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LA SANGRE DE LA PASCUA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado la Mañana del Día del Señor, 26 de Noviembre de 2006
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).


Acabo de leer un libro del autor Británico Brian H. Edwards. El libro se titula: Revival! A People Saturated with God [¡Avivamiento! Un Pueblo Saturado con Dios] (Evangelical Press, 1991). El Sr. Edwards tiene un capitulo llamado “Un Avivamiento de Predicación Centrada en Cristo,” en ese capitulo él dijo:

Este énfasis en la sangre de Cristo como el modo de salvación nunca ha sido popular. El capellán de una universidad recientemente se refirió a ello como ‘esta teoría repulsiva,’ y una paráfrasis trató de evadir referencias a la sangre de Cristo cada vez que se pudiese, sustituyéndola con la palabra ‘muerte’ (ibid., página 107).

Pero el Sr. Edwards dijo:

En avivamiento, Cristo, y la sangre de la cruz en particular, es central en la predicación...Cuando sea que oigamos o leamos que el Espíritu esta obrando, podremos acertar lo genuino de la obra por cuan central la sangre de Cristo es en la predicación y la adoración...en el siglo dieciocho, Whitefield y Wesley se dieron cuenta de que la predicación de la cruz era aborrecida, tal como lo es ahora. Pero miles hallaron justificación, redención, propiciación, paz, reconciliación, y limpieza en la sangre de Cristo, con o sin entender dichos términos. Joseph Kemp regresó de visitar Gales en 1905 e informó a su congregación...en Edimburgo que la nota que dominaba el avivamiento de Gales era ‘la redención por medio de la sangre’ (ibid., p. 108).

Y debe ser así en nuestro día. Si esperamos ver avivamiento verdadero, la conversión de muchas almas perdidas, debemos regresar de una vez al glorioso tema de las Sagradas Escrituras:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

La noche antes de que el pueblo Hebreo dejara la esclavitud Egipcia para entrar a la tierra prometida, Dios les dijo, que en cada casa, tomaran un cordero sin defecto y lo mataran. Y luego Dios dijo:

“Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer” (Exodo 12:7).

“Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Exodo 12:12-13).

Hasta el día de hoy, a principios de Abril, el pueblo Judío recuerda esa noche, la cual se conoce como la gran fiesta de la Pascua. La palabra “pascua” viene de nuestro texto:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Exodo 12:13).

¡Qué texto tan maravilloso es este, tan lleno de significado en el corazón de todo Cristiano verdadero!

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

Pensemos en este verso. Dejemos que su mensaje penetre hasta lo más profundo de nuestro corazón y mente.

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

¿Qué significa para nosotros hoy?

I. Primero, aquella sangre era un tipo de la Sangre de Cristo.

El Diccionario Webster [en Inglés] dice que un tipo es “una cosa, o evento que representa o simboliza a otra, especialmente otra que ha de venir, un símbolo, un emblema.” Si hubo alguna vez un símbolo de la Sangre de Jesucristo, este es. A través de las Escrituras del Antiguo Testamento, con todas sus figuraciones y símbolos de la futura Sangre de Cristo, ninguna es más clara que esta:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

No fue por accidente que Cristo murió durante la fiesta de la Pascua. La noche antes de ser crucificado, los discípulos dijeron a Jesús:

“¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos” (Mateo 26:17-18).

Los Discípulos hicieron lo que Jesús les dijo. Fueron a aquella morada y prepararon la cena de la Pascua. Y al llegar la noche, Cristo se sentó a cenar la cena de Pascua con Sus doce Discípulos.

“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:26-28).

Así, en la Cena del Señor por el pan y la copa, Jesús le dio el significado, el cumplimiento de aquel tipo hallado en el libro de Exodo.

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

Fíjate en lo que parece obvio, lo que parece evidente, pero que es oscurecido el día de hoy. ¡Fíjate que el pan y la copa eran dos cosas diferentes! Lo que es diferente no es lo mismo. El pan representa a Su Cuerpo, quebrantado en la Cruz para expiar por nuestros pecados. La copa se tomó separadamente, cuando Él dijo:

“Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:27-28).

El Apóstol Juan hizo muy claro el significado cuando dijo:

“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
      (I Juan 1:7).

Ese es el anti-tipo. Ese es el cumplimiento de los tipos, el significado del símbolo,

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

Habla de

“Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada” (Hebreos 12:24).

“Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (I Corintios 5:7).

La sangre del cordero en Exodo 12 era un retrato perfecto de Cristo:

“El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”
      (Juan 1:29).

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

Aquella sangre que el pueblo Hebreo puso en los postes de sus puertas en Egipto, era un retrato de

“La sangre de Jesucristo Su Hijo [que] nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7).

II. Segundo, que la sangre había de aplicarse.

La nota de la Biblia Anotada de Scofield sobre Exodo 12:11 dice: “La sangre había de aplicarse (Ex. 12:7). Esto sugiere la necesidad de apropiar personalmente por fe...y refuta la enseñanza del universalismo (Juan 3:36).” Esa nota del la Biblia Anotada de Scofield está completamente correcta. Tal como los Hebreos tenían que tener la sangre aplicada a los líndeles de las puertas de sus casas, así tú también tienes que tener la Sangre de Cristo para limpiarte del pecado. Si no tienes la Sangre de Cristo, Dios no pasará de ti. La plaga del juicio de Dios, Su ira y furia contra ti te caerán encima.

Dios dijo:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

¡Pero si Dios no ve la Sangre, Él no pasará de ti!

“El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado...?” (Hebreos 10:28-29).

El que no tenga la Sangre de Cristo limpiando sus pecados caerá bajo el terrible juicio de Dios, y

“¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
      (Hebreos 10:31).

Así que mi pregunta para ti es esta – ¿tienes tú la Sangre de Cristo? Dios dijo:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

¿Tienes tú la Sangre de Cristo? Recuerda la nota de Scofield, “La sangre había de aplicarse (Ex. 12:7). Esto sugiere la necesidad de apropiar personalmente por fe...y refuta la enseñanza del universalismo (Juan 3:36).” El universalismo enseña que universalmente todos serán salvos. Pero la Biblia dice:

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

Tus pecados son borrados y lavados el instante en que crees en el Hijo de Dios. El Puritano escritor de himnos, Joseph Hart, describió el sudor sangriento de Cristo nuestra Pascua.

Su cuerpo, bañado en sudor y sangre,
Bañó la tierra de morado,
Abundante la gran efusión fluyó,
Para [lavar el pecado] del hombre.
   (Traducción de “The High Priest” por Joseph Hart, 1712-1768).

La única ayuda que quisiera
   Es ser guiado por Ti.
Mirar Tu sudor sangriento
   En el triste Getsemaní.

Verte postrado bajo mi culpa,
   ¡Es una carga intolerable!
Ver tu Sangre derramada por el pecador,
   ¡Mi agonizante Dios!
(Traducción de “The Wish” por Joseph Hart, 1712-1768).

Jesús de pie ante nosotros en Getsemaní, vestido en ropas empapadas de Su propia Sangre y sudor. No lo han arrestado todavía, ni flagelado, ni crucificado. ¿De dónde viene la Sangre que brota de los poros de Su piel? Viene de la presión de tu pecado, triturándolo hasta el suelo bajo el peso de la ira de Dios. En unos momentos los soldados llegan y arrastran Su Cuerpo sangriento del Huerto. Lo golpean en el rostro, y le arrancan las barbas. Lo desnudan y flagelan sus espaldas hasta hacerlas trizas. Le empujan una corona de espinas en la cabeza. Clavan Sus mano y pies a la Cruz. Cuelga en agonía y Sangre. Y de la oscuridad de Egipto Dios clama a gran voz:

“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

¿Vendrás tú a pararte bajo Su Cruz por fe? ¿Vendrás al Salvador empapado en Sangre esta mañana? ¿Serás tú limpiado de toda la contaminación de tu pecado por la Sangre

“del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo?” (Apocalipsis 13:8).

Cantemos de pie el último himno en la hoja de canciones.

Mucho hablamos de la sangre de Jesús,
¡Pero cuán poco entendemos!
De sus sufrimientos, tan intensos,
Ni los ángeles lo comprenden perfectamente.

¿Quién puede entender exactamente
Su principio y su final?
Solamente y solo Dios
Conoce el peso completo de ellos.

Al Hijo de Dios sufriendo ve,
¡Jadeando, gimiendo, sudando sangre!
¡Profundidad de amor divino!
¡Jesús, cuan grande Tu amor!

Pese a todas las maravillas que has hecho,
Son tan poco conocidas,
Nos detenemos y tomamos consuelo en que
Jesús murió por el pecador.
   (Traducción libre de “Thine Unknown Sufferings”
      por Joseph Hart, 1712-1768. Al son de “‘Tis Midnight, and on
        Olive’s Brow” por William B. Tappan, 1774-1849).

Si quisieras hablar con nuestro diácono Dr. Cagan y conmigo, acerca de tu necesidad de la Sangre de Cristo para lavar tus pecados, por favor ve al vestíbulo que lleva al Salón de Compañerismo, cuando subamos a comer juntos. Que Dios bendiga este sermón del Evangelio, y vayas por él al Salvador amoroso, Jesús, y seas lavado de todos tus pecados, y seas salvo para siempre y para la eternidad por Cristo Jesús, y la Sangre que Él derramó para salvar tu alma. Amen.

(FIN DEL SERMÓN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet,
en www.realconversion.com. Oprime "Sermones en Espaol."


La Escritura Leía por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Exodo 12:21-28.
El Solo Cantado por el Dr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“A Crown of Thorns” (por Ira F. Stanphill, 1914-1993).


EL BOSQUEJO DE

LA SANGRE DE LA PASCUA

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


“Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Exodo 12:13).

(Exodo 12:7)

I.   Primero, aquella sangre era un tipo de Cristo, Mateo 26:17-18;
Mateo 26:26-28; I Juan 1:7; Hebreos 12:24; I Corintios 5:7;
Juan 1:29.

II.  Segundo, aquella sangre había de aplicarse, Hebreos 10:28-29, 31;
Juan 3:36; Apocalipsis 13:8.