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¡EL PROPÓSITO DE LA LEY -
TAN RARAMENTE OÍDO HOY EN DÍA!

por el Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en la tarde del Día del Señor, 19 de Junio de 2005
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).


La ley de Dios no es predicada adecuadamente en nuestras iglesias, si acaso lo es. Generalmente se da una exposición de varios versos tocante a la vida Cristiana, con una invitación adjunta al final. Pero como los terrores de la ley se mencionan muy poco, si acaso se mencionan, el poder de la ley no llega en fuerza completa hasta la persona pecaminosa que está sentada en la iglesia. Hoy día hay predicadores que nos dicen que no se necesita predicar la ley. Así que no predican la ley en sus iglesias. De modo que no predican la ley donde más se necesita - a los que van a la iglesia, quienes de verdad necesitan oir los truenos de la ley de Dios en contra de su avaricia, egocentrismo, orgullo, falta de amor a Dios, y varios otros pecados.

Lutero dice que dicha predicación es necia, porque nunca alarma a los pecadores tocante al hecho de que son transgresores de la ley, que merecen la ira de Dios.

Lutero dice: "Hoy día hallarás a los que se ofenden [en las iglesias] por la [fuerte] predicación de la ley, y evitan escuchar esta clase de predicación. Pero [creen ellos] que son buenos Cristianos, sin dejar de pecar. Continuan siendo codiciosos, llenos de ira, lujuriosos, y deseando hartarse [con demasiada comida y placeres tontos]" (Martin Lutero, tocante a Genesis 18:19 y la atemorizante destrucción de Sodoma y Gomorra).

Lutero tenía razón. Y si queremos hacer claro el evangelio, la predicación de la ley no se debe silenciar. La predicación de la ley debe reprender el pecado de aquellos que se sientan en la iglesia, les guste o no - de otro modo no verán su necesidad del evangelio.

La mayoría de la predicación hoy en día evade decirle a la gente que es pecadora, así que cuando el predicador da el estudio Bíblico, los perdidos en la congregación no han sido desafiados por la proclamación de la ley de Dios. Yo creo que este es probablemente el más grande error de la predicación moderna.

A la gente se le dice que tiene una "necesidad" en su vida, no que es pecadora que ha roto las leyes y mandamientos de un Dios Santo. Con razón tal débil predicación raramente produce convicción y conversión verdaderas el día de hoy. Es necesario decirle a la gente que ella rompe repetidamente la ley de Dios, por dentro en sus mentes, y por fuera en sus acciones. Se les debe decir que su corazón endurecido ni siquiera quiere cumplir la ley, que su corazón no regenerado odia la ley, y que hace todo lo que puede para resistir los mandamientos de Dios.

"Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" (Romanos 8:7).

La mente de la persona perdida está tan arruinada por el pecado que de verdad es enemiga de Dios. Una persona perdida no puede ni siquiera forzarce a obedecer la ley por el motivo correcto. "Tampoco puede". No importa cuánto trate no puede escapar de su esclavitud al pecado ni a su odio interior de la ley de Dios. No hay excepciones a esto en la raza humana caída y arruinada. La Biblia declara que eres enemigo de Dios, que no quieres obedecer las leyes de Dios, y, que de hecho no podrías obedecerlas si aun quisieras - lo cual la Biblia claramente dice que no pudes hacer.

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Esto nos lleva al primer punto de nuestro sermón.

I. Primero, nadie es justificado por las obras de la ley.

El Dr. W. A. Criswell dijo:

Uno de los enigmas [misterios] más extraños es que la mayoría de gente religiosa está convencida de que el hombre de alguna manera puede hacerse aceptable al Dios Santo por medio de guardar la Ley, el rito, y el precepto moral; mientras que [el Apóstol Pablo] trabaja arduamente para refutar dicha teoría (traducción de la nota sobre Romanos 3:20 de Criswell Study Bible).

Las "obras de la ley" se refiere a cualquier esfuerzo humano tocante a la justificación. Como dije el Domingo 5 de Junio en la noche:

"Justificado" es la traducción de la palabra Griega "dikaioo". W. E. Vine dice que la justificación es "la absolución legal y formal de culpa, por Dios como el juez," (traducción de An Expository Dictionary of New Testament Words, Revell, 1966, tomo II, pagina 285).

La Iglesia Católica Romana enseña que la justificación llega por las propias obras del hombre, y las obras de los santos. El Dr. Francis Pieper señala que "La mayoría de teólogos Protestantes han adoptado el punto de vista [Católico] de la doctrina de la justificación…[ellos] creen que la conversión se efectua por la 'determinación-propia' del hombre (sinergismo); dice que la fe justifica como un hecho ético…Por lo tanto la teología moderna Protestante ha tomado su lugar en el campo de los Romanistas" (traducción de Francis Pieper, D.D., Christian Dogmatics, Concordia Publishing House, 1951, tomo II, paginas 555-556).

¿Está el Dr. Pieper equivocado cuando dice que: "La mayoría de teólogos Protestantes han adoptado el punto de vista [Católico] de la doctrina de la justificación"? Yo creo que no está equivocado. Yo creo que está exáctamente en lo correcto. Al ponerlo de otro modo podemos decir que la mayoría de Protestantes (y evangelicos en general) son "decisionistas". El decisionismo reemplazó la antigua doctrina Protestante y Bautista de justificación por fe en Cristo, con el falso punto de vista de que el hombre es justificado por tomar una decisión por Cristo, la cual es seguida por una serie de "rededicaciones".

La idea moderna cambia la salvación de salvación por Cristo a la salvación por decisión. En lugar de ser centrada en Cristo, es centrada en el hombre.

Ahora quiero hacer esto lo más claro posible. Esa es la religión de Caín. Es la religión del Diablo. ¡No es lo que enseña la Biblia! Ninguna decisión que tomes podrá salvarte. Las palabras que puedas aprender no podrán salvarte. Ninguna oración que digas podrá salvarte. Ni alguna dedicación, ni "cometido de Señorío" te podrá salvar. Ninguna creencia ni aceptación del "plan de salvación" podrá salvarte. Todas estas son "obras de la ley", y no puden salvarte, ni te salvarán.

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Eso es lo que la Biblia enseña. ¡Punto!

II. Segundo, el propósito de la ley es dar el conocimiento del pecado.

Leámos este gran texto otra vez, de pie y en voz alta.

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Se pueden sentar.

De los versos nueve al diecinueve el Apóstol Pablo da una explicación detallada de la humanidad en pecado. Él concluye el argumento diciendo que la ley de Dios revela que todos están "bajo el juicio de Dios" (Romanos 3:19). El propósito de la ley de Dios no es salvarte, sino mostrarte que eres culpable.

"Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Tú no has guardado la ley de Dios. De hecho, tu propio corazón y naturaleza se rebelan contra la ley de Dios. Solamente por obra del Espíritu Santo te puedes dar cuenta de tu culpa ante un Dios Santo. Y solamente cuando tu culpa se haga pesada en tu corazón estarás interesado en la justificación por Cristo Jesús.

Mira cuan a menudo esto aparece en los libros de historia, cuando leemos sobre las conversiones clásicas. John Bunyan, nuestro gran padre Bautista, casi se volvió loco de culpa antes de hallar justificación en Cristo. Lo más grande evangelista, George Whitefield, casi se mató de hambre y le dio todo su dinero a los pobres, al estar bajo la convicción de pecado, llegando al borde de la cordura por la culpa, antes de hallar la justificación en Cristo Jesús. John Wesley anduvo por medio mundo en una nave, tratando de escapar de su culpa al predicarle a los Indios. Cuando aquello fracasó, lo vemos correr de regreso a casa, atravesando el océano, aplanando las calles de Londres, medio loco de culpabilidad. Y puedo añadir la horrible culpabilidad que mantuvo al jóven Spurgeon despierto la noche entera, y lo halló andando en la nieve, tratando desesperadamente de algun modo deshacerse de su peso de culpabilidad. O mira a R. A. Torrey, parado ante un espejo con una navaja afeitadora, listo para cortarse la garganta porque ya no podia soportar el dolor de su culpa.

Todos estos famosos predicadores sabían bien, por experiencia, el significado de nuestro texto,

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Y ahora me volteo a tí. ¿Has experimentado algo de eso? ¿Ha cortado la lanza de la ley de Dios tu corazón? ¿Se ha cerrado tu boca? ¿Estás bajo "el juicio de Dios"? (Romanos 3:19).

Te digo lo más seriamente posible - hasta que te veas culpable delante de Dios, hasta que tu pecado sea odioso, aterrante y horrible en tus emociones - hasta que sientas el dolor de tu culpabilidad no habrá esperanza de que seas justificado en Cristo Jesús.

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Te di las experiencias de Bunyan, y de Whitefield y de Wesley y Spurgeon y Torrey. Pero añadiré un testigo más, Lutero - el hombre que Dios usó para traerle la luz de la Reformación a la humanidad. ¿Sabes algo de Lutero? ¿Sabías que se hizo monge por el miedo de culpabilidad? ¿Sabías que el guaraba largas vigilias, oraba el rosario hora tras hora, aguantaba hambre, y hasta se azotaba para poder deshacerse de la culpabilidad? Yo nunca recomendaría que alguien llegara a tales extremos - pero él lo hizo - hasta que el Espíritu de Dios le mostró:

"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

Y nunca me canso de citar al Gran Reformador Lutero tocante a la conversión, porque aun no hallo una mejor explicación. Lutero dijo:

Si has de ser convertido, es necesario que estes aterrado, [no del Infierno, sino de tu culpa ante Dios] o sea, que tengas la conciencia alarmada y temblorosa. Entonces, después de que dicha condición se haya creado, tendrás que agarrar la consolación que viene…de [Cristo]. Es solamente así la forma en que llega la conversión; otras formas son incorrectas (Traducción de Martín Lutero, Exposition of Psalm 51:13, DC 1532).

Bunyan, Whitefield, Wesley, Spurgeon, Torrey y Lutero dan testimonio al hecho de que la justificación por medio de Cristo Jesús nunca será de vital importancia para tí hasta que sientas la culpa de tu pecado, y un sentido de que tú, tú mismo, no puedes hacer nada para deshacerte de dicha culpa. Solamente al sentir tu culpa, a la luz de la ley de Dios, llegarás a ser despertado para agarrar a Cristo, quien:

"Herido fue por nuestras rebeliones [y] molido por nuestros pecados [y por esa] llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).

Sr. Griffith, por favor venga a cantar la canción de Joseph Hart otra vez.

De la sangre de Jesus
Hablamos sin entender;
De su intenso sufrir
Angeles no saben bien.

¡A Jesus, mirad, sufrir,
Sudando sangre en dolor!
¡Tan profundo ese amor!
¡Oh, que amor el del Señor!

Los milagros que obro,
Conocidos poco son,
Nos consuela el saber
Que por el vil murio Jesus.
   (traducción libre de "Thine Unknown Sufferings" por Joseph Hart, 1759).

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Romanos 3:9-20.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
("Thine Unknown Sufferings" por Joseph Hart, 1712-1768).


EL BOSQUEJO DE

¡EL PROPÓSITO DE LA LEY -
TAN RARAMENTE OÍDO HOY EN DÍA!

por el Dr. R. L. Hymers, Jr.


"Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20).

(Romanos 8:7)

I.   Primero, nadie es justificado por las obras de la ley,
Romanos 3:20a

II.  Segundo, el propósito de la ley es dar el conocimiento del pecado,
Romanos 3:20b, 19; Isaías 53:5.