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EL MISTERIO DE LOS HUERTOS

por el Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en la Mañana del Día del Señor, 27 de Febrero de 2005
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles

"Ella, pensando que era el hortelano" (Juan 20:15).


María llegó al huerto temprano en la mañana. Ella vio a Jesús y pensó "que era el hortelano" (Juan 20:15). De cierto modo ella tenía razón. Él es el hortelano. Él ha estado siempre aquí, atendiendo su huerto. María vio al Cristo resucitado, y "Ella, pensando que era el hortelano..." ¡Bueno, Él es el hortelano! Él es quien creó el Huerto. Él es quien lo cuida.

"Todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten"
      (Colosenses 1:16-17).

María pensó que Él era el hortelano terrenal. Ella estaba equivocada. Pero en un sentido mayor, Él es verdaderamente el gran "Hortelano" del universo. Y yo creo que el huerto donde Él se le apareció a ella es al menos una ilustración de otros huertos en la Biblia. El misterio entero del pecado y la salvación se puede entender al mirar tres huertos. Lo que sucedió en estos tres huertos nos muestra el significado de la Cristiandad - y de la vida misma.

I. Primero, el Huerto de Edén.

La Biblia nos da una explicación simple y directa de la creación del primer ser humano:

"Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado" (Genesis 2:8).

"Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás"
      (Genesis 2:15-17).

El Huerto de Edén era bello y perfecto. Todo lo que el hombre necesitaba estaba allí para él. Todo lo que tenía que hacer era alcanzar el fruto de los árboles. Dios también creó una esposa para él, llamada Eva. Ella era su compañera en ese paraíso.

Pero el Diablo tambíén estaba allí. Y el Diablo entró en el cuerpo de una serpiente, y habló por la boca de la serpiente, y tentó a Eva a comer del único fruto que estaba prohibido. Ella le escuchó al diablo, y

"Tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella" (Genesis 3:6).

Dios hizo todo fácil para el hombre. Él creó al hombre sin la naturaleza pecaminosa y lo puso en un ambiente ideal. Dios proveó para todas las necesidades del hombre. Dios le dio fuertes capacidades mentales y físicas. Dios le dio una tarea significante y una compañera para que lo ayudase. Dios le había dado una clara advertencia en contra de la desobediencia. El pecado de Adán fue un claro rechazo de la fe en Dios, y una rebelión clara en contra de Dios. El Dr. Henry Thiessen dijo: "El primer pecado fue...escoger los intereses propios en vez de los intereses de Dios" (traducción de H. C. Thiessen, Ph.D., Introductory Lectures in Systematic Theology, Eerdmans, re-impresión de 1971, p. 255).

Las consecuencias del pecado de nuestros primeros padres fueron, como lo puso el Dr. Thiessen: "Inmediatas, de largo alcance y atemorizantes" (ibid.).

Ellos perdieron la comunión con Dios inmediatamente. Ellos se escondieron de Dios.

"Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios..." (Efesios 4:18).

Ellos se hicieron totalmente depravados inmediatamente. "Muertos en pecados" (Efesios 2:5). E inmediatamente recibieron la sentencia de muerte en sus cuerpos.

Además, las consecuencias fueron de largo alcance, porque

"Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte" (Romanos 5:12).

"Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores" (Romanos 5:19).

La naturaleza-de-pecado de Adán fue heredada por toda la raza humana. Cada ser humano nace con una naturaleza depravada, heredada de Adán.

"Todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios" (Romanos 3:9-11).

El Huerto de Edén fue el huerto donde el pecado arruinó a la raza humana, y cortó de Dios a la humanidad. Pero ese no es el fin de la historia, porque hubo otro huerto.

II. Segundo, el Huerto de Getsemaní.

La noche antes de ser crucificado, Jesús celebró la Santa Cena con Sus discípulos, luego:

"Salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos" (Juan 18:1).

Por favor voltea en tu Biblia a Marcos 14:32-35. Leámos estos cuatro versos de pie y en voz alta.

"Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora" (Marcos 14:32-35).

Se pueden sentar.

¿Qué le sucedió a Cristo en el Huerto de Getsemaní? Nadie ha contestado esa pregunta mejor que Spurgeon, quien dijo:

Nuestro Señor, al haber comido y celebrado la cena de la pascua con sus discípulos, fue con ellos al Monte de Olivos, y entró al Huerto de Getsemaní. [¿Por qué] escogió Él que este lugar fuese el escenario de su terrible agonía? ¿Por qué escogió ese sobre los demás lugares? ¿No vemos que así como en un huerto el placer propio de Adán nos arruinó, así en otro huerto las agonías del otro Adán nos restaurarían? Getsemaní suple la medicina para los males que vinieron después del fruto prohibido de Edén (traducción de C. H. Spurgeon, "The Agony in Gethsemane," The Metropolitan Tabernacle Pulpit,, Pilgrim Publications, re-impresión de 1971, tomo XX, p. 589).

Spurgeon no dijo que Cristo expió por nuestros pecados en el Huerto de Getsemaní. Spurgeon mucho menos que todos los demás puede ser acusado de negar o menospreciar la Cruz como el lugar donde la expiación vicaria tomase lugar. Pero Spurgeon nos dice que Cristo tomó sobre Él mismo la carga de nuestro pecado en Getsemaní. Como dijo el Dr. Gill:

Ahora ha sido herido y angustiado por su padre, sus dolores empiezan, porque no acaban acá, sino que en la cruz, ya que este era solo el principio de sus dolores, o una ligera comparación de los venideros, porque eran muy pesados, y de hecho parecen ser los más pesados de todos, según parece por su propia declaración de ellos; su clamor a su padre, su sudor sangriento y su angustia... estando en agonía; por los pecados de su pueblo, y la del sentido mismo de la ira divina, con el cual él estaba tan presionado y sobrecogido (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, re-impresión de 1989, tomo I, p. 334).

"Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros" (Isaías 53:6).

Ahora los soldados rompen la quietud de aquel huerto. Arrestan al Hijo de Dios. Lo arrastran llevándoselo en sudor ensangrentado, para crucificarlo. Cristo llevó nuestros pecados del Huerto de Getsemaní a la Cruz la mañana siguiente, donde Él "murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras" (I Corintios 15:3). Como dijo Spurgeon: "¿No vemos que así como en un huerto el placer propio de Adán nos arruinó, así en otro huerto las agonías del otro Adán nos restaurarían?" Pero este tampoco es el fin de la historia, porque hay un tercer huerto.

III. Tercero, el Huerto cerca del Calvario.

La mañana siguiente clavaron a Jesús a la Cruz. En la tarde Él dijo:

"Consumado es" (Juan 19:30).

Y murió.

"Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua" (Juan 19:34).

"Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo...Allí...pusieron a Jesús" (Juan 19:40-42).

Pusieron el cuerpo de Jesús en un sepulcro en aquel huerto, en el lugar donde había sido crucificado. Sellaron aquel sepulcro y dejaron a soldados Romanos para cuidarlo. Se fueron a sus casas a cenar. Él ya estaba muerto, y eso era el final de todo, pensaron ellos, cuando caía el sol.

La mañana siguiente, María Magdalena llegó al huerto, llorando. Ella llegó al sepulcro. La roca había sido removida. Ella se volteó y vio a Jesús, pero no sabía que era Él. Jesús le dijo: "¿por qué lloras? ¿a quién buscas?"

"Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo:...Maestro" (Juan 20:15-16).

¡Allí estaba Él! Allí, en el tercer huerto, ¡Él había resucitado de los muertos!

"No está aquí, pues ha resucitado, como dijo...id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos"
      (Mateo 28:6-7).

Así, vemos el plan de salvación y el misterio de las edades, delante de nosotros en tres huertos. El Huerto de Edén se hizo el huerto de pecado. El Huerto de Getsemaní se hizo el huerto de la redención del pecado. El Huerto cerca del Calvario se hizo el huerto de vida. En el Huerto de Edén el hombre pecó y se convirtió en una criatura arruinada, perdida. En el Huerto de Getsemaní Cristo tomó nuestro pecado y pagó por él en la Cruz. En el Huerto cerca del Calvario, Cristo resucitó de los muertos para darnos vida eterna.

"Así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos" (Romanos 5:19).

"Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra"
      (Colosenses 3:1-2).

¡Que Dios te de gracia y fe para hacer exactamente eso! Amén.


(FIN DEL SERMÓN)

La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan antes del Sermón: Juan 20:11-16.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith antes del Sermón:

"Hallelujah, What a Saviour!" (por Philip P. Bliss, 1838-1876).

EL BOSQUEJO DE

EL MISTERIO DE LOS HUERTOS

por el Dr. R. L. Hymers, Jr.

 

"Ella, pensando que era el hortelano" (Juan 20:15).

(Juan 20:11-16)

I.   El Huerto de Edén, Genesis 2:8, 15-17; 3:6; Efesios 4:18;
Efesios 2:5; Romanos 5:12, 19, 3:9-11.

II.  El Huerto de Getsemaní, Juan 18:1; Marcos 14:32-35;
Isaías 53:6.

III. El Huerto cerca del Calvario, Juan 19:30, 34, 40-42;
Juan 20:15-16; Mateo 28:6-7; Romanos 5:19;
Colosenses 3:1-2.

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