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LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Mañana del Día del Señor, 29 de Abril de 2007
en el Tabernáculo Bautista de Los Angele

“Porque la palabra [la predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).


Yo llevo más de cuarenta y nueve años en el ministerio. Si se me preguntase cuál es la cosa más difícil que un pastor tiene que hacer, sin tardar contestaría que es decidir qué predicar el Domingo en la mañana.

“¿Por qué es tan difícil?” te preguntarás. Te diré por qué. Yo sé que habrá mucha gente que no es Cristiana en nuestra iglesia el Domingo en la mañana. Algunos serán de fondo Budista. Otros de fondo Católico o nuevo-evangélico, Cristianos nominales, Cristianos solo de nombre. Algunos ni tendrán un fondo religioso. Otros serán gente no salva de nuestra propia iglesia, que saben mucho de la Biblia, pero nunca han experimentado el nuevo nacimiento. Todos tendrán una cosa en común. No serán realmente convertidos a Jesucristo.

Ahora, el Domingo en la mañana debo hablarte a ti. Tengo solo una hora o menos. En esa corta hora, debo decir algo que cambie todo lo que has pensado sobre la religión, y haga que la Cristiandad verdadera parezca real, no solo una verdad, sino que la verdad – la única verdad. Debo lograr que estés de acuerdo con eso y cambie tu manera de pensar completa, y tratar de persuadirte a dejar tus ideas falsas, llegar bajo la convicción de pecado, y volver tu vida entera a Jesucristo. ¡Esa es una gran tarea! ¡Y solo tengo una como una hora para hacerlo! Lo que voy a predicar talvez te parecerá nada más un simple sermón del Evangelio, pero se le ha puesto mucho pensamiento y oración.

Es por eso que digo sin titubear que elegir el texto y el tema del sermón para el Domingo en la mañana es la cosa más difícil que hago cada semana.

Por ejemplo este sermón. Comencé a pensar en él el Domingo pasado en la noche. Pensé en él todo el día Lunes y Martes, y la mayoría del Miércoles y el Jueves. El Jueves en la noche todavía no tenía idea de qué hablar esta mañana. El Jueves a la medianoche ya me puse un tanto inquieto. Sabiendo que tenía que escribir un sermón completo y darselo a Dr. Cagan, nuestro diácono, para escribirlo a maquina, para que el Sr. Olivacce hiciera el formato para nuestro sitio de la red, y que se le diese a los seis traductores para traducirlo a otros seis idiomas en la red. Y ya era la medianoche, y no sabía qué texto usar, o qué decir el Domingo en la mañana que te ayudara a hacerte un Cristiano verdadero.

Al fin, después de considerar muchos textos, oré a Dios que me ayudara, y Él pareció dirigir mi atención a este texto conocido de la Escritura. Ahora oro que las pocas palabras que diga te ayuden, al menos oro que recuerdes un poquito de lo que dije cuando vayas a tu casa hoy, que, por lo menos estos pensamientos que saco a luz te causen pensar sobre nuestro Señor Jesucristo, y lo que Él ha hecho para la salvación de tu alma eterna. Este, entonces es el texto que seleccioné, en I Corintios 1:18. Leámoslo de pie y en voz alta.

“Porque la palabra [la predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).

El texto se divide en tres puntos principales: (1) la predicación de la cruz misma; (2) la locura de la predicación de la cruz a los que se pierden; y (3) el poder de ella a los que se salvan.

I. Primero, la predicación de la cruz misma.

¿Qué quiere decir el Apóstol con las palabras, “la palabra [predicación] de la cruz”? El término, “la palabra de la cruz,” tiene un tema principal. Quiere decir que hay una sola verdad declarada en esas palabras. Se refieren al único Evangelio verdadero. Hay un Evangelio, tal como hay un solo Dios. Y hay un solo Salvador – Jesucristo. No nos adherimos a la idea post-moderna de que “la predicación de la cruz” quizá sea cierta para mí, pero no para ti. El post-modernista podrá decir: “Esa es tu verdad. Es cierto para ti. Pero no es verdad.” Yo digo que eso es habla de doble sentido post-modernista. Cuando la Biblia habla de la cruz, habla de una verdad objetiva – una verdad con la cual cada uno de tiene que lidiar. Una verdad que permanece cierta, si la creas o no. Porque Dios habló de ella en la Biblia, es cierta ya sea que tu pienses que lo es o no. Es una verdad objetiva, lo cual significa que es cierta aun si tu mente no capta su importancia.

Luego, “la predicación de la cruz” está fundada, no sólo en lo que la Biblia dice, sino también en los hechos históricos – el hecho de que Jesucristo sufrió profundamente por tu pecado, que Él atravesó grandes angustias y dolor en el Huerto de Getsemaní la noche antes de ser crucificado, cuando tus pecados fueron puestos en Su propio cuerpo. Él pasó por tortura horrible cuando Lo azotaron casi hasta la muerte en la plaza de Pilato. Luego fue llevado al Monte Calvario, donde traspasaron clavos en Sus manos y pies, donde alzaron la cruz, y Lo dejaron colgado, sangrando y muriendo para pagar la pena de tu pecado, para que tú pudieras ser salvo, no solo perdonado de tu pecado, sino que justificado por Su muerte, o sea, contado sin pecado por un simple hecho de fe en Él.

“La predicación de la cruz” es una predicación que muestra que estás

“muertos en pecados” (Colosenses 2:13),

y que solo la muerte sustituta de Cristo en tu lugar, podía pagar vicariamente por tus pecados, cancelando tus pecados, y dándote vida nueva por la resurrección de Cristo de entre los muertos.

La “predicación de la cruz” muestra que tú no te ganas la salvación por buenas obras o por ir de vez en cuando a la iglesia. ¡No! ¡No! La predicación de la cruz demuestra la verdad de que nada bueno que tú hagas tiene nada qué ver con tu salvación. “La predicación de la cruz” arranca todas las llamadas cosas “buenas” que tú haces – y dice que la única cosa que te puede salvar es lo que Jesús hizo en la cruz para hacer expiación completa vicaria por tu pecado – un hombre, Cristo (Dios-hombre) muriendo para pagar por tus pecados, sin agregarle ninguna cosa buena que hayas hecho, ni “decisiones” que hayas tomado.

No dudo ni un minuto que tú hayas hecho algunas cosas buenas. Simplemente digo que esas cosas buenas ¡no te salvarán! La salvación viene por medio de la muerte de Jesús, el unigénito Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, que llevó sobre sí Mismo tus pecados y pagó por ellos cuando fue clavado a la cruz. El Apóstol Pablo lo hizo muy claro cuando dijo,

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:8-9).

Dios te amó siendo aún tú pecador. Y tú puedes ser justificado por Su Sangre, aunque eres pecador. Como lo puso un viejo himno,

Señor Jesús, te ruego humildemente,
   Esperando, Señor, a tus pies cruficados;
Viendo por fe que Tu sangre fluyó para limpiarme,
   Que me laves, y más blanco que la nieve seré;
Más blanco que la nieve seré;
   Ahora lávame y más blanco que la nieve seré.
(Traducción literal de “Whiter Than Snow” por James Nicholson, 1828-1896).

Te escucho, oh, Jesús,
   Llamándome a mí,
Para que limpio pueda ser
   Hoy en Tu Sangre así.
¡Vengo ya, Jesús! ¡Vengo hacia Ti!
   Lávame en Tu Sangre que
Fluyó, Señor, por mí.
   (Traducción de “I Am Coming, Lord” por Lewis Hartsough, 1828-1919).

¡Esa es la predicación de la cruz!

“Porque la palabra [predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).

Pero hay otra idea en nuestro texto.

II. Segundo, la locura de la predicación de la cruz a los que se pierden.

Lea por favor esas palabras en voz alta,

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden.”

Lea esas palabras en voz alta y clara.

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden...”
      (I Corintios 1:18).

La palabra “locura” significa “tonterías”, “sin sentido.” Oír predicación que diga que tienes que ser salvo del pecado por la muerte de Cristo es solamente “tonterías” a la mente inconversa.

Los que perecen no ven el valor en la predicación de la muerte sustituta de Cristo para pagar por su pecado. La razón que piensan que es locura es por que ellos no ven valor en ella. Es allí donde entra el Espíritu Santo. Jesús dijo,

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).

El Espíritu Santo tiene que reprobar a la persona, convencerla de pecado, o no verá el valor de la muerte de Cristo en la cruz. Antes de que la persona sea convencida de su pecado por el Espíritu Santo, solamente considerará la predicación de la cruz como tonterías. La palabra Griega traducida “locura” viene de la palabra raíz “moros,” de la cual sale nuestra palabra en Español “morón.” La predicación de la cruz parece el habla de un morón, una persona estúpida, hasta que eres convencido en tu corazón, por el Espíritu Santo, de que eres un pecador perdido. Solamente entonces la crucifixión de Cristo parece importante.

Es por eso que no puedes “aprender” a ser un Cristiano verdadero. La salvación no viene por aprender sabiduría humana. El Apóstol Pablo lo hizo claro en el verso veintiuno cuando dijo,

“El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría”
      (I Corintios 1:21).

La salvación no viene por aprender la sabiduría humana de alguna clase. Tiene que haber una iluminación en el corazón, mostrándote que eres un pecador sin esperanza. Hasta que eso suceda, la predicación que te dice que la única solución a tu problema es la crucifixión de Cristo parece palabrería de un morón. A menos que sientas interiormente que tu problema es el pecado, nunca verás la importancia de la muerte de Cristo en la cruz. La Biblia dice,

“Cristo murió por nuestros pecados” (I Corintios 15:3).

Él murió en nuestro lugar, para pagar la pena de nuestro pecado. La Biblia dice,

“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
      (I Juan 1:7).

Pero a ti a lo mejor te parecerá como una teoría interesante, y a los demás como palabras de locos, hasta que tus ojos sean abiertos por el Espíritu de Dios para ver que no hay otro modo de ser salvo de la maldición del pecado. Solamente cuando seas convencido de tu condición desesperadamente pecaminosa, podrás cantar de corazón,

Porque no tengo nada bueno
   Con qué reclamar Tu gracia –
Lavaré, blanquearé mis vestiduras
   En la Sangre del Cordero.
Jesús lo pagó todo, se lo debo a Él,
   Del pecar la mancha en mí,
Su Sangre me lavó.
   (Traducción libre de “Jesus Paid It All” por Elvina M. Hall, 1820-1899).

Lo cual nos lleva al último punto.

III. Tercero, el poder de la predicación de la cruz a los que se salvan.

Por favor lea el texto de pie y en voz alta, una vez más, poniéndole atención a la última cláusula.

“Porque la palabra [predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).

Se puede sentar.

¡Cuan poco le gusta al mundo la palabra “salvo”! “Ustedes, Cristianos piensan que son salvos,” dicen burlándose. Bueno, la palabra “salvo” es perfectamente Bíblica. Se halla allí en nuestro texto,

“…pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).

¡Sí, somos “salvos”! Mas no somos salvos por alguna bondad nuestra. ¡Oh, no! Todos somos salvos por lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz! Spurgeon dijo,

Nosotros [estabamos] listos para morir en desesperación hasta que…miramos a la cruz, y se apartaron las nubes al brillo. Un vistazo al Salvador sangrando...nos hizo hombres otra vez, y hemos alzado las cabezas de entre los muertos...hay poder en la palabra de la cruz para hacer a un hombre...algo más noble de lo que había jamás soñado...el poder con el que nos hizo hombres nuevos en Cristo Jesús...el alzar de las tumbas espirituales las almas muertas (traducción literal de C. H. Spurgeon, “The Word of the Cross,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1973, tomo XXVII, paginas 435-436).

Cuando vienes a Jesús por fe eres salvo por Su muerte en tu lugar – ¡por tus pecados! Eres salvo por Su resurrección física de los muertos – ¡que te da vida eterna! ¡Cuando te rindes a Jesús por fe Él te salva! Entonces puedes cantar,

¡Salvo! ¡Salvo! Todos mis pecados ya están perdonados,
   ¡Mi culpa se fue!
¡Salvo! ¡Salvo! ¡Salvo soy por la sangre
   del Crucificado!
(Traducción literal de “Saved by the Blood of the Crucified One”
   por S. J. Henderson, siglo 19).

Cuando seas salvo verás que Cristo es más importante que cualquier otra cosa en el mundo. Millones de personas en la China y Asia Sudeste han visto esa gran verdad. Pese a una persecución intensa, miles entran a las iglesias. Por ejemplo, el Pastor Richard Wurmbrand contó este corto de un libro en Vietnamita:

      Decenas de miles de Cristianos…han pasado por campos de re-educación en la Vietnam [Comunista]. Muchos aun están ahí. En uno de esos campos el especialista en golpizas [era] Tu Cao. El se jactaba de haber azotado a 2,000 prisioneros, de los cuales 500 murieron.
       Como cincuenta prisioneros se juntaron en el patio de la prisión. Uno de ellos, Tran Tien Tai, está sentenciado a treinta latigazos [por ser Cristiano]. Sacado desnudo de la celda, él debe estirarse en el suelo, con su rostro en la tierra.
       Tu Cao juguetea con su látigo. Él toca las caderas de su victima para ver la resistencia de la carne y según eso medir los golpes. No se le permite matar [solamente torturar].
       A los presos se les ordena mirar directamente lo que está sucediendo. Apartar la cara está prohibido. Después del quinto golpe, Tai, incapaz de soportan más, grita (Ay, ay, Dios mío).
       Se interrumpe el azote. El director dice: “No está permitido gritar durante el castigo físico. Los primeros cinco azotes no cuentan. Comienza otra vez.”
       Empieza el conteo otra vez. Uno, dos, tres...veinte; veinticinco...Tai ya no grita más...Se ha muerto.
       ...(treinta). “¡Ya!” ordena el official. El preso no se mueve [está muerto] (traduccion literal de Richard Wurmbrand, Where Christ is Still Tortured, Marshalls Paperbacks, Introducción).

¿Por qué tanta gente en el Sudeste de Asia y en la China se deja torturar y asesinar por causa de Cristo hoy? Es porque han visto que Cristo es más importante que todo lo demás en el mundo. Ojalá que tú también vengas a Cristo, y experimentes el perdón y la vida eterna que Él ofrece. Estos son dones sin precio de parte de Jesucristo. ¡Valen más que la vida misma!

Cantemos de pie la última canción en la hoja de canciones. Cántala poniéndole atención, y con sentimiento.

Te escucho, oh, Jesús,
   Llamándome a mí
Para que limpio pueda ser
   Hoy en Tu Sangre así.
¡Vengo ya Jesús! ¡Vengo hacia Tí!
   Lávame en Tu Sangre que
Fluyó, Señor, por mí.
   (“I Am Coming, Lord” por Lewis Hartsough, 1828-1919).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: I Corintios 1:18-25.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Saved by the Blood of the Crucified One”
(por S. J. Henderson, 19th century).


EL BOSQUEJO DE

LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


“Porque la palabra [la predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).

I.   Primero, la predicación de la cruz misma, I Corintios 1:18a;
Colosenses 2:13; Romanos 5:8-9.

II.  Segundo, la locura de la predicación de la cruz a los que
se pierden, I Corintios 1:18b; Juan 16:8; I Corintios 1:21;
I Corintios 15:3; I Juan 1:7.

III. Tercero, el poder de la predicación de la cruz a los que
se salvan, I Corintios 1:18c.