Print Sermon

El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.

Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.

Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.

EL ANUNCIO RECHAZADO
(SERMÓN NUMERO 2 DE ISAÍAS 53)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Tarde del Día del Señor, 18 de Febrero de 2007
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

No cabe duda que Isaías está hablando del Evangelio de Cristo. Como vimos en los tres versos del capitulo 52 esta mañana, el profeta está prediciendo el ministerio del Salvador, que “de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres” (Isaías 52:14). Este es un retrato de Jesús, azotado y crucificado por nuestros pecados, luego resucitado de los muertos, “engrandecido y exaltado...puesto muy en alto” (Isaías 52:13). Pero ahora, en nuestro texto el profeta lamenta que pocos creerán el mensaje del Evangelio.

El Dr. Edward J. Young era escolar del Antiguo Testamento, compañero de clase y amigo de mi antiguo pastor, Dr. Timothy Lin. Comentando de nuestro texto:

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1),

el Dr. Young dijo que esta “es más exclamación que pregunta. No espera respuesta negativa, sino que está designada a llamar la atención al [pequeño numero] de creyentes verdaderos en el mundo, especialmente entre los Judíos...el profeta [representa] a su pueblo, hablando y expresando el desmayo de que tan pocos creen” (traducción literal de Edward J. Young, Ph.D., The Book of Isaiah, William B. Eerdmans Publishing Company, 1972, tomo 3, p. 240).

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?”

La palabra “anuncio” significa “la cosa escuchada” o “el mensaje proclamado.” Lutero lo tradujo “nuestra predicación” (Young, ibid.). “¿Quién ha creído nuestra predicación?” La expresión paralela al texto es: “¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” El “brazo de Jehová” es una expresión que se refiere a la fuerza del Señor. ¿Quién ha creído nuestra predicación? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? ¿Sobre quién se ha manifestado el poder de Cristo?

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

Este verso muestra que primero tienes que creer la predicación del Evangelio, y luego ser convertido por el poder de Dios en Cristo. Pero la pregunta misma del profeta muestra que pocos creerán y serán convertidos.

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

I. Primero, pocos creyeron y fueron convertidos durante el ministerio
terrenal de Cristo.

Jesús llegó a la tumba de Lázaro. El hombre ya tenía cuatro días muerto. Jesús les dijo: “Quitad la piedra” (Juan 11:39). La hermana de Lázaro quiso detenerle. Ella dijo: “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días” (ibid.). Pero ellos obedecieron a Jesús y quitaron la piedra que cubría la apertura de la tumba. Entonces Jesús “clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir” (Juan 11:43-44).

“Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales” (Juan 11:47).

Ellos vieron cuantos milagros hacía Él y tuvieron miedo de que la gente común lo siguiera a Él en vez de ellos.

“Así que desde aquel día acordaron matarle” (Juan 11:53).

Los principales sacerdotes y los Fariseos comenzaron a tener reuniones para averiguar la mejor manera de deshacerse de Jesús, “matarle.”

“Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?” (Juan 12:37-38).

Ellos lo vieron alimentar milagrosamente a los cinco mil. Ellos lo vieron sanar leprosos y abrir los ojos de los ciegos. Ellos lo vieron echar fuera demonios, y alzar a los paralíticos a una salud completa. Ellos lo vieron resucitar de los muertos al hijo de la viuda. Ellos no solamente lo vieron volver el agua en vino, sino que también lo oyeron

“enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35).

Y aun así, cuando Él alzó a Lázaro de los muertos, “acordaron matarle” (Juan 11:53).

“Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?” (Juan 12:37-38).

Sí, solamente unas pocas gentes creyeron y fueron convertidas durante el ministerio de Cristo en la tierra.

II. Segundo, pocos creyeron y fueron convertidos en el tiempo de los Apóstoles.

Por favor voltea a Romanos 10:11-16. Lemos de pie ese gran pasaje.

“Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” (Romanos 10: 11-16).

Se pueden sentar.

Nota que este pasaje de la Escritura dice en el verso 12,

“Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan” (Romanos 10:12).

El Apóstol Pablo escribió esto menos de 30 años después de que Jesús ascendiese de regreso al Cielo. Así, Pablo escribe durante la ultima parte del libro de Los Hechos. Él le habla a ambos, Judíos y Gentiles, mientras que Jesús le hablaba casi exclusivamente a los Judíos. Así, Pablo dice: “No hay diferencia entre judío y griego.” ¡Todos los hombres necesitan a Cristo!

Pero a esta gran audiencia que no es Judía, Pablo dice lo mismo que Jesús dijo, citando de Isaías 53:1, lamentando el hecho de que solamente un comparativo número pequeño de Gentiles creían – y citando a Isaías 53:1 para demostrar lo que el profeta había dicho, por aplicación, que la mayoría de Gentiles respondían solamente un poquito más al Evangelio que los Judíos. Pablo cita las quejas de Isaías para mostrar esto.

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

Los Gentiles eran más abiertos al Evangelio que los Judíos. Pero aún así, solamente un pequeño número de Gentiles en comparación creyó en Jesús en el tiempo de la predicación de Pablo y de los demás Apóstoles. Pese a que hubo grandes avivamientos en la época de los Apóstoles, como vemos en el libro de Los Hechos, aun estos grandes avivamientos llevaron, solamente un pequeño número de Gentiles a la salvación en Cristo. El evangelismo era una obra dura, ¡aun entre los Romanos!

Ambos Cristo y los Apóstoles vieron solamente a unos pocos ser convertidos entre aquellos a quienes les predicaban. Así, los Cristianos del primer siglo eran una minoría, ¡y una minoría perseguida! Así que ambos Jesús y Pablo citaron nuestro texto para explicar la resistencia de la mayoría de gente al Evangelio – para explicar por qué la mayoría que los oyó predicar se quedo inconversa.

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

Y esto ha sido cierto a través de las edades de la historia Cristiana. Siempre, a toda hora, solamente una pequeña minoría de gente ha creído verdaderamente el Evangelio y ha sido convertida. Y esto todavía es cierto en el mundo hoy. Nada ha cambiado. Lo cual nos trae a nuestro último punto.

III. Tercero, pocos creen y son convertidos hoy.

En nuestros propios tiempos a menudo somos enfrentados con la realidad de la lamentación de Isaías, en aquella dolorosa pregunta,

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

Lamentablemente, debemos decir que pocos hoy día creen nuestra predicación, y pocos son salvos por el poder de Cristo. Aun nuestros familiares más queridos a menudo rechazan el Evangelio de Cristo. Y la mayoría de ustedes saben que solamente unos pocos de aquellos que traemos a la iglesia a oír la predicación llegan a ser convertidos. Daré tres comentarios sobre eso:

(1)  Primero, ¿A dónde nos dice la Biblia que la mayoría de gente será salva? No dice. De hecho, Jesús dijo lo opuesto. Él dijo,

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14).

¡Pocos son los que la hallan! Debemos tener eso siempre en mente cuando nuestros esfuerzos evangelisticos resultan en menos conversiones de las que nos esperábamos.

Y, luego, la segunda cosa que diré es esta.

(2)  Nuestro motivo de evangelizar no se basa en cuántos son convertidos. Sea la respuesta grande o pequeña, nuestros ojos no deben fijarse en cuántos son convertidos. Nuestro motivo se basa en la obediencia a Dios. ¡Nuestros ojos deben estar siempre en Dios, y nuestra obediencia a Él cuando vamos al evangelismo; y nuestros ojos deben mantenerse siempre en Dios, y nuestra obediencia a Él cuando predicamos el Evangelio! Cristo nos dijo,

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

Eso es lo que Cristo nos dijo que hiciéramos, y debemos hacerlo si la gente nos oye o no; sean convertidos o no. ¡Debemos evangelizar porque Cristo nos dijo que lo hiciéramos! ¡Nuestro éxito no depende de la respuesta humana! ¡No! Nuestro éxito depende de nuestra obediencia a Cristo. ¡Por lo tanto debemos ir al evangelismo si creen el Evangelio o no!

Y luego está la tercera cosa que fluye de esta.

(3)  ¿Crees en Cristo? ¿Eres convertido a Cristo? ¿Vendrás a Cristo por fe? Aun si nadie más en tu familia y ninguno de tus amigos es convertido, ¿buscarás a Cristo? ¿Vendrás a Él? Recuerda que Cristo dijo,

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).

¿Vendrás tú a Jesús, a ser convertido y luego bautizado? ¿O estarás entre las grandes multitudes que rechazan al Salvador, y perecen eternamente en las llamas del Infierno?

“Mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).

Es mi oración que tú no estés entre las multitudes que perecen en el Infierno, sino que te juntes con nosotros, el grupo pequeño de Cristianos verdaderos, en iglesias locales a través de la tierra. ¡Salid del mundo! ¡Venid a Jesús por fe! Venid verdaderamente a la iglesia local. Y sé salvo para todo el tiempo y toda la eternidad por la Sangre y la justicia de Jesús.

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

¡Que seas tú uno de los que creen y son convertidos! Que seas uno de los pocos que creen el Evangelio cuando es predicado. Ojalá que digas, “Sí, Jesús murió para pagar por mis pecados. Sí, Él resucitó de los muertos. Sí, yo vengo a Él por fe.” Que seas uno de los pocos a los que se ha manifestado el brazo de Jehová, al experimentar la salvación por confiar en Jesús, “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Que seas uno de aquellos que viene a Jesús, y seas lavado limpio de tus pecados por Su Sangre preciosa, y seas vestido en Su santa justicia. ¡Que Dios conceda que tú creas nuestro anuncio y experimentes la gracia salvadora del Señor Jesucristo! ¡Amen!

(FIN DEL SERMÓN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet,
en www.realconversion.com. Oprime "Sermones en Espaol."

La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Juan 11:38-53; 12:37-38.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“I Have Decided to Follow Jesus.”

EL BOSQUEJO DE

EL ANUNCIO RECHAZADO
(SERMÓN NUMERO 2 DE ISAÍAS 53)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1).

(Isaías 52:14, 13)

I.   Primero, pocos creyeron y fueron salvos durante el ministerio
terrenal de Cristo, Juan 11:39, 43-44, 47, 53; 12:37-38;
Mateo 9:35.

II.  Segundo, pocos creyeron y fueron salvos en el tiempo de los
Apóstoles, Romanos 10:11-16.

III. Tercero, pocos creen y son convertidos hoy, Mateo 7:13-14;
Marcos 16:15, 16; Juan 1:29.