducciones de la Biblia. Estos jovenes estudiantes universitarios de la Universidad de Cambridge se llamaban Lollards. Ellos iban por todas partes proclamando la salvación en Cristo. Pero la obra de ellos era peligrosa. Cientos de esos finos jovenes eran quemados por la Iglesia Católica Romana. ¡Piensalo! Cada uno de esos estudiantes estaba en peligro cada día. Y, como dije, eran atados a un tronco y quemados vivos por su evangelización. ¡Que sean ellos tu ejemplo! ¡No te pedimos que vayas a las calles de Los Angeles a ser quemado! Pero te pedimos que tengas el valor y el celo que esos hombres tuvieron. ¡Ve y traelos para que sea llena la casa de Dios! ¿Tienes el valor para hacerlo? ¿Lo tienes? Yo creo que los hombres y mujeres jovenes necesitan ser desafiados hoy, como lo fueron los del día de Wycliffe, a ir a las calles y universidades con gran celo, ¡y traer a los perdidos a oír el Evangelio! ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo!

Tercero, para alcanzar nuestra meta y llenar esta casa de Dios con otros cien jovenes, debemos tratar a cada persona nueva que viene a la iglesia como a un invitado ¡muy especial! No te quedes con tus viejos amigos de la iglesia – o aun antes de la iglesia. Haz lo que más puedas para hacer sentir bienvenida a cada visita. Haz lo que más puedas para que disfruten estar con nosotros, para que quieran regresar. Como lo dijo el D. L. Moody, “Amalos a que entren.” Amalos a que entren a nuestra iglesia. ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo! No dejes que ninguna visita se quede sola después de los servicios. Haz que cada uno se sienta cómodo y en casa. ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo!

Y te prometo que haré mi parte también. Te prometo que oraré y trabajaré y estudiaré en mi oficina, y buscaré de Dios sermones sólidos del Evangelio que sean diseñados para convertir a aquellos perdidos y solitarios jovenes que traigas a nuestra iglesia. Yo te prometo que diré con el Apóstol Pablo,

“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).

Te prometo que cada joven que pase por las puertas de esta iglesia oirá un sermón caliente del Evangelio, del sartén, quemando con el mensaje de salvación en Cristo Jesús. ¿Por qué? Porque los jovenes necesitan oír el Evangelio de Cristo. Necesitan oír que Él es el unigénito Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad. Ellos necesitan oír que Él vino del Cielo para morir por sus pecados en la Cruz, para morir vicariamente por ellos, en su lugar, para expiar sus pecados. Ellos necesitan oír que Cristo resucitó físicamente de los muertos, y está vivio en el Cielo a la diestra de Dios. Ellos necesitan oír que Cristo los puede salvar de sus pecados si ellos solamente vienen a Él por fe. Ellos necesitan oír que pueden nacer de nuevo por venir a Jesús. ¡Y es eso lo que oirán constantemente de este pulpito en cada servicio! Sí, te prometo que haré mi parte en predicar el Evangelio, para que podamos alcanzar ¡nuestra meta – para llenar la casa de Dios! ¡Porque ese es el propósito de esta iglesia! ¡Y yo oro que lo sea siempre, hasta el fin del mundo!

Que cada uno de nosotros hagamos lo mejor que podamos, nos esfocemos con toda la fuerza para llenar esta casa de Dios con gente joven perdida y solitaria. ¡Hazlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo!

Si hacemos estas cosas simples con todo nuestro corazón, cumpliremos la Comisión que Cristo nos dio, aquí en Los Angeles, en el centro cívico, donde la necesidad es tan grande. Tomará valor y agallas hacerlo. Tomará arduo trabajo y mucha oración. ¿Estás listo para el desafío? ¿Lo estás? ¿Tienes lo que se necesita? ¿Tienes la visión? ¿Tienes el celo? Que por causa de Jesús Dios te ayude a alcanzar nuestra meta – ¡a llenar la casa de Dios!

Por favor cante de pie la canción que el Sr. Griffith cantó hace unos minutos. Es la número siete en la hoja de canciones. ¡Cantala con gran sentimiento!


Para el tiempo lema dad,

   Que sea excitante, con poder,

Grito de guerra, con ardor,

   Para morir o conquistar.

Palabra que nos de excitación,

Para obedecer al Salvador.

   Es la llamada: Alzaos hoy,

¡Evangeliza el lema es!


El Evangelio proclamad,

   En Su nombre, id por doquier;

Se oye por todos los cielos ya,

   ¡Salid a evangelizar!

A moribunda raza

   El don del evangelio traed;

Al tenebroso mundo ya,

   ¡Salid a evangelizar!
(Traducción de “Evangelize! Evangelize!”
   por Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986;
      al son de “And Can It Be?” por Charles Wesley, 1707-1788).


Y que Dios ayude a cada uno de nosotros a hacer exactamente eso. Amen.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Marcos 16:15-20.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Evangelize! Evangelize!” por Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986;
al son de “And Can It Be?” por Charles Wesley, 1707-1788).