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LA PREDICACIÓN EVANGELISTICA - EL ARTE PERDIDO

por Dr. Robert Hymers

Un sermón predicado en la mañana del día del Señor, 27 de Noviembre de 2005
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

"Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras" (Hechos 2:14).


Esta mañana has venido aquí de muchos fondos religiosos. Algunos vienen de hogares Católicos. Algunos vienen de fondo Budista. Otros han asistido a alguna iglesia evangélica de vez en cuando. Y algunos no tienen ningún fondo religioso. Algunos están aquí, en la iglesia Bautista, por la primera vez en su vida. Y un muchos otros ya han venido por varias semanas.

Yo quiero explicarte exactamente lo que haré en los aproximadamente cuarenta y cinco minutos que vienen. Te predicaré un sermón evangelístico anticuado. Déjame explicar cada una de esas palabras. Voy a predicar. No voy a enseñar. En el Nuevo Testamento Griego hay dos palabras diferentes para predicar y enseñar. Predicar es de kerusso. Significa "anunciar el mensaje" - proclamarlo con autoridad. Enseñar es de didasko. La idea principal es presentarle conocimiento al oyente, enseñarle. Pero eso no es de ninguna manera predicación evangelística. El enseñar tiene su propio lugar, pero no es predicación evangelística en ningún sentido del término.

Hoy en día hay mucha enseñanza en las iglesias - pero la predicación evangelística ha sido expulsada y ya casi no existe.

Tú has venido a oír la predicación, no la enseñanza. Y has venido a oír la predicación anticuada. No debería ser anticuada porque es la mera clase de predicación que los jóvenes de tu generación necesitan oír. Pero aunque no debería ser anticuada, sí lo es. En eso se ha convertido, porque ya no se oye tan a menudo. Así que lo que vas a escuchar debes considerarlo como un postre - como un helado hecho a mano. El helado anticuado era tan diferente de la masa que se sirve en su lugar hoy, de tal modo que provoca a los hombres de mi edad añorar la cosa original. Pero, desafortunadamente, la cosa original desapareció ya hace mucho tiempo, y ha sido remplazada con una taza de hielo. Pasa como helado, pero no satisface a aquellos de nosotros que aun recordamos la cosa original. Es así como un hombre de mi edad también siente respecto a la supuesta predicación que le sirven ahora.

Y luego, predicaré un sermón evangelístico anticuado. Con la palabra "evangelístico" quiero decir un sermón que está centrado en la muerte y resurrección de Cristo, y exige que dejes tus ideas falsas y vengas a Él como tu Salvador y Señor. Eso es lo que significa cuando digo que te predicaré un sermón evangelístico anticuado esta mañana.

Para hacerlo, sacaré varios versos de uno de los más famosos sermones evangelísticos jamás predicados, el sermón del Apóstol Pedro en el día de Pentecostés. No daré una exposición de verso-por-verso del pasaje de Los Hechos 2. Si lo hiciere sería una mera exposición moderna, y no sería de ningún modo un sermón evangelistico.

Sí, yo te daré la cosa verdadera - un sermón evangelistico anticuado, sin barreras, de fuego y azufre, centrado en el evangelio, tal como Pedro lo hizo cuando predicó el día de Pentecostés. La mayoría de elementos verdaderos de la predicación evangelística se hallan en el sermón de Pedro, y los sacaré a luz y te los presentaré lo más clara y plenamente posible, como un ejemplo perfecto de lo que un sermón evangelístico debe ser.

I. Primero, un sermón evangelistico es de volumen fuerte.

Yo no me disculpo al usar la palabra "fuerte", porque todos los sermones evangelisticos verdaderos son de volumen fuerte, alto lo suficiente para perturbar a la persona más somnolienta y auto-satisfecha en la iglesia, alto lo suficiente para por lo menos enojar a aquellos que se sientan en la iglesia es un estado inconverso, porque toda la predicación evangelistica debe por lo menos molestar al inconverso. Nota las palabras de nuestro texto de apertura en Hechos 2:14.

"Entonces Pedro, poniéndose en pie...alzó la voz y les habló diciendo...y oíd [escuchad] mis palabras" (Los Hechos 2:14).

Esa es la primera cosa cierta de la predicación evangelistica - es de alto volumen. Pedro "alzó la voz". Pedro alzó la voz y dijo: "oíd mis palabras", escucha mi predicación con cuidado. El Dr. Gill dijo que él alzó su voz:

Para poder ser oído por toda la multitud que se había juntado, como también para demostrar su celo y fervor de espíritu, y fortaleza [fuerza] de mente (traducción de pp. 153-154 del tomo II de An Exposition of the New Testament, por John Gill, D.D., The Baptist Standard Bearer, reimpresión de 1989.)

Isaías, el profeta evangelista, dijo:

"Levanta fuertemente tu voz...levántala, no temas" (Isaías 40:9).

De nuevo, él dijo:

"Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta" (Isaías 58:1).

El Dr. Martyn Lloyd-Jones dio el comentario crítico de un sermón que él escuchó:

Algo que faltó fue el fuego. No había celo, ni entusiasmo, ni interés aparente por nosotros como miembros de la congregación. Su actitud entera parecía estar separada, académica y formal...¿Dónde está la pasión que siempre ha caracterizado la gran predicación en el pasado? ¿Por qué los predicadores modernos no son conmovidos ni sobrellevados como lo eran los grandes predicadores del pasado?...En estos asuntos no hay lugar para separación calmada, fría y científica...¿Podrá el hombre verse a sí mismo como un pecador condenado sin la emoción? ¿Podrá el hombre ver el Infierno sin emoción? ¿Podrá el hombre oír los truenos de la ley sin sentir nada?...¿Podrá el hombre verdaderamente contemplar el amor de Dios en Cristo Jesús y no sentir emoción? La posición entera es ridícula...este elemento de pathos y emoción, este elemento de ser conmovido, debe siempre ser prominente en la predicación (traducción de pp. 88, 90, 91, 95 de Preaching and Preachers, Zondervan Publishing House, por D. Martyn Lloyd-Jones, reimpresión de 1981).

"Entonces Pedro...alzó la voz y les habló diciendo...oíd mis palabras" (Hechos 2:14).

Eso es imperativo en la predicación evangelística. ¡Yo debo alzar mi voz y decirte que oigas mis palabras! Si no lo he hecho, no te he predicado evangelisticamente, como Pedro lo hacía.

II. Segundo, un sermón evangelistico es declamatorio.

He escogido la palabra "declamatorio" con mucho cuidado. La declamación es menospreciada en ésta era moderna. Se llama "bulla", "alboroto", o "gritería". Pero el rechazo de la declamación es una de las razones de la muerte virtual de la predicación evangelística el día de hoy.

Pedro no aprendió a predicar en una escuela teológica moderna. Él aprendió a predicar oyendo a Juan Bautista, ¡y te puedo asegurar que Juan Bautista usaba la declamación constantemente en sus sermones! Pedro también aprendió a predicar oyendo a Cristo, y te puedo asegurar que Cristo no hablaba en la manera débil, y sin autoridad en que las películas de Hollywood lo presentan. Cristo predicó con tal fuerza que

"Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo" (Juan 8:59).

En otra ocasión Cristo habló tan fuertemente que

"Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle" (Juan 10:31).

En Juan 7:28 y 7:37 se nos ha dado un retrato del método evangelistico de predicar de Cristo.

"Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo:...no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis" (Juan 7:28).

De nuevo, respecto a la predicación de Cristo se dice:

"En el ultimo y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba"
     (Juan 7:37).

La palabra "alzó la voz" en ambos versos, en el original Griego, es krazo, que significa "gritar, clamar en voz alta, dar voces" (Strong #2896). Así que Jesús gritó en el Templo (Juan 7:28). Jesús se puso en pie y gritó (Juan 7:37). Eso es lo que hallas en la mera página de la Escritura. No hay duda que éste elemento de gritar, dar voces y hasta chillar se hallaba en la predicación de Jesús. Hubo un elemento de declamación fuerte sin restricciones en Su predicación. Eso puede ser muy incomodo y perturbador - pero también es muy Bíblico (Juan 7:28, 37).

¿Existe el gritar, los chillidos o dar voces en el sermón? ¿Hay declamación fuerte en él? Si nunca están allí, entonces no es predicación evangelistica. ¡ Y no es predicación como la de Cristo!

Hace poco leí que alguien dijo que Spurgeon jamás declamó. Sin embargo sería difícil comprobarlo, ya que no hay grabaciones de su predicación. Él predicaba antes de la llegada de las grabadoras. No sé de fotos de él en acción, mientras predicaba. Las fotos en aquellos días se posaban, no se tomaban en la acción misma de predicar. Sin embargo, alguien dibujó un retrato de él predicando. Ese dibujo se copió como la ilustración numero 31, que está entre las paginas 306 y 307, en la Autobiografía de C. H. Spurgeon, Tomo 2 (Banner of Truth Trust, reimpresión de 1976). Ahora, si miras ese dibujo, te darás cuenta de inmediato que es una serie de retratos de un hombre gritando, dando voces - pero ciertamente declamando. Su mano está alzada en uno de los retratos. En otro, parece estar gritando. E esos retratos hay una gran movilidad y movimiento de un lugar a otro detrás del púlpito. En el último dibujo, Spurgeon está sentado al final del sermón, limpiándose el sudor de la frente con un pañuelo. ¡Cualquier persona que piense que Spurgeon no declamaba debe estudiar ese dibujo con mucho cuidado!

Ciertamente el Apóstol Pedro está declamando aquí en Hechos dos. En el verso 14 que él "alzó la voz". Él habló en alto volumen con voz de mando. Él dijo: "oíd estas palabras" (Hechos 2:22). Era predicación en voz alta, de frente. Era predicación evangelística. Tendrá que ser en voz alta y de frente si llegará a hacer algún bien.

El Dr. Lloyd-Jones señaló que un sermón verdadero no es dado solamente para dar información. Él dijo: "La predicación está designada para hacerle algo a la gente" (ibíd., p. 85). Y eso es exactamente lo que sucedió cuando los grandes predicadores hablaban en los tiempos de la Biblia. La gente hacía algo al oírlos predicar. A veces se enojaban y les tiraban piedras. Pero otros creyeron y fueron convertidos. Ésta es la predicación evangelística. Esto fue lo que Pedro hizo en el día de Pentecostés. Ésto es lo que se necesita en nuestros pulpitos el día de hoy. Y es esto lo que tú necesitas oír - predicación que te llama pecador, en rebelión contra Dios, predicación que te dice: "Dios te va a juzgar. Tú vas para el Infierno. ¡Tú no te puedes escaparte del juicio de Dios si continúas del modo en que estás!" Esa es la clase de sermón que Pedro dio en Hechos dos,¡y es la clase de predicación que necesitamos otra vez en esta hora!

"Prendisteis...por manos de inicuos" (Hechos 2:23).

"Vosotros crucificasteis" (Hechos 2:36).

Eso se llama "el principio de [ti] tú". La predicación evangelística dice "tú" vez tras vez. "eres pecador". "te mereces el juicio". "Cristo murió por ti". Declara que eres pecaminoso ante los ojos de Dios. tienes "manos impías". has hecho cosas malvadas. tienes un corazón malvado. no te puedes escapar de tu propia maldad innata, que está tan enredada en tu naturaleza que no te puedes escapar de tu propio malvado corazón de incredulidad. Tú estás lleno de incredulidad porque tu corazón está en rebelión contra Dios. Y un corazón tan rebelde como el tuyo no se merece nada aparte del castigo eterno. Esa es la clase de declamación que la gente necesitar oír hoy como en el día de Pentecostés. Necesitas escucharla porque es absolutamente cierta. Tú tienes un corazón malvado y eres culpable de muchos pecados - y tú no puedes salvarte a ti mismo del juicio.

Pero hay otro elemento en la predicación evangelística, que está ilustrado perfectamente aquí en el segundo capitulo de Hechos.

III. Tercero, un sermón evangelístico se enfoca en el evangelio.

El punto de enfoque de un sermón evangelístico es la crucifixión y la resurrección de Jesucristo. El hombre está arruinado por el pecado. El hombre no puede salvarse a sí mismo de esta ruina. Alguien más tiene que pagar por su pecado. La única persona que podría pagar el precio del pecado era Jesucristo - porque Él solamente era el Hijo unigénito de Dios. Eso es lo que dijo Pedro a aquellas personas en el segundo capitulo de Hechos.

"A éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole" (Hechos 2:23).

Eso es simple. Dios envió a Jesucristo a morir por tus pecados. Pero tú le crucificaste. Dios lo envió a morir por tus pecados, pero tú lo mataste. Él fue enviado de Dios a morir, pero hiciste el acto de matar. ¿Desde cuando ha cambiado eso? Dios lo envió. Tú lo mataste - por tu pecado.

"Cristo murió por nuestros pecados" (I Corintios 15:3).

Pero Pedro prosigue diciendo:

"Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella" (Hechos 2:24).

Dios envió a Jesús a morir por tus pecados. Dios lo resucitó de los muertos. Ese es el punto principal de un sermón evangelístico.

"Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (I Corintios 15:3-4).

La muerte de Cristo paga por tus pecados. Esa es la gran doctrina evangelística de la expiación por sustitución. Una persona, Cristo, muere en lugar de otra - tú, el pecador. El Hijo de Dios que no tiene pecado muere en tu lugar, como tu sustituto. ¡La ira del juicio de Dios cae en Él en vez de ti! Y luego Dios lo resucitó físicamente de los muertos. Por lo tanto, que todos sepan por medio de la predicación evangelística que:

"Que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo" (Hechos 2:36).

"Al oír esto se compungieron de corazón". Se dieron cuenta de que eran pecadores. Fueron convencidos de su pecado. Ellos dijeron:

"¿Qué haremos?" (Hechos 2:37).

Y Pedro les dijo exactamente qué hacer.

"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo" (Hechos 2:38.).

Arrepentíos viene de metanoia. Significa un cambio de mente. Pedro dice: "Arrepentíos. Cambiad de mente. Venid a Cristo. Confiad en Él en vez de ti mismo. Cambiad de parecer!" El Dr. John R. Rice dijo:

La palabra Griega para arrepentimiento es metanoia,que literalmente significa un cambio de mente...Pero el cambio es de incredulidad a la fe...La fe que salva significa volverse hacia Cristo...No hay dos pasos ni varios pasos en el plan de salvación. Este paso, volverse del amor al pecado hacia la dependencia en Cristo...es un paso, simple, instantáneo (traducción de pp. 93-94 de Filled with the Spirit: A Verse-by-verse Commentary on the Acts of the Apostles, por John R. Rice, D.D., Sword of the Lord, 1980).

"¿Qué haremos?" (Hechos 2:37). Es la pregunta que produce la predicación evangelística en los corazones de aquellos que escuchan y reciben este mensaje. "¿Qué haremos?" ¿Es esa tu pregunta esta mañana? Entonces mi respuesta es la misma que Pedro dio - ¡arrepentíos! Como lo puso el Dr. Gill:

Cambia tu mente, contempla otros pensamientos, y una opinión diferente a la que has tenido de Jesús de Nazaret; considéralo, y cree en él (traducción de p. 160, tomo II de An Exposition of the New Testament, por John Gill, D.D., The Baptist Bible Bearer, reimpresión de 1989).

Cambia tu mente. Piensa nuevos pensamientos acerca de Cristo. Y cree en Él. Ven a Él. Es lo que debes hacer para ser salvo. Y el propósito de un sermón evangelístico es moverte a justo eso - cree en el Señor Jesucristo. Ven a Él. Confía en Él. Él te salvará en momento en que lo hagas.

Yo creo que Finney arruinó la predicación evangelística al convertir el hecho de "ir al frente" o "alzar la mano" la meta principal de la predicación. Esa no es la meta de un verdadero sermón evangelístico. La meta verdadera es afrontarte con Jesucristo! ¿Qué harás con Cristo? ¿Vendrás a Él - o continuarás rechazándolo? Esa es la pregunta que te enfrenta esta mañana.

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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan, Antes del Sermón: 
                                                                                Hechos 2:14, 22-24, 32-37.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith, Antes del Sermón:
("He Bought My Soul" por Stuart Hamblen, 1908-1989).


EL BOSQUEJO DE

LA PREDICACIÓN EVANGELISTICA - EL ARTE PERDIDO

por Dr. Robert Hymers


"Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras" (Hechos 2: 14).

I.   Un sermón evangelístico es de volumen fuerte, Isaías 40:9; 58:1.

II.  Un sermón evangelístico es declamatorio, Juan 8:59; 10:31;
Juan 7:28, 37; Hechos 2:22, 23, 36.

III. Un sermón evangelístico se enfoca en el evangelio, Hechos 2:23-24;
I Corintios 15:3-4; Hechos 2:36-38.