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ENTERRADO VIVO – PARTE II

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


Un sermón predicado en la tarde del Día del Señor, 16 de Julio de 2006
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

“Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación” (Números 16:33).


Cuando mi abuela materna, Myrtle Clevenger, tenía doce años le dio la enfermedad que se llama difteria, una enfermedad muy severa. El síntoma clásico de una “red” se apareció en el fondo de su garganta. Perdió el conocimiento y pensaron que había muerto. Eso pasó hace mucho tiempo, en 1893, en las montañas Ozark de Missouri. En aquel entonces no había ni médico ni casas funerarias. Los campesinos hacían sus propios “entierros.”

Los familiares pusieron el cuerpo de ella en la meza y lo cubrieron con una sabana blanca. Llevaron un ataúd y se arreglaban para enterrarla, lo cual se hacía rápidamente en aquellos días. Acostada bajo aquella sabana, ella recuperó el conocimiento, pero no se podía mover. Pero podía escuchar a su familia llorar y hablar de su entierro aquella tarde. Ella pensaba: “Me van a enterrar viva.” Ella procuraba moverse, pero su cuerpo estaba paralizado.

Yo recuerdo que mi abuela me decía: “Robert, yo sabía que me iban a enterrar viva, pero no podía moverme. No podía hablar. Me esforzaba para moverme, pero no podía.” Acostada envuelta en una sabana, perdiendo y recuperando el conocimiento. Finalmente se despertó, a solas en la recamara con una anciana velándola mientras los demás estaban en la otra sala. Ella pensaba, “Me tengo que mover o me van a enterrar viva,” lo cual ella sabía le había sucedido a otros de sus vecinos “campesinos.” Al fin con un gran esfuerzo ella pudo mover los dedos de un pie, haciendo que la sabana se moviera de un lado a otro. La anciana que la velaba gritó: “¡Está viva! ¡Myrtle está viva!”

Mi abuela vivió tal horrible experiencia. Ella falleció sesenta y dos años después, cuando yo tenía quince años de edad.

El autor Jan Bondeson ha escrito un libro titulado: Buried Alive [Enterrado Vivo] (W. W. Norton and Company, 2002). Un repaso del libro de Bondeson dice:

Los lectores de las obras de Edgar Allan Poe – solamente piensan en [El Entierro Prematuro] – se consuelan con la noción de que Poe tenía que haber exagerado: De seguro la gente de 1800 no corría el riesgo de ser enterrada viva. Pero tales historias llenan jornales médicos al igual que la ficción, y el miedo en la población era mucho. Del número de esqueletos que se hallaban en posiciones torcidas horribles adentro de sus ataúdes, se especulaba que diez de cada cien personas eran enterradas antes de estar muertas
(www.wwnorton.com/catalog/fall01/032222.htm).

¡Imagínatelo! En el siglo diecinueve y anteriormente, ¡tenías una de diez posibilidades de ser enterrado vivo!

En el Libro Bíblico de Números leemos una cuenta extraña de esto, donde se nos dice que

“Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos...ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación”
     (Números 16:32-33).

No cabe duda de que esto les pasó a Coré y a sus amigos. El Nuevo Testamento nos dice:

“¡Ay de ellos! Porque…perecieron en la contradicción [rebelión] de Coré” (Judas 11).

I. Primero, ellos se descendieron vivos.

El texto dice:

“Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos...” (Números 16:33).

Es un grave error pensar que no estarás vivo cuando te entierren. En un sentido, todos nosotros somos realmente “enterrados vivos.” No uno en diez – ¡sino que todos nosotros!

Uno de los más grandes trucos del Diablo está en decirle a la gente que no hay vida después dela muerte, que “la muerte lo acaba todo.” Eso no es verdad para nada!

La Biblia nos dice repetidamente que sí hay vida después de la muerte. Por ejemplo, en el décimo-sexto capitulo de Lucas, Jesús dijo de un hombre rico y de un hombre pobre llamado Lázaro. Ambos murieron físicamente. Pero ambos todavía estaban “vivos” después de la muerte. Lázaro estaba vivo en el Cielo. Y la Biblia dice que el hombre rico “murió...y fue sepultado” (Lucas 16:22), pero aun estaba vivo mentalmente y completamente consiente de su horrible alrededor,

“Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos”
     (Lucas 16:23).

Jesús dijo:

“E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).

Tu vida no acabará cuando seas enterrado. De cada persona que muere se puede decir:

“Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos…”
     (Números 16:33).

II. Segundo, ellos descendieron al Seol [al hoyo].

El texto dice:

“Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol...” (Números 16:33).

Coré y sus seguidores se rebelaron contra Moisés, y

“Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos...ellos, y todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol…” (Números 16:32-33).

El Dr. Merrill F. Unger, quien fue Catedrático del Antiguo Testamente en Dallas Theological Seminary, dijo:

En esta escena solemne, cuando la autoridad divina y la gracia fueron mofadas, se ve que el Señor hizo algo nuevo [Números 16:30], literalmente “creó una nueva creación.” Parece que esto tomó la forma de un terremoto sobrenatural, al abrirse la tierra y tragarse a los lideres rebeldes con sus familias (traducción libre de Merrill F. Unger, Ph.D., Th.D., Unger’s Commentary on the Old Testament, Moody Press, 1981, tomo I, p. 206).

Nota que en nuestro texto ellos “descendieron vivos al Seol…” (Números 16:33). La palabra “Seol” aquí es traducida de la palabra Hebrea “shehole.” Significa “hades o el mundo de los muertos...incluyendo...la sepultura, infierno, hoyo” (Strong’s Concordance, número 7585). Matthew Henry dijo:

Era [un retrato] típico de la ruina eterna de los pecadores que morían impenitentes, de quienes tal vez como retrato de esto se dice “se hundieron...en el hoyo que hicieron” (Salmo 9:15) y “desciendan vivos al Seol,” Salmo 55:15 (traducción libre de Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible, Hendrickson Publishers, reimpresión de 1996, tomo I, p. 503).

El Nuevo Testamento en Judas 11-13 aclara perfectamente que Coré y sus amigos fueron al Infierno. En estos versos, se nos dice que ellos entraron

“la oscuridad de las tinieblas” (Judas 13).

III. Tercero, ellos perecieron de en medio de la congregación.

Leamos este texto de pie y en voz alta. Es Números 16:33.

“Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación” (Números 16:33).

Se pueden sentar.

“Y perecieron de en medio de la congregación.” ¿Voy demasiado lejos al sugerir que este es un tipo o retrato de la gente que se sienta inconversa en una congregación como esta? No creo. “Y perecieron de en medio de la congregación.” ¡Oh, que terrible pensamiento! ¿Se aplica a ti? ¿Te has sentado aquí Domingo tras Domingo en un estado inconverso? Cuando te llegue la muerte, se dirá que tú “pereciste de en medio de la congregación”?

El gran predicador Puritano, Joseph Alleine (1634-1668), en su libro famoso, An Alarm to the Unconverted, [Alarma para los Inconversos] dijo:

Oh pecador, detente, y considera. Si eres hombre, y no un tronco [de madera], considera. Piensa donde te paras – a la mera orilla de la destrucción. Vive el Señor, y vive tu alma, que hay un solo paso entre tú y esto. Al acostarte no sabes si estarás en el Infierno antes de amanecer. Al levantarte no sabes si estarás en el Infierno antes de anochecer. ¿Te atreves a tomar esto ligeramente? ¿Permanecerás en esta terrible condición, como si no hubiese nada [malo contigo]?...No ciegues tus ojos. No te engañes. Mira tu miseria mientras [aun] puedes prevenir. Piensa lo que es ser un vil rechazado, un perdido reprobado, un vaso de ira, en el cual el Señor verterá Su furia atormentadora...La ira divina es fiera, devoradora, eterna, fuego inapagable, y este será tu [destino], a menos que consideres tus caminos, y [rápidamente] te vuelvas al Señor en una conversión sana.
       Pecador, no [sirve de nada] alagarte: esto [solamente] te llevaría el fuego inapagable. Sabe de parte de Dios que [allí] deberás estar, con estas quemazones morarás...hasta que se acabe la eternidad y la omnipotencia ya no pueda castigar, a menos que tú [estés serio en buscar ser renovado por la gracia].
       La ley [de Dios] apunta todas sus amenazas y maldiciones hacia ti. ¡Cuan terrible su trueno! Relampaguea fuero devorador en tu rostro. Sus palabras son como espadas desenvainada, como las flechas con filo del poderoso. Demanda pago completo, y clama, ¡Justicia! ¡Justicia! Habla de sangre, de guerra, de heridas y de muerte, contra ti. ¡O, hombre, [huye] a tu fortaleza, lejos de tus pecados, [huye] al santuario, la ciudad de refugio – hasta el Señor Jesucristo. Escóndete en Él, o sino estás perdido, sin esperanza alguna de salvarte (traducción libre de Joseph Alleine, An Alarm to the Unconverted, The Banner of Truth Trust, reimpresión de 1959, pp. 65-66).

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mal el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).

¡Vuélvete completamente a Cristo! Hazlo ahora, para que no seas uno de aquellos de los que se dice:

“Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación” (Números 16:33).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan, Antes del Sermón:
Números 16:1-5, 25-34.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith, Antes del Sermón:
“If You Linger Too Long” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980).


EL BOSQUEJO DE

ENTERRADO VIVO– PARTE II

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


“Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación” (Números 16:33).

(Números 16:32-33; Judas 11)

I.   Ellos se descendieron vivos, Números 16:33a; Lucas 16:23, 22;
Mateo 25:46.

II.  Ellos descendieron al Seol, Números 16:33b, 32, 30; Salmo 9:15;
Salmo 55:15; Judas 13.

III. Ellos perecieron de en medio de la congregación, Números 16:33c;
Marcos 16:16.