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EL GOZO DEL AVIVAMIENTO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 10 de Julio, 2016

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).


Esa es una exhortación a orar por avivamiento. La palabra “avivamiento” se ha convertido en ofensiva para alguna de nuestra gente y desagradable para otros. Pero la palabra “avivamiento” en sí es una palabra dulce y feliz. Aquí hay una lista de sinónimos, palabras que tienen un significado similar – restauración, recuperación, volver a la vida, ser refrescado. Refrescado – esa es buena. Animado – esa también es buena. ¿Quién no querría ser refrescado con un vaso frío de té helado en un día caluroso? ¿Quién no querría recuperar la salud después de estar enfermo durante mucho tiempo? ¿Quién no querría ser restaurado a un trabajo que perdió? Esos son sinónimos, palabras que significan lo mismo que avivamiento – refrescado, recuperado, restaurado – todas ellas son palabras felices y positivas, palabras que nos muestran que el “avivamiento” debe ser visto como una palabra feliz también. Pero la palabra “avivamiento” se ha convertido en una palabra infeliz en nuestra iglesia.

Yo mismo soy responsable de ese error. En el quebrantamiento de la iglesia y sus secuelas, hablé varias veces sobre el avivamiento. Pero ahora sé que lo hice de la manera equivocada. Lo que dije sobre el avivamiento no era falso o incorrecto. Pero la manera en que lo dije a menudo estaba mal. ¡Lo hice parecer difícil y doloroso y ciertamente, ni feliz ni divertido! Debería haber hablado más sobre la alegría y la libertad y la felicidad que vienen cuando hay un derramamiento del Espíritu de Dios en el avivamiento.

El quebrantamiento de la iglesia y sus secuelas tuvieron un efecto sobre todos nosotros que nos apagó, incluyéndome a mí. Por favor, trata de entender lo que me pasó por el gran quebrantamiento de la iglesia. Dije muchas cosas verdaderas en mi sermón el Domingo pasado, “¡El Nuevo Tabernáculo Bautista!”. Dije que nuestra iglesia se volvió tímida, introvertida, débil e ineficiente. Dije: “Nos retiramos a nuestro castillo, levantamos el puente y nos quedamos en soledad”. Por favor, trata de comprender que esto me sucedió a , tanto como a ti. El quebrantamiento de iglesia y sus secuelas me hicieron introvertido, débil e ineficiente. Había perdido a todos mis amigos. Finalmente perdí al único verdadero amigo que tenía fuera de esta iglesia. No tenía amigos aquí en nuestra iglesia tampoco. La única persona con quien podía hablar abiertamente era mi buen y fiel compañero el Dr. Christopher Cagan. Él se convirtió en la única persona en que confiaba lo suficiente como para abrirle mi corazón – o así pensé. Me incliné tanto en Dr. Cagan que a veces lo llamaba diez o quince veces al día para derramar mis miedos y problemas. Es una maravilla para mí que yo no le he perdido como amigo también. Si él no fuera un amigo tan bueno y fiel, lo habría perdido también. ¡Gracias por aguantarme, doctor! No tenía ni un amigo, solo tú, después del quebrantamiento de la iglesia. ¡Dios te bendiga, mi querido amigo, por ayudar a este viejo predicador! No sé cómo mi encantadora esposa me aguanta. Me había convertido en un viejo amargado y solitario. ¡Ileana, por favor, perdóname!

En el sermón “Él Nuevo Tabernáculo Bautista” también dije que “los niños de iglesia” resultaron heridos. “No les gustaba estar aquí”. ¡Por supuesto que no! A mí mismo no me gustaba estar aquí. Dije que se amargaron y se hicieron recelosos. Yo también. Dije que los “niños de iglesia” sintieron que todos “los sermones comenzaron a sonar igual”. También a mí. Dije que “los niños de iglesia” “ya no vieron ninguna esperanza para nuestra iglesia”. Tengo que admitir que yo no veía ninguna esperanza tampoco. Dije: “Seguí tratando las mismas cosas, y ya no estaban trabajando más. Yo no sabía cómo girar la iglesia”. Y luego se puso aún peor. Ahora “Yo enfrentaba la posibilidad de morir por el cáncer. Mi mente estaba llena de desesperación y desesperanza”. Y finalmente, los químicos que inyectaron en mí para tratar mi cáncer me hizo tener horribles cambios de humor. Empecé a desmoronarme. Reprendí a las personas que estaban tratando de hacer su trabajo. Empecé a sentir que no podía confiar en mí mismo a decir las cosas correctas. Me sentía como un hombre muerto tratando de pastorear una iglesia llena de personas mucho más jóvenes que yo. No sabía qué hacer. Me sentía amargado, solitario, medio muerto y desesperado. En realidad pensé en renunciar como pastor de nuestra iglesia.

Estaba aferrándome a la vida como un hombre que se está ahogando cuando le pedí a tres de nuestros jóvenes que trajeran su reunión de oración a mi casa. Aaron Yancy, Jack Ngann, y John Cagan vinieron y oramos juntos – a altas horas de la noche en mi estudio. Poco a poco sus oraciones me dieron un poco de fuerza y un poco de esperanza. ¡Gracias, muchachos! Nunca sabrán por completo lo que hicieron por mí. ¡Ustedes no sólo salvaron mi vida, pero pienso que tal vez salvaron nuestra iglesia también! Mientras oraban conmigo empecé a ver una nueva visión para nuestra iglesia. Empecé a ver que teníamos que tomar algunos riesgos, y abrir las puertas de nuestro corazón y dejar que Dios nos guie en un nuevo camino.

Y fue entonces cuando empecé a tener la esperanza que tendríamos un avivamiento. Pero todavía no sabía cómo presentar el avivamiento de una manera nueva. Todavía di las mismas historias sobre avivamiento que la mayoría de ustedes ya habían oído.

Pero entonces sucedió algo sorprendente. Uno de nuestros jóvenes vio el sermón que había preparado para esta noche y lo leyó. Ese joven me dijo que no era lo correcto para predicar. Dr. Cagan se sorprendió cuando me dijo eso a mí. Pero supe al instante que era lo correcto. Supe que tenía que tirar el primer sermón y escribir uno nuevo. El que yo estoy dando ahora es el nuevo sermón.

Cuando leí ese párrafo a Dr. Cagan, él me dijo que lo debilitara. Le dije que no iba a debilitarlo o cambiarlo. ¿Por qué? Debido a que eso es exactamente lo que sucede cuando nos quitamos las máscaras y confesamos nuestras faltas unos a otros en el avivamiento. Podemos confesar que estábamos equivocados. Podemos decirle a otra persona que lo odiábamos, y decirle a otra persona que teníamos celos de ellos. Todas las cosas que nos separan se caen, y gozo fluye fuera de ello – cuando “[confesamos nuestras] ofensas unos a otros, y [oramos] unos por otros, para ser sanados” (Santiago 5:16). Sanados del dolor, y la amargura, y la falta de amor, y la incredulidad, y los celos y el odio, y la lujuria, y la dureza del corazón, y la hipocresía, y el orgullo, y la falta de oración. Todo eso y mucho más es compartido abiertamente en el avivamiento. Nota que dije, “en el avivamiento”. No hará ningún bien hacerlo en la carne. Debemos ser guiados por el Espíritu de Dios, y eso sólo sucede en el avivamiento. Tuvimos confesiones abiertas en el pasado que no sirvieron de nada porque no fueron guiadas por el Espíritu Santo.

Y luego pasa la mejor parte. La alegría y el amor y la ternura y las amistades renovadas que salen de compartir con los demás y orar unos por otros es como el Cielo en la tierra. Lo sé. Lo he visto. Si pudiera ir en una máquina del tiempo para cualquier otro momento de mi vida, me gustaría volver a la Primera Iglesia Bautista China en el verano de 1969, en la presencia de Dios durante ese tiempo de avivamiento. Los corazones se derritieron y el gozo inundó nuestras almas cuando nos quitamos las máscaras, confesamos nuestros pecados, y oramos por los demás. Fuimos guiados por el Espíritu Santo a hacer eso.

El otro día John Cagan me dijo: “Usted quiere ver avivamiento porque usted lo saboreó – y lo quiere saborear de nuevo”. Es verdad – pero sólo una verdad a medias. Nuestro texto nos dice que oremos por cosas que no conocemos, cosas que nunca hemos visto o “saboreado”. Dice:

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).

No tenemos que “saborear” el avivamiento antes de poder orar por ello. Podemos saber lo que es al leer acerca de ello. Podemos orar por ello aunque nunca hemos visto un avivamiento. Yo nunca había visto un avivamiento cuando yo ore por ello la primera vez. Yo leía sobre ello, y lo quería, aunque yo nunca había visto un avivamiento todavía.

Ahora, mira, te he confesado mis pecados y faltas en este sermón y anoche. No me hizo daño. Y no te hizo daño a ti. Te ayuda a saber quién soy. Te ayuda a saber qué orar cuando oras por mí. Nos ayuda a conocernos unos a otros, y amarnos más.

Aquí está una parte de un correo electrónico enviado a mí por un hombre llamado Rod. Él envía una donación mensual para ayudar con nuestra misión del Internet. Rod dijo:

A un “Anciano Valiente”:
      Dr. Hymers, yo creo que sus planes para un “nuevo” Tabernáculo Bautista están inspirados por Dios. Al escucharlo hablar, sobre “El Nuevo Tabernáculo Bautista”, no pude evitar pensar que usted tuvo una epifanía [un despertar, una visita del Espíritu Santo]. Bien hecho, siervo bueno y fiel,
      Su hermano en Jesús, Rod.

Gracias, Rod. ¡Tus correos electrónicos siempre me hacen feliz!

Quiero que ustedes queridos hermanos y hermanas tengan una “epifanía” también. Es por eso que quiero que oren por un derramamiento del Espíritu Santo en nuestra iglesia. No se trata sólo de tener más conversiones y conseguir más personas. Eso vendrá después, cuando nuestra iglesia sea más feliz de lo que es ahora. No tengan miedo. No esperen a que yo diga: “Vamos a tener confesiones abiertas ahora” – o incluso “Oremos ahora”. Hemos llegado a ser tan reglamentados y regulados que nadie se atreve a orar a menos que se les diga que oren. Eso es lo que ocurrió el Domingo pasado por la noche. Al final de mi sermón les pedí a Aaron y John que oraran. Luego nos sentamos y esperamos – y esperamos – y esperamos – por cerca de 15 minutos. Había tanto silencio que podías oír los latidos de tu corazón. Nadie habló. Nadie oró. Desde luego, nadie dio un testimonio o confesión. Un hermano me escribió un correo electrónico y dijo: “Usted no nos dijo que oráramos”. ¿Tengo que decirte que ores? ¿Tienes tanto miedo de romper las tales llamadas “reglas” y empezar a orar? ¿Tienes que esperar que alguno de los diáconos empiece las oraciones en la reunión de oración el Miércoles o el Jueves por la noche? ¿Estamos tan restringidos y reglamentados? ¿Estamos tan fríos y miedosos? No te voy a decir cuando orar. Voy a dejar que Dios te diga. No te voy a decir cuando debes confesar tus pecados y hacer las cosas bien entre sí. Voy a dejar que Dios te diga. Dios debe hacer que esto ocurra si vamos a tener un “Nuevo Tabernáculo Bautista”.

Esta mañana John Cagan dio un gran sermón. Yo le ayudé un poco con la gramática y la sintaxis, pero los pensamientos eran suyos, y fuimos bendecidos por ello. Al final del sermón John dijo:

La iglesia tiene algo que el mundo entero necesita. La iglesia tiene a Jesucristo. Jesús es la verdadera atracción. Pero la gente no puede ver a Jesús. Debido a que Jesús está en el Cielo. ¡Así que la gente perdida tiene que ver la santa imagen de Jesús en ti y en mí! (“¡Olvida el Pasado y Alcanza el Premio!”).

Eso se hará realidad entre nosotros cuando el Espíritu Santo descienda, y nos quitemos las máscaras, seamos sinceros unos con los otros, y derramemos nuestras oraciones y alabanza a Dios. Cada uno de nosotros tendremos nuestra propia epifanía entonces, y Jesús llenará toda tu visión y toda mi visión, “que vean todos Tu imagen santa reflejada en mí”. Por favor, pónganse de pie y canten el tema de nuestra canción para este verano. Es la número 7 en el cancionero. Por favor solo canten la última estrofa.

Mi visión llena, que nada vil
   Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz,
   Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Se pueden sentar.

En mi sermón del Domingo pasado por la noche dije: “Avivamiento por lo general viene primero a los que ya están convertidos. Pero ellos no están conscientes de la presencia de Dios en sus vidas. Vienen a la iglesia por costumbre, pero no tienen ningún sentido vivo de la presencia de Dios. Oran, pero se siente como que solo dicen palabras. No tienen conciencia de que Dios en realidad les escucha. No sienten que sus oraciones serán contestadas. No sienten que Dios les escucha a ellos…Sus oraciones pueden sonar poderosas. Pero no tienen ninguna conversación interior con Dios. A menudo, en el avivamiento aquellos que parecen guiar en oración…son los primeros en darse cuenta de que sus ‘pecados han hecho ocultar de [ellos] su rostro para no oír’ (Isaías 59:2).

A menudo el avivamiento comienza cuando [alguien] que es un buen Cristiano siente que su pecado le ha hecho [no tener un] santo y tierno sentido de la presencia de Dios...Voy a [dar] una relato de un gran avivamiento. ¿Cómo comenzó? Comenzó en una reunión de oración un Sábado por la noche. Tuvieron las oraciones de costumbre, pero no había sentido de la presencia de Dios en la reunión. Entonces [una persona] rompió a llorar. Esto era algo muy inusual... Él confesó abiertamente delante de toda la congregación ‘que tenía dureza de corazón’. Mientras hablaba con lágrimas en los ojos, la convicción ‘se propago hasta que personas estaban llorando por todos lados en la reunión’. Todas estas personas eran convertidas, pero [su] confesión abierta les hizo darse cuenta de que ellos también tenían corazones que estaban endurecidos...Y fue hasta este momento que el Espíritu Santo cayó sobre la reunión…Una joven que era conocida por ser una buena Cristiana…tuvo convicción del pecado de engaño. [Un] joven era culpable de tener celos, una cosa pequeña para muchos, pero a él le aterrorizaba… Un [hombre] grande, fuerte retorcía las manos, con lágrimas en su rostro. Este hombre había llevado a muchos a Jesús. Pero él tenía una falta que confesar, y no pudo encontrar paz hasta que se levantó y confesó…Cuando los Cristianos se quitan sus máscaras y son sinceros unos con los otros, mientras son guiados por el Espíritu Santo, produce una nueva ternura y amor en la iglesia. Los celos, los miedos y [enojos] son reemplazados por compasión real y tierno amor y produce nuevo gozo y felicidad en una iglesia”. Hermanos y hermanas, yo pienso que eso es exactamente lo que necesitamos en nuestra iglesia. Los perdidos que vienen sentirán nuestro amor. “Mi visión llena, que vean todos, Tu imagen santa reflejada en mi”.

Vi cosas exactamente como esas a finales de 1960 en la iglesia Bautista China. Dios se hizo real para nosotros. Me acordé de Job 42:5: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven”. Pero no podemos orar para que venga un avivamiento a nuestra iglesia a menos que estemos dispuestos a que venga a nosotros personalmente – a menos que nosotros “[confesemos nuestras] ofensas unos a otros, y [oremos] unos por otros” (Santiago 5:16).

Esto es lo que ocurrió en el gran avivamiento de Gales en 1905. Esto es lo que ocurrió en Asbury College en Kentucky a mediados de 1960. Esto es lo que vemos en la China actual. Esto es lo que yo personalmente vi en la iglesia Bautista China cuando yo era miembro. Era sólo confesión abierta de pecado – pecado de amargura contra otro Cristiano. Los pecados de celos. Pecados de orgullo. Pecados de jactancia. Pecados de odio. Pecados de falta de amor. Pecados de hipocresía. Pecados de la mentira. Pecados de la dureza del corazón. Pecados de la falta de oración. Pecados de lujuria. Era sólo una confesión abierta de pecados, llanto, y gente yendo una a la otra y pidiendo perdón por no amarlos. No podemos hacer que eso pase. Debe ser la obra del Espíritu Santo.

¡No dejes de orar que Dios venga a nosotros, y nos refresque, y nos restaure, y nos de gozo! Yo creo que si algo así no sucede en nuestra iglesia no vamos a ser capaces de tener un “nuevo” Tabernáculo Bautista. Oración por el derramamiento del Espíritu Santo es lo más importante para orar en nuestra iglesia en este momento.

El avivamiento no es una opción para nosotros. No es solo algo de lo que podemos hablar, e incluso orar a veces. Esta es una iglesia en el centro de la ciudad. Literalmente estamos rodeados por fuerzas demoníacas y malvadas. Mientras hablaba con Aaron Yancy la otra noche, otra llamada entró en mi teléfono. Contesté la llamada y dije: “Hola”. Hubo una pausa. A continuación una voz horrible, dijo: “Este es el Diablo. Vengo por ti”. ¡Me dio un escalofrío por la columna! No sobreviviremos las fuerzas del mal. Nunca conquistaremos el poder de la oscuridad. Nunca prevaleceremos contra el Diablo – a menos que Dios descienda y nos visite con Su presencia y poder. Y nuestras oraciones serán débiles e ineficientes si no tenemos hambre y sed del Dios vivo que baje a nuestra iglesia.

Por lo tanto te digo lo que dije el Domingo pasado por la noche – “No dejes de orar a Dios para que rompa los Cielos y descienda entre nosotros. Somos nosotros los que necesitamos eso ahora, no los visitantes o la gente nueva. Es por nosotros, no por ellos, por quienes debemos orar en este momento. No dejes de orar que Dios nos mueva para que ‘[confesemos nuestras] ofensas unos a otros, y [oremos] unos por otros para que seáis sanados’. Sanados de nuestra frialdad [falta de amor, orgullo, amargura, y otros pecados de la mente y el corazón]. Debemos estar abiertos así unos con otros, y solo el Espíritu de Dios puede hacer esa experiencia real y amorosa. Las barreras entre nosotros vendrán abajo, y tendremos el poder y la presencia de Dios. Quiero que Aaron Yancy y Jack Ngann y John Cagan oren para que esto suceda en nuestra iglesia. Aaron primero, luego Jack, luego John...”(Oraciones).

Jesús vino a la tierra para sufrir y morir en la Cruz para pagar la pena completa por nuestros pecados. Pero tú debes alejarte de tu estilo de vida pecaminoso. Debes arrepentirte y confiar en Jesús. Sólo Él puede lavar todos tus pecados con Su Sangre. Sólo Él puede salvarte de las llamas del Infierno. Sólo Jesús puede salvarte de tu pecado. Si quieres ser aconsejado necesitas ver a Dr. Cagan y hacer una cita para que él te aconseje. O le puedes llamar por teléfono a su oficina en casa durante la semana para hacer una cita. O puedes hablar con el sobre una cita esta noche.

Por favor pónganse de pie y canten himno número 7, estrofa 3.

Mi visión llena, que nada vil
   Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz,
   Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Todos de pie por favor y oren que Dios haga descender Su Espíritu para que Jesús pueda ser magnificado en nuestras vidas y en nuestra iglesia (oraciones). Por favor pónganse de pie y canten las tres estrofas del himno número 7.

Mi visión llena, oh, Salvador,
   Que solo vea a Jesús hoy;
Aunque el valle me guíes pasar,
   Tu Gloria sin fin me rodeará.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, todo desear
   Sea por Tu gloria; inspírame
Con Tu perfección, Tu santo amor,
   Mi senda inunda con celestial luz.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, que nada vil
   Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz,
   Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.
(Traducción libre de “Fill All My Vision”
       por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).

Amen. Oremos.


A Dr. Hymers le gustaría saber de ti si este sermón te bendijo. CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Isaías 64:1-3.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“O Breath of Life” (por Bessie P. Head, 1850-1936).