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UNA VISIÓN DE AVIVAMIENTO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Noche del Día del Señor, 3 de Julio, 2016

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera” (Isaías 64:1-4).


Voltea conmigo a Isaias 64:1. Está en la página 740 de la Biblia Anotada de Scofield.

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera” (Isaías 64:1-4).

Amén. Se pueden sentar.

Avivamiento por lo general viene primero a los que ya están convertidos. Pero ellos no están consientes de la presencia de Dios en sus vidas. Vienen a la iglesia por costumbre, pero no tienen ningún sentido vivo de la presencia de Dios. Oran, pero se siente como que solo dicen palabras. No tienen conciencia de que Dios en realidad les escucha. No sienten que sus oraciones serán contestadas. No sienten que Dios les escucha a ellos. Incluso pueden orar bastante bien en las reuniones de oración. Sus oraciones pueden sonar poderosas. Pero no tienen ninguna conversación interior con Dios. A menudo, en el avivamiento aquellos que parecen guiar en oración con gran poder son los primeros en darse cuenta de que sus “pecados han hecho ocultar de [ellos] su rostro para no oír” (Isaías 59:2).

A menudo avivamiento comienza cuando algún líder que es un buen Cristiano siente que su pecado ha hecho perder el sentido santo y tierno de la presencia de Dios. En un momento voy a leer un relato de un gran avivamiento. ¿Cómo comenzó? Se inició en una reunión de oración un Sábado por la noche. Tuvieron las oraciones de costumbre, pero no había sentido de la presencia de Dios en la reunión. “Entonces, un pastor rompió a llorar. Esto era algo muy inusual”. Él confesó abiertamente delante de toda la congregación “que tenía dureza de corazón”. Mientras hablaba con lágrimas en los ojos, la convicción “se propago hasta que habían sollozos, llanto, gemidos...por todos lados en la reunión”. Todas estas personas eran convertidas, pero la confesión abierta del pastor les hizo darse cuenta de que ellos también tenían corazones que estaban endurecidos. “La reunión se prolongó hasta las dos de la mañana...Y fue hasta este momento que el Espíritu Santo cayó sobre la reunión”.

Cuando menciono el avivamiento algunos de ustedes que han estado aquí por muchos años no quieren oír. Esto se debe a que nunca han visto un avivamiento y no saben lo que no tenemos. John Cagan me dijo que yo quiero avivamiento porque puedo “saborearlo”. Yo vi un avivamiento y me gustó el “sabor” de ello y lo quiero de nuevo. Nunca lo has saboreado por eso piensas, “¿De qué está hablando el pastor? ¿Por qué sigue hablando de avivamiento?” Si alguna vez lo pruebas, lo vas a querer también. Lo vas a anhelar también. Vas a anhelar que la presencia de Dios baje entre nosotros.

Esta mañana prediqué sobre “El Nuevo Tabernáculo Bautista”. Pero no podemos crear una nueva iglesia por cambiar algunas cosas, y jugar con la “maquinaria” de la iglesia. ¡Debemos tener una nueva vida! Y la nueva vida sólo puede venir de Dios. El Dr. A. W. Tozer dijo: “Dios ofrece la vida, pero no una vida antigua mejorada. Él ofrece vida de la muerte...Para la vida debemos ser totalmente y continuamente dependientes de Dios, porque Él es la base y fuente de la vida”. No podemos tener un “nuevo” Tabernáculo Bautista hasta que nuestros corazones sean renovados, reparados, restaurados y reanimados por el Espíritu Santo de Dios. Hay una palabra que describe esto. ¡Esa palabra es avivamiento! Por avivamiento es que Isaías estaba orando en nuestro texto:

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera” (Isaías 64:1-4).

No puedo dejar de cantar “Mi Visión Llena”. Mientras camino por el parque y oro, la canto. Cuando estoy preparando un sermón, la canto. Me encuentro tarareándola todo el día. Es lo último que yo canto cuando me voy a la cama por la noche.

Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.
(Traducción libre de “Fill All My Vision”
   por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).

Pónganse de pie y canten el coro conmigo.

Mi visión llena, bello Jesús,
   Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
   Tu imagen santa reflejada en mí.

Pueden sentarse.

Isaías oró: “Oh, si rompieses los cielos [abrirlos], y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes” (Isaías 64:1). El Dr. Lloyd-Jones llamó eso “la oración crucial [para] avivamiento” (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, Crossway Books, edición de 1992, página 305).

Lamento profundamente no haber mantenido un diario del avivamiento que vino a mi iglesia, la Primera Iglesia Bautista China de Los Ángeles. Te habría dado una idea sobre que orar. Pero, lamentablemente, no mantuve un relato escrito del mismo. Lo mejor que puedo hacer es darles un relato de otro avivamiento, uno que fue bastante similar al gran avivamiento que vi en la iglesia China a finales de 1960. Este relato fue dado por el Reverendo David Davies en 1989. Les estoy dando fragmentos de ello. El Reverendo Davies dijo:

     ...esto no es una campaña evangelística, y no es algo hecho tampoco. Avivamiento es cuando Dios desciende en Su presencia.

Él dijo:

     Yo era el líder de varias iglesias en nuestra área. Eran iglesias ocupadas con mucha actividad. Tuvimos muchas reuniones...pero la gente se estaba enfriando; no estaban tan ansiosos de venir a las reuniones de oración como antes. Sin lugar a dudas la salvación estaba allí y la gente era convertida, pero algo faltaba. Un predicador me dijo, “Nos vemos bien para los de afuera”. [Mi comentario: ¿Tú no sientes algunas veces que algo falta en nuestros servicios?]
     Alguien les pidió a los líderes que pasaran un día entero al mes en oración. Lo hicimos. Algunos de nosotros nos dimos cuenta de que no teníamos fuego por Dios. Nos dimos cuenta de que había malas relaciones, y nos pusimos bien uno con el otro.
     El avivamiento comenzó un Sábado por la noche en el estudio Bíblico y la reunión de oración. Desde hace algún tiempo el estudio había sido sobre El Libro de Los Hechos, centrado en la adoración de Dios en la primera iglesia. Los predicadores estaban preocupados de que no había libertad en la oración, y las reuniones eran frías. Entonces, un pastor rompió a llorar. Esto era algo muy inusual. Él explicó que tenía dureza de corazón, y mientras hablaba, la convicción se propagó – hasta entonces hubo llantos, lamentos, gemidos y aún gritos, por todos lados en la reunión. Las personas estaban llorando y orando. Recordé que Spurgeon una vez oró: “Señor, envíenos una temporada gloriosa de desorden”. Los líderes trataron de acallar todo, pero fracasaron, y la reunión se prolongó hasta las dos de la mañana.
     Mi propio hermano se enteró del avivamiento y se puso en contra de él, ya que parecía ser una emoción excesiva. Él había estado orando por un avivamiento, y le dijo a Dios que esto no era lo que quería. Entonces Dios le habló del fuego del avivamiento que se enfriaba por su corazón de piedra de incredulidad. Y fue en este momento que el Espíritu cayó sobre la reunión. [Mi comentario: Esto es cuando Dios entra y es lo que Spurgeon llamó, “desorden glorioso”.]

El Reverendo Davies dijo:

     Ahora era mi turno para tener duda. Estaba preocupado cuando mi hermano usó lenguaje extremo para describir lo que estaba ocurriendo. Pero, entonces, el avivamiento es siempre diferente porque no está organizado por el hombre. El avivamiento se extendió como un incendio forestal por cientos de millas, y otras iglesias fueron tocadas por él.
     Un joven predicador dio un poderoso sermón, pero no pasó nada. Así que di el último himno y cerré la reunión con una oración. A medida que la congregación se iba, un joven maestro vino y se sentó al frente. Él temblaba incontrolablemente y sollozaba. Una niña comenzó a gritar: “¿Qué haré? ¿Qué haré? ¡Voy al infierno!” La gente corrió de regreso a la iglesia. La joven era conocida por ser una buena Cristiana. Pero ella tuvo convicción del pecado de engaño. El joven era culpable de tener celos, una cosa pequeña para muchos, pero le aterrorizaba.
     Yo estaba aconsejando a los que estaban llorando en busca de ayuda cuando alguien me dijo que mi esposa me necesita en la casa. Encontré a un buen hombre Cristiano en el suelo en agonía, llorando una y otra vez, “¿Qué hago? ¿Qué hago?” Después de un tiempo confesó sus pecados abiertamente y dijo con alegría: “Mi corazón está limpio por la sangre de Jesús”. Todos regresamos a la iglesia para otra reunión. El día siguiente fue un día de confesión abierta, y de arreglar las cosas uno con el otro. De repente, Dios había bajado y era una visitación del Cielo.
     No estábamos en control. Dios estaba en control, y todo estaba en perfecto orden. Me di cuenta de que el primer día los líderes de la iglesia fueron afectados. El segundo día fueron los trabajadores que tuvieron convicción. El tercer día, fueron las mujeres, el cuarto día los muchachos jóvenes, y el quinto día las muchachas jóvenes. Nosotros los predicadores éramos como espectadores, viendo a Dios trabajar.
     En este momento era avivamiento entre las personas que estaban convertidas. Muy pocos creyentes fueron salvos en los primeros dos o tres meses. Dios estaba limpiando la iglesia primero. Corazones estaban siendo chequeados. Algunas personas tenían pecados que habían sido ocultos durante años; y ellos pensaban que estos pecados no importaban. Dios estaba tratando con individuos dolorosamente. Un predicador grande, fuerte retorcía las manos, con lágrimas en su rostro. Este hombre había llevado a muchos a Jesús. Pero él tenía un pecado que confesar, y no pudo encontrar paz hasta que se levantó y confesó todo frente toda la iglesia. Sus palabras fueron como una descarga eléctrica y las personas cayeron al suelo en el arrepentimiento. En ese momento todo el pueblo hablaba de Dios. [Mi comentario: Cuando los Cristianos se abren y son sinceros unos con los otros los perdidos son impresionados.]
     A veces la convicción puede ser una cosa terrible, y aquellos que se resistían a confesar abiertamente sus pecados eran los que más sufrían. Un hombre perdió el conocimiento. Una mujer sintió que iba a volverse loca bajo convicción hasta que confesó su pecado delante de todos. Este fue el precio de algunos que trataron de ocultar su pecado, y resistieron a Dios. El fenómeno pasó pronto, pero el fruto duradero del avivamiento fueron la santidad, la ternura, el amor por la Biblia y la oración, y una exaltación de la persona y obra de Jesús. [Mi comentario: Cuando los Cristianos se quitan sus máscaras y son sinceros unos con los otros produce una nueva ternura y amor en la iglesia. Los celos, los miedos y prejuicios son reemplazados por compasión real y tierno amor.]
     Todos venían a las reuniones, que podían continuar durante mucho tiempo. No era raro que una reunión comenzara a las 6:30 de la mañana y continuara hasta el mediodía. La gente hablaba en susurros porque se sentían cerca a Dios. Un hombre dijo: “Parece que estamos envueltos alrededor de la presencia de Dios”. He estado en reuniones donde Dios es tan real que casi no te atreves a sentarte en una silla. Me acordé de Job 42:5: “De oídas te había oído, Mas ahora mis ojos te ven”.
     La gente oró como nunca antes. Orar simultáneamente era una cosa común en el avivamiento, pero nunca parecía fuera de lugar o desordenado. Las personas también tenían una pasión por el evangelismo. Las personas fueron salvas por cientos y miles. [Mi comentario: He visto esto en dos avivamientos.]

El Reverendo Davies dijo:

     ¿Duró? Mantuve un diario durante dieciocho meses, y al final de ese tiempo el poder de Dios todavía estaba allí. Treinta años más tarde los líderes de la iglesia son los que fueron bendecidos por el avivamiento. Pero hay una nueva generación que necesita su propio avivamiento – porque, “se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel” (Jueces 2:10). Pero no puedes orar para que venga avivamiento a tu iglesia a menos que estés dispuesto a que venga a ti personalmente – por lo tanto “confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros” (Santiago 5:16).

Este relato es del Reverendo David Davies. Lo he parafraseado en algunos lugares, y he omitido algunas palabras para facilitar su comprensión, citado de Brian H. Edwards, Revival! A People Saturated With God, Evangelical Press, edición de 1991, pp. 258-262.

El Reverendo Davies dijo: “Cuando Dios viene en poder de avivamiento es diferente a cualquier cosa que te puedas imaginar...avivamiento es cuando Dios desciende en su presencia. Todo comenzó cuando un líder de la iglesia se derrumbó y lloró. Él explicó que tenía dureza de corazón, y mientras hablaba convicción se propagó entre los que ya eran convertidos hasta que hubo sollozos, lamentos y gemidos. Las personas estaban llorando y orando, la reunión se prolongó hasta las dos de la mañana”.

Esto era muy parecido al avivamiento que vi en la Iglesia Bautista China a finales de 1960. Las principales características del avivamiento eran las lágrimas, las oraciones, y la confesión abierta del pecado delante de toda la iglesia. Era muy diferente de una reunión carismática o pentecostal. No hubo “lenguas” o curación, o música especial. No hubo “adoración”. Solo fue una confesión abierta de pecados, llanto, y personas pidiendo perdón unas a otras. Después de varias semanas muchas personas que no tenían iglesia vinieron y fueron salvas. John Cagan me preguntó cómo la gente perdida llegó allí. Fue difícil para mí responderle. La gente solo traía a sus amigos y familiares con ellos. No se arregló ningún transporte. Solo sucedió. Al final cerca de 2,000 personas entraron a la iglesia China y fueron salvas, bautizadas y se convirtieron en miembros sólidos de la iglesia. ¡Cientos de ellos todavía están allí hasta el día de hoy! Cuatro nuevas iglesias salieron de ese derramamiento del Espíritu Santo.

“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles [asombrosas] cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti” (Isaías 64:1-3).

Por favor, pónganse de pie y canten el himno número ocho.

 

Mi visión llena, oh, Salvador,
Que solo vea a Jesús hoy;
Aunque el valle me guíes pasar,
Tu gloria sin fin me rodeará.
Mi visión llena, bello Jesús,
Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, todo desear
Sea por Tu gloria; inspírame
Con Tu perfección, Tu santo amor,
Mi senda inunda con celestial luz.
Mi visión llena, bello Jesús,
Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
Tu imagen santa reflejada en mí.

Mi visión llena, que nada vil
Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz,
Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús,
Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos
Tu imagen santa reflejada en mí.
(Traducción libre de “Fill All My Vision”
por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).

No dejes de orar para que Dios envíe avivamiento. ¡No dejes de orar a Dios para que rompa los Cielos y descienda entre nosotros! No dejes de orar que Dios cause que “confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados” de nuestra frialdad y nuestros pecados (Santiago 5:16). Esta es una característica de los avivamientos de hoy en China y otras partes del Tercer Mundo. ¡No pares de orar que Dios descienda y sane nuestros corazones y nos dé un nuevo Tabernáculo Bautista más amoroso y poderoso! Quiero que Aaron Yancy y John Cagan se pongan de pie y nos guíen en oración para que Dios baje entre nosotros. Aaron primero, y luego John. ¿Alguien otro? Por favor póngase de pie y ora en voz alta!

Jesucristo vino a la tierra para sufrir y morir en la Cruz en el lugar de los pecadores. Si aún no eres salvo, debes alejarte de tu estilo de vida pecaminoso y egoísta. Debes arrepentirte y confiar en Jesús, el unigénito Hijo de Dios. Sólo Él puede lavar todos tus pecados con Su Sangre. Sólo Él puede salvarte de las llamas del Infierno. Sólo Jesús puede salvarte de tus pecados. Si deseas ser aconsejado deberás hacer una cita para ver a Dr. Cagan Jueves por la noche. Puedes llamarlo por teléfono para hacer una cita o puedes hablar con él al respecto después de este servicio. Amén.


A Dr. Hymers le gustaría saber de ti si este sermón te bendijo. CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Isaías 64:1-3.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Fill All My Vision” (por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).